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domingo, 6 de abril de 2025

«Al imperialismo no se le puede confiar ni tantito así»

Esta emblemática frase del Che Guevara mantiene su plena vigencia incluso seis décadas después

Eduardo Vasco, Strategic Culture

Esta emblemática frase del Che Guevara mantiene su plena vigencia incluso seis décadas después. Cada día que pasa, más personas en todo el mundo se dan cuenta de que están siendo engañadas por el canto de sirena de las potencias imperialistas, especialmente Estados Unidos.

Lo que Donald Trump está haciendo con los ucranianos es un claro ejemplo de cómo funciona el imperialismo. Según el Wall Street Journal, el acuerdo sobre minerales exigiría que Ucrania entregue el control de sus recursos naturales e infraestructura a cambio de la ayuda militar proporcionada por el Pentágono, con efectos retroactivos.

Kiev tendría, así, que ceder el control de su economía a Estados Unidos como pago por la ayuda militar recibida, de acuerdo con el informe filtrado al periódico estadounidense. El plan, aún en discusión, crearía un fondo de inversión bilateral que daría prioridad a empresas estadounidenses en proyectos estratégicos ucranianos.

El acuerdo en negociación prevé la creación de un “Fondo de Reconstrucción e Inversión EEUU-Ucrania”, registrado en Delaware, que tendría derecho de preferencia sobre todos los proyectos futuros y existentes relacionados con recursos naturales (metales, petróleo, gas y minerales críticos) e infraestructura (puertos, oleoductos, gasoductos y otras obras estratégicas).

sábado, 5 de abril de 2025

Un fantasma recorre Europa: el fantasma del nihilismo

La modernidad liberal celebra el progreso y al individuo, pero su luz proyecta una sombra inquietante: el nihilismo. Privado de significados compartidos y raíces profundas, Occidente corre el riesgo de desmoronarse. Andrea Zhok, profesor de Filosofía Moral en la Universidad Estatal de Milán, revela las causas de este declive: un capitalismo que reduce a los ciudadanos a consumidores sin memoria y transforma las democracias en oligarquías financieras. Al concluir su análisis, el profesor se pregunta: ¿qué futuro le espera a una civilización que ha perdido su alma?

Andrea Zhok, Krisis

En resumen

La paradoja del progreso occidental El individualismo liberal y el capitalismo global han generado un nihilismo que corroe los valores fundacionales de Occidente. Mientras exporta su modelo, la sociedad occidental muestra vacío existencial e incapacidad de diálogo intercultural.

De la libertad a la alienación El sujeto liberal, reducido a un consumidor sin raíces históricas, sacrifica toda identidad colectiva en aras de la satisfacción individual. Esta «libertad negativa» produce individuos desestructurados y sociedades sin cohesión.

El capitalismo como máquina nihilista El sistema transforma la acumulación de capital en un imperativo absoluto, debilitando la política y creando oligarquías financieras. La cuantificación económica borra el pasado y el futuro, aplastando todo en la moneda presente.

El retorno de las tradiciones en Eurasia Tras las revoluciones que negaron el pasado, Rusia y China han reconstruido identidades colectivas recurriendo a tradiciones premodernas: la ortodoxia y el confucianismo. Una recuperación instrumental para recomponer internamente los países, pero que también representa un rechazo del nihilismo occidental.

Occidente en la encrucijada: ¿renacimiento o declive? La pérdida de las raíces espirituales y el control social neoliberal sitúan a Occidente en un punto de inflexión: recuperar una planificación compartida o hundirse en derivas autoritarias mediante la creación de enemigos externos.

Un fantasma ronda por Europa, pero no es el del comunismo evocado por Karl Marx y Friedrich Engels. Es algo más insidioso: el fantasma del nihilismo. Mientras Occidente exhibe los trofeos del progreso tecnológico y el individualismo liberal, en sus cimientos se propaga un vacío existencial que corroe la esencia misma de nuestra civilización. Pero, ¿qué se esconde detrás de este nihilismo generalizado? ¿Por qué parece afectar especialmente a la sociedad occidental? ¿Y cómo se entrelaza con la afirmación del capitalismo global y la pérdida de identidad? Para responder a estas preguntas, hemos consultado al profesor Andrea Zhok, profesor de Filosofía Moral en la Universidad de Milán.

El nihilismo, concepto surgido en la Rusia del siglo XIX y replanteado por Friedrich Nietzsche, se ha materializado hoy en la crisis espiritual de Occidente. Ya no es solo una abstracción filosófica, sino una realidad tangible que se manifiesta en la erosión sistemática de todo valor compartido. Paradójicamente, precisamente cuando exporta su modelo de desarrollo a todo el mundo, Occidente muestra signos de un profundo malestar: ha perdido progresivamente la capacidad de confrontarse auténticamente con otras culturas, sustituyendo el diálogo por una homogeneización global que anula toda diferencia. Como destaca el antropólogo Emmanuel Todd en su último ensayo, La derrota de Occidente, esta deriva ha desencadenado reacciones imprevistas.

