Una mirada no convencional al modelo económico neoliberal, las fallas del mercado y la geopolítica de la globalización
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lunes, 7 de abril de 2025
Entre el colapso y la ofensiva
Nahia Sanzo, Slavyangrad
La guerra continúa su curso a la espera de si el proceso de negociación que Estados Unidos dirige por medio del diálogo separado con Rusia y Ucrania prospera hacia un alto el fuego más claro que el incumplido compromiso mutuo de no atacar infraestructuras energéticas. En Donbass, las últimas horas han constatado avances rusos en dos batallas urbanas, la eterna lucha por Chasov Yar y el intento de volver a expulsar a las tropas ucranianas de Toretsk. Aunque limitados, hay también avances de las tropas de Moscú en dirección a Krasny Liman, última ciudad perdida en la ofensiva relámpago ucraniana del otoño de 2022 en el frente del este. Aunque con menos intensidad y una batalla limitada, se perciben también movimientos en el frente central, la parte de Zaporozhie en la que el Dniéper no es un factor y donde Ucrania aspiró en 2023 a romper el frente en dirección a Crimea. A principios de la semana pasada, se constataba que Rusia había capturado la pequeña localidad de Lobkovo, un avance con cierta importancia simbólica al tratarse de la última localidad capturada en la contraofensiva ucraniana que las tropas rusas aún no habían recuperado.
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domingo, 6 de abril de 2025
«Al imperialismo no se le puede confiar ni tantito así»
Esta emblemática frase del Che Guevara mantiene su plena vigencia incluso seis décadas después
Eduardo Vasco, Strategic Culture
Esta emblemática frase del Che Guevara mantiene su plena vigencia incluso seis décadas después. Cada día que pasa, más personas en todo el mundo se dan cuenta de que están siendo engañadas por el canto de sirena de las potencias imperialistas, especialmente Estados Unidos.
Lo que Donald Trump está haciendo con los ucranianos es un claro ejemplo de cómo funciona el imperialismo. Según el Wall Street Journal, el acuerdo sobre minerales exigiría que Ucrania entregue el control de sus recursos naturales e infraestructura a cambio de la ayuda militar proporcionada por el Pentágono, con efectos retroactivos.
Kiev tendría, así, que ceder el control de su economía a Estados Unidos como pago por la ayuda militar recibida, de acuerdo con el informe filtrado al periódico estadounidense. El plan, aún en discusión, crearía un fondo de inversión bilateral que daría prioridad a empresas estadounidenses en proyectos estratégicos ucranianos.
El acuerdo en negociación prevé la creación de un “Fondo de Reconstrucción e Inversión EEUU-Ucrania”, registrado en Delaware, que tendría derecho de preferencia sobre todos los proyectos futuros y existentes relacionados con recursos naturales (metales, petróleo, gas y minerales críticos) e infraestructura (puertos, oleoductos, gasoductos y otras obras estratégicas).
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sábado, 29 de marzo de 2025
«Diplomacia» europea
Nahia Sanzo, Slavyangrad
“Si la bomba nuclear más potente cayera sobre Madrid todo el interior de la M-30 se vería calcinado por una bola de fuego”, escribe esta semana Sergio Fanjul en El País en referencia a la bomba zar rusa, la madre de todas las bombas, que por si el alarmismo causado no era suficiente añade que “la onda de choque se extendería mucho más allá, de Rivas a El Pardo, de Coslada a Boadilla”. Rusia izó sobre el Kremlin su bandera tricolor, retirando por última vez el estandarte rojo con la hoz y el martillo el 25 de diciembre de 1991. Sin embargo, en la nostalgia de tiempos más simples, en los que el malo malísimo caricaturizado para causar el mayor miedo posible era suficiente para mantener elevados los presupuestos militares, esta semana se han publicado en España dos artículos bajo el título “¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?”. La principal herencia soviética en Occidente que, al contrario que los derechos sociales o la visión de la industria como eje del crecimiento económico, sigue vigente es su uso como argumento a la hora de justificar un rearme para el que hay que otorgar a Rusia unas capacidades que no tiene y unas intenciones que nunca ha mostrado.
Apenas unas semanas después de que afirmara que la relación con Moscú se normalizará paulatinamente una vez terminada la guerra, Mark Rutte declaraba ayer todo lo contrario: no habrá vuelta al statu quo anterior a 2022 incluso una vez concluida la paz. Quienes llaman a su población a preparar kits de supervivencia para sobrevivir las primeras 72 horas a un ataque bélico, ciberataque o un desastre natural posaron ayer sonrientes en París proclamando que están “construyendo una paz robusta para Ucrania y Europa”. Los países europeos y la dirección de la OTAN han virado finalmente y a regañadientes -después de que lo hiciera Estados Unidos e incluso Ucrania- al discurso de paz, aunque en un pacifismo sobrevenido que contrasta con sus propuestas. De la guerra eterna hasta que Kiev lograra una posición de fuerza para dictar los términos a Moscú se ha pasado a la idea de la paz armada y la continuación de una especie de guerra fría que justifique el rearme y mantenga la retórica bélica y las sanciones contra Rusia.
