“Euro zona: ¿Ser o no ser?” era la pregunta de rigor la semana pasada en el banquete de despedida a Josef Ackermann, presidente de Deutschebank que sale de la dirección del lobby bancario del Instituto Internacional de Finanzas (IIF). La cena de honor se celebró en el castillo de Kronborg a 45 kilómetros de Copenhague cuyos muros encerraron a Hamlet en la obra maestra de Shakespeare. Y, reunidos en un momento culminante de la crisis europea, los 500 ejecutivos bancarios, gestores de fondos y políticos parecían mas hamletianos con cada canapé y cada copa de champán.
La cuestión que determinará la próxima fase de la crisis en la unión monetaria y posiblemente la supervivencia del euro es la siguiente: ¿el novedoso paquete de apoyo a la banca española será el prólogo de una unión bancaria europea? ¿O será una peligrosa medida parcial que, al subordinar acreedores privados a los oficiales, aumente el miedo en los mercados?