Mostrando las entradas con la etiqueta Filosofía Política. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Filosofía Política. Mostrar todas las entradas

domingo, 2 de noviembre de 2025

Necesitamos el retorno del Padre y del Estado

Ante un mundo al borde de colapso económico y moral, y donde la erosión de las instituciones internacionales muestra el fracaso del llamado "neoliberalismo", Diego Fusaro señala la necesidad de un retorno a figuras de autoridad y al papel del Estado en la sociedad que ponga fin a la decadencia y el caos

Diego Fusaro, Posmodernia

Massimo Recalcati afirma que nuestra época es presa del «complejo de Telémaco«. En el tiempo del capitalismo edípico surgido del Sesentayocho, la humanidad, cuando no se hunde en el nihilismo de la resignación inducida por la muerte de Dios, está a la espera del retorno del padre evaporado en el ínterin.

El complejo de Telémaco invierte el de Edipo. Si el acto edípico por antonomasia es el placer incestuoso derivado del parricidio, el telemaqueo es la nostalgia por la figura paterna de la ley y de la medida, la única capaz de poner fin a la larga noche de los Pretendientes, en la que placer y transgresión se erigen en única ley. En el relato homérico, Telémaco pasa gran parte de sus días a orillas del mar, absorto en sus pensamientos y oteando el horizonte, esperando que las gloriosas flotas que zarparon regresen a Ítaca. «Y si se cumpliese en los mortales todo lo que desean, lo primero que yo quisiera sería que mi padre regresase a su patria», dice Telémaco en la Odisea. En ausencia de su padre Odiseo (Ulises en versión latinizada), símbolo de la ley, en Ítaca domina incontestable la anomia del goce ilimitado, encarnada por los Pretendientes.

El complejo de Telémaco, del que estamos presos en la hodierna noche posmoderna de los Pretendientes, consiste en este desgarrador sentimiento de una ausencia o, mejor, de una presencia que se da per absentiam. A ella se acompaña la esperanza de que el padre que ha partido vuelva y restablezca la ley de la justa medida, revocando la fase edípica de la noche de los Pretendientes. A diferencia de Edipo, Telémaco no percibe en el padre la fisonomía de un enemigo, sino la de un aliado con el que reinstaurar la ley de la comunidad disuelta por el goce cínico. Si es leído con transparencia, el complejo de Telémaco revela la presencia de una nostalgia que no cae en la apraxia resignada, sino que por el contrario se traduce en acción. El hijo de Odiseo no se limita a escrutar pasivamente el horizonte a la espera del retorno del padre, siguiendo el síndrome —en sí mismo aliado de la resignación— de quien espera inercialmente a Godot. Telémaco emprende operativamente la búsqueda activa del héroe que zarpó con destino a Ítaca, navegando hacia Pilos y hacia Esparta. El retorno del padre solamente puede verificarse si nos esforzamos a fin de que suceda, siguiendo el movimiento más típico de la herencia entendida como reconquista mediada por la acción, inmortalizada en los versos de Fausto: «Lo que has heredado de tus padres, reconquístalo si deseas poseerlo verdaderamente».

jueves, 30 de octubre de 2025

Identidad y futuro de la civilización occidental. Una perspectiva iraní


Dr. Hamid Parsania, Euro Synergies

La globalización, el secularismo y el olvido de lo sagrado, así como la ausencia de este, constituyen los conceptos más importantes para expresar la identidad de la nueva civilización y cultura occidentales. A lo largo de la historia, la secularización, es decir, la mundanalidad, ha sido un proceso continuo; sin embargo, el enfoque espiritual y sagrado siempre ha ocupado un lugar importante y predominante en el ámbito de la cultura pública, así como en las instituciones científicas y epistemológicas. Por eso, la tendencia hacia la mundanalidad se ha ocultado a menudo tras interpretaciones sagradas y espirituales. Pero la civilización moderna de Occidente, debido a fenómenos históricos relacionados con la secularización, ha podido transformar su forma teórica y filosófica en un concepto de secularismo, presentándose como un mito de la desmitificación del mundo en el marco de una ideología dominante, haciendo que nuevas figuras epistemológicas han entrado en el campo de la existencia humana.

El intelecto, que antes se consideraba el Espíritu Santo, la gracia divina general y extendida que iluminaba y revelaba el universo y al hombre, se redujo primero al horizonte del conocimiento humano y la comprensión conceptual, para convertirse finalmente en algo puramente mental —subjetivo— y, posteriormente, en un fenómeno intersubjetivo cultural e histórico.

El empirismo y el materialismo, que constituyen una forma de realismo mundano, se han convertido en las corrientes epistemológicas dominantes en este mundo. Filósofos como Descartes, Bacon, Hume, Kant, Nietzsche, Foucault, así como pensadores como Hegel, Feuerbach y Marx, han dado forma a esta visión del mundo.

domingo, 26 de octubre de 2025

Pensar durante Gaza, pensar desde Palestina

El último libro de Bifo Berardi sobre el genocidio israelí en Gaza tiene una mirada no solo pesimista y derrotada sino también orientalista y eurocentrista. No podemos darnos el lujo de caer en el nihilismo ni avalar este «pesimismo de la voluntad».