La afirmación de un presunto «bloque conservador» liderado por Rusia podría representar una respuesta al nihilismo liberal, un intento de contraponer los valores tradicionales a la pérdida de sentido occidental. Pero, ¿estamos realmente ante una alternativa creíble o simplemente ante otra forma de ideología? El panorama se complica aún más si tenemos en cuenta la crisis espiritual actual. Todd identifica en la «vaporización» de la ética protestante --en su día un pilar de la disciplina social y la cultura del trabajo-- uno de los factores clave del declive occidental. En su lugar ha surgido un individualismo radical, carente de raíces y referencias.

jueves, 3 de abril de 2025

Las grandes mentiras de la guerra de Ucrania

Europa es la gran perdedora del conflicto, pero ahora parece empeñada en perjudicarse aún más profundizando en la marcha de la locura

Tomas Palley, ctxt

En el libro La marcha de la locura: la sinrazón desde Troya hasta Vietnam, la historiadora Barbara Tuchman aborda la desconcertante cuestión de por qué a veces los países promueven políticas radicalmente opuestas a sus intereses. Esta pregunta vuelve a cobrar relevancia ahora que Europa ha decidido empeorar aún más la marcha de la locura sobre Ucrania. Continuar con esta marcha tendrá graves consecuencias para Europa, pero abandonarla plantea un desafío político colosal que obliga a explicar cómo la Unión Europa ha resultado perjudicada por su política ucraniana; cómo es evidente que, si redobla esa apuesta, va a verse aún más perjudicada; cómo se ha vendido políticamente esa marcha de la locura; y, por último, por qué el poder político porfía en esa idea.

Los costes político-económicos de la locura

A pesar de no haber intervenido directamente en el conflicto ucraniano, Europa –y, sobre todo, Alemania– se ha convertido en uno de los grandes perdedores de la guerra debido a las sanciones económicas, que han tenido un efecto bumerán en la economía europea. La energía barata procedente de Rusia ha sido reemplazada por energía cara procedente de Estados Unidos. Esto ha tenido un impacto negativo sobre el nivel de vida de la sociedad y la competitividad del sector manufacturero; asimismo, ha influido en el aumento de la inflación en el territorio europeo.

A lo anterior se suma la pérdida de un mercado importante como es el ruso, en el que Europa vendía productos manufacturados y obtenía inversiones y oportunidades de crecimiento. Además, Europa se ha quedado sin el fastuoso gasto de las élites rusas: la combinación de estos factores ayuda a esclarecer el estancamiento de la economía europea. Por si fuera poco, su futuro económico está gravemente comprometido por la marcha de la locura, que amenaza con hacer permanentes esos efectos.

La paz y el peligro


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Rusia debe abandonar sus tácticas dilatorias. Debe corresponder aceptando sin demora, como lo ha hecho Ucrania, un cese del fuego inmediato e incondicional. Necesitamos ver avances en un plazo claro”, escribió el lunes en las redes sociales Kaja Kallas. La líder de la diplomacia europea y exprimera ministra de Estonia exigía, como están haciendo estos días otras figuras europeas, que Moscú acepte y cumpla el alto el fuego completo que, afirman, Ucrania ya aceptó en Yeda en su reunión con Estados Unidos. Esta versión, en la que Kiev es la parte que defiende la necesidad de paz a la mayor brevedad, que sugiere también que Ucrania está adhiriéndose a los términos pactados, olvida mencionar que el acuerdo partió del desequilibrio de fuerzas en esa relación. Ucrania había llegado a Arabia Saudí con la intención de proponer una tregua en la que se prohibiera atacar en el aire y en el mar. Fuera del juego de la guerra desde hace mucho tiempo, el alto el fuego marítimo habría sido sencillo de lograr, aunque no así el aéreo, clave en estos momentos en los que, además de contar con una aviación más potente y un arsenal de misiles incomparable, Rusia ha conseguido recuperar el terreno perdido en el ámbito de la dronería que, como han mostrado recientemente los testimonios de soldados ucranianos en el frente de Kursk, está marcando la situación en la primera línea de las batallas más activas.

