martes, 1 de diciembre de 2015

La economía chilena se enfrenta a una catástrofe anunciada

Fernando Duque, El Ciudadano

Recientemente se han publicado un par de artículos en la revista semanal inglesa “The Economist” que señalan que Chile va directo al despeñadero. En efecto, en su número semanal del 14 al 20 de noviembre del 2015, la revista en su página editorial y luego en un artículo de fondo delinea paso a paso, la catástrofe que se avecina. Por un lado está la caída en los precios de los productos de exportación. Por otro, el gran endeudamiento de las grandes empresas chilenas.

A fines del año 2009, escribí un trabajo académico sobre China y la India. Ahí se señalaba que ambos gigantes asiáticos entrarían en un corto periodo de cambio turbulento y crítico dentro de los próximos 10 años. Se señalaba además que todos los países que hoy día son ricos y desarrollados, sufrieron dentro de su proceso de crecimiento económico, graves crisis temporales que obstruían y retardaban este proceso de desarrollo por algunos años.

No obstante, se indicaba que eventualmente la economía y sociedad en desarrollo, rápidamente se recuperaba y así el país lograba su estatus de país rico y desarrollado. Esta es la historia económica de los países de la Europa occidental, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Japón. En conclusión, todos los países que hoy día son ricos y desarrollados en algún momento de su proceso de desarrollo histórico, se vieron obligados a crear el Estado de bienestar, y esto con el fin de evitar una violenta revolución social. El Estado de bienestar con sus inmensos gastos en salud, educación, obras públicas, trabajo, transporte, seguridad social, etc., etc., etc.; es un Estado sumamente caro. Estos gastos invariablemente desvían y restan grandes recursos y capitales al proceso de crecimiento económico y estos recursos se invierten en crecimiento social y cultural de la sociedad en desarrollo. De esta forma la velocidad del crecimiento económico tiende a reducirse sustancialmente. Este es el costo que es preciso pagar para garantizar la justicia y la paz social.[i]

La bomba de tiempo del cambio climático



Desde este lunes los ministros de 195 países se reúnen en París para la 21ª Conferencia de las Partes (COP21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Un masivo despliegue de seguridad se ha desarrollado para evitar ataques terroristas y discutir sobre los problemas del cambio climático y el calentamiento global. Este es uno de los acontecimientos que más afectan el bienestar de las poblaciones, una situación que ha sido creada por intervención humana. La evidencia científica de que esto es así es abrumadora, lo cual no es obstáculo para que existan fuerzas que nieguen el problema, y nieguen que el profundo deterioro ambiental es el resultado del insaciable saqueo de los recursos naturales por las empresas trasnacionales. El mundo se está calentando a niveles sin precedentes y este calentamiento es causado por el aumento de las emisiones de carbono y otros gases de invernadero producido por la quema de combustibles fósiles.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), este año, 2015, se ha presentado como el año más caluroso jamás registrado. Y la OMM calcula el período de cinco años desde 2011 hasta 2015 también fue el más cálido registrado. Las temperaturas globales son ahora aproximadamente 2 grados celsius más por encima del periodo 1880-1899. Y en la primavera de 2015, la concentración media global de tres meses de CO2 cruzó la barrera de las 400 partes por millón por primera vez. La huella del calentamiento del planeta es cada vez más clara en casi todos los rincones del mundo. Los misteriosos agujeros gigantes encontrados en Siberia en los últimos años son el resultado del derretimiento del permafrost de las profundidades.

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lunes, 30 de noviembre de 2015