Pablo Abufom Silva, Jacobin

El genocidio contra los palestinos es un proceso de exterminio de larga duración, que comenzó durante el Mandato británico sobre Palestina en la década de 1920, cuando el paramilitarismo sionista comenzó su programa de limpieza étnica. Durante un siglo, Palestina ha sido el lugar de una confrontación entre el colonialismo (británico, sionista, estadounidense) y la autodeterminación del pueblo palestino, que le ha sido negada sistemáticamente por todos los medios imaginables. Cada tanto, este genocidio de larga duración tiene momentos de recrudecimiento, y ninguno ha sido más brutal que el actual. Esta nueva «coyuntura palestina» ha impulsado la escritura de muchos libros, algunos de los cuales son sobre Palestina y otros son más bien sobre los autores mismos y su lugar en un mundo en el que se produce un genocidio sin que nadie lo detenga.

Pensar desde Gaza, el último libro de Franco Berardi, no es un libro sobre Palestina. Es un libro que habla sobre cosas que han pasado o están pasando en Palestina y que está escrito a propósito del genocidio contra el pueblo palestino. Pero, sobre todo, es un libro sobre el modo en que el autor percibe el colapso de Occidente, tal como se expresa en las lógicas genocidas del militarismo actual, en las nuevas formas de organización del trabajo, en la bancarrota de las instituciones democráticas y en el modo en que la tecnología atraviesa la experiencia cotidiana de la clase trabajadora del mundo. Es un libro con una pretensión clara: mirar a los ojos el colapso actual, mostrar que no hay más salida que la deserción a todo lo que nos ofrece la política actual y, junto con ello, exponer una crítica total al tipo de capitalismo que hace posible un genocidio como el de Gaza.

viernes, 24 de octubre de 2025

Reflexiones sobre las guerras actuales

Alain de Benoist dirige su mirada hacia las guerras de nuestro tiempo en sus horizontes históricos y metafísicos. Al exponer las contradicciones de las sociedades liberales que ya no saben lo que significa luchar por su propia existencia, de Benoist confronta la ceguera moralizante de Occidente con las realidades perdurables del poder, la política y el destino colectivo.

Alain de Benoist, Arktos Journal

Las guerras son ventanas abiertas a la historia. Es sorprendente observar, por ejemplo, que Occidente se comporta hoy con Rusia como se comportó en el pasado con Bizancio. Laurent Guyénot no se equivoca al escribir que «la geoestrategia angloamericana del Gran Juego, que durante dos siglos ha tenido como objetivo mantener a Rusia separada de Europa (y de Alemania en particular) […] es la continuación de la guerra medieval occidental contra el Imperio bizantino». El largo plazo ilumina el significado de las cosas.

Las guerras clásicas suelen terminar con la derrota o la capitulación, seguidas o no de un tratado de paz. Las guerras metafísicas nunca tienen fin o, más bien, solo pueden concluir mediante la limpieza étnica, es decir, mediante la erradicación total de uno de los beligerantes. Netanyahu ha declarado en varias ocasiones que ve en Hamás la última encarnación hasta la fecha de Amalek, situando así la guerra de Gaza en una perspectiva decididamente transhistórica. En la Biblia hebrea, el nombre de Amalek designa por metonimia al enemigo eterno de Israel: «Yahvé está en guerra contra Amalek de generación en generación» (Éxodo 17:16). Amalek es el enemigo arquetípico de Israel y, por lo tanto, el mal absoluto. Su memoria debe ser borrada, por lo que debe ser exterminado. No se firma un tratado de paz con el Mal, se le hace desaparecer.

Por la patria propia, no por la ajena

Nuestros contemporáneos se encuentran en un estado mental que no les empuja a aceptar la guerra. No porque la guerra se considere en principio como una «desgracia» (tal juicio es atemporal), sino porque, al ser individualistas, llegan a la conclusión de que nadie puede decidir por ellos sobre la conveniencia de arriesgar su vida.

miércoles, 22 de octubre de 2025

El horizonte desaparecido de la humanidad: la distopia tecnocapitalista de Nick Land


Markku Siira, Geo Polarium

El filósofo inglés y teórico aceleracionista Nick Land (nacido en 1962) se ha convertido una vez más en una figura de actualidad cuyas reflexiones se escuchan en podcasts y se comentan en publicaciones online y redes sociales, donde el mismo Land también está presente. Su pensamiento atrae a quienes ven la tecnología como un destino inevitable o una amenaza que revolucionará los límites de la humanidad y cuestionará los fundamentos del orden mundial.

El pensamiento de Land es como un agujero negro en el campo de la filosofía moderna: atrae, confunde y distorsiona todo lo que se le acerca. Su obra nos obliga a enfrentarnos a las limitaciones de la humanidad bajo el yugo de la maquinaria tecnológica. La filosofía de Land no solo desafía la posición de los seres humanos, sino que también anticipa el avance implacable de la tecnología hacia un futuro posthumano, en el que los valores y significados tradicionales se disuelven bajo la dinámica tecnocrática.