Tras horas de negociaciones, como ha admitido uno de los negociadores ucranianos, el cansancio pasó factura y se aceptaron unos términos que contradecían la propuesta inicial. En otras palabras, Ucrania se vio obligada a aceptar una propuesta que había rechazado apenas un día antes alegando que cualquier alto el fuego completo beneficiaba a Moscú, necesitada de un descanso para sus exhaustas tropas. Días después, cuando se constató que Estados Unidos carece de las cartas que sí tiene con Ucrania para obligar a Kiev a aceptar incondicionalmente el alto el fuego (de ello dependía que Washington levantara la suspensión de la entrega de armamento e inteligencia, imprescindible para que Kiev pueda seguir luchando en esta guerra proxy), esas agotadas tropas recuperaron prácticamente todo el territorio de la principal baza de Volodymyr Zelensky, el territorio de Kursk. El discurso y la propaganda de guerra casi nunca se corresponden con la realidad, algo que afecta también a la Unión Europea que, en el pacifismo sobrevenido en el que se ha instalado desde que Ucrania aceptara el alto el fuego de Yeda, persiste en su narrativa de incondicionalidad y de unas exigencias que hacen imposible cualquier avance hacia un proceso de negociación.

martes, 1 de abril de 2025

Nord Stream, Trump y el autoengaño europeo

Washington negocia, Moscú habla - y Europa se indigna como una "coalición de voluntarios" en la cumbre de Ucrania en París, como un vegano ofendido en una barbacoa

Elena Fritz, Pi News

Imagina esto: Rusia y EEUU negocian sobre Nord Stream - sin los europeos. Y en Bruselas, hay un repentino ataque de ansiedad colectiva. ¿Cómo es posible? ¡Después de todo, somos "socios"!

Pero la realidad es la siguiente: Europa ya no importa. Y no es porque potencias malignas se hayan conspirado contra nosotros, sino porque nos hemos catapultado fuera del juego. Mientras Washington y Moscú practican la realpolitik, la UE tiene autoconversaciones ideológicas sobre presupuestos de CO2, igualdad de género en la calefacción y el clima mundial en 2100.

El nuevo imperialismo energético: recursos, poder y dependencia

EEUU ya no piensan en asociaciones, sino en ejes de poder. Canadá proporciona los recursos, EEUU el capital, y Europa... indignación. No es de extrañar que Donald Trump enfatice en la primavera de 2025 que Canadá es "de facto ya el 51° estado" – una frase que soltó con una sonrisa sarcástica en un mitin de campaña en Ohio. Detrás de esta aparente broma se esconde una grave realidad geopolítica: EEUU tiene un interés vital en hacerse completamente independiente energéticamente – y Canadá, con sus gigantescas reservas de petróleo, gas y uranio, es el almacén natural de recursos del imperio estadounidense.

La avaricia por la energía canadiense no es un reflejo colonial, sino un cálculo estratégico. Mientras Europa discute sobre aerogeneradores, Estados Unidos asegura el acceso a los fundamentos de la dominación tecnológica y militar – con una sonrisa amistosa y un cálculo geoestratégico. Canadá suministra, América dirige – y Europa paga la cuenta. Indignación. Mientras Trump y su equipo dicen abiertamente de qué se trata – recursos, energía, autonomía estratégica – Bruselas queda atónita. ¡Así no se habla en la comunidad de valores!

lunes, 31 de marzo de 2025

Contra el rearme europeo


Yanis Varoufakis, Project Syndicate

La inducción de Ucrania en la OTAN después de obligar a Rusia a volver a sus fronteras anteriores a 2014 ha sido el único objetivo estratégico que los líderes de la UE se han permitido contemplar desde la invasión de Rusia hace tres años. Por desgracia, mucho antes de la reelección del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, este objetivo se deslizó hacia el ámbito de la infacibilidad. Y era evidente hace tiempo.

En primer lugar, la economía de guerra del presidente ruso Vladimir Putin demostró ser un regalo del cielo para su régimen. En segundo lugar, incluso el predecesor de Trump, Joe Biden, no estaba dispuesto de verdad a presionar por la integración como miembro de Ucrania en la OTAN, llevando al país al huerto con vagas promesas. Y, en tercer lugar, hubo una fuerte oposición bipartidista en los Estados Unidos a la idea de que las tropas de la OTAN lucharan junto a los ucranianos.

Así que, en una muestra de impresionante hipocresía, los muchos discursos de "Putin es el nuevo Hitler" nunca produjeron como resultado un compromiso de luchar junto a los ucranianos hasta que el ejército de Putin fuera derrotado en el terreno. En cambio, un Occidente cobarde siguió enviando armas a los agotados ucranianos para que pudieran derrotar al "nuevo Hitler" en su nombre, pero por su cuenta.

domingo, 30 de marzo de 2025

De la Europa ocupada a la Europa colonizada por EEUU

[Pasando por el auge y declive de la gran Alemania]
Andrés Piqueras, La Haine

La historia se repite, ahora el gobierno alemán afirma que el gasto en necesidades militares estimula la economía, al igual que la Alemania en la década de 1930.

En los años 70 del siglo XX se hicieron evidentes los límites de los mecanismos anticíclicos keynesianos. La pérdida de eficacia de éstos propició las condiciones para abrir el camino a iniciativas de represión de la demanda y regresión fiscal, combinadas con políticas recesivas y de control del déficit y de la inflación, así como de fomento de la financiación privada. Serían las que presidirían en adelante por doquier las estrategias de gobierno de un capitalismo que iniciaba su dimensión transnacional.

