Navega. Sé Estoico. El antídoto completo contra la locura actual.
Si de los olivos brotaran flautas resonantes, ciertamente no dudarías de que los olivos conocen el Arte de la Flauta
Zenón de Citio
El objetivo de la vida no es estar del lado de la mayoría, sino evitar encontrarse en las filas de los locos
Marco Aurelio
Pepe Escobar, Strategic Culture
Estás navegando por el Golfo de Morbihan («Mar Pequeño», en lengua bretona) en Bretaña, Francia, NATOstán, sorteando de vez en cuando las segundas corrientes marinas más potentes de Europa. El agua circula por un gigantesco laberinto de calas, rocas e islas. Los pescadores y ostreros están en el paraíso.
Y luego están los poderosos vientos. Y empiezas a pensar en Platón. Puede que incluso te lo imagines, junto al mar, observando cómo el viento hincha las velas de un barco. Y pensó en el pneuma: «aliento vital«.
Platón ya tenía la intuición de que el alma es eterna y, en la transmigración, incorpora varios cuerpos. De ahí que el alma pueda definirse como la idea de aliento vital (pneumatos) difundido en todas direcciones. El alma, para Platón, se compone de tres partes: racional (logistikon), con su HQ en nuestra cabeza; pasional, con su HQ en nuestro corazón; y apetitiva, en nuestro ombligo e hígado.
Y, sin embargo, este aliento vital no es conducido por los cuerpos. Y eso nos lleva a los estoicos.
Y el asunto se vuelve mucho más peliagudo.