La desatención al cambio climático en España

Vicenç Navarro, Público.es

Los medios de comunicación españoles parecen haber descubierto estos últimos días el impacto negativo que el irreversible cambio climático tiene sobre el bienestar de las poblaciones. En realidad, España ha estado ausente de los mayores centros de reflexión sobre uno de los principales problemas que la humanidad tiene frente a sí. Tal reflexión en este país apenas ha comenzado. En realidad, todavía hoy hay gurús económicos neoliberales, con chaquetas de todos los colores (siempre próximos a los intereses financieros y económicos), los cuales gozan de gran proyección mediática, que hasta hace poco negaban que hubiera un cambio climático, y cuando por fin han tenido que aceptar que algo pasa con el clima, niegan ahora que este cambio se deba a la intervención humana. Es un indicador de lo enormemente conservadora que es la cultura mediática de este país que tales personajes continúen teniendo semejantes cajas de resonancia. Incluso presidentes del gobierno español, como el Sr. Aznar, el prototipo de la derecha española (equivalente a la ultraderecha en Europa), han negado que haya un cambio climático. Este partido, el PP, ha desmantelado algunas de las leyes, como la Ley de Costas y la Ley de Montes, que protegían el medioambiente y el mantenimiento de los bosques, máximos absorbentes de CO2. Una consecuencia de la poca atención prestada al tema climático por parte del establishment político-mediático del país, siempre muy sensible a los poderes financieros, es que algunas de la mayores urbes de España, como Barcelona y Madrid, tienen niveles de contaminación por encima de los niveles que se consideran aceptables en la normativa internacional.

Las previsiones de Marx y la paradoja de la industrialización financiarizada de nuestro tiempo

Michael Hudson, Sin Permiso

Las observaciones que siguen fueron hechas en el World Congress on Marxism que tuvo lugar en la Escuela de Marxismo de la Universidad de Pekín el pasado 10 de octubre de 2015. La presentación formaba parte de un debate con Bertell Ollman (NYU). Me siento honrado de haber sido un Profesor Invitado permanente de la universidad más prestigiosa de China.

Cuando impartí unas conferencias en esta Escuela de Marxismo hace seis años, alguien me preguntó si Marx acertó o se equivocó. No supe cómo responder a esta pregunta entonces, habida cuenta de la complejidad de la cuestión. Pero al menos hoy me centraré en su concepción de las crisis.

Más que ningún otro economista de su siglo, Marx logró vincular los tres tipos más importantes de crisis que estaban sucediendo. Sus Teorías de la Plusvalía explicaban las dos formas principales de crisis a que habían apuntado sus predecesores, y en torno a las cuales se libraron las revoluciones burguesas de 1848. Esas crisis eran resultado de supervivencias en Europa de la época feudal de la aristocracia terrateniente y las grandes fortunas bancarias.

Financieramente, Marx apuntó a la tendencia de las deudas a crecer exponencialmente con independencia de la capacidad de pago de la economía, y aun a mayor velocidad que la economia misma. El incremento de la deuda y el crecimiento de los intereses era autónomo respecto de la dinámica del capital industrial y del trabajo asalariado en que se centraba el volumen I de El Capital. Las deudas se expanden por sí mismas, siguiendo reglas puramente matemáticas: la “magia del interés compuesto”.

Podemos ver en Norteamérica y en Europa cómo las cargas de los intereses, la recompra de acciones, el apalancamiento de las deudas y otras maniobras financieras se comen los beneficiós y previenen la inversión en plantas y equipos, derivando ingresos hacia operaciones financieras económicamente vacías. Marx llamó al capital financiero “imaginario” o “ficticio”, en la medida en que no procede del seno de la economia industrial y porque –al final— sus demandas de pago no pueden ser satisfechas. Llamó a ese incremento financiero una “forma vacía de capital.” [1] Ficticio, porque consistía en bonos, hipotecas, préstamos bancarios y otros títulos rentistas sobre los medios de producción y sobre el flujo de salarios, beneficios e inversión en capital tangible.

domingo, 29 de noviembre de 2015

Cumbre del clima de París: Mejor un no acuerdo que un mal acuerdo

Walden Bello, Sin Permiso

Lo que se ha anunciado como la reunión que determinará el destino del planeta tendrá lugar en París del 30 de noviembre al 10 de diciembre.

El resultado de la Conferencia de las Partes 21 (COPS 21) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) determinará si el mundo será capaz de mantener la temperatura media promedio para el siglo XXI 2 grados centígrados por encima de la temperatura media pre-industrial y tal vez evitar así el desastre, o por el contrario, nos precitaremos hacia una catástrofe segura. Hay mucho en juego, y el resultado es incierto.

