Lo que se entiende ahora es que «ya no estamos jugando al ajedrez». Ya no hay reglas.
Alastair Crooke, Strategic Culture
¿El ultimátum de Trump a Irán? El coronel Doug Macgregor compara el ultimátum de Trump a Irán con el que Austria-Hungría entregó a Serbia en 1914: una oferta, en resumen, que «no podía ser rechazada». Serbia aceptó nueve de las diez demandas. Pero rechazó una, y Austria-Hungría declaró inmediatamente la guerra.
El 4 de febrero, poco después de su toma de posesión, el presidente Trump firmó un Memorando Presidencial de Seguridad Nacional (NSPM,); es decir, una directiva legalmente vinculante que exige a las agencias gubernamentales llevar a cabo las acciones especificadas con precisión.
Las exigencias son que se le niegue a Irán un arma nuclear; se le nieguen misiles intercontinentales y se le nieguen también otras capacidades de armas asimétricas y convencionales. Todas estas exigencias van más allá del TNP y del PAIC existente. Con este fin, la NSPM ordena que se imponga la máxima presión económica; que el Tesoro de EE. UU. actúe para reducir a cero las exportaciones de petróleo de Irán; que EE. UU. trabaje para activar la reversión de las sanciones del JCPOA; y que se neutralice la «influencia maligna de Irán en el extranjero», es decir, sus «representantes».
La reimposición de sanciones de la ONU expira en octubre, por lo que queda poco tiempo para cumplir los requisitos de procedimiento para la reimposición. Todo esto sugiere por qué Trump y los funcionarios israelíes dan la primavera como fecha límite para un acuerdo negociado.
El ultimátum de Trump a Irán parece estar llevando a Estados Unidos por un camino en el que la guerra es el único resultado, como ocurrió en 1914, un resultado que finalmente desencadenó la Primera Guerra Mundial.
¿Podría ser esto solo fanfarronería de Trump?