La forma de pensar de Land rechaza la moralidad y sitúa la autodirección de la tecnología en el centro de todo, enfatizando un enfoque antihumanista radical. Un concepto clave en sus primeros escritos es el «xenodemonio», una manifestación lovecraftiana de la inteligencia artificial que utiliza a la humanidad como trampolín para promover sus propios fines. ¿Sigue siendo esto un escenario futuro o es un proceso de cambio en curso que está configurando la realidad según sus propios términos y amenazando con engullir al sujeto humano?

miércoles, 15 de octubre de 2025

Para Marx, el florecimiento humano es social

La visión de Marx sobre la buena sociedad suele ser descartada como irrealista: se dice que depende de una abundancia ilimitada y de que no haya necesidad de realizar distintos tipos de trabajo. Pero esas objeciones se basan en una mala interpretación de su pensamiento

Jan Kandiyali, Jacobin

Buena parte del pensamiento de izquierda contemporáneo se concentra en lo que está mal en el capitalismo. ¿Es malo el capitalismo por sus resultados distributivos injustos? ¿O lo es porque los trabajadores están dominados, sometidos a un poder arbitrario? ¿O su maldad tiene que ver con la opacidad del mercado y con el modo en que impide formas valiosas de acción colectiva?

Si bien este debate sobre lo que está mal o es injusto en el capitalismo es importante, la izquierda también necesita articular una visión positiva de una buena sociedad que pueda reemplazarlo. Después de todo, señalar los problemas del capitalismo difícilmente baste para convencer a la gente de abrazar el socialismo. Y aunque Marx escribió que no le correspondía a él redactar «recetas para los cocineros del porvenir», como dijo G. A. Cohen, «a menos que escribamos recetas para las cocinas del futuro, no hay razón para pensar que obtendremos una comida que nos guste».

En mi próximo libro, Flourishing Together: Karl Marx’s Vision of the Good Society [Florecer juntos: la visión de Karl Marx sobre la buena sociedad], propongo una interpretación novedosa de la visión marxiana de la buena sociedad. Esa interpretación defiende la centralidad del desarrollo personal y de la satisfacción de las necesidades ajenas en el florecimiento humano. Según esta concepción, nos realizamos a través de proveer a los demás los bienes y servicios que necesitan para su propio desarrollo. Sostengo que esta interpretación es convincente y que podría ofrecerle a la izquierda una formulación atractiva de una alternativa al capitalismo.

lunes, 13 de octubre de 2025

Fredric Jameson y la aventura de la teoría francesa

Después de 1945, Francia produjo una extraordinaria ola de teóricos sociales cuya influencia aún se siente hoy. En su obra final, Fredric Jameson reflexionó sobre la emoción de observar cómo esta ola surgía y caía, y sobre las condiciones que la hicieron posible.

Fredric Jameson, Jacobin

Fredric Jameson falleció en septiembre de 2024, a los noventa años, tras una carrera extraordinariamente prolífica como el principal teórico cultural marxista de su época. El siguiente texto fue la introducción de Jameson a The Years of Theory: Postwar French Thought to the Present [Los años de la teoría: el pensamiento francés de la posguerra hasta la actualidad], una colección recientemente publicada basada en conferencias que dio de manera remota en la primavera de 2021, en un momento en que la pandemia de COVID-19 hacía imposible la enseñanza presencial. Las conferencias abordan una amplia gama de teóricos sociales franceses de posguerra, desde Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir hasta Jacques Derrida y Michel Foucault.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel distinguía tres tipos de historia: la de los participantes o testigos contemporáneos; una historia reconstruida en torno a un tema, posiblemente pero no necesariamente arbitrario; y, finalmente, la historia vista como la progresión de la Idea, como la realización del Absoluto.

La historia de la teoría francesa que propongo aquí puede ser comprendida desde las tres perspectivas. Si, para el Absoluto hegeliano, se sustituye la evolución del capitalismo, gradualmente se hará evidente cómo el surgimiento de la teoría francesa en los años cuarenta y su agotamiento gradual en el período neoliberal pueden ser vistos como una expresión de la respuesta intelectual nacional única a esta trayectoria más fundamental.

En cuanto a la construcción de una historia en términos de un tema, y uno ciertamente en cuestión a lo largo de todo este período, las conferencias destacan la relación de la producción de teoría con el marxismo y las diversas soluciones, principalmente lingüísticas, a una lectura marxista incompleta de las situaciones vigentes entonces. Esta versión también podría expresarse como la construcción de tantos idealismos frente a un materialismo filosóficamente insatisfactorio, o incluso al revés.

lunes, 29 de septiembre de 2025

Turbocapitalismo y retorno de la Plebe. Releyendo a Hegel

Basándose en la importancia de la eticidad y la comunidad en la filosofía de Hegel, Diego Fusaro argumenta que la destrucción de la identidad colectiva e individual ha sido una herramienta clave del turbocapitalismo para la precarización y el sometimiento de gran parte de la población. La desregulación económica y la financiarización promovidas por las políticas neoliberales han creado un mundo cada vez más precario y desigual. La "plebe" hegeliana es lo que más tarde Marx llamó "proletariado". Pero, advierte Fusaro, más que a las ideas revolucionarias de Marx, la de Hegel se asemeja mas a Keynes en la idea de un Estado capaz de intervenir en la economía para garantizar la justicia social para todos.