miércoles, 26 de marzo de 2025
Silencio en el Mar Negro
Nahia Sanzo, Slavyangrad
Más preocupado por defender su integridad ante el escándalo causado por la noticia de que Mike Waltz, Asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, había incluido, supuestamente por error, a un conocido periodista en un chat privado en el que el vicepresidente Vance, el secretario del Pentágono Hegseth y otros altos oficiales del Gobierno comentaban los inminentes bombardeos contra Yemen, el trumpismo ha dejado en segundo plano los tres días de diplomacia intensa que ha realizado en Arabia Saudí con reuniones separadas con las delegaciones ucraniana y rusa. El lunes, tras todo un día de encuentros con los enviados de Ucrania, fue el turno de la Federación Rusa, que ayer insistía en que no se difundirían los detalles del encuentro, que Dmitry Peskov calificó de “reuniones técnicas”. La ausencia de personas como Sergey Lavrov dirigiendo las negociaciones eran un indicio de que lo que se preparaban eran pasos concretos en el cumplimiento de algunas de las medidas que se han puesto sobre la mesa a lo largo de los últimos días y semanas y no aspectos políticos que fueran a dejar grandes titulares. Ayer, el ministro de Defensa de Ucrania utilizaba también el término “consultas bilaterales técnicas” para los tres días de reunión. Tras la primera toma de contacto el domingo y la maratoniana reunión de diez horas entre Rusia y Estados Unidos, la delegación ucraniana, a la que se había pedido que permaneciera en Arabia Saudí, fue llamada a consultas nuevamente ayer para cerrar los limitados avances que se han producido.
“Hemos concluido nuestra reunión con el equipo americano. El debate fue productivo y centrado: abordamos puntos clave, incluida la energía. El objetivo del presidente Volodymyr Zelensky es garantizar una paz justa y duradera para nuestro país y nuestro pueblo, y, por extensión, para toda Europa. Estamos trabajando para hacer realidad ese objetivo”, había escrito tras la finalización de la reunión del domingo entre Ucrania y Estados Unidos Rustem Umerov. La presencia de una delegación de perfil más alto que la rusa y la estadounidense muestra la debilidad de Ucrania, que hace meses que ha dejado claro que su negociación principal no será con Rusia, con quien no desea dialogar, sino con sus aliados, cuya fortaleza es la única herramienta con la que Kiev puede aspirar a conseguir parte de sus cada vez menos realistas objetivos. Pese a las constantes referencias a la necesidad de un alto el fuego, a la insistencia en la seguridad europea y las demandas de obligar a Rusia a aceptar un alto el fuego que Ucrania acató bajo presión, la idea de la paz justa y duradera, eufemismo que implica el cumplimiento de los puntos de la Fórmula de Paz de Zelensky, que exige la rendición rusa, la recuperación de la integridad territorial según sus fronteras de 1991 sigue siendo el deseo irrealizable de Kiev.
martes, 18 de marzo de 2025
Líneas rojas de la negociación
Nahia Sanzo, Slavyangrad
A la espera si la conversación telefónica que mantendrán hoy Donald Trump y Vladimir Putin resultará en algún tipo de anuncio importante como el presidente de Estados Unidos parece esperar, los medios siguen tratando de determinar cuál es la posición negociadora de las partes y, sobre todo, cuáles son las verdaderas líneas rojas de Kiev y Moscú entre las que puede discurrir la negociación. El domingo, Marco Rubio habló de un “plan A y plan B”, en realidad una fase A y fase B, un alto el fuego inicial y una posterior negociación, una postura más cercana a la posición rusa que a la ucraniana o europea. Sorprendentemente teniendo en cuenta el autoritarismo de Donald Trump y que es Estados Unidos quien tiene en su mano cartas con las que presionar seriamente a Kiev y a Moscú, la postura de Washington es más favorable a la negociación, frente a la inflexible postura de la Unión Europea y el Reino Unido, que esperan que Moscú reciba una oferta de alto el fuego o de paz en la que no tenga voz más que para aceptar.
Las declaraciones de esos últimos meses de Marco Rubio, Mike Waltz o Steve Witkoff, que siguen realizando intervenciones mediáticas en las que se les exige anunciar cuáles serán las concesiones que exigirán a Moscú, muestran que el objetivo del entorno de Trump es conseguir para Ucrania el máximo posible, pero sin arriesgarse a una situación de enfrentamiento directo con la Federación Rusa, algo que comparten con la administración Biden, y renunciando a la guerra eterna a la que los países europeos parecían dispuestos hasta la pasada semana, cuando rápidamente comprendieron las bondades de un alto el fuego de 30 días que Rusia tenía que aceptar sin preguntas. Con ciertas dificultades para esquivar las preguntas de qué se va a exigir a Moscú teniendo en cuenta que ha quedado claro que Estados Unidos espera que Ucrania renuncie temporalmente a parte de sus territorios, Steve Witkoff mencionó tres temas. “Hay regiones en las que todos sabemos que los rusos están centrados. Hay un reactor nuclear que suministra bastante electricidad al país de Ucrania. Hay que ocuparse de eso. Está el acceso a los puertos. Está el potencial acuerdo del Mar Negro”, afirmó.
Europa se enfrenta a un cambio de actitud hacia el MAGA a medida que Trump avanza hacia su objetivo primordial: el reinicio global.
Si Europa pretende sustituir a Estados Unidos, será extremadamente costoso, muy costoso políticamente y fracasará.