Empezaba así una nueva intervención masiva del Estado en favor de una acumulación capitalista que (de nuevo) no mostraba fuelle por sí misma. Pero ahora esa intervención se realizaba, con todo tipo de medidas, del lado de la oferta.

Para encastrar todo ello de forma más o menos coherente había que buscar un nuevo modo de regulación que conllevara una ruptura de los "pactos de clase" en las sociedades centrales, (especialmente en el punto de indexación de los salarios a la productividad y en el objetivo del "pleno empleo"), aunque tuviera que actualizar la doctrina político-económica fundacional del capitalismo.

De esta forma cobraría vida el neoliberalismo, que si bien fracasó a la hora de propiciar una acumulación sostenida, fue exitoso en la eliminación, integración-cooptación o reducción al mínimo-marginación de los sujetos antagónicos, inclinó drásticamente la distribución del plusvalor en favor del Capital, favoreciendo una enorme concentración de la riqueza, la cual pasaría en adelante a través de la financiarización de la economía.

Una y otra compensarían al capital, de alguna manera, de la falta de rentabilidad productiva. No hubo que esperar mucho, sin embargo, para evidenciar los resultados procíclicos que ello entrañaba, más allá de las devastadoras consecuencias sociales.

viernes, 28 de marzo de 2025

De Europa al Medio Oriente, las ruinas de la democracia

Las cuestiones nucleares constituyen el epicentro de las preocupaciones en Europa y en el Medio Oriente, ya que tanto Zelensky como Netanyahu disponen de esas posibilidades

Manlio Dinucci, Global Research

Antes de la guerra, Westinghouse había firmado un contrato para la construcción de 13 centrales nucleares civiles en Ucrania. Nadie sabe dónde ni con qué dinero Kiev había comprado grandes cantidades de uranio enriquecido y de plutonio, que podían ser utilizados con fines militares. Todo ese material estaba almacenado en la gran central nuclear de Zaporiyia y fue por eso que las fuerzas armadas rusas tomaron esa instalación desde el inicio de su operación militar especial en Ucrania. En el Medio Oriente, Israel es la única potencia que dispone de bombas atómicas, mientras que Irán puso fin a su programa nuclear militar en 1988 –Rusia y China así lo comprobaron en el marco de las negociaciones de Lausana.

«El presidente Trump y el presidente Putin hablaron por teléfono de la necesidad de paz y de un alto al fuego en la guerra de Ucrania. Los dos líderes estuvieron de acuerdo en que ese conflicto debe terminar con una paz duradera», anunció la Casa Blanca. El Kremlin comunicó que «el dirigente ruso subrayó la necesidad absoluta de eliminar de raíz las causas de la crisis y de tener en cuenta los intereses de seguridad de Rusia».

Pero la guerra continúa. La región rusa de Saratov fue blanco de los drones ucranianos –o sea, de los drones que Ucrania recibe de las potencias occidentales o que puede fabricar y utilizar gracias a las tecnologías y los sistemas de direccionamiento que sus aliados occidentales le proporcionas.

miércoles, 26 de marzo de 2025

La OTAN europea enloquece y se suma a la guerra contra Rusia


Umberto Mazzei, Rebelión

Hace unos días tuvo lugar una cumbre europea de la OTAN para tratar un tema teórico, visto que solo Ucrania acordó con Estados Unidos una tregua en el frente ucraniano. Rusia dijo que solo podía lograrse con algunos matices. Pero entre los rusófobos de la OTAN la opinión de Rusia no importa mucho, porque para ellos solo cuenta lo que quiere Zelensky.

El lunes 24 tuvo lugar un encuentro entre Estados Unidos y Rusia con presencia de la parte ucraniana para negociar una paz. El pasado sábado Trump confirmó que el ejército que invadió Kursk estaba rodeado y debía deponer las armas y pidió en público a Putin que tuviera clemencia con las tropas que quedaron dentro del bolsón. Putin respondió que la clemencia rusa se refería solo a las tropas ucranianas, esa precisión no augura nada bueno para las numerosas tropas regulares de la OTAN que participaron con uniforme ucraniano en esa invasión de la provincia rusa de Kursk.

La inesperada solicitud de Trump hace presumir que entre las tropas aisladas en el bolsón que se formó mientras escapaban de vuelta al territorio ucraniano debe de haber muchos mercenarios originarios del ejército estadounidense que fueron enviados a participar en esa invasión del territorio ruso en un intento de capturar la central nuclear de Kursk y se decidió en la época del presidente Joe Biden.

viernes, 21 de marzo de 2025

Una intensa lluvia caerá, desde el Oeste hasta el Este

En esta coyuntura incandescente, lo que importa es lo que no se dice.

Pepe Escobar. Strategic Culture

Empecemos con esa llamada telefónica. La lectura del Kremlin es bastante sobria, pero revela algunas pepitas. Todavía no hay un acuerdo completo entre Moscú y Washington. Ni mucho menos: estamos en la fase inicial y tentativa de hablar y hablar sobre varios expedientes interconectados.

