Hace veinte años, Estados Unidos advirtió prematuramente sobre los dolores de parto de un nuevo Oriente Medio. Ahora han llegado con toda su fuerza, y no terminarán en Irán
Jonathan Cook, Jonathan-Cook.net
Los políticos y los medios de comunicación occidentales se están haciendo un lío tratando de inventar lo imposible: presentar la inconfundible guerra de agresión de Israel contra Irán como una especie de movimiento “defensivo”.
Esta vez no hubo ningún pretexto racionalizador, como lo hubo para que Israel infligiera un genocidio en Gaza después del ataque de un día de Hamás, el 7 de octubre de 2023.
No hubo un intento serio de antemano de inventar un falso escenario apocalíptico, como sí lo hubo en los meses previos a la invasión ilegal de Irak por parte de Estados Unidos y el Reino Unido en 2003. Luego nos mintieron acerca de que Bagdad tenía “armas de destrucción masiva” que podían lanzarse contra Europa en 45 minutos.
Por el contrario, Irán estaba en profundas negociaciones con Estados Unidos sobre su programa de enriquecimiento nuclear cuando Israel lanzó su ataque no provocado el viernes pasado.
Occidente ha regurgitado alegremente las afirmaciones del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de que Israel se vio obligado a actuar porque Irán estaba a punto de producir una bomba nuclear, una afirmación totalmente carente de evidencia que ha estado haciendo desde 1992.
Ninguna de sus terribles advertencias se ha visto confirmada por los acontecimientos.
De hecho, Israel atacó a Irán poco después de que el presidente Donald Trump expresara su esperanza de alcanzar un acuerdo nuclear con Teherán, y dos días antes de que los negociadores de los dos países se reunieran nuevamente.