Alastair Crooke, Strategic Culture
El presidente Trump quiere que Ucrania se resuelva, y punto. Esto es para poder avanzar rápidamente: normalizar las relaciones con Rusia e iniciar el proyecto general de establecer un nuevo orden mundial que ponga fin a las guerras y facilite las relaciones comerciales.
La cuestión aquí —que Europa finge no comprender— es que el fin del conflicto en Ucrania es simplemente la puerta de entrada para Trump a toda la lógica y plataforma en la que se basó: el Gran Reinicio del panorama geopolítico. Ucrania, dicho simplemente, es el obstáculo para que Trump logre su objetivo primordial: el Reinicio Global.
Starmer, Macron y el ala oriental de las élites europeas ignoran la magnitud del cambio de mentalidad global hacia la política y la ética tradicionalistas estadounidenses. También pasan por alto la furia apenas disimulada del mundo Trump que subyace a esta revolución naciente. «La derecha Maga no tiene ninguna de las inhibiciones de sus predecesores. Planea aprovechar el poder de un estado recuperado para aniquilar a sus enemigos», escribe Allister Heath.
La clase dirigente europea se encuentra en graves dificultades y cada vez más aislada, en un mundo que se derechiza a un ritmo vertiginoso. «Estados Unidos es ahora el enemigo de Occidente», proclama el Financial Times . Los líderes europeos, sin miramientos, no lo entenderán.
La realidad es que Estados Unidos está ahora enfrascado en controlar la política exterior de Europa . Y está a punto de empezar a exportar los valores republicanos tradicionales estadounidenses para controlar el sistema de creencias progresistas europeo. Los estratos gobernantes europeos, muy alejados de sus bases, no han logrado comprender la amenaza a sus propios intereses (un escenario descrito aquí).
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domingo, 16 de marzo de 2025
Kursk, la historia y la teoría de la conspiración
Nahia Sanzo, Slavyangrad
La conversación telefónica mantenida el mes pasado por Vladimir Putin y Donald Trump y la inmediata histeria provocada en el establishment europeo, temeroso de quedar fuera del círculo de toma de decisiones sobre una guerra que hace tres años consideraron existencial y que tratan de mantener activa hasta que Ucrania pueda dictar los términos de su resolución, causaron todo tipo de analogías, generalmente burdas y sin la mayor validez, sobre la situación actual y la traición de Múnich en 1938, donde los poderes occidentales sacrificaron a Checoslovaquia frente al fascismo en busca de una paz que no iba a llegar. Dialogar con la Federación Rusa era visto como el paso previo para aceptar una resolución de la guerra impuesta desde Moscú. La reacción fue inmediata, especialmente porque los países europeos vieron, por primera vez desde que lo hiciera Charles De Gaulle, que quizá Estados Unidos no acudiría al rescate de sus aliados europeos en el -más que improbable- caso de ser atacada.
El plan ReArm Europe, la movilización masiva de fondos y créditos para aumentar el gasto en defensa alegando la urgencia de una guerra que comenzó hace tres años es la principal conclusión, aunque no la única. El viernes, los medios informaban de la propuesta de Kaja Kallas de hasta 40.000 millones de euros para “reforzar el envío de material militar a Ucrania”. El objetivo busca mantener el nivel de asistencia militar de la UE a Ucrania por la vía de la creación de un fondo voluntario para que países comunitarios y extracomunitarios pudieran sumarse a la inversión, evitando así los posibles vetos de países potencialmente díscolos como Hungría o Eslovaquia. El debate sobre el aumento de la aportación militar a Ucrania se produce, no solo cuando se ha reanudado ya el flujo de material e inteligencia estadounidense a Ucrania, sino cuando se habla de la posibilidad de un alto el fuego que dé lugar a una negociación para buscar una salida diplomática y poner fin a un conflicto que se ha cobrado cientos de miles de víctimas, ha destrozado partes importantes de territorios ucranianos y rusos y ha provocado una escalada política que amenaza con crear un polvorín europeo en el que incluso la paz no signifique el final de la amenaza de choque entre potencias continentales.
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martes, 11 de marzo de 2025
El arrebato "espontáneo" de Zelensky: un drama en tres actos
La escandalosa aparición de Zelensky en la Casa Blanca no fue un arrebato espontáneo - fue el final de un plan con sus raíces en Londres y los hilos movidos por las élites europeas
Elena Fritz, Politically Incorrect.
El viernes 28 por la noche, la Casa Blanca explotó, no literalmente, sino políticamente: Volodymyr Zelenskyj abandonó Washington antes de tiempo tras una agria disputa con Donald Trump. Un escándalo que provocó la ruptura de los hilos transatlánticos. Pero no fue un estallido espontáneo, sino el remate de un plan cuyas raíces están en Londres y cuyos hilos mueven las élites europeas. Alemania en el meollo. Un drama en tres actos..
Primer acto: la chispa británica en enero.
Rebobinamos hasta enero de 2025: Keir Starmer visita Kiev y firma un «acuerdo de asociación» con Zelensky. Puertos, gas, tierras raras... todo queda bajo control británico. Un movimiento que coge a EEUU por sorpresa. Londres se asegura influencia mientras Trump sigue ocupado con su toma de posesión. ¿Especulación? Ciertamente. Pero el Gobierno británico tiene un motivo: utilizar Ucrania como palanca contra un Trump imprevisible que amenaza con dejar a Europa al margen. El tratado es el pistoletazo de salida, y Alemania asiente, mientras Scholz y Baerbock guardan silencio..