El presidente Putin no reveló absolutamente nada. La pausa acordada en los ataques a la infraestructura energética —no energía y, en cursiva, infraestructura— se traduce en que Putin impone un alto a los peligrosos ataques ucranianos a la central nuclear de Zaporizhzhia.

Puede que esto se pierda entre toda la histeria occidental; pero hay dos condiciones absolutas expresadas por Moscú para que cualquier cosa en este acertijo comience a cumplir con la realidad objetiva —y no se desarrolle como un desastre narrativo de un reality show:

  1. “El acuerdo en Ucrania debe tener en cuenta la necesidad incondicional de eliminar las causas fundamentales de la crisis, los intereses legítimos de seguridad de Rusia”.
  2. “La condición clave para evitar la escalada del conflicto debe ser el cese total de la ayuda militar extranjera y el suministro de información de inteligencia a Kiev”.
El enviado especial de Estados Unidos, Witkoff, está diciendo que los ‘detalles’ del alto el fuego se resolverán el domingo en Arabia Saudí. No importa la cantidad de gritos, Kiev tendrá que aceptarlo.

jueves, 20 de marzo de 2025

Sobre las negociaciones de Putin y Trump


Aleksandr Dugin, Geopolitika

Las conversaciones telefónicas de ayer entre Trump y Putin son un acontecimiento muy importante. Los líderes de las dos grandes potencias discutieron muchos problemas entre ellos. Creo que no se trató solo de Ucrania, sino también de la arquitectura futura del mundo, sobre el orden de las grandes potencias que se está creando ante nuestros ojos y que no tiene nada que ver con el mundo liberal unipolar del globalismo o el orden mundial que fue impuesto a toda la humanidad por la anterior administración estadounidense y cuyos restos aún vemos en la Unión Europea.

En esta conversación Putin y Trump establecieron los lineamientos para la formación de una nueva arquitectura de las relaciones internacionales. Por supuesto, el diálogo continuará, pero lo más importante es que existe, que nuestros líderes están hablando entre sí, intercambiando puntos de vista para resolver ciertos problemas. Por lo tanto, el hecho mismo de esta conversación es difícil de valorar; de hecho, ya se ha convertido en un punto de inflexión en la historia reciente y el inicio del desescalamiento.

Sí, Trump sigue en guerra con Rusia, pero esta no es su guerra, él no la empezó y quiere acabarla cuanto antes. Otra cosa es que no sepa cómo hacerlo y tampoco entienda qué es Ucrania para nosotros. Al parecer, tiene una visión bastante simplista de las herramientas y las formas en que se puede poner fin a este conflicto. Pero, al mismo tiempo, tiene la firme voluntad de poner fin a esta guerra. Quiere detenerla o simplemente hacerla a un lado, dejándosela a los ucranianos y la Unión Europea.

Crisis industrial en el jardín europeo


Martin Lallana, Viento Sur

La historia no se repite, pero rima. Hay ciertos conceptos que reaparecen en la historia en momentos similares: la reindustrialización es uno de ellos. En 1984, el gobierno del Estado español aprobó la Ley de reconversión y reindustrialización. Esto ocurría en mitad de la fase dura de la reconversión industrial, después de la pérdida de más de 600.000 empleos en la industria y el cierre de innumerables empresas manufactureras desde 1977. Durante los últimos años, los pasillos institucionales de la Unión Europea han amplificado el discurso de la reindustrialización verde. Bajo esta retórica, se están aprobando diferentes planes estratégicos orientados a mejorar la competitividad de la industria europea y avanzar en la transición energética. Sin embargo, el escenario de crisis industrial europea en que ocurre esto exige un análisis de fondo. Parece que cada vez que oímos hablar de reindustrialización las personas trabajadoras de la industria deben echarse a temblar.

El otoño de los despidos en la industria

A inicios de 2024, la Confederación Europea de Sindicatos (CES) advertía de la pérdida de 853.000 empleos en la industria manufacturera de la Unión Europea entre 2019 y 2023. Esta caída ocurrió después de una década de relativa estabilidad en el empleo industrial. Lejos de corregirse, las turbulencias económicas del último año apuntan hacia una profundización de la tendencia. Hacemos un repaso de algunos hitos principales, especialmente centrados en la industria de la automoción.

En julio de 2024, Audi anunció el cierre de su fábrica en Bruselas, despidiendo a sus 3.000 personas trabajadoras. La decisión viene motivada por una reestructuración que pone fin a la producción del único modelo que se fabricaba en las instalaciones por una previsión de fuertes caídas en las ventas. El cierre está previsto en febrero de 2025. A esto se suma el plan de reestructuración anunciado en noviembre de 2024, que implica la reducción del 15% de su plantilla en Alemania con el despido de 4.500 personas trabajadoras.

martes, 18 de marzo de 2025

Europa se enfrenta a un cambio de actitud hacia el MAGA a medida que Trump avanza hacia su objetivo primordial: el reinicio global.