COPS 21 debe llegar a un tratado que sustituya al Protocolo de Kioto de 1997. El objetivo original de las negociaciones post-Kyoto, que transcurren desde hace varios años, es producir un acuerdo vinculante que obligase a los contaminadores climáticos a realizar profundos recortes en sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y proporcionar los recursos para que los países pobres puedan hacer frente a los daños ya provocados por el calentamiento global y prevenir o limitar sus impactos más negativos. El principio operativo ha sido el de la responsabilidad común pero diferenciada, es decir, que aquellos que han contribuido más al volumen de gases de efecto invernadero en la atmósfera deben llevar el peso principal de la reducción de las emisiones de carbono y proporcionar los recursos para apoyar los esfuerzos de los países más pobres para protegerse del calentamiento global.

¿Por qué no existe el salario decente en España?

Vicenç Navarro, Público.es

El “salario mínimo” establece una norma que instruye a los agentes sociales que mantengan un nivel mínimo salarial por debajo del cual no se permite reducir el salario. Fue, en realidad, una gran conquista del movimiento sindical y contribuyó en gran medida a reducir la pobreza. La aplicación de las políticas neoliberales por gran parte de los partidos liberales y socioliberales gobernantes en Europa (incluida España) ha tenido como consecuencia un gran descenso del salario mínimo y de su impacto corrector de la pobreza. Una medida aplicada por varios de estos gobiernos, incluidos los españoles, ha sido desligar las variaciones del salario mínimo del aumento de la inflación, lo cual ha deteriorado todavía más su capacidad adquisitiva y su habilidad de prevenir la pobreza.

Esta y otras medidas han mostrado las grandes insuficiencias del salario mínimo, lo cual explica que haya aparecido un movimiento en varios países exigiendo no ya el salario mínimo, sino el “salario decente” (o en inglés, “living wage”) necesario para garantizar una vida digna, que es más que salirse de la pobreza. Salario decente es el nivel de ingresos netos (es decir, después de pagar impuestos y otras tasas), derivados del trabajo realizado durante un periodo de tiempo (que no puede sobrepasar las 48 horas por semana), que permita a las personas tener sus necesidades básicas cubiertas y atendidas, tales como vivienda, energía, nutrición, vestimenta, atención sanitaria, educación, agua potable, escuelas de infancia y transporte para una familia de cuatro personas, recibiendo además una cantidad adicional para gastos discrecionales equivalente al 10% del coste de las necesidades básicas citadas en este párrafo.

¿Cuál será la reacción de Rusia al derribo de su avión por Turquía?

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

La Primera Guerra Mundial fue una carnicería europea provocada por una orgía de armas químicas, mientras que la Segunda Guerra Mundial concluyó con el lanzamiento por Estados Unidos de dos bombas nucleares, en Hiroshima y Nagasaki.

Lo que denomino guerra asimétrica global de Estados Unidos contra Rusia y China no es una guerra mundial: a nivel de la fractura cupular tripolar, refleja la intensificación del terrorismo geopolítico de los yihadistas sunitas –instrumento geoestratégico de Estados Unidos desde hace 35 años, gestado con los muyahidines de Afganistán– hoy con el avieso objetivo de repetir la trampa Brzezinski contra Rusia (http://goo.gl/tEjGMc) para balcanizarla y luego contener militarmente a China.

La guerra asimétrica global –que golpea con atentados terroristas a potencias nucleares de la talla de Rusia, que dispone de una ojiva más que Estados Unidos, y Francia, primera potencia atómica europea– abreva de las guerras regionales en tres continentes: 1) Asia (Afganistán, Irak, Siria, Yemen, etcétera); 2) África (cuerno de África, Nigeria, Malí, Libia, etcétera), y 3) Europa (Ucrania).