Acto 2: Irlanda como espoleta.
lunes, 10 de marzo de 2025
¿Hacia el final de la aventura ucraniana en Kursk?
Nahia Sanzo, Slavyangrad
Lejos de la línea del frente principal, Ucrania consiguió el pasado agosto abrir, de forma rápida y eficiente, un segundo frente con el que anunció a sus socios que mantenía su capacidad ofensiva y de sorpresa y puso en duda la actuación defensiva de la Federación Rusa, que en apenas unos días perdió el control sobre más de mil kilómetros cuadrados de su territorio en una zona en la que inexplicablemente no esperaba un ataque pese a que se había constatado una elevada concentración de tropas ucranianas. La reacción rusa fue pausada, provocando la histeria de los sectores a la derecha del Kremlin, y no ha cambiado desde entonces. Las tropas allí destinadas no tenían la capacidad de defenderse ante el ejército ucraniano, por lo que la retirada causó incluso temor a que Ucrania pudiera aproximarse a la central nuclear de Kursk, principal preocupación de aquel momento. Meses después, y sin que las tropas ucranianas mostraran en ningún momento capacidad para lograrlo, el presidente Zelensky afirmaría que sus tropas podrían haber capturado tanto la central como la capital regional, pero eligieron no hacerlo. La excusa sonó vacía teniendo en cuenta que el motivo de la incursión en territorio ruso era más político que militar y el control sobre objetivos estratégicos es lo que proporciona las cartas que Ucrania buscaba en previsión a una posible negociación.
El control de parte del territorio enemigo daría a Ucrania una valiosa carta que jugar en la diplomacia para lograr, como Zelensky ha admitido el último mes, un intercambio de territorios y recuperar así parte de las zonas perdidas durante la guerra. “Intercambiaremos un territorio por otro”, afirmó el pasado mes de febrero el presidente ucraniano en una entrevista, en la que no precisó cuál era la aspiración de Ucrania. “No lo sé, veremos. Pero todos nuestros territorios son importantes, no hay prioridades”, añadió. En términos militares, según explicó Oleksandr Syrsky en una entrevista concedida a Christiane Ammanpour en la CNN, el objetivo era limitar las capacidades ofensivas rusas en Donbass, fundamentalmente en la región de Pokrovsk, donde el avance se había detenido según el comandante ucraniano. En realidad, el avance de Rusia en Donbass se ha mantenido y ha sido en estos meses cuando se ha conseguido por fin uno de los grandes objetivos, alejar el frente de la ciudad de Donetsk para impedir que la artillería ucraniana pudiera seguir aterrorizando a la población con los periódicos bombardeos indiscriminados que habían hecho de cada salida a la calle un peligro de muerte para la población civil. Cuando Syrsky proclamó que el ataque en Kursk había detenido el avance hacia Pokrovsk, la aproximación a la ciudad ni siquiera había comenzado y las tropas rusas se centraban en otros sectores del frente occidental de la región de Donetsk.
domingo, 9 de marzo de 2025
Paralizada por una demencia aguda, Europa vuelve a declarar la guerra a Rusia
El SMO seguirá adelante. Y, como quieren los europeos, hasta el último ucraniano.
Pepe Escobar, Strategic Culture
Comencemos con el momento Camino a Damasco del Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio:
“Francamente, es una guerra indirecta entre potencias nucleares, en la que Estados Unidos ayuda a Ucrania y Rusia, y debe terminar”.Eso sí que es un disparate. Jeffrey Sachs al rescate. Por supuesto, la formulación correcta sería “guerra por delegación lanzada por Estados Unidos”. Pero, aun así: ¡Aleluya! Una iluminación así –por delegación– desde los Cielos jamás podría haberle caído encima al anterior Secretario de Estado norteamericano sobre Genocidio.
Ahora pasamos al pánico. El pánico europeo total.
Le Petit Roi, tan popular en Francia como los mosquitos nocturnos en un resort de playa de cinco estrellas, ha declarado que la paz en Europa sólo es posible con una Rusia “domesticada” y que Rusia es una amenaza directa para Francia y Europa.
Sobre Ucrania, pontificó que la paz simplemente no puede lograrse bajo los términos rusos o mediante la –inevitable– rendición ucraniana.
El sin aliento Petit Roi literalmente se puso a hablar de armas nucleares. Subrayó que Francia posee un poder de disuasión nuclear y se lo ofreció al resto de Europa, al tiempo que insistió en que el futuro de Europa no debería estar dictado por Moscú o Washington.
sábado, 8 de marzo de 2025
Estados Unidos admite la derrota en la guerra por poderes en Ucrania mientras las élites europeas persisten en sus delirios de autodestrucción
Napoleón, Hitler y ahora los líderes elitistas europeos han caído en el olvido debido a errores de cálculo sobre Rusia
Editorial de Strategic Culture
En una entrevista con Fox News esta semana, el principal diplomático estadounidense, Marco Rubio, hizo una confesión contundente: calificó el conflicto en Ucrania como una guerra por poderes entre Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y Rusia.