Si Europa pretende sustituir a Estados Unidos, será extremadamente costoso, muy costoso políticamente y fracasará.

Alastair Crooke, Strategic Culture

El presidente Trump quiere que Ucrania se resuelva, y punto. Esto es para poder avanzar rápidamente: normalizar las relaciones con Rusia e iniciar el proyecto general de establecer un nuevo orden mundial que ponga fin a las guerras y facilite las relaciones comerciales.

La cuestión aquí —que Europa finge no comprender— es que el fin del conflicto en Ucrania es simplemente la puerta de entrada para Trump a toda la lógica y plataforma en la que se basó: el Gran Reinicio del panorama geopolítico. Ucrania, dicho simplemente, es el obstáculo para que Trump logre su objetivo primordial: el Reinicio Global.

Starmer, Macron y el ala oriental de las élites europeas ignoran la magnitud del cambio de mentalidad global hacia la política y la ética tradicionalistas estadounidenses. También pasan por alto la furia apenas disimulada del mundo Trump que subyace a esta revolución naciente. «La derecha Maga no tiene ninguna de las inhibiciones de sus predecesores. Planea aprovechar el poder de un estado recuperado para aniquilar a sus enemigos», escribe Allister Heath.

La clase dirigente europea se encuentra en graves dificultades y cada vez más aislada, en un mundo que se derechiza a un ritmo vertiginoso. «Estados Unidos es ahora el enemigo de Occidente», proclama el Financial Times . Los líderes europeos, sin miramientos, no lo entenderán.

La realidad es que Estados Unidos está ahora enfrascado en controlar la política exterior de Europa . Y está a punto de empezar a exportar los valores republicanos tradicionales estadounidenses para controlar el sistema de creencias progresistas europeo. Los estratos gobernantes europeos, muy alejados de sus bases, no han logrado comprender la amenaza a sus propios intereses (un escenario descrito aquí).

domingo, 16 de marzo de 2025

Nos encanta la guerra

Este es tu casco, esta es la bayoneta de tu abuelo, por favor, después de ti.

Andrea Zhok. Arianna Editrice

En el primer volumen de los “Cuadernos de la cárcel”, Gramsci dedica un extenso y justificadamente famoso análisis a la naturaleza de la clase intelectual y su función. Escribe:
"Los intelectuales tienen la función de organizar la hegemonía social de un grupo y su dominación estatal, es decir, el consenso dado por el prestigio de la función en el mundo productivo y el aparato de coerción […] para aquellos momentos de crisis de mando y dirección en los que el consenso espontáneo entra en crisis"
Si un estudioso quisiera buscar un ejemplo preclaro de esta función de los intelectuales en la Italia contemporánea, no podría encontrar mejor ejemplo que el artículo de Antonio Scurati, aparecido hoy en las páginas de Repubblica, titulado: “¿Dónde están ahora los guerreros de Europa?” (con la palabra ‘guerreros’ subrayada en cursiva).

El texto es admirable, porque la tarea asignada por los comisarios era sin duda de una complejidad extraordinaria.

La situación que el intelectual está llamado a abordar es crítica.

Por razones inconfesables, la cadena de mando europea desea hoy impulsar una ‘monstruosa’ sangría de recursos públicos en nombre de la seguridad y el rearme.
Aunque aturdidos por reality shows, talk shows y sustancias psicotrópicas —en orden decreciente de nocividad—, los ciudadanos europeos parecen manifestar cierta inquietud ante la aparición de este colosal pepino volando a baja altura.

El colapso del Imperio.
La OTAN está muerta

Los comentarios de Timothy Ash sobre la desaparición de la OTAN ponen de manifiesto la creciente preocupación europea por los compromisos de seguridad de Estados Unidos, mientras los líderes se apresuran a reforzar sus propias defensas en medio de la incertidumbre sobre la continuidad del apoyo militar estadounidense.

Kit Klarenberg. Al Mayadeen

El 3 de marzo, Timothy Ash, del grupo de expertos de élite británico en defensa Chatham House, vinculado al Estado, hizo una serie de proclamaciones sorprendentes en una entrevista concedida a Bloomberg. Su mensaje principal fue contundente: “La OTAN está muerta”.

Habló tras las muy públicas consecuencias del encuentro del 28 de febrero en el Despacho Oval entre Volodomyr Zelensky y Donald Trump. El impacto de esa debacle se hace sentir hoy, con la mayor parte de la ayuda y el intercambio de inteligencia de EE. UU. con Kiev ahora en pausa, a la espera de que el líder ucraniano firme un acuerdo de minerales por seguridad respaldado por la Casa Blanca.

