Lo que van a leer, lo reconozco, suena a una teoría conspirativa. Comprende gente poderosa que se reúne en despachos particulares, cientos de miles de millones de euros y arreglos clandestinos que determinan el destino de países enteros. Lo único que falta es un montículo de hierba [uno de los enigmas del asesinato de Kennedy] o una banda errante de illuminati. Hay, sin embargo, dos diferencias cruciales: estos acontecimientos todavía se están desarrollando…y son más preocupantes que cualquier fantasía acerca de quien-mató-a-JFK que yo haya oído.
Volvamos mentalmente a las conversaciones sobre la crisis del euro el año pasado, cuando se estaba decidiendo el futuro de Grecia. Cuánto debía pagar Grecia a sus alguaciles en los bancos, en qué condiciones, y las penurias que habrían de soportar los griegos del común como resultado.