¡Detengan a la prensa! De un solo golpe, el relato que justifica la guerra apoyada por la OTAN durante los últimos tres años quedó al descubierto como una mentira descarada. No se trata de “defender a Ucrania” de una supuesta agresión rusa no provocada. Es una guerra por delegación, lo que significa que tiene causas y responsabilidades más profundas.
Esto es lo que Moscú y muchos otros observadores internacionales han estado diciendo desde el principio. Reconocer el conflicto como una guerra por poderes es empezar a admitir una mayor culpabilidad y a abordar las causas profundas para lograr una solución pacífica genuina.
El Secretario de Estado Rubio hizo un llamamiento enfático a poner fin a la guerra para salvar vidas. Afirmó que el conflicto estaba en un punto muerto y que no se atrevía a pronunciar la palabra “derrota”. Pero esta debacle es una derrota.
Rubio denunció que la administración anterior de Biden y el Congreso (incluido él mismo como senador) habían alimentado el conflicto junto con otros miembros de la OTAN en una campaña inútil. Ahora es el momento de poner fin al conflicto, afirmó.
El ministro de Asuntos Exteriores de Estados Unidos apareció en televisión con una prominente cruz de ceniza marcada en la frente, como muestra de la Cuaresma. Los cristianos de todo el mundo comienzan los preparativos para la Pascua poniéndose cenizas como signo de arrepentimiento. La “confesión” de Rubio de una fallida política estadounidense de guerra por delegación contra Rusia en Ucrania puede ser vista como un reconocimiento tardío por parte de Washington de que necesita cesar, desistir y enmendar sus errores para lograr la paz.
Estados Unidos pone un cortafuegos para proteger el acuerdo sobre Ucrania con Rusia
En el análisis final, por lo tanto, bien podría resultar que -citando a Stephen Bryan- Trump “dejará que Ucrania se derrumbe, pero podría buscar un acuerdo con Putin sobre Ucrania una vez que Zelensky se haya ido”
M. K. Bhadrakumar. Indian PunchLine
En el análisis final, por lo tanto, bien podría resultar que -citando a Stephen Bryan- Trump “dejará que Ucrania se derrumbe, pero podría buscar un acuerdo con Putin sobre Ucrania una vez que Zelensky se haya ido”
El tiroteo verbal del pasado viernes en el Despacho Oval sacó a relucir la furia del presidente Vladimir Zelensky ante la posibilidad de que Donald Trump y Vladimir Putin estén muy cerca de llegar a un acuerdo sobre Ucrania, mientras que el cónclave celebrado el domingo en Lancashire House (Londres), en el que participaron 18 líderes europeos, puso de manifiesto que Zelensky está en buena compañía.
Conectando los puntos, la incisiva mente de Stephen Bryen, un destacado experto en seguridad, estrategia y tecnología que anteriormente ocupó altos cargos en el Pentágono y el Capitolio, escribió en Substack:
Trump invitó a [el presidente francés] Macron y a [el primer ministro británico] Starmer a Washington para informarles, lo que al parecer hizo. Los franceses se marcharon bastante descontentos, pero Starmer parecía estar de acuerdo en general. Starmer hizo un llamamiento para incluir el Artículo 5 de la OTAN en cualquier acuerdo; Trump rechazó ese llamamiento. Putin, mientras tanto, habló con Xi [presidente chino] por teléfono y envió a Sergei Shoigu (que dirige el Consejo de Seguridad de Rusia, algo así como el NSC) a Pekín para reunirse con Xi.En realidad, Trump no pudo informar a Zelensky sobre el acuerdo con Ucrania ni firmar el ‘Acuerdo sobre Minerales’ porque el presidente ucraniano se opuso firmemente a cualquier negociación con Putin.
Trump invitó a Zelensky. La tapadera de la comparecencia de Zelensky en Washington era el ‘Acuerdo de Minerales’ que supuestamente iban a firmar los dos líderes… La verdadera razón de la visita de Zelensky era informarle sobre las negociaciones con Putin y ganarse su apoyo”.
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viernes, 7 de marzo de 2025
Grietas en el Occidente Colectivo
Washington tiene ahora otras prioridades, y el enemigo a vencer es China, no Rusia. Y para esa pelea la Casa Blanca considera que Europa, y la guerra en Ucrania, son un estorbo
Atilio Boron, La Haine
Lo ocurrido en la Oficina Oval de la Casa Blanca el pasado viernes 28 de febrero (foto) carece por completo de precedentes en la historia de EEUU y en la de la mayoría de los países. La acalorada discusión entre los anfitriones, Trump y su vice, James David Vance y el invitado especial, el presidente/dictador de Ucrania, Volodimir Zelenski ante varias decenas de periodistas y camarógrafos que habían sido invitados a los efectos de registrar lo que se esperaba fuese una amable conversación que se salió de madre y a punto estuvo de terminar como una riña callejera.