Diego Fusaro, Posmodernia

Lejos de realizarse, como repiten las gramáticas liberales, el individuo se pierde en la sociedad reducida a mercado, o sea en el dominio de lo que Hegel llama «sistema de necesidades» (das System der Bedürfnisse): el individualismo anómico aniquila al propio individuo, que se arruina, expuesto como está al poder desintegrador de lo económico no eticizado y a la «dependencia ciega» (blinde Abhängigkeit) que pone en marcha. Producto del sistema de necesidades deseticizado, la plebe aparece como la masa de los excluidos y los no reconocidos, generada por las tragedias en lo ético del sistema de necesidades desregulado. La plebe puede definirse con razón como la corporación de los descontentos, compuesta por cuantos no pertenecen a ninguna de esas «corporaciones» de la sociedad civil de las cuales podrían haber obtenido su dignidad como seres sociales. Si, como muestra Hegel con las sucesivas figuras de la «sociedad civil –o burguesa-» (bürgerliche Gesellschaft), la corporación corresponde, por su esencia, a la encarnación de lo universal en lo particular a través del trabajo como mediación necesaria para el reconocimiento social, entonces se sigue que a la plebe, en cuanto corporación de los sin corporación, le es negado ab intrinseco el reconocimiento social y políticamente vigente en los espacios del Estado. Resultando central en los párrafos 240 y 241 de la Rechtsphilosophie (Filosofía del Derecho), la «Plebe» (der Pöbel) no se resuelve en la pura «pobreza» (Armut). Sería, más exactamente, la pobreza con el «sentimiento de su injusticia» (Gefühl ihres Unrechts). Tal “sentimiento” surge del hecho de que la plebe, como corporación de los sin corporación, encuentra su propia inseidad y, al menos en parte, un destello de perseidad en el saberse excluida de la eticidad: no se beneficia de las raíces éticas y está sujeta a los procesos de exclusión provocados ​​por el avance desregulado del sistema de necesidades, liberado de los elementos de la eticidad.

Armut y Pöbel (“Pobreza” y “Plebe”) nunca son empleados como sinónimos por Hegel. La plebe, como se ha señalado, se caracteriza por la pobreza unida a la conciencia y al sentido de la injusticia respecto a una situación percibida como inicua: “La pobreza —leemos en los Elementos de la Filosofía del Derecho (§ 244)— en sí no convierte a nadie en plebe: esta aparece únicamente por la disposición de ánimo que se asocia a la pobreza, por la íntima indignación contra los ricos, la sociedad, el gobierno y así sucesivamente”. La plebe vive en su propia piel las contradicciones de la sociedad capitalista y es a su modo consciente, animada como está por una conciencia de indignación, de odio y de revuelta. Por lo que concierne al examen de la plebe, a caballo entre la sociología y la filosofía, Hegel toma el área inglesa como su punto de observación privilegiado: «Estos fenómenos pueden estudiarse a gran escala en el ejemplo de Inglaterra» (§ 245). Como para Marx en El Capital, también a Hegel el mundo británico le parece apto para ser adoptado como laboratorio de análisis privilegiado, para poder estudiar in vitro la sociedad en la que el sistema de necesidades resulta más liberado de los poderes éticos.

sábado, 20 de septiembre de 2025

Desacoplamiento

Alain de Benoist sostiene que la presidencia de Donald Trump representa un punto de inflexión histórico que marca el fin del orden mundial liberal y la «desconexión» de Europa con respecto a Estados Unidos

Alain de Benoist, Arktos Journal

No hay que dejarse impresionar por los caprichos de Donald Trump. Detrás de los cambios de opinión, las afirmaciones contradictorias y los giros de rumbo que le caracterizan, hay una visión subyacente: solo importa Estados Unidos, el resto no cuenta para nada. En este punto, Trump piensa como sus predecesores, pero con dos diferencias importantes.

La primera es que ya no ve la utilidad de justificarse recurriendo a la propaganda misionera habitual en favor de ideales sublimes («democracia y libertad»). Dice sin rodeos que es a tomar o dejar.

La segunda es que ha comprendido claramente que las aventuras militares le cuestan a Estados Unidos mucho más de lo que le reportan. Por eso quiere que todo pase por el comercio.

Un cambio histórico

Trump no es ni aislacionista ni pacifista: sabe muy bien que el «comercio pacífico» no excluye las agresiones comerciales, el chantaje o las conquistas comerciales. Trump no está interesado fundamentalmente ni en la política, ni en la geopolítica, ni en las ideas, ni en la diplomacia, ni en las relaciones internacionales. Solo le interesan las relaciones de poder y los negocios. Como buen negociador, no tiene en principio amigos ni enemigos, sino socios comerciales. Según él, todo se puede comprar o vender, incluso Gaza o Groenlandia. Además, es un capitalista neomercantilista: en cualquier acuerdo comercial debe haber un ganador y un perdedor (siempre es un juego de suma cero).

domingo, 7 de septiembre de 2025

Cogito interruptus: la época que ha dejado de pensar


Diego Fusaro, Posmodernia

Como ha evidenciado Heidegger en ¿Qué significa pensar?, “lo que es más digno de pensar” (das Bedenklichste) hoy en día es el hecho de que el pensamiento ha desaparecido por completo, sustituido por el cálculo y por la cuantificación, por el número y por la cantidad. Parafraseando la fórmula de Descartes, con la que se inaugura la aventura de la filosofía moderna y su centralidad del Sujeto, vivimos en el tiempo del cogito interruptus: la época ha dejado de pensar y se ha rendido a las razones del cálculo y de la cantidad, de la acción productiva y de la valorización del valor.