Tachando la catastrófica cumbre de ‘emboscada’, Ash declaró que Trump y su adjunto J. D. Vance habían “expuesto muy claramente” que la alianza militar estaba moribunda a todos los efectos, sin esperanza de recuperación. Señaló que otros comentarios hechos por el presidente de Estados Unidos en la reunión del Despacho Oval indicaban una clara reticencia por parte de Washington a intervenir militarmente para proteger a los Estados bálticos en caso de que acabaran en guerra con Rusia, en aparente violación del artículo 5 de la OTAN:
Ahora debería quedar muy claro para los líderes europeos que la OTAN está muerta, que no podemos confiar en las garantías de seguridad de EEUU, nos lo han dejado claro… La OTAN ya está más o menos muerta… Incluso plantear dudas sobre si Estados Unidos apoyaría a algunos estados de la OTAN lo dice todo… Ya no podemos confiar en los estadounidenses. Tenemos que seguir adelante, tenemos que pensar en nuestros propios intereses nacionales, en nuestra propia seguridad, tenemos un período de transición muy difícil.

sábado, 15 de marzo de 2025

El nudo europeo

Europa, que odia a Trump, se dispone a hacer exactamente lo que quiere EEUU. Convencida, eso sí, de que está escupiendo al presidente norteamericano. Tratando de entender cuál es el quid de toda la cuestión, porque Europa ya no sabe cómo moverse en el mundo.

Enrico Tomaselli, La Haine

Hay algo paradójico en este levantamiento de los escudos de la cúpula europea -casi en pleno- contra la administración Trump, que entre otras cosas confirma que está compuesta en su mayoría por incompetentes, aquejados de un infantilismo político espantoso sólo a la altura de su arrogancia.

Y lo paradójico es que, creyendo escupirle en la cara a Trump, se disponen a hacer exactamente lo que Trump les pide, es decir, asumir ellos mismos la defensa europea, puesto que EEUU ya no considera tan importante ese teatro de operaciones y quiere dirigir sus recursos militares a otra parte. Además, para quienes no estuvieran ofuscados por su propia incapacidad cognitiva, estaba claro desde hace tiempo que esa era la dirección en la que ya estaba girando EEUU cuando Biden aún estaba en la Casa Blanca. Esto se subrayó repetidamente al escribir sobre el conflicto ucraniano. Lo que deja claro que no se trata de un capricho del nuevo presidente, sino de una evolución estratégica estadounidense a la que Trump sólo ha aportado, si acaso, su estilo áspero y sin filtros.

miércoles, 12 de marzo de 2025

Vuelve la austeridad, y esta vez más peligrosa que nunca


Mark Blyth, Sin Permiso

Quince años después de la crisis financiera mundial, la austeridad ha vuelto. Pero esta vez no es solo una idea económicamente peligrosa que promete empeorar una mala situación; en manos de Elon Musk y del presidente argentino Javier Milei, también es un arma política y una herramienta redistributiva.

¿Qué tienen en común Rachel Reeves, Javier Milei y Elon Musk? Todos predican el evangelio de la austeridad como una cura necesaria para lo que aqueja a sus respectivas economías.

Por ejemplo, Reeves, la ministra de Hacienda del Reino Unido, ha endurecido las normas de gasto e inversión del gobierno, a pesar de que la restricción fiscal ha sido una de las principales causas de los problemas del país en los últimos 15 años. Del mismo modo, Milei ha enmarcado la austeridad como el precio que debe pagar Argentina por 20 años de sobreextensión. Argumenta que derrotar a la inflación es el único camino hacia la prosperidad, incluso si al hacerlo se profundiza un pozo de pobreza ya profundo.

Y para Musk, Estados Unidos supuestamente necesita austeridad para evitar la bancarrota. Este argumento es solo una artimaña: los estados con monedas soberanas, especialmente la principal moneda de reserva mundial, no pueden quebrar. La motivación obvia de Musk para recortar los presupuestos públicos es hacer espacio para recortes de impuestos y despedir a los empleados públicos que no comparten su agenda.

La negociación de una paz duradera en Ucrania


Jeffrey Sachs, The Unz Review

No debería haber muchas dudas sobre cómo se puede establecer una paz duradera en Ucrania. En abril de 2022, Rusia y Ucrania estuvieron a punto de firmar un acuerdo de paz en Estambul, con el Gobierno turco actuando como mediador. Estados Unidos y el Reino Unido convencieron a Ucrania de que no lo firmara, y desde entonces cientos de miles de ucranianos han muerto o han resultado gravemente heridos. Sin embargo, el marco del Proceso de Estambul sigue proporcionando la base de la paz hoy en día.

El borrador del acuerdo de paz (fechado el 15 de abril de 2022) y el Comunicado de Estambul (fechado el 29 de marzo de 2022) en el que se basaba ofrecían una manera sensata y directa de poner fin al conflicto. Es cierto que tres años después de que Ucrania rompiera las negociaciones, tiempo durante el cual ha sufrido pérdidas importantes, Ucrania acabará cediendo más territorio del que habría cedido en abril de 2022, pero ganará lo esencial: soberanía, acuerdos de seguridad internacional y paz.