Trump había citado al presidente ucraniano para firmar un acuerdo mediante el cual Ucrania cedía a EEUU el control -no total sino parcial, en todo caso- sobre los yacimientos de “tierras raras” y otros minerales existentes en el territorio del país europeo, como contraprestación por el apoyo que Washington le dio a Kiev desde el inicio de la guerra en febrero del 2022. Apoyo, hay que anotar, que Trump dice que fue del orden de los 500.000 millones de dólares (en otros momentos dijo 350.000) cuando en realidad lo comprobado es una suma del orden de los 140.000 millones de dólares, no muy diferente a la que aportaron los países de la Unión Europea. Antes de viajar a Washington Zelenski había dicho que ignoraba los términos específicos de ese acuerdo, la “letra chica”, digamos, pero que conocía sus líneas generales con las cuales había manifestado su conformidad.
Sin embargo, cuando cayó en la cuenta de que ese instrumento jurídico no contenía una cláusula de seguridad de los EEUU en el posible acuerdo de paz que se está urdiendo entre el Kremlin y la Casa Blanca a espaldas de Ucrania y sus mentores europeos, Zelenski se negó a firmar el acuerdo. Esto motivó un áspero diálogo en donde Trump y Vance vapulearon a Zelenski acusándolo de apostar al estallido de una III Guerra Mundial y poner en peligro la vida de millones de personas; también de faltarle el respeto a EEUU pese a la ayuda que le había brindado para resistir la agresión rusa y de su ingratitud porque no había agradecido por esa ayuda.
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Estados Unidos interrumpe el suministro militar a Ucrania
Nahia Sanzo, Slavyangrad
Menos de 24 horas después de que los medios publicaran por primera vez que Estados Unidos había congelado la asistencia militar a Ucrania, el equipo de Volodymyr Zelensky emitió un vídeo del presidente mostrando su disponibilidad para negociar y publicó en las redes sociales el mensaje que Donald Trump ha entendido como una carta a Estados Unidos para garantizar que Kiev firmará el acuerdo de minerales según lo exige Washington. En ese intervalo, optimistas, pesimistas y realistas habían tratado de analizar cuál sería el efecto de la interrupción del suministro estadounidense en la línea del frente en un momento en el que las tropas rusas parecen haber ralentizado notablemente sus avances, lo que está dando pie a diferentes contraataques ucranianos tanto en la zona de Kupiansk como en Toretsk, demostrando así las limitaciones ofensivas rusas y que Ucrania, pese a las bajas y las dificultades de reclutamiento, aún mantiene capacidad de ataque.
“En primer lugar”, escribía Mijailo Podolyak, “es necesario evaluar qué programas concretos dejarán de funcionar, teniendo en cuenta que muchos ya se encontraban en su fase final”. A ese argumento, añadía otros dos: el hecho de que algunos programas habían obtenido la aprobación del Congreso, por lo que teóricamente no podrían ser paralizados a golpe de orden presidencial y el hecho de que no es la primera vez que el suministro estadounidense se detiene, por lo que Ucrania es consciente de que hay alternativas en el mercado, para lo que precisa de la colaboración de sus socios europeos. Podolyak solo reflejaba un marco general ante la posibilidad de ausencia prolongada de armas estadounidenses, a lo que daba una salida sencilla, adquirir más material en el mercado gracias a la financiación europea. Más cerca del frente, los soldados ucranianos expuestos a las penurias de la guerra, daban una versión más matizada de la situación y del peligro de que los países europeos no pudieran compensar el flujo de armas estadounidenses. La especulación sobre cuánto tiempo podría soportar Ucrania sin munición de artillería, misiles para la defensa aérea o proyectiles para atacar la retaguardia y logística rusa se propagó rápidamente ante la confirmación por parte de Estados Unidos y la constatación de Polonia sobre el terreno de que el envío de material norteamericano a través de los puntos habituales se había detenido.
jueves, 6 de marzo de 2025
Europa, la 'madame' despechada
Los líderes europeos han perdido el norte. Están confundidos. Trump les ha despertado del sueño y les recuerda cuál es su rol en este teatro de operaciones
Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada
Tras la II Guerra Mundial Europa perdió privilegios. Aquellos acumulados desde el nacimiento de la cultura grecorromana, rebautizada como civilización occidental y cuna de los DDHH a partir del siglo XVIII. Una época de expansión del colonialismo, los imperios y la esclavitud moderna. En el siglo XIX, el poder de Europa occidental era incuestionable. La I Guerra mundial (1914-18) no afectó su control geopolítico del planeta.Francia, Italia, Gran Bretaña, Suecia o Dinamarca, incluso la derrotada Alemania, renacía bajo una esvástica.
Mientras, en el Nuevo Mundo, EEUU buscaba acotar fronteras y expandir su control sobre el resto del continente. El Destino Manifiesto le dio fuerza constituyente y la Doctrina Monroe le permitió marcar territorio. América para los americanos, de EEUU, claro. En 1803, compró Luisiana a Francia. En 1846 declaró la guerra a México, anexionándose 2 millones 300 mil kilómetros cuadrados, 55 por ciento de su territorio. California, Nevada, Utah, Nuevo México, Arizona, Colorado, sin contar Texas en 1824. Y en 1867, pagó, a los zares de Rusia, 7 millones de dólares en oro, por Alaska. Así consolidó sus fronteras, guerra civil mediante (1861-65). A mediados del siglo XX, controlaba la casi totalidad de los gobiernos de América Latina.