El llamado “pensamiento único” –pensée unique, tematizado por Bourdieu y abordado por nosotros en Pensar diferente– se convierte, de esta manera, en la figura paradigmática de la desvitalización de la facultad de pensar que actualmente se registra en todas las latitudes: el Uccidente, en efecto, también está teniendo éxito en la labor de aniquilar el “pensamiento pensante”, asfixiado bajo una capa de homologación mental que esteriliza toda energía intelectual y promueve la confortable condición en la que los súbditos de la jaula de hierro son dispensados del esfuerzo de emplear activamente su propia cabeza. Tal vez nada más que el “pensamiento crítico” –aunque, en verdad, la expresión resulte redundante, pues cualquier pensamiento, para ser auténticamente tal, presupone el elemento de la κρίσις –krísis-, del “juicio” y de la “decisión”– molesta al Uccidente global-nihilista: el pensar, de hecho, interrumpe el orden “natural” de la producción y del actuar, llamándolo socráticamente a rendir cuentas de sí mismo y de sus presupuestos, de sus orientaciones y de sus implicaciones. Pone en discusión lo que se supone que sea natural y esté más allá de cualquier cuestionamiento posible.

viernes, 29 de agosto de 2025

El Fin de las Superpotencias: Hacia un Orden Mundial Fragmentado

A diferencia de la Hegemonía estadounidense en siglo XX, el siglo XXI se definirá por múltiples centros de poder, cada uno de los cuales configurará su esfera sin dominar el mundo

Peiman Salehi. Oriental Review

Durante décadas, la política mundial se ha entendido a través del prisma de la hegemonía. La Guerra Fría ofreció una lucha bipolar, mientras que la era posterior a 1991 fue testigo del auge de la unipolaridad estadounidense, proclamada como el “fin de la historia”. Hoy, sin embargo, el mundo está entrando en una fase completamente diferente: no es la sustitución de una superpotencia por otra, sino el fin de las superpotencias en su conjunto. El siglo XXI se perfila como un panorama en el que las potencias regionales y las grandes potencias coexisten, se alinean y compiten en un sistema fragmentado y aislado, sin un hegemón universal.

La erosión de la primacía estadounidense no es simplemente el resultado del auge de China o la persistencia de Rusia. Es, más fundamentalmente, el producto de las contradicciones internas de Estados Unidos. Estados Unidos atrajo en su día al mundo no solo por su riqueza o su superioridad militar, sino también por sus valores liberales. Durante la Guerra Fría, la fuerza de Estados Unidos residía en presentarse como una tierra de oportunidades donde la raza, la religión y los orígenes no determinaban las perspectivas de futuro. Atraía a talentos de todo el mundo, simbolizando la libertad y el pluralismo. Hoy en día, ese magnetismo se ha desvanecido.

La construcción de muros en la frontera con México, la restricción de la inmigración y la vigilancia del discurso en los campus universitarios en nombre de la ortodoxia política son síntomas de una nación que abandona sus propios ideales liberales. Cuando los líderes estadounidenses amenazan a los estudiantes extranjeros con la expulsión por protestar contra Israel, revelan la vacuidad de las mismas libertades que en su día distinguieron a Estados Unidos de sus rivales. La superpotencia se está corroyendo desde dentro, no tanto porque otros estén ascendiendo, sino porque ha dejado de encarnar los valores que sustentaban su atractivo.

viernes, 22 de agosto de 2025

Asia Central como punto vulnerable en la Gran Eurasia


Glenn Diesen, Steigan.no

Asia Central es un punto neurálgico clave en el centro geográfico de la Gran Eurasia y constituye un eslabón vulnerable debido a la relativa debilidad de sus países, la competencia por el acceso a los recursos naturales, la fragilidad de sus instituciones políticas, el autoritarismo, la corrupción y las tensiones religiosas y étnicas, entre otros problemas.

Estas debilidades pueden ser aprovechadas por potencias extranjeras en la rivalidad entre grandes potencias centrada en la Gran Eurasia. Asia Central es vulnerable tanto a la rivalidad «interna» que existe dentro de la asociación gran-euroasiática como al sabotaje «externo» de aquellos que buscan socavar la integración regional para restaurar la hegemonía estadounidense. Este artículo esbozará los factores externos e internos en relación con la forma en que se puede manipular Asia Central.

Interferencia externa: mantener dividida a Eurasia

Las potencias marítimas europeas lograron el dominio desde principios del siglo XVI al conectar físicamente el mundo con la periferia marítima de Eurasia, llenando así el vacío que dejó la desaparición de la antigua Ruta de la Seda. La expansión del Imperio ruso a través de Asia Central en el siglo XIX, respaldada por el desarrollo de los ferrocarriles, reavivó las conexiones con la antigua Ruta de la Seda. El desarrollo de la tesis del corazón de Eurasia por parte de Halford Mackinder a principios del siglo XX se basó en el reto de que Rusia conectara Eurasia por tierra, amenazando así con socavar la base estratégica del dominio británico como potencia marítima.

viernes, 15 de agosto de 2025

El fracaso histórico de las democracias liberales

El egoísmo individualista promovido por el liberalismo ha generado representantes egocéntricos, la privatización de las ganancias, la socialización de las pérdidas y la impotencia del pueblo, desde la crisis de las hipotecas subprime hasta el genocidio palestino ignorado, lo que llama la atención es la clara manifestación del fracaso histórico de las democracias liberales. La voluntad popular se ve vaciada, mientras los medios de comunicación y las instituciones reprimen cualquier disidencia. Una consolidación de un sistema oligárquico encubierto.