Tales guerras regionales tricontinentales están confluyendo en un superfuego euroasiaticoafricano en las fronteras de Rusia/China/India, donde se han perdido los límites de toda índole, cuando operaron ominosas advertencias tangenciales, semanas antes al 13/11 de París, contra dos hospitales manejados por la ONG francesa Médicos Sin Fronteras –premio Nobel de la Paz 1999–, que fueron bombardeados, uno, por error, por aviones de Estados Unidos en Kunduz (Afganistán), con 30 muertos (http://goo.gl/bs7xSl), y otro, 24 días después, por aliados de Estados Unidos (http://goo.gl/f64mIH) en Yemen. ¿Tanto incomodó el acercamiento de Francia con Rusia?

sábado, 28 de noviembre de 2015

¿Hacia un Macrisur?

Emir Sader, La Jornada

La consolidación y ampliación del Mercosur, y la construcción de la Unasur y de la Celac tuvieron un gran pilar: las estrechas relaciones entre Argentina y Brasil, fundadas por Néstor Kirchner y Lula, seguidas por Cristina Fernández y Dilma Rousseff.

¿Qué efectos puede tener el cambio radical de gobierno en Argentina sobre el conjunto de ese proceso?

Por las declaraciones iniciales del futuro presidente argentino, en el plano económico seguiría habiendo relaciones estrechas con Brasil, hasta más estrechas, porque el acuerdo de libre comercio del Mercosur con la UE va avanzar con más agilidad. Los empresarios brasileños, a su vez, esperan que las posturas proteccionistas de Argentina disminuyan, según sus declaraciones.

COP21: ¿en ruta al abismo?

John Saxe-Fernández, La Jornada

Con el aumento del calentamiento global (CG) registrado por centros especializados y satélites alrededor del planeta y eventos climáticos que ya afectan a millones en todos los continentes, difundidos al mundo desde agencias noticiosas y redes sociales, crecen los movimientos a favor de regulaciones efectivas y vinculantes para el control de las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) CO2, metano etcétera. Con dato duro de la Organización Mundial de Meteorología (OMM), el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de la ONU, la Asociación para el Avance de la Ciencia y múltiples universidades y academias científicas, se advierte la necesidad de evitar un CG catastrófico e irreversible y que la ventana de oportunidad para hacerlo se cierra rápido ¿modificará la COP21 la ruta al abismo del fundamentalismo petrolero (FP)?

Los movimientos sociales de Francia y el mundo son los más afectados por el FP, presente en los trágicos ataques terroristas del 13 de noviembre, que las autoridades atribuyeron al Estado Islámico (EI). Se trata de movimientos ciudadanos que estarán en París activos durante dos semanas (con una magna manifestación el 30 de noviembre en la que se esperan 200 mil personas) para presionar a favor de compromisos con blindaje legal contra los GEI, según dijo a Democracy Now Alix Mazounie, coordinadora de internacionales de la Red Francesa de Acción Climática. Alix citó a Laurent Fabius, el Ministro de Relaciones Exteriores de Francia, que favorece mantener alguna forma de expresión pública durante la COP. Buscamos opciones. Obvio nos preocupa la seguridad del pueblo francés, la seguridad de todos los que deseen expresarse sobre el cambio climático, en las calles de París.

viernes, 27 de noviembre de 2015

Las tormentas que vienen

Raúl Zibechi, La Jornada

El fin del ciclo progresista implica la disolución de las hegemonías y el comienzo de un periodo de dominaciones, de mayor represión contra los sectores populares organizados. Hasta ahora hemos venido comentando las causas del fin del ciclo; ahora habrá que empezar a comprender las consecuencias, tremendas, nada halagüeñas, demoledoras en muchos casos.

La reciente elección de Mauricio Macri como presidente argentino es un giro derechista que está llamado a encender la llama del conflicto social. La respuesta de la redacción del diario conservador La Nación a un editorial que defiende abiertamente el terrorismo de Estado es una muestra de lo que se viene, pero también de las resistencias que deberá afrontar el proyecto de la derecha tradicional.

No estamos ante un retorno a la década de 1990, neoliberal y privatizadora, porque los de abajo están en otra situación, más organizados, con mayor autoestima y conocimiento del modelo que sufren y, sobre todo, con mayor capacidad de enfrentar a los poderosos. Las experiencias colectivas no suceden en vano, dejan huellas profundas, saberes y modos de hacer que en esta nueva etapa jugarán un papel decisivo en la necesaria resistencia a las nuevas derechas.

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