Guerras espurias, intervenciones militares, golpes de Estado, amenazas, etcétera. Ayer, como hoy, el control de las materias primas y la sumisión militar son su objetivo. Así nace el imperialismo estadounidense. Hoy lo reconocemos demandando tierras raras en Ucrania, marcando intenciones en Gaza, deseando anexionarse Canadá, comprar Groenlandia o enviar tropas a Panamá para recuperar el canal. Nada nuevo, salvo las formas.
miércoles, 5 de marzo de 2025
«Rearmar Europa»
Nahia Sanzo, Slavyangrad
“Deje que le ponga un ejemplo”, afirmaba Alex Stubb ante una pregunta de Christiane Amanpour sobre qué garantías de seguridad se puede ofrecer a Ucrania para lograr la paz a través de la fuerza. El presidente de Finlandia añadía que la idea era una propuesta “del senador estadounidense Lindsey Graham”. Sin la menor apariencia de ironía y creyendo absolutamente en la viabilidad de la proposición, Stubb procedía a explicar que ofrecer a Ucrania una adhesión de facto a la OTAN sería un mecanismo de seguridad lo suficientemente robusto. Esas garantías de seguridad implicarían la entrada automática de Ucrania en la Alianza una vez alcanzado un acuerdo de paz en caso de que Rusia volviera a atacar o infringiera el alto el fuego. En este discurso de las garantías de seguridad, no es preciso tener en cuenta el precedente de los siete años de Minsk y las infracciones ucranianas al alto el fuego y, sobre todo, los años en los que cada bombardeo ucraniano era calificado de autobombardeos de las Repúblicas de Donbass.
En esa fantástica idea de Lindsey Graham, el hombre que puso sobre la mesa de Donald Trump la idea de las tierras raras ucranianas y que hasta el pasado fin de semana ha defendido a Volodymyr Zelensky a capa y espada para rápidamente abandonarle el pasado viernes, un bombardeo que Ucrania afirmara ser ruso sería suficiente para otorgar a Ucrania el lugar al que aspira en la OTAN y, con él, la protección del famoso Artículo V. Con una sonrisa y sin pensar en ningún momento en las consecuencias, el presidente finlandés propone una idea que acercaría al continente un poco más al escenario que llevan tres años intentando evitar tanto Rusia como Estados Unidos. Moscú y Washington retomaron el mes pasado los contactos diplomáticos cara a cara, pero la comunicación entre los dos países no se rompió del todo ni siquiera en los peores momentos de la administración Biden precisamente porque aún quedaba un punto en el que las dos capitales estaban de acuerdo: había que evitar a toda costa un enfrentamiento directo entre las dos potencias nucleares. Ahora que Estados Unidos, por intereses económicos más que por humanismo o deseos de paz, abre la puerta a la distensión, los países europeos responden ofreciendo vías para la escalada y dan pasos hacia sentar las bases para hacer más posible un choque directo con tropas de la Federación Rusa.
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martes, 4 de marzo de 2025
Trump se enfrenta al "occidente Colectivo"
En cualquier caso, puede que su sustitución no sea algo terrible, ya que obligaría a celebrar las elecciones tan esperadas y conduciría al surgimiento de un liderazgo legítimo en Kiev, que ahora se ha convertido en una necesidad imperiosa para que prevalezca lo que Trump llamaría ‘sentido común’.
M. K. Bhadrakumar, Indian PunchLine
La dramática escena en el Despacho Oval el viernes por la noche indica que el presidente Donald Trump está desvinculando a Estados Unidos de la “guerra eterna” en Ucrania que dejó su predecesor Joe Biden.
La guerra está a punto de terminar con un gemido, pero su “efecto mariposa” en nuestro mundo increíblemente complejo y profundamente interconectado definirá la seguridad europea e internacional durante las próximas décadas.
Los medios de comunicación occidentales, hostiles a Trump, han aprovechado la oportunidad para caricaturizarlo como una figura impulsiva en un intercambio de roles con Zelensky. En realidad, sin embargo, Trump ha sido literalmente llevado a este punto por la administración Biden.
La reacción emocional muy cargada de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, compadeciéndose del presidente Zelensky, habla por sí sola:
Su dignidad honra la valentía del pueblo ucraniano. Sea fuerte, sea valiente, no tenga miedo. Nunca está solo, querido presidente.La negativa de Trump a conceder una cita a Von der Leyen puede explicar en parte su furia como mujer despreciada. En verdad, el ‘Occidente colectivo’ se encuentra en una encrucijada y no sabe qué camino tomar.
Sin la cobertura aérea y las aportaciones por satélite de EEUU, el despliegue de tropas occidentales en Ucrania será imposible. Incluso el francés Emmanuel Macron estaría de acuerdo en que sus tropas serán trituradas.
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6:44 a.m.
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Iniciativa europea
Nahia Sanzo, Slavyangrad
“Gracias, Estados Unidos, gracias por su apoyo, gracias por esta visita. Gracias al presidente de Estados Unidos, al Congreso y al pueblo estadounidense. Ucrania necesita una paz justa y duradera y estamos trabajando precisamente para conseguirlo”, escribió Volodymyr Zelensky apenas unas horas después de que el mundo entero presenciara en directo una humillación pública que ha provocado una doble reacción. Por una parte, el trumpismo ha cerrado filas para agradecer a Donald Trump haber puesto a América primero y defendido la presidencia frente a los excesos de un hombre que exige demasiado y no es capaz de dar las gracias ni pedir perdón. Por otra parte, de forma igual de visceral, voces relevantes del panorama político ucraniano, entre ellas líderes de la derecha radical, armada y capaz de derrocar a un presidente débil al que vieran como un obstáculo.