En las negociaciones de 2022, los temas acordados fueron la neutralidad permanente de Ucrania y las garantías de seguridad internacional para el país. La disposición final de los territorios en disputa se decidiría con el tiempo, sobre la base de negociaciones entre las partes, durante las cuales ambas partes se comprometieron a abstenerse de usar la fuerza para cambiar las fronteras. Dadas las realidades actuales, Ucrania cederá Crimea y partes del sur y el este de Ucrania, reflejando los resultados de los campos de batalla de los últimos tres años.

martes, 11 de marzo de 2025

El arrebato "espontáneo" de Zelensky: un drama en tres actos

La escandalosa aparición de Zelensky en la Casa Blanca no fue un arrebato espontáneo - fue el final de un plan con sus raíces en Londres y los hilos movidos por las élites europeas

Elena Fritz, Politically Incorrect.

El viernes 28 por la noche, la Casa Blanca explotó, no literalmente, sino políticamente: Volodymyr Zelenskyj abandonó Washington antes de tiempo tras una agria disputa con Donald Trump. Un escándalo que provocó la ruptura de los hilos transatlánticos. Pero no fue un estallido espontáneo, sino el remate de un plan cuyas raíces están en Londres y cuyos hilos mueven las élites europeas. Alemania en el meollo. Un drama en tres actos..

Primer acto: la chispa británica en enero.

Rebobinamos hasta enero de 2025: Keir Starmer visita Kiev y firma un «acuerdo de asociación» con Zelensky. Puertos, gas, tierras raras... todo queda bajo control británico. Un movimiento que coge a EEUU por sorpresa. Londres se asegura influencia mientras Trump sigue ocupado con su toma de posesión. ¿Especulación? Ciertamente. Pero el Gobierno británico tiene un motivo: utilizar Ucrania como palanca contra un Trump imprevisible que amenaza con dejar a Europa al margen. El tratado es el pistoletazo de salida, y Alemania asiente, mientras Scholz y Baerbock guardan silencio..

Acto 2: Irlanda como espoleta.

La «autonomía estratégica» europea y la guerra proxy


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“La administración Trump tardó solo cuatro semanas en romper el aislamiento internacional de Moscú y llevar a funcionarios rusos a Riad para negociar el futuro de Ucrania, sin la participación del gobierno ucraniano ni de los aliados europeos. Antes de eso, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, descartó la posibilidad de que Ucrania se uniera a la OTAN o recibiera garantías de seguridad estadounidenses, trasladando de hecho la responsabilidad de la defensa de Ucrania a Europa. Al ofrecer las concesiones más importantes por adelantado, Hegseth renunció a una valiosa influencia de Estados Unidos antes incluso de que comenzaran las negociaciones”, escribía la semana pasada un artículo publicado por Foreign Policy y que se enmarca en la visión europea de los acontecimientos. Rusia estaba aislada, un argumento que no se sostiene salvo si únicamente se toma en cuenta a los países occidentales, y la actuación de Donald Trump ha roto con ese trabajo que habían realizado la UE y la administración Biden. Lo mismo puede decirse de las dos acusaciones que el artículo vierte sobre Pete Hegseth, que según esta versión eliminó como arma de negociación dos aspectos que simplemente no eran realistas: la adhesión de Ucrania a la OTAN y la integridad territorial.

En la visión idílica de los países europeos y Ucrania, las sanciones y el aislamiento obligarían a Rusia a librar una guerra sin garantías que le colocaría entre la espada y la pared ante la necesidad de aceptar los términos dictados por Kiev. Para conseguirlo, era preciso un éxito en el contraofensiva de 2023, con la aproximación prevista a Crimea, que habría causado un caos interno entre las tropas y el comando ruso, que habría suplicado la paz para mantener la península a cambio de abandonar todo lo demás. Desde hace al menos tres años, Bruselas ha decidido vivir en la burbuja creada por su propaganda, al margen de la realidad que marca el frente y que, como recordaba un exdiplomático francés, es la base sobre la que se gestan los acuerdos de paz en guerras en las que no hay un claro vencedor y un vencido. Los eslóganes sobre la integridad territorial de Ucrania, que mantienen solo creyentes acérrimos como Pedro Sánchez, pero que ha limitado incluso Emmanuel Macron, son el reflejo de los deseos y no de la realidad. Eliminar la integridad territorial de la lista de exigencias a Rusia es solo una muestra de realismo. Al igual que la cuestión de la OTAN, una Rusia que no ha sido militar, económica y políticamente derrotada jamás va a aceptar la expansión de la Alianza a su frontera con Ucrania ni va a ofrecerse a devolver a Kiev el control de Crimea, un territorio estratégico que habría que entregar a Ucrania contra la opinión de la inmensa mayoría de la población.

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