Casi 80 millones de euros al año para construir un ecosistema mediático proeuropeo: así influye la UE en el discurso público
Thomas Fazi ha analizado el complejo sistema de subvenciones con el que las instituciones europeas apoyan a agencias de noticias, emisoras públicas y proyectos periodísticos en toda Europa. En un informe elaborado para MCC Bruselas , un think tank húngaro, el ensayista italo-inglés cuestiona la transparencia de los mecanismos de financiación, la neutralidad de los objetivos declarados y el papel de la Unión Europea en la definición de información "fiable". Fazi reconstruye el impacto de esta red de financiación en el ecosistema mediático europeo y en la capacidad de los medios de comunicación para desempeñar su papel de contrapoder democrático.
Thomas Fazi, Krisis.info
En un nuevo informe exclusivo para MCC Bruselas – ‘La máquina mediática de Bruselas: la financiación de los medios de comunicación de la UE y la configuración del discurso público’ – revelo un sistema vasto, aunque poco examinado, a través del cual la Unión Europea proporciona anualmente casi 80 millones de euros a proyectos de medios de comunicación en toda Europa y más allá.
En el informe, sostengo que esta enorme financiación, a menudo presentada como apoyo a la libertad de prensa, en realidad suele servir para promover narrativas explícitamente proeuropeas y marginar las voces críticas, lo que plantea serias preocupaciones sobre la independencia editorial y la integridad democrática.
El documento sostiene que el poder económico de la UE crea una “relación semiestructural” con los principales medios de comunicación, en particular las emisoras públicas y las agencias de noticias, difuminando las líneas entre el periodismo independiente y la comunicación institucional y socavando gravemente la capacidad de los medios de ejercer controles sobre el poder.
Hallazgos clave y ejemplos
Financiación masiva y opaca: La Comisión Europea y el Parlamento Europeo distribuyen conjuntamente casi 80 millones de euros al año a proyectos de medios de comunicación. Esta es una estimación conservadora: el total en la última década probablemente supere los 1000 millones de euros. Esta cifra no incluye la financiación indirecta, como por ejemplo, los contratos de publicidad o comunicación adjudicados a agencias de marketing que posteriormente redistribuyen los fondos a los principales medios de comunicación.
Promoción de narrativas pro-UE: los programas de financiación a menudo se presentan con palabras de moda como “luchar contra la desinformación” o “apoyar la programación basada en hechos”, pero el informe proporciona evidencia de que estas iniciativas persiguen objetivos estratégicos destinados a influir en el debate público y promover la agenda de la UE.
Muchos proyectos, por ejemplo, promueven explícitamente narrativas proeuropeas, como «promover la integración europea», «desmitificar la UE» y «combatir los movimientos extremistas y euroescépticos». En temas geopolíticamente sensibles, en particular el conflicto entre Rusia y Ucrania, estos proyectos incentivan económicamente a los medios de comunicación a alinearse con las posturas oficiales de la UE y la OTAN, lo que restringe aún más el espacio para el periodismo independiente.
Campañas de propaganda encubierta: El programa de Medidas de Información para la Política de Cohesión de la UE (Imreg) ha destinado cerca de 40 millones de euros desde 2017 a medios de comunicación y agencias de noticias para producir contenido que destaque los beneficios de las políticas de la UE. El informe destaca casos en los que dicha financiación no se declara de forma transparente, lo que constituye en la práctica marketing encubierto o propaganda oculta. Otros proyectos buscan explícitamente concienciar sobre los beneficios o contribuir a una mejor comprensión, reforzando el sentimiento de pertenencia de los ciudadanos a la UE. Estos eufemismos ocultan, en esencia, un intento descentralizado de construir un demos europeo: una conciencia política unificada que, en las actuales condiciones políticas y culturales, sigue siendo más una aspiración ideológica que una realidad democrática.
Las agencias de noticias como guardianas de la narrativa: La UE establece alianzas estratégicas con agencias de noticias líderes como Ansa (Italia), Efe (España) y Lusa (Portugal) a través de programas como Imreg, garantizando así la difusión de la comunicación pro-UE en cientos de medios que dependen del contenido de las agencias. El proyecto European Newsroom, financiado por la UE con 1,7 millones de euros y que reúne a 24 agencias en Bruselas, busca estandarizar y armonizar la narrativa sobre temas europeos.
Verificación de datos y control del discurso: Iniciativas como el Observatorio Europeo de Medios Digitales (EDMO), financiado con al menos 27 millones de euros, involucran a agencias y medios de comunicación en redes destinadas a combatir la desinformación. El informe advierte que cuando las mismas entidades que se benefician de los fondos de promoción también participan en la definición de la desinformación, existe el riesgo de que esta se convierta en una herramienta para delimitar el discurso aceptable y etiquetar la disidencia como noticias falsas.
El periodismo de investigación mira hacia fuera, nunca hacia dentro: el informe analiza los proyectos de periodismo de investigación financiados por la UE y revela una tendencia a centrarse en países no pertenecientes a la UE, como Rusia o Kazajstán, con poca atención a la dinámica interna de la Unión, a pesar de los numerosos escándalos documentados.
Propaganda del Parlamento Europeo: El Parlamento Europeo, a través de su Dirección General de Comunicación, ha destinado casi 30 millones de euros desde 2020 a campañas mediáticas, incluyendo contenido explícitamente autopromocional en el período previo a las elecciones. El objetivo es «aumentar la eficacia al llegar al público objetivo con mensajes relacionados con la labor del Parlamento Europeo», aportando «legitimidad a las campañas del Parlamento Europeo». Esto debe interpretarse como un intento de construir legitimidad democrática ante la falta de apoyo orgánico.
Conclusión
La evidencia sugiere que la UE invierte sistemáticamente en la creación de un entorno mediático favorable, con el objetivo de fortalecer su legitimidad y sus objetivos políticos, en lugar de apoyar una prensa libre. El informe insta a una reflexión pública urgente y a que se examinen y, en última instancia, se rompan los vínculos institucionales entre el poder político y el periodismo.
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