También la maquinaria de comunicación que es la Oficina del Presidente de Ucrania se puso rápidamente en marcha en defensa de su líder. “El Presidente lucha por nuestro país, por todos los que luchan por una paz justa y duradera. Apoyo al Presidente en su defensa de los intereses de nuestra heroica nación. En cualquier situación”, escribió Andriy Ermak, el cardenal verde, antes de mostrar nuevamente el agradecimiento a quienes les apoyan, “a quienes comprenden que Ucrania no es sólo un punto en el mapa. Es Minas Tirith, que contiene la oscuridad. Agradecemos profundamente al pueblo estadounidense por su apoyo, que acerca el día en que la guerra pasará a ser sólo un recuerdo”. “La postura del presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky es impecable, bien argumentada y absolutamente correcta. Una comprensión clara de las causas de la guerra y explicaciones igualmente claras de por qué esta guerra no puede detenerse mediante concesiones demostrativas e injustificadas a Rusia… Las emociones son emociones, pero los hechos son bastante concretos… Igual que las reputaciones”, añadió Mijailo Podolyak. Frente a la imagen de la embajadora de Ucrania en Estados Unidos, que bajaba la cabeza y se tapaba la cara con las manos ante la catástrofe que presenciaba en directo, el equipo de Zelensky y sus principales aliados han relanzado su cruzada para defender al presidente como personificación de la lucha del pueblo ucraniano por la libertad. Tres años después de la invasión rusa, cuando ha quedado claro que la guerra no se libra por la libertad y la democracia sino por el poder, se recupera el discurso de febrero de 2022 para justificar la necesidad de una nueva movilización de recursos para apoyar a Ucrania.
Zelenski y Ucrania están acabados
Aleksandr Dugin, Geopolitika
Es demasiado pronto para sacar conclusiones trascendentales sobre lo que ocurrió ayer en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Pero ya es evidente que se trata de un acontecimiento de gran envergadura. Evaluaremos sus consecuencias más adelante, pero Trump ya ha dejado claro que la guerra que inició Biden no tiene sentido para él y que es un crimen.
Por supuesto, Trump y Vance todavía tienen que declarar que la guerra en Ucrania, la cual ha durado tres años, fue un crimen de Biden. Pero ayer finalmente quedó claro para muchos en Occidente apoyar a un dictador y asesino que no sabe cómo comportarse, vestirse o negociar en una situación en la que a sabiendas no tiene ventaja absoluta no es nada más que un criminen. La estrategia de confrontación con Rusia de la administración Biden era, de hecho, el camino hacia una guerra nuclear.
En general, no es tanto que Trump y Vance estén apoyando a Zelenski. ¿Y quién es él, de todos modos, para que una potencia sacrifique todo por su causa? No es más que un don nadie, un diminuto loco al servicio del gobierno globalista anterior, un engranaje que desempeñó el papel de lacayo obediente, pero que no tuvo tiempo de cambiar su discurso para ponerse en sintonía con el nuevo gobierno de Estados Unidos que está atravesando por una verdadera revolución conservadora, la cual ha cambiado la ideología y la política de ese país en 180 grados. Lo mismo se aplica a la geopolítica.
lunes, 3 de marzo de 2025
Humillación en el Despacho Oval
Nahia Sanzo, Slavyangrad
El día se presentaba tranquilo. Solo habían pasado 24 horas desde la plácida reunión entre Keir Starmer y Donald Trump, en la que el presidente de Estados Unidos pretendió no recordar haber calificado a Volodymyr Zelensky de dictador y le definía ahora como “el mejor presidente para Ucrania”. Macron y Starmer habían conseguido con sus visitas halagar lo suficiente a Trump como para lograr que el líder estadounidense no repudiara la idea de la misión de paz de países europeos miembros de la OTAN como garantía de paz una vez logrado el acuerdo. En su intento de apaciguar algunos de los instintos favorables a la paz de su interlocutor, tanto el líder francés como el británico habían optado por una táctica de corregir a Trump, pero hacerlo desde la cercanía y siempre con una sonrisa. La imagen de Emmanuel Macron poniendo la mano sobre la rodilla de su homólogo estadounidense para insistir en que la Unión Europea ha contribuido más que Washington al esfuerzo bélico ucraniano y que no lo ha hecho a crédito o la de Starmer recordando que los países europeos han entregado “dinero de verdad” son ejemplos de ello. Ante la prensa, ambos dirigentes alabaron la capacidad de Trump de “cambiar la conversación” y sus ansias de paz y dejaron para los encuentros privados las partes más controvertidas de la negociación. Es el caso de la participación estadounidense en las garantías de seguridad que Ucrania exige desde que comenzó a hablarse de la posibilidad de una negociación de paz. Starmer se mantuvo estoico, por ejemplo, cuando Trump le preguntaba si el Reino Unido podía con Rusia por sí solo, pese a que la respuesta a esa cuestión es un claro no. De ahí que el Reino Unido y Francia hayan hecho esta semana todos los esfuerzos en su mano para atraer a Donald Trump a su postura.
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