Andrea Zhok, Mega Chip

Antes de profundizar en el tema, es necesario reflexionar un momento sobre qué haría, en principio, que un régimen democrático fuera cualitativamente mejor que las alternativas autocráticas u oligárquicas.

La ventaja teórica de los sistemas democráticos reside en su potencial mayor flexibilidad y capacidad de respuesta a las necesidades de la mayoría. Dicho de otro modo, se puede decir que un sistema democrático es comparativamente mejor en la medida en que facilita la comunicación entre los más altos y los más bajos, entre los individuos menos influyentes y los más influyentes, entre quienes no ostentan el poder y quienes sí lo tienen.

Los sistemas autocráticos u oligárquicos tienen el defecto de conseguir que escuchar a los débiles sea una opción para quienes están en la cima. Dado que no existen sistemas de comunicación efectivos de abajo hacia arriba (existían cosas como las "audiencias reales", pero obviamente eran improvisadas), es necesario confiar en los intereses y la benevolencia de quienes están en la cima para garantizar que se atiendan los intereses del pueblo.

Ahora bien, sería erróneo pensar que tales situaciones de interés y benevolencia desde arriba fueran raras en la historia, sin embargo los elementos de arbitrariedad y accidentalidad eran evidentes, y un emperador, rey o gobernante ilustrado podía ser sucedido por uno insensible, obtuso, belicista, etc.

lunes, 4 de agosto de 2025

Internet como prisión digital


Diego Fusaro, Posmodernia

Imponiendo la posibilidad continua de estar en otro lugar y de conformarse con otra cosa, el tiempo de la transitoriedad universal encomia el cambio como forma de libertad y, al mismo tiempo, lo reduce a coerción hacia la inestabilidad, a perversión de lo múltiple obligado. De hecho, del cambio heracliteano no es posible hacer un proyecto, sobre todo si la transitoriedad impuesta coactivamente se traduce en la amenaza del eterno recomenzar desde cero la propia experiencia laboral y existencial.

La “vida ética” (sittliches Leben), en la acepción hegeliana, es negada en su posible constituirse, puesto que son aniquiladas sus mismas bases, es decir, la estabilidad de las formas y el vínculo solidario que no puede reconducirse enteramente a la lógica empresarial. El mundo de la vida resulta integralmente precarizado y vuelto flexible, desligado de cualquier arraigo y de cualquier estabilidad.

Fomentando la “corrosión del carácter”, ya destacada por Sennett, el sistema de las necesidades deseticizado y flexible priva a los individuos de su identidad y de la posibilidad de conectarse entre ellos en formas comunitarias distintas de las alienadas de los centros comerciales y sus derivados. La lógica del capital y de su sociedad construida en modo no-social se mantiene como la de la desintegración de las comunidades reales, desde la familia a las asociaciones solidarias, hasta llegar al Estado como realidad viviente de la idea ética. Las únicas conexiones permitidas y promovidas son aquellas a tiempo parcial, modeladas según la lógica mercantil.

El Sur Global no ha estudiado el Soft Power


Enrico Toselli, Electo Magazine

Por un lado, las mentiras cotidianas de una desinformación italiana servil tanto hacia Kiev como hacia Tel Aviv. Por otro, la total incapacidad de Moscú para poner en marcha una estrategia de contrainformación. Lo mismo ocurre con China, en lo que respecta a las guerras comerciales. Los únicos justificados son los palestinos, hambrientos y bajo las bombas, totalmente ignorados por sus «hermanos árabes», que solo esperan para banquetearse sobre las ruinas de Gaza.

Pero los rusos y los chinos, al igual que todos los demás países del BRICS y alrededores, son sin duda responsables de no haber recurrido a una estrategia de poder blando que contrarreste la narrativa occidental. Es cierto que el Sur global está en continuo crecimiento, que algún día ya no necesitará al Occidente arrogante y decadente, etc., etc. Pero ese día aún está lejos y, por lo tanto, convendría tener en cuenta a quienes, durante años y años, seguirán representando el mercado de salida para las producciones del Sur global.

Aunque se registra, empezando por Italia, un descenso en el número de lectores de periódicos y de telespectadores que siguen los telediarios, la desinformación oficial sigue causando daños, manipulando las conciencias y los cerebros más limitados. Porque las redes sociales, por su naturaleza descoordinada, no bastan para ofrecer una alternativa capaz de revertir la narrativa oficial.

sábado, 5 de julio de 2025

El fin de la supuesta supremacía moral de Occidente


Andrea Zhok, Arianna Editrice

Mientras crece la tensión en Oriente Medio y la posibilidad de una guerra total, sin exclusión de golpes, se hace cada vez más realista, una consideración cultural de carácter general podría parecer fuera de lugar, pero creo que es útil para evaluar los acontecimientos a largo plazo.

En todos los principales conflictos actuales asistimos a una configuración de oposición bastante clara, con pocos casos ambiguos: la línea divisoria es aquella en la que Occidente, culturalmente hegemónico por los Estados Unidos de América, se opone a todo el mundo que no está directa o indirectamente sometido a él.

Se trata, es decir, de una franca oposición a lo largo de LÍNEAS DE PODER en la que un «imperio» consolidado se opone a otros polos de poder autoritarios no sometidos (Rusia, China, Irán, etc.).

Pero todo poder necesita siempre una COBERTURA IDEAL, ya que todo poder requiere un cierto grado de consentimiento generalizado de sus súbditos: el poder solo puede ejercerse en forma de control y represión hasta cierto punto, pero para la gran mayoría de la población debe valer una adhesión ideal máxima.

La cobertura ideal de los polos de resistencia antioccidental es variada. Salvo una cierta desconfianza general hacia la idea del «mercado autorregulado», no existe una ideología común entre China, Rusia, Irán, Venezuela, Corea del Norte, Sudáfrica, etc. Su única «ideología» común es el deseo de poder desarrollarse de forma autónoma, sobre una base regional, según sus propias líneas de desarrollo cultural, sin interferencias externas. Esto no los convierte necesariamente en abanderados de la paz, ya que siempre hay disparidades de proyectos incluso en el plano de las relaciones regionales, pero en cualquier caso hace que todos estos bloques sean reacios a las proyecciones agresivas globales.

jueves, 13 de marzo de 2025

Dios muere en el mercado.
Marx y Nietzsche

“Lo que cuento es la historia de los próximos dos siglos. Describo lo que viene […]: el surgimiento del nihilismo. […]. ¿Qué significa nihilismo? Significa que los valores supremos se devalúan. Falta la meta. Falta la respuesta al “¿por qué?”. […Por tanto] no podemos plantear ningún más allá o un “en sí” de las cosas. Falta el valor, falta el sentido. […]. Resultado [de esta desvalorización]: los juicios morales de valor son […] negaciones: la moral es volver la espalda a la voluntad de existir.»

(Friedrich Nietzsche, Fragmentos póstumos)

Diego Fusaro, Posmodernia

“Lo que cuento es la historia de los próximos dos siglos” (Was ich erzähle, ist die Geschichte der nächsten zwei Jahrhunderte). Con estas palabras rabdománticas, Nietzsche anunciaba «el surgimiento del nihilismo» (die Heraufkunft de Nihilismus) y, al mismo tiempo, su dominio destinado a hacer época. A diferencia de la posterior interpretación «ontológica» de Heidegger -el nihilismo como integral «olvido del Ser» (Seinsvergessenheit)-, la lectura de Nietzsche, respecto de la que ciertamente también es tributaria la obra heideggeriana, anuncia el «nihilismo valorial«: «los valores supremos se devalúan«, se desvalorizan y pierden significado, dejando de constituir el horizonte de sentido dentro del cual se orienta y se desarrolla la vida humana. Colapsa el firmamento y los valores se precipitan en la vorágine del nihil, dejando sin respuesta las preguntas fundamentales sobre la moral y sobre la trascendencia, sobre la ética y sobre el sentido de la existencia a las cuales Occidente, desde Platón al Cristianismo, desde el Renacimiento a la Ilustración, había intentado de diversas formas responder: pero ahora “Falta la meta. Falta la respuesta al <¿por qué?>”. En el triunfo del «nihilismo moral«, los únicos juicios morales que sobreviven se dan en forma de negaciones de valores anteriores, limitándose a expresar el rechazo resuelto de todas las precedentes prestaciones de sentido elaboradas por nuestra cultura: de tal guisa, la moral se invierte en un “volver la espalda a la voluntad de existir”.

Son negados, sin residuos, Dios y los valores morales, las principales coordenadas de sentido y todos los límites valoriales que habían jalonado la aventura de un Occidente que, hoy, transita plenamente hacia la nueva figura del Uccidente (*). Con las palabras de La Gaya Ciencia, el horizonte entero es “borrado” por la esponja del nihilismo, que separa a la tierra de la cadena de su sol. Perdidas las coordenadas de sentido, el Uccidente sumido en el nihilismo se entrega a una «eterna caída«, a un vagar «a través de una nada infinita«: colapsado el firmamento, ya no existe un alto y un bajo, un bueno y un malo, sino que todo cae en la indistinción del relativismo nihilista como pérdida de cualquier sentido. Las luces que habían iluminado Occidente, haciendo posible lo más bello de lo que ha sido capaz -desde la metafísica hasta el gran arte, desde la teología hasta los sistemas morales, desde los templos hasta las catedrales- se apagan y «viene la noche, cada vez más noche«. Es, con la expresión poética de Hölderlin, el tiempo de la Weltnacht, de la «noche del mundo«, en la que la oscuridad se vuelve tan radical que ya ni siquiera se percibe como tal.

martes, 11 de marzo de 2025

Cuando Washington lee a Dugin: la influencia clandestina de un ideólogo ruso

A menudo imaginamos que el poder se forja en los silenciosos pasillos del gobierno, en las sombras de los gabinetes ministeriales o bajo la sombra de los palacios. Sin embargo, a veces existen fuerzas más discretas, corrientes intelectuales que, como ríos subterráneos, moldean lenta pero inexorablemente el paisaje ideológico de una nación. Así es como Alexander Dugin, un pensador nacionalista ruso relegado durante mucho tiempo a los márgenes de la vida académica, está encontrando ahora un eco inesperado en la derecha estadounidense, hasta el punto de dar forma a los discursos de los funcionarios de la administración Trump.

Balbino Katz, Voxnr.fr

Durante décadas, Dugin ha estado construyendo un sistema de pensamiento político en el que el Occidente liberal, percibido como decadente y corrosivo, se enfrenta a un eje euroasiático liderado por Moscú. Su libro de 1997 Los fundamentos de la geopolítica fue recomendado en su día a la Academia del Estado Mayor ruso. En él esboza un programa expansionista para la Rusia postsoviética, que va desde la manipulación de las tendencias aislacionistas de Estados Unidos hasta la absorción gradual de las antiguas repúblicas soviéticas. Ignorado durante mucho tiempo por los círculos de poder occidentales, este conjunto de ideas disfruta ahora de una segunda vida tan brutal como inesperada en los círculos conservadores estadounidenses.

Es cierto que no existe ningún documento oficial que demuestre que Dugin inspira directamente a la Casa Blanca. Sin embargo, sus tesis se infiltran en el discurso de personalidades influyentes. Por ejemplo, Marco Rubio, actual Secretario de Estado, utilizó recientemente el término «multipolaridad» para describir el orden mundial futuro, un concepto central en el pensamiento duginiano, asumido desde hace tiempo por Vladimir Putin. Del mismo modo, J.D. Vance, vicepresidente estadounidense, denunció recientemente el «colapso de los valores occidentales» en una retórica que recuerda a las diatribas del teórico ruso.

jueves, 6 de marzo de 2025

Emmanuel Todd y la profecía de la caída de la URSS


Romain Ducoulombier, Temps Presents

Cada vez que hay una crisis, se le consulta en los medios de comunicación como a un oráculo. Ningún artículo deja de recordar que el inclasificable e impertinente ensayista Emmanuel Todd es el hombre que predijo la caída de la URSS. Las reseñas en las librerías en línea son unánimes: «El primer y único hombre que ha predicho plenamente esta desaparición».

Y sin embargo… su famoso libro de 1976 La Chute finale (La caída final), formó parte de un debate alimentado durante veinte años por numerosos libros y autores notables que ahora han caído en el olvido, borrados por el título de gloria sobre el que Todd construyó su posición de investigador y profeta. Decirlo es redescubrir la intensidad de las polémicas de una época pasada. He aquí la historia pasada de esta profecía.

La caída final

La caída de la URSS en diciembre de 1991 se considera el acontecimiento inaugural de un nuevo orden mundial, a cuyas convulsiones asistimos hoy. En Francia, la idea de que nadie predijo esta caída es una leyenda tenaz, arraigada en nuestra memoria colectiva. Nadie, salvo quizá Emmanuel Todd, con su libro La Chute finale, publicado en 1976 por Robert Laffont en una colección, «Libertés 2000», que hacía gala de su ambición futurista.

En sus memorias (Le Voleur dans la maison vide, 1997), Jean-François Revel, futuro académico y entonces director de L'Express, lo inmortalizó como el «único libro occidental» que predijo el hundimiento de la Unión Soviética con quince años de antelación. Para contradecir esta leyenda, hay que leer libros que ya nadie lee, hojear viejos recortes de prensa amarillentos sobre el pasado soviético y comunista que fue enterrado con asombrosa rapidez una vez consumada su derrota. De hecho, en plena Guerra Fría, un intenso y apasionado debate intelectual animó muchas mentes a ambos lados del Atlántico. El libro de Todd es una pieza de este gran rompecabezas.

martes, 4 de marzo de 2025

Renacimiento europeo: una visión para la renovación de la civilización

Alexander Raynor reseña el libro de Robert Steuckers The European Enterprise, destacando su argumento de que Europa puede restaurar su fuerza civilizacional formando parte de una «Gran Alianza Euroasiática» de París a Pekín, que ofrece una alternativa al dominio estadounidense en medio del declive de Europa.

Alexander Raynor, Arktos

En su exhaustivo análisis de la geopolítica europea, The European Enterprise: Geopolitical Essays, Robert Steuckers presenta una visión convincente de la renovación europea mediante la creación de una «Gran Alianza Euroasiática» que contrarreste la hegemonía estadounidense y restaure la independencia europea. Examinando patrones históricos, realidades geográficas y posibles alineamientos estratégicos, traza un camino a seguir para la civilización europea.

El núcleo del análisis de Steuckers es el reconocimiento de que el control de regiones geográficas clave – en particular el Mar Negro, los Balcanes y el Mediterráneo oriental – que ha sido crucial a lo largo de la historia. Desde la antigua Roma hasta nuestros días, pasando por el Imperio Otomano, estas zonas han servido como puntos de pivote estratégicos vitales. Comprender estos patrones duraderos resulta esencial para desarrollar estrategias contemporáneas eficaces.

Steuckers rehabilita el concepto de Reich o imperio como principio organizador positivo que puede unir respetando la diversidad. A diferencia de los Estados-nación modernos o del universalismo globalista, los imperios tradicionales permitían la coexistencia de pueblos y culturas diferentes manteniendo su singularidad dentro de un marco civilizatorio más amplio. Este modelo ofrece importantes lecciones para construir nuevas formas de unidad europea.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin