sábado, 1 de agosto de 2009

Después del siglo XX: un mundo en transición

Eric Hobsbawm

La “globalización neoliberal”, según Eric Hobsbawm, supone una mudanza económica, política y cultural del mundo en el siglo XXI. Un periodo de transición, un periodo en el que se acreciente la desigualdad, donde el desarrollo económico afecta a los paises de manera asimétrica. Análisis con el sello del autor que plantea que el poder económico tendrá una orientación asiática y la crisis medioambiental no estará cerca de solucionarse.

Un muy destacado científico ha expresado la opinión de que la raza humana sólo tiene un cincuenta por ciento de posibilidades de sobrevivir al siglo XXI. Ésta es en cierto sentido una afirmación extrema; pero muy pocos disentiríamos de la idea de que nuestra especie y nuestro globo enfrentan ahora peligros sin precedentes para la presente centuria, aunque sólo sea por el extraordinario impacto que la tecnología y la economía humanas ejercen sobre el medio ambiente. A este ensayo mío no le conciernen tales escenarios apocalípticos: supondré que si la humanidad sobrevivió al siglo XX, igualmente lo hará en el siglo XXI.

El mundo de principios del siglo XXI se caracteriza por tres sucesos principales:

# Las enormes fuerzas que aceleran la velocidad de nuestra capacidad de producción y que, al hacerlo, cambian la faz del mundo. Esto es así y así continuará.

# Un proceso de globalización acelerado por la revolución en el transporte y las comunicaciones, nos indica que: a) sus efectos mayores corresponden directa o indirectamente a la globalización económica; aunque b) se presenta en todos los campos excepto en los del poder político y la cultura, en la medida en que dependen del idioma.

# El reciente pero rápido cambio en la distribución de la riqueza, el poder y la cultura, de un patrón establecido que duró de 1750 a 1970 a uno todavía indeterminado.

I

El incremento en nuestra capacidad para producir –y para consumir– difícilmente requiere de comprobación alguna. Sin embargo, deseo hacer tres observaciones. La primera concierne a la explotación de recursos cuyo abastecimiento es naturalmente limitado. Esto incluye no sólo las fuentes de energía fósil de las cuales la industria ha dependido desde el siglo XIX –carbón, petróleo, gas– sino de los más antiguos fundadores de nuestra civilización, a saber: agricultura, pesca y bosques. Estas limitaciones naturales o son absolutas dada la magnitud de las reservas geológicas y de tierras cultivables, o relativas cuando la demanda excede la capacidad de estos recursos para su propia renovación, como la excesiva explotación pesquera y de bosques. Cerca del final del siglo XX el mundo no se había aproximado aún al límite absoluto de las fuentes de energía, ni a un incremento sustancial en la productividad agrícola y las extensiones cultivables, aunque el ritmo de incorporación de nuevas tierras aflojó durante la segunda mitad del siglo. Los rendimientos por hectárea de trigo, arroz y maíz subieron a más del doble entre 1960 y 1990. Sin embargo, los bosques fueron seriamente amenazados. La deforestación en pequeña escala ha sido un antiguo problema y ha dejado marca permanente en algunas regiones, notablemente el Mediterráneo. La sobreexplotación pesquera empezó a alcanzar su punto crítico en el Atlántico norte alrededor de los últimos treinta años del siglo XX y se extendió a todo el globo debido a la preferencia por algunas especies. Esto, hasta cierto punto, se ha compensado con la acuicultura, que en la actualidad produce alrededor del 36 por ciento del pescado y marisco que consumimos –cerca de la mitad de las importaciones de pescado de los Estados Unidos. Aunque la acuicultura todavía se encuentra en etapa inicial, el esfuerzo podría terminar en la mayor innovación en la producción de alimentos desde que se inventó la agricultura. Esta vastedad de alimentos alcanzada, que permite alimentar a más de seis mil millones de personas mucho mejor que a los dos mil millones de principios del siglo XX, se logró a través de los métodos tradicionales, además de las tecnologías mecánica y química; de modo que no tiene sentido argumentar que la humanidad no puede ser alimentada sin manipulación genética.

El agotamiento de los recursos no renovables o limitados ciertamente planteará serios problemas al siglo XXI, particularmente si la crisis medioambiental no se encara seriamente.

Mi segunda observación se ocupa del impacto que la revolución tecnológica ha tenido sobre la producción y la mano de obra. En la segunda mitad del siglo XX, por primera vez en la historia la producción dejó de ser de mano de obra intensiva para volverse de capital intensivo y, progresivamente, de información intensiva. Las consecuencias han sido dramáticas. La agricultura sigue siendo el principal deponente de mano de obra. En Japón la población agrícola se redujo del 52,4 por ciento después de la Segunda Guerra Mundial al 5 por ciento en el presente. Lo mismo en Corea del Sur y Taiwán. Aun en China la población agrícola ha disminuido del 85 por ciento en 1950, al 50 por ciento hoy en día. No hay necesidad de comprobar la sangría de campesinos en América Latina desde 1960, pues es evidente. Para decirlo pronto, salvo la India y algunas zonas del África subsahariana, no quedan países campesinos en el mundo. La dramática caída de la población rural se ha compensado con un alto crecimiento de las zonas urbanas que, en el mundo en desarrollo, han dado origen a ciudades gigantes.

En el pasado, este caudal de mano de obra redundante y no calificada era absorbido por la industria –en la minería, la construcción, el transporte, las manufacturas, etc. Esta situación aún prevalece en China, pero en el resto del mundo, incluyendo a los países en desarrollo, la industria ha venido deshaciéndose aceleradamente de la mano de obra. Este descenso en la industria no es sólo debido a la transferencia de la producción de regiones de altos costos a otras de bajos, sino que también va implícita la substitución de tecnologías cuyos costos declinan por mano de obra calificada cuyos costos son inelásticos y al alza con el propio desarrollo económico. Desde 1980, los sindicatos de la industria automotriz en los Estados Unidos han perdido la mitad de sus miembros. Igualmente Brasil empleaba un tercio menos de trabajadores aun cuando produce casi el doble de vehículos automotores en 1995 que en 1980. El incremento en el sector de los servicios junto al crecimiento económico no ofrecen una alternativa viable para dar salida a la mano de obra redundante tanto industrial como agrícola, generalmente de baja escolaridad y con poca capacidad de adaptación. Sin embargo, hasta ahora, el empleo a las mujeres ha resultado relativamente beneficiado, al menos en los países desarrollados.

La mayor parte de la mano de obra redundante la absorbe la economía informal que, según estimaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), comprende el 47 por ciento del empleo no agrícola en el Medio Oriente y Norte de África; 51 por ciento en América Latina; 71 por ciento en Asia y 72 por ciento en el África Subsahariana. El problema se observa muy agudo en los países más pobres y en aquellos otros devastados por la transición económica, como la ex URSS y los Balcanes. Mientras se ha argumentado a favor de la flexibilidad y efectividad de la economía informal sobre todo en el caso latinoamericano, la verdad es que ésta es siempre bastante menos significativa en los países desarrollados (alrededor de diez por ciento en Estados Unidos). En cambio, el contraste entre un rápido crecimiento económico y la incapacidad para generar suficientes empleos es particularmente impactante en la India, cuyo crecimiento se cimienta en capital e información intensivos pero con un 83 por ciento de la fuerza laboral en el sector informal. El gobierno de Manmohan Singh se ha visto en la necesidad de garantizar un mínimo de días de trabajo a la población rural más pobre.

Mi tercera observación es obvia, y es que el enorme incremento en la capacidad humana para producir depende mayormente de los conocimientos y la información. Esto es, en un gran número de gente con altos estudios y no necesariamente sólo en el campo profesional de la investigación y el desarrollo. Aquí, la riqueza acumulada y el capital intelectual de la era de la industrialización occidental continúa dándoles a los países del norte enormes ventajas sobre los países en desarrollo. Aunque el número de asiáticos laureados con Premios Nobel de Ciencia va en aumento desde 1980, sigue siendo pequeño. Los recursos intelectuales en el resto del mundo en desarrollo siguen a la espera de un mejor aprovechamiento. Además, los jóvenes investigadores del mundo en desarrollo pueden trabajar en los centros de investigación del Norte, reforzando así su predominancia.

Sin embargo, el siglo XXI está siendo testigo de la rápida transferencia de actividades innovadoras, base del progreso moderno, antes monopolizadas por las regiones del Atlántico norte. Esto es muy reciente. El primer laboratorio extranjero para investigación y desarrollo se estableció en China en 1993 (por Motorola); pero en pocos años setecientas empresas transnacionales han hecho lo mismo, mayormente en el sur y el este de Asia, una región especializada en diseño de semiconductores. Y aquí, una vez más, las disparidades regionales parecen aumentar, ya que el progreso depende también de que los gobiernos sean efectivos, se cuente con infraestructura adecuada y, sobre todo, con población educada por encima de los niveles básicos. No hay duda de que en países como la India y, en menor grado, Brasil, la baja escolaridad de la mayoría de la población es un obstáculo; sin embargo, esto se ha compensado por el relativo buen aprovechamiento del escaso número de los altamente educados. Los avances en este aspecto, en el mundo en desarrollo, todavía enfrentan un largo camino. El crecimiento de algunas regiones y el rezago de otras es muy evidente, así como el aumento en las disparidades. Según la revista R&D, en la lista de países más atractivos para invertir, están –en ese orden– China, Estados Unidos, India, Japón, el Reino Unido y Rusia. De América Latina, Brasil ocupó el lugar diecinueve (debajo de Austria), y México el ventitrés.

II

Y paso a la globalización, esto es, el desarrollo mundial como una sola unidad, cuyas transacciones y comunicación están libres de trabas locales y de otra índole.

Esto, en principio, no es nada nuevo. Teóricos como Wallerstein registran un “Sistema Mundial” desde la circunnavegación del globo durante el siglo XVI. Desde entonces se han ido registrando otros varios e importantes avances, principalmente en los campos económico y de las comunicaciones. Dejaré fuera de las comparaciones la fase del proceso previa a 1914. Esa economía nunca abordó seriamente asuntos de producción y distribución de bienes materiales aun cuando sí creó un libre flujo global en las transacciones financieras –aunque en menor escala que las actuales. Fueron tiempos de migraciones de mano de obra casi totalmente irrestrictas por los gobiernos, y en este sentido, una globalización más avanzada que la presente. Y mientras que las comunicaciones sufrieron cambios benéficos y sustanciales en los sistemas postales, telegráficos y organismos de coordinación internacional a mediados del siglo XIX, el número de personas involucradas en transacciones internacionales fue escaso. De hecho, la globalización de la producción ha sido posible gracias al revolucionario avance en las comunicaciones, que virtualmente han abolido las limitaciones en cuanto a lugar, distancia y tiempo se refiere y al no menos dramático adelanto en la transportación de mercancías desde los años sesenta –carga aérea y contenedores–, aun cuando la innovación tecnológica fue menor que en las comunicaciones humanas.

Aquí, tres puntos son relevantes.

El primero es la peculiar naturaleza de este proceso a partir de los años setenta, concretamente el triunfo sin precedente de un capitalismo que descansa en la libre movilidad global de todos los factores de la producción y la de los gobiernos atentos a no interferir en la distribución de los recursos dispuesta por el mercado. Ésta no es la única versión del concepto de globalización. En las décadas anteriores a 1914, su progreso corrió paralelo rivalizando con las políticas proteccionistas, moderadas en la mayoría de los países industrializados y extremas en los Estados Unidos. Durante las décadas doradas posteriores a 1945 esta práctica de sustitución de importaciones corrió paralela a las políticas, no tan infructuosas, del mundo no comunista. No queda claro que los programas neoliberales extremos aseguren un máximo de crecimiento económico, asumiendo que fuese deseable. El más rápido crecimiento del Producto Interno Bruto per cápita observado en el “mundo capitalista avanzado” no se dio en el “orden liberal” de 1870 a 1913, ni tampoco en el “orden neoliberal” de 1973 a 1998, sino solamente en los “años dorados” de 1950-1973. El crecimiento económico de los inicios del siglo XXI ha descansado primordialmente en un dinamismo que Maddison llama “las quince economías asiáticas resurgentes”, cuyo crecimiento ha sido asombroso. Pero no fue el neoliberalismo el que presidió la extraordinaria revolución industrial de Corea del Sur, Taiwán, China y, aun, la India a principios de los años noventa. A la inversa, la situación de 168 economías, fuera de estos dínamos, mostró un rápido deterioro en el último cuarto del siglo XX y fue una catástrofe para la ex URSS, los Balcanes y algunas regiones africanas.

Algunos aspectos de esta globalización neoliberal tienen relevancia directa sobre la situación mundial general a principios de este siglo XXI. Primero, es patente el incremento en la desigualdad económica y social tanto entre países como al interior de ellos. Esta desigualdad eventualmente podría disminuir, pues las economías asiáticas más dinámicas podrían alcanzar a los viejos países capitalistas desarrollados; pero en el caso de la India y China, con sus miles de millones de habitantes, hace que la brecha sea tan grande y que el paso al que pudieran alcanzar el mismo PIB per cápita de los Estados Unidos sea tan lento como un caracol. Lo que es más, la rapidez con que crece la brecha entre países ricos y pobres reduce el significado práctico de estos avances. Sería inapropiado usar a los 52 multimillonarios de Rusia como índice comparativo del estándar de vida en ese país. Éstos representan otra más de las consecuencias de la globalización neoliberal, cuya novedad es que pequeños grupos de ricos globales son tan adinerados que sus recursos podrían ser de la magnitud del ingreso nacional de países como Eslovaquia, Eslovenia, Kenya o, en el caso de los muy ricos, del orden del PIB de Nigeria, Ucrania y Vietnam. Este tipo de crecimiento ha generado en la India un mercado de clase media tipo occidental contado por decenas –algunos aseguran que cientos– de millones; sólo hay que subrayar que, hacia 2005, en este país el 43 por ciento de la población vivía con menos de un dólar al día. Fuertes y crecientes desigualdades en la riqueza, el poder y las oportunidades para tener una vida mejor no son la receta para la estabilidad política.

La segunda característica de la globalización, respaldada por las políticas socialmente ciegas del Fondo Monetario Internacional, ha sido el agudo crecimiento en la inestabilidad económica y en las fluctuaciones económicas. Los viejos países industriales han estado resguardados, comparativamente, de las depresiones cíclicas, excepto por los bruscos virajes a corto plazo del mercado bursátil; sin embargo, el impacto ha sido dramático en grandes partes del mundo y, notablemente, en América Latina, el sudeste asiático y la ex Unión Soviética. Sólo tenemos que recordar las crisis de principios de 1980 en Brasil y, a fines de los noventa, las de Indonesia, Malasia, Tailandia y Corea del Sur y, sin olvidar, la de Argentina a principios del año 2000. Sólo recordemos los cambios políticos que siguieron a estas crisis en varios países. Las economías volátiles no son receta para la estabilidad política.

La tercera característica de la globalización neoliberal es que, al sustituir un conjunto de economías nacionales por una economía global, se reduce severamente la capacidad de los gobiernos para influir en las actividades económicas de su territorio y se daña su capacidad recaudatoria. Esta situación se agudizó mayormente al aceptar todos la lógica del neoliberalismo. Desde la terminación de las economías de planeación centralizada, todos los países, incluyendo a los más grandes, están en mayor o menor grado a merced del “mercado”. Esto no implica que hayan perdido todo peso específico en la economía. Todos los gobiernos centrales y locales, por la naturaleza de sus actividades, son los principales empleadores de la fuerza laboral. Es más, así han retenido su mayor valor histórico: el monopolio de la ley y el poder político. Y esto significa que ya no funcionan como actores económicos en el teatro mundial, ni siquiera como dramaturgos aunque sí como escenógrafos. Pues los actores de hoy, las grandes corporaciones transnacionales, se ven en la necesidad de acudir a ellos pues también son los propietarios de los teatros nacionales que requieren para sus operaciones. La globalización neoliberal ha debilitado seriamente a los Estados nacionales como los conductores del poder y artífices de la política.
Políticamente, el aspecto más serio de este debilitamiento es el de que priva a los gobiernos, sobre todo a los de las economías desarrolladas del Norte y Occidente, de sus ambiciosos y generosos planes sobre seguridad social, mismos que ya desde los tiempos de Bismarck habían sido reconocidos por los gobernantes como la mejor herramienta para la estabilidad social y política, esto es, el Estado benefactor. En vez de esto, el mercado global fundamentalista ofrece un proyecto de prosperidad para todos –o casi todos– a través de los beneficios de un crecimiento económico interminable. Aun en los países como el Reino Unido donde el programa neoliberal ha proveído a la gente de una genuina y bien distribuida riqueza, no han disminuido las demandas de los ciudadanos por más empleos, garantías para sus ingresos básicos, seguro social, salud y pensiones. Sólo la capacidad o voluntad de los gobiernos para proveer lo anterior ha posibilitado el cumplimiento de esas ambiciones.

Esto me trae a la segunda y más amplia de las propuestas sobre globalización y es que ésta, en mayor o menor grado, es universal pero se queda corta ante un problema humano mucho mayor: la política. Históricamente han existido y existen mecanismos económicos en el mundo, pero ninguno dirigido a la creación de un gobierno mundial. Las Naciones Unidas y otros organismos prevalecen por la conveniencia y el permiso que los propios países les otorgan. Los Estados nacionales son las únicas autoridades en el mundo y sobre el mundo para ejercer el poder de la ley y el monopolio de la violencia. De hecho, en el transcurso del siglo XX se dio fin a la era de los viejos y nuevos imperios y, durante la Guerra Fría, se estabilizaron las fronteras de los Estados nacionales, revertiéndose la vieja tendencia hacia la concentración del poder político debido a la expansión imperial y por el surgimiento de Estados nacionales ampliados. Por implicación, esto resultó antiglobalizador. Hoy en día, hay cuatro veces más naciones técnicamente soberanas que hace cien años. Desde luego, en cierto sentido esta multiplicación de Estados nacionales ha favorecido la globalización económica pues muchas de las pequeñas y enanas unidades políticas dependen totalmente de la economía global porque poseen recursos indispensables –petróleo, destinos turísticos, territorios base para la evasión fiscal, empresas transnacionales. Así pues, algunos países se han beneficiado desproporcionadamente con la globalización. De los quince Estados nacionales con el PIB más alto per cápita en el 2004, doce tienen una población que va de los cien mil a los diez millones de habitantes. La mayoría sin un poder o peso significativos. No obstante, aun los Estados pequeños y aquellas etnias aspirantes a formar el suyo propio, son rocas que rompen el oleaje de la globalización. Ha habido intentos ocasionales de contrarrestar la fragmentación política del mundo, principalmente a través de áreas regionales de libre comercio como el Mercosur, pero sólo la Unión Europea ha logrado ir más allá de lo meramente económico, pero aun sin que se vean indicios claros de avance hacia una federación, ni siquiera a Estados confederados, como estaba en la mente de sus fundadores. La UE, pues, permanece como un hecho irrepetible y producto de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría.

Y abundando: los Estados nacionales son lugares políticos y la política tiene una considerable fuerza internacional en una época en que todos los países, democráticos o no, y aún las teocracias, tienen que tomar en cuenta el sentir de sus ciudadanos. Esa ha sido una fuerza suficiente para ponerle un freno a la globalización neoliberal. El ideal de una sociedad global de libre mercado supone la irrestricta distribución de recursos y resultados en base a criterios de mercado. Por razones políticas, los gobiernos no pueden correr el riesgo de dejar en manos del mercado la distribución del producto nacional. Otra, la globalización requiere de un solo lenguaje –una versión globalizada del inglés pero, como lo demuestra la historia reciente en Europa y el sur de Asia, los países pagan las consecuencias si fallan al tomar en cuenta los idiomas dentro de sus territorios. Un mundo neoliberal requiere moverse libremente en la transacción de todos los factores de la producción. Sólo que no existe el libre movimiento internacional de la mano de obra, a pesar del hecho de encontrarse una enorme brecha entre los niveles de salarios de los países pobres y los ricos; millones de pobres en el mundo quieren migrar a las economías desarrolladas. ¿Y por qué no hay libertad migratoria? Porque no existe gobierno alguno en las economías desarrolladas que se atreva a pasar por alto la resistencia masiva de sus ciudadanos hacia la irrestricta inmigración, tanto en el plano económico como en el cultural. No defiendo esta situación, sólo señalo su enorme fuerza.

La política, a través de la acción del Estado, proporciona así el necesario contrapeso a la globalización económica. Sin embargo, difícilmente hoy encontramos gobiernos que rechacen las desventajas de la globalización o que pudieran suspenderla en sus territorios, si quisieran. Claramente no todos los países son iguales. Ciertamente, la proliferación de países pequeños y virtualmente débiles da gran prominencia y peso global a un puñado de países o uniones fuertes que dominan hoy en día el mundo: China e India, los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, Japón y Brasil, quienes tienen alrededor de la mitad de la población mundial y casi las tres cuartas partes del PIB. La globalización económica opera a través de empresas transnacionales sin poder militar ni político, pero que funcionan en un marco determinado por sus propios países de origen, sus políticas, alianzas y rivalidades.

No obstante, los progresos y la voluntad de globalización continuarán aun si –lo que no es imposible– el ritmo para lograr el libre intercambio mundial aflojase en las próximas décadas. Esto me trae a mi tercera proposición: la creación de una economía mundial como una sola y total unidad interconectada y sin obstáculos aún está en la infancia. Así, si tomamos los bienes de exportación como si fuesen el PIB de los 56 países económicamente significativos del mundo, este alcanzó su primer punto máximo alrededor de 1913 con cerca del nueve por ciento de los PIBs conjuntos, pero entre este año y 1990, sólo hubo un crecimiento del 13,5 por ciento; ni siquiera se duplicó. El Instituto Federal Suizo de Tecnología, en Zurich, ha establecido un índice de globalización. En este índice los diez países más económicamente globalizados del mundo sólo incluyen una economía avanzada, la del Reino Unido (como el número 10). De las economías mayormente desarrolladas, Francia clasifica en el puesto 16; los Estados Unidos en el 39 un poco adelante de Alemania y Noruega; Japón ocupa el puesto 67; Turquía clasifica en 52; China en 55; Brasil, 60; Rusia, 76 y la India ocupa el lugar 105. La clasificación en globalización social se distribuye más uniformemente entre las economías occidentales. Con excepción de la mayor parte de América Latina, la globalización social (si se prefiere cultural) refleja un mayor avance que la económica.

Esto indica que el mundo continúa abierto a los choques y tensiones de la globalización. Consideremos que, mientras los pasados treinta años nos han traído las más grandes migraciones masivas, sólo el 3 por ciento de la población mundial vive fuera de su país de origen. ¿Qué tan lejos nos llevarán los todavía modestos avances de la globalización? Júzguenlo ustedes.

III

Si hemos de juzgar los cambios en la riqueza, el poder y la cultura en el equilibrio global, debemos, por tanto, definir lo que se entiende por equilibrio mundial, o mejor, por desequilibrio –como prevaleció el planeta en el período de 1750 a 1970. Con una sola excepción –la población– hubo un gran predominio de la región del Atlántico norte, al principio confinada a las partes más relevantes de Europa pero que en el transcurso del siglo XX se inclinó hacia las antiguas colonizaciones de emigrantes europeos a Norteamérica, específicamente los Estados Unidos. Europa y las regiones colonizadas por emigrantes europeos nunca fueron más que una minoría de la población global, digamos el veinte por ciento en 1750, y tal vez el treinta o 35 por ciento hacia 1913. Desde entonces, ha caído hasta llegar alrededor del quince por ciento.

En cualquier otro sentido, el predominio del Atlántico norte fue absoluto. Cualesquiera que hubiesen sido las circunstancias, la economía mundial se transformó gracias a las tecnologías y al sistema capitalista occidentales. Pero aquí debe hacerse una distinción entre el original predominio europeo y la más reciente fase norteamericana. En el siglo XIX la dinámica global venía del capitalismo europeo pues los Estados Unidos eran mayormente una economía independiente: hasta el siglo XX su impacto sobre América Latina, por ejemplo, era menor comparado con el de Gran Bretaña. Los territorios del mundo estaban ocupados y divididos entre los poderes europeos occidentales del Atlántico Norte y el Imperio ruso. En términos militares la situación no era del todo desequilibrada, pero ninguna potencia que no contase con los recursos técnicos y de organización occidentales podría haberse enfrentado a otra que sí los tuviese. En lo que se refiere al campo intelectual, excepto el religioso, las ideas que cambiaron la política y la cultura en el mundo llegaron de Europa. Modernización significaba occidentalización. La ciencia y la tecnología, aunque internacionales, se originaban en Europa y sus filiales y estaban virtualmente monopolizadas por los países de la región. Igualmente por lo que hacía a la literatura, comunicación impresa, libros y periódicos.
En términos de poder económico, la globalización reforzó la situación original del norte industrializado y su desarrollo capitalista, el cual también multiplicó la distancia entre la riqueza per cápita de estos países con los del resto del mundo, dando a sus habitantes un elevado nivel de vida, seguridad social y, en general, mejores oportunidades de vida. En términos de lo que podría llamarse “capital intelectual”, el monopolio sobre la ciencia y la tecnología se mantuvo, aunque el centro de gravedad de estos campos se movió de Europa a los Estados Unidos después de concluida la Segunda Guerra Mundial. En el campo de las ideas y hasta la Revolución Iraní de 1979, las ideologías de origen europeo/norteamericano nacidas de las Revoluciones Estadounidense, Francesa y Rusa así como las de los Estados nacionales independientes y aun las del fascismo, fueron ideas casi universales e inspiraron tanto a los propios gobiernos como a los que quisieron deponerlos.

Esta fue la situación que empezó rápidamente a cambiar hacia finales del siglo XX, afectando desigualmente a diferentes partes del mundo. Las regiones importantes en el mundo del siglo XXI son hoy muy distintas en sus estructuras demográficas. En el año 2006 se estimaba que, en países con poblaciones enormes, los niños menores de quince años de edad constituían entre el treinta y el cincuenta por ciento de la población. Para ser más preciso, son cuatro las regiones de jóvenes actualmente: América Latina y el Caribe, al norte del Cono Sur; la subsahariana de África; la importante región musulmana de Oriente Medio y el Norte de África; y el sur y sudeste asiático. Es preciso distinguir claramente entre el subcontinente Indio y sudeste asiático. Dejo fuera los archipiélagos del Pacífico por no ser de gran importancia cuantitativa. Tres regiones desarrolladas o en rápido desarrollo representan a la población en proceso de envejecimiento en el mundo. Europa en el más amplio sentido, incluyendo Rusia y los otros países ex comunistas (no los musulmanes de Asia central) y Norteamérica y Australasia, todas éstas son regiones originalmente colonizadas o pobladas por blancos europeos. Existen, desde luego, diferencias significativas entre Norteamérica, la Unión Europea, los países que integraban la URSS y la Europa del este y el lejano oriente asiático: China, Corea del Sur, Japón, Hong Kong, Taiwán y Singapur. Para efectos de este trabajo, no me interesa ahora discutir los problemas globales de la transición demográfica que, esperamos, logre estabilizarse en una población mundial de más de seis mil millones.

Es evidente que la humanidad del siglo XXI contendrá una proporción mucho menor de blancos europeos o sus descendientes, una menor proporción de asiáticos del este y una mucho más alta proporción de latinoamericanos, de subsaharianos de África, de musulmanes mediorientales y asiáticos del sur y sureste. Esto tiene una relevancia inmediata sobre la distribución de la pobreza en el globo, que claramente se concentra en las regiones de rápido crecimiento demográfico, a excepción del sureste asiático, donde el desarrollo económico ha reducido la expansión poblacional; y desde luego también, los antiguos países soviéticos. De otra parte, mientras no existan implicaciones inmediatas en la distribución de la riqueza y el poder económico, esto es irrelevante. Así, de las unidades políticas más importantes y que son centros de poder económico, sólo dos –India y Brasil– están presentes en las regiones de crecimiento demográfico; cuatro, los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y China están en los regiones de estancamiento o disminución poblacional. El África subsahariana, el Medio Oriente musulmán y el sureste asiático están fuera de consideración.

La globalización y el desarrollo económico han afectado a los países de manera asimétrica. De hecho, hoy tenemos un “mundo en desarrollo” dividido en tres partes: los países de desarrollo rápido; los países cuya función principal es la de abastecer materias primas y combustibles fósiles y los países con poco interés en la economía globalizada. En el presente, el este asiático es el más exitoso ejemplo de los primeros, los de rápido desarrollo; los países del antiguo bloque soviético y la mayoría de los musulmanes de Medio Oriente pertenecen a la segunda categoría y la mayoría de los subsaharianos de África, a la tercera.
El cambio más importante que se da a partir de 1970 es la transferencia del centro de gravedad de la economía mundial, de Norteamérica y la Unión Europea hacia el Oriente extendiéndose por el sur y sureste asiáticos. A menudo se olvida que el ascenso hacia la prominencia global de la economía japonesa también ocurrió a finales del siglo XX, así pues, al término de 1968 la producción industrial de Japón alcanzaba no más de cuatro por ciento de la mundial total, por debajo de la del Reino Unido. Desde luego, es verdad que el equilibrio del poder mundial de los negocios continúa, en gran medida, en manos de los viejos países industriales. Sin embargo, la tendencia es clara por el destacado y sorprendente papel de los asiáticos.
Qué tan lejos llegarán los cambios en el equilibrio del poder económico no está claro todavía. Norteamérica y la Unión Europea, los más importantes contribuyentes al PIB mundial, perderán terreno –Estados Unidos tal vez más que la ue. Por su parte, los países del Mar de China avanzarán, pero todavía les falta mucho. A la India, todavía no se le puede juzgar, pero hay que considerarla como claro y futuro jugador importante. A América Latina, con su cercanía al ocho por ciento del PIB mundial, no se le ven trazas de algo importante; los resultados de décadas pasadas han sido más bien decepcionantes y sus prospecciones dependerán del progreso que obtengan los países del Mercosur y México mientras no sean absorbidos aún más por la economía estadounidense. El mundo musulmán del Oriente Medio, con todo y los ingresos por el petróleo y gas, contribuye poco a los cambios y –a excepción de Turquía e Irán– sus prospecciones dependen mucho de la venta de energéticos. Por su parte, los sucesores de los países comunistas, que ahora contribuyen con alrededor del cinco por ciento del PIB posiblemente mejoren algo sus resultados cuando se recuperen de los infaustos sucesos de los noventa. Además de las materias primas y el petróleo, el poder económico de la Rusia desindustrializada tiene hoy un poco más en don- de apoyarse que en los tiempos de la era soviética con todo y la poderosa industria de armamentos y la gente con elevada educación. Por otro lado, a la cada día más empobrecida África subsahariana se le ven escasas esperanzas de poder lograr desempeñar un mejor papel.

De todas las regiones, sólo una, América del Norte, se encuentra bajo el predominio de una sola economía nacional: los Estados Unidos. Cuando las reliquias de la Guerra Fría incluyendo a Rusia asumieron que el camino se despejaba, el futuro lógico lo encontraron en combinarse con Europa. En el este y sudeste asiáticos, China puede aspirar a la hegemonía económica que por breve tiempo disfrutó Japón, pero Japón permanecerá como un jugador principal, sin tampoco olvidarnos de la India. Este nuevo y dinámico centro global, por consiguiente, será el campo en la interacción de estos tres gigantes. Ni la región musulmana del Medio Oriente, ni África, potencialmente poseen fuerza hegemónica en los campos económico y político; pero en América del Sur el solo tamaño y potencial de la economía brasileña le asigna a ésta un papel central, todavía más si la economía mexicana se permite seguir atada al sistema de los Estados Unidos.

Esto no significa que estas economías hegemónicas nacionales o regionales estén en conflicto con la ya en buena parte interdependiente economía global, que les otorga a todos beneficios reales o potenciales. Y sí significa que la globalización no puede –como el neoliberalismo lo supone– ser como el fluir suave de un líquido. Existen tres agregados principales, políticos y sociales, en el líquido. Primero, el siglo XXI tiene poco que ofrecer al rico mundo del norte, excepto la erosión, tal vez la pérdida, de su vieja hegemonía que fue también la base de su poder y del extraordinariamente elevado estándar de vida en su gente. Inevitablemente este mundo del norte se resistirá a los cambios, aunque sólo los Estados Unidos –con sus aspiraciones de supremacía de mano fuerte– pueden verse tentados a complementar su resistencia con medios militares. Segundo, la ausencia de autoridades globales efectivas y de un sistema de poder internacional, han creado una situación de gran inestabilidad política y social, turbulencias y gobiernos impotentes en muchas partes del mundo, efectos que durarán todavía algún tiempo. Tercero, las tensiones y desigualdades originadas por una globalización incontrolada, están generando una significativa resistencia popular que limita el campo de acción de los gobiernos neoliberales y de regímenes democráticos. Desde luego, se generarán movimientos de disidencia y rebelión populares.

Nos encontramos en el presente ante una fase de transición, de una economía mundial dominada por el Norte a una de nuevo esquema, probablemente de orientación asiática. Hasta que estas nuevas pautas queden establecidas, es probable que pasemos por algunas décadas de violencia, turbulencias económicas, sociales y políticas, como ha ocurrido en el pasado en similares periodos de transición. No es imposible que esto nos lleve a guerras entre países, sin embargo serán menos probables que en el siglo pasado. Quizá podamos esperar una relativa estabilidad global en algunas décadas, como las posteriores a 1945. Ciertamente la humanidad no se acercará a la solución de la crisis medioambiental del mundo, crisis que la propia actividad humana continuará fortaleciendo. ¿Cuál es la participación de Latinoamérica en esta prospección global? Ésta es una cuestión que ustedes como expertos pueden encarar mucho mejor que yo, que no lo soy.

Artículo tomado de Letras Libres

Honduras: la derecha contraataca

Immanuel Wallerstein, La Jornada

La presidencia de George W. Bush fue el momento de mayor arrasamiento electoral por parte de los partidos de centroizquierda en América latina en los últimos dos siglos. La presidencia de Barack Obama corre el riesgo de ser el momento de la venganza de la derecha en América latina. La razón bien puede ser la misma: la combinación de la decadencia del poderío estadounidense con la continuada centralidad de Estados Unidos en la política mundial. Al mismo tiempo, Washington es incapaz de imponerse por sí mismo y todo el mundo espera que entre al terreno de juego en el bando de ellos.

¿Qué fue lo que ocurrió en Honduras? Hace mucho que este país es uno de los pilares más seguros de las oligarquías latinoamericanas: tiene una clase dominante arrogante y sin arrepentimiento, guarda vínculos cercanos con Estados Unidos y es el sitio de una importante base militar estadounidense. En las últimas elecciones, Manuel “Mel” Zelaya fue electo presidente.

Siendo un producto de las clases dominantes, se esperaba que continuara jugando el juego en la forma en que los presidentes hondureños lo han jugado siempre. En cambio, inclinó sus políticas hacia la izquierda. Emprendió programas internos que en verdad hicieron algo por la vasta mayoría de la población: se construyeron escuelas en áreas rurales remotas, se aumentó el salario mínimo, se abrieron clínicas de salud.

Comenzó su período apoyando el tratado de libre comercio con Estados Unidos, pero dos años después se unió al ALBA, la organización de Estados que creó el presidente Hugo Chávez. El resultado fue que Honduras obtuvo petróleo barato procedente de Venezuela. Luego propuso la celebración de un referéndum para saber si la población pensaba que era buena idea revisar la Constitución. La oligarquía gritó que éste era un intento de Zelaya de cambiar las leyes y hacer posible que él accediera a un segundo período. Dado que se preveía que la consulta ocurriera el día en que su sucesor fuera electo, ésta es claramente una razón inventada. ¿Por qué entonces escenificó el ejército un golpe de Estado con el respaldo de la Suprema Corte, el Congreso hondureño y la jerarquía católica?

Dos factores confluyen aquí: su visión de Zelaya y su percepción de Estados Unidos. En los años treinta, la derecha estadounidense atacó a Franklin Roosevelt como “traidor a su clase”. Para la oligarquía hondureña, eso significa que Zelaya, “un traidor a su clase”, es alguien que debería ser castigado como ejemplo para otros.

¿Y qué pasa con Estados Unidos? Cuando ocurrió el golpe, algunos comentaristas de la izquierda vociferante en la blogosfera lo llamaron “el golpe de Estado de Obama”.

Ni Zelaya ni sus simpatizantes en la calle, ni tampoco Chávez o Fidel Castro tienen esa visión tan simplista. Todos ellos notan la diferencia entre Obama y la derecha estadounidense (líderes políticos o figuras militares). Parece claro que la última cosa que el gobierno de Obama quería era este golpe de Estado. Ha sido un intento por forzarle la mano. Sin duda esto recibió aliento de figuras clave de la derecha estadounidense, como Otto Reich (el cubano-estadounidense y ex consejero de Bush) y el International Republican Institute.

Seamos testigos de algunas de las aseveraciones más desorbitadas de los golpistas. El ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de facto, Enrique Ortez, dijo que Obama era un “negrito que no sabe nada de nada”. Hay alguna controversia de qué tan peyorativo es el término “negrito” en castellano. En cualquier caso, el embajador estadounidense protestó tajantemente ante el insulto. Ortez se disculpó por su “desafortunada expresión”, y se lo cambió a otro puesto en el gobierno. Ortez concedió una entrevista a la televisión hondureña diciendo: “No tengo prejuicios raciales, me gusta el negrito que está presidiendo Estados Unidos”. Sin duda, la derecha estadounidense es más cortés, pero no menos denunciatoria de Obama. El senador republicano Jim DeMint, la diputada republicana cubanoestadounidense Ileana RosLehtinen y el abogado conservador Manuel A. Estrada, todos han insistido en que el golpe estuvo justificado porque no fue un golpe de Estado, sino justamente una defensa de la Constitución hondureña. Y la blogger derechista Jennifer Rubin publicó un texto el 13 de julio titulado: “Obama está mal, mal, mal respecto a Honduras”. Su equivalente hondureño, Ramón Villeda, publicó una carta abierta al presidente estadounidense el 11 de julio, donde decía: “No es la primera vez que Washington se equivoca y abandona, en momentos críticos, a un aliado y amigo”. La derecha hondureña hace su juego buscando ganar tiempo, hasta que el período de Zelaya termine. Si logran su objetivo, habrán ganado. Y la derecha guatemalteca, la salvadoreña y la nicaragüense observan por los costados, y ya les pican las ganas de comenzar sus propios golpes de Estado contra sus gobiernos que no son ya de derecha.

Es posible que la derecha gane las elecciones este año y el año entrante en Argentina y Brasil, tal vez en Uruguay y Chile. Tres analistas importantes del Cono Sur han publicado sus explicaciones. Atilio Boron habla de la “futilidad del golpe”. El sociólogo brasileño Emir Sader dice que América latina enfrenta una encrucijada: “La profundización del antineoliberalismo o la restauración conservadora”. El periodista uruguayo Raúl Zibechi titula su análisis “La irresistible decadencia del progresismo”. Zibechi piensa que las débiles políticas de Lula, Vázquez, Kirchner y Bachelet (Brasil, Uruguay, Argentina y Chile) han fortalecido a la derecha (que avizora adoptando un estilo Berlusconi) y dividieron a la izquierda. Pienso que hay una explicación más directa y simple. La izquierda llegó al poder en América latina debido a la distracción estadounidense y a los buenos tiempos económicos. Ahora enfrenta una distracción continuada, pero los tiempos económicos son malos y comienzan a culparla porque está en el poder, aunque hay poco que puedan hacer los gobiernos de centroizquierda respecto a la economía mundial. ¿Puede Estados Unidos hacer algo acerca de este golpe de Estado? Por supuesto. Primero, Obama puede oficialmente etiquetar el golpe como un golpe de Estado. Esto podría disparar una ley estadounidense que le cortara toda la asistencia de Estados Unidos a Honduras. Puede cercenar las continuadas relaciones del Pentágono con los militares hondureños.

Puede retirar al embajador estadounidense. Puede decir que no hay nada que negociar en vez de insistir en la “mediación” entre el gobierno legítimo y los líderes golpistas. ¿Por qué no hace todo eso? Es muy simple, también. Tiene al menos otros cuatro súper puntos pendientes en su agenda: la confirmación de Sonia Sotomayor en la Suprema Corte; un desbarajuste continuado en Medio Oriente; su necesidad de pasar la legislación de salud este año (si no es en agosto, en diciembre), y de repente una presión enorme por abrir las investigaciones de los actos ilegales del gobierno de Bush. Lo siento, pero Honduras tiene el quinto lugar en la lista. Así que Barack Obama, constreñido entre dos posturas fuertes, no hace sino ganar tiempo haciendo guiños a unos y a otros, sin asumir una actitud clara. Y nadie quedará contento. Zelaya puede ser restaurado en el cargo, pero tal vez sólo tres meses a partir de ahora. Demasiado tarde. Pónganle atención a Guatemala.


*Nació en Nueva York, realizó sus estudios en la Universidad de Columbia, donde se graduó en 1951, obtuvo su maestría en 1954, y el doctorado en 1959, después trabajó como conferencista hasta 1971, año en que se hizo profesor de sociología en la Universidad de McGill. En 1976 se hizo profesor de sociología de la Universidad de Binghamton (SUNY), puesto que ocupó hasta que se retiró en 1999, otro cargo que tuvo fue la dirección del Centro Fernand Braudel para los estudios económicos, sistemas históricos y civilización. Wallerstein ocupó varios puestos al ser profesor visitante en diferentes universidades alrededor del mundo, fue premiado con múltiples títulos honoríficos, también fue el director de estudios asociados en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (École des Hautes Études en Sciences Sociales) en Paris, y fue presidente de la Asociación Sociológica Internacional de 1994 a 1998.Esto saldra antes del leer mas

viernes, 31 de julio de 2009

FMI no cobrará intereses a países pobres

En una medida sin precedentes y que da cuenta de sensible momento que vive el mundo, el Fondo Monetario Internacional ha anunciado que no cobrará intereses por sus préstamos a los países pobres hasta el año 2011. De este modo, la institución que lidera Dominique Strauss Kahn ofrecerá una forma de ayuda real a los países más pobres del mundo (especialmente del África SubSahariana), y Strauss-Kahn se sacude así el estigma de indiferencia frente a los problemas sociales con que ha sido tachado.

El FMI no puede rehuir su responsabilidad concreta frente a la crisis al promover justamente las políticas que la detonaron, como seguir los lineamientos del Consenso de Washington, obligar a los países a tener a la inflación como el parámetro central de la actividad económica; favorecer las privatizaciones y el libre comercio, y despreciar el tema del empleo, aún a expensas de la estabilidad interna. Argentina y Letonia son países que han sufrido en carne propia la coacción del FMI. Justamente esta semana se desarrolló un interesate debate sobre las políticas del FMI en el blog argentino Los tres chiflados.

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Como expresa Larry (uno de estos cinco economistas “chiflados”):

El FMI no es una entidad supra-nacional que busca el bien común para que todas las economías crezcan en hermandad y prosperidad, equilibrando los esfuerzos por sacar el mundo adelante con heroísmo y responsabilidad social. Avalentonado solo por el altruismo social que todo buen samaritano que quiera ganarse un lugar en el cielo deba perseguir e inculcar sobre el prójimo.

Discúlpenme, pero el FMI no es una iglesia, no se reparte limosna ni se piensa en los pobres. Eso no es el FMI. Tampoco es un hospital de Economías, ni es la cruz roja que viene a casa a curarnos la gripe A, a cambio de una dulce sonrisa.

El FMI es para EEUU, lo que es un ministro para el presidente. Es simplemente una herramienta política para ejercer su política internacional, no pensando en el bienestar mundial, sino pensando en el impacto que tiene en su economía, los países que no son parte del G7. Con ellos se negocia cara a cara, con el resto, con el FMI.

Hay bastante unanimidad en que las políticas del FMI constituían solamente el brazo ideológico de un modelo que no puso al ser humano ni su calidad de vida en el centro de su interés, sino que se ocupó sólo de cifras de ganancias (muchas veces engañosas) sin pensar en las externalidades negativas que se derivarían. El premio Nobel Joseph Stiglitz es quien más ha criticado las políticas del FMI y del Banco Mundial. Su artículo Lo que aprendí de la crisis financiera (de abril de 2000) es ya todo un clásico.

Por eso que el esfuerzo histórico del FMI de liberar del pago de intereses a los países pobres, es muy digno de destacar. Por si usted no lo sabe, los intereses que cobra el FMI a los países son bastante mayores a los que aplica la Fed y los Bancos Centrales a sus propios bancos comerciales. Pero, por algo se empieza.

jueves, 30 de julio de 2009

Nuevo informe culpa a los especuladores de las violentas oscilaciones en el precio del crudo


Ianthe Jeanne Dugan, Alistair MacDonald y Sarah N. Lynch
The Wall Street Journal, tomado de La Nación de BsAs.

La Comisión del Mercado de Futuros de Materias Primas (CFTC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos planea emitir un informe la semana próxima que sugiere que los especuladores jugaron un rol significativo en las marcadas oscilaciones que sufrieron los precios del petróleo, un cambio con respecto a su postura previa y que ahora augura un mayor escrutinio sobre los inversionistas.

El presidente del directorio de la CFTC afirmó el martes que cree que la agencia debe "considerar seriamente" establecer nuevos límites "estrictos" para los corredores que realizan apuestas en contratos de energía. Durante la primera audiencia de la agencia para estudiar el tema, Gary Gensler dejó en claro que cree que la CFTC necesita ejercer sus poderes para controlar una especulación excesiva.

"La CFTC está en la mejor posición para establecer límites en diferentes bolsas, y tenemos toda la capacidad de lograr un equilibrio entre los intereses encontrados y la responsabilidad de proteger a los estadounidenses", señaló Gensler.

En un polémico informe del año pasado, el principal regulador del mercado de futuros de EE.UU. había relacionado las oscilaciones en los precios del petróleo principalmente con la oferta y la demanda. Pero ese análisis se basaba en "datos muy erróneos", señaló Bart Chilton, uno de los cuatro comisionados de la CFTFC, durante una entrevista el lunes.

El nuevo informe de la CFTC, que será divulgado en agosto, intensifica el creciente debate sobre los inversionistas financieros que apostaron sobre la dirección que tomarían los precios de los commodities mediante la compra de contratos ligados a índices. Estos especuladores han invertido cientos de miles de millones de dólares en contratos que en su momento eran dominados por productores y consumidores que buscaban protegerse contra la volatilidad del mercado petrolero.

El nuevo enfoque refleja un cambio en los vientos políticos. Gensler, nombrado por el presidente estadounidense Barack Obama y que lleva en su cargo desde mayo, aleja a la agencia del enfoque aún menos intervencionista que tenía bajo el liderazgo de su predecesor designado por George W. Bush. Durante sus audiencias de confirmación, Gensler prometió analizar la fijación de límites globales para todos los commodities de provisión finita para lograr que las reglas fueran más consistentes.

Nuevas reglas

Bajo el liderazgo de Gensler --que ha afirmado que cree que la especulación por parte de los inversionistas de índices contribuyó a la corrida de precios del año pasado-- se espera que la CFTC adopte nuevas reglas que limiten la cantidad de inversiones en materias primas que puedan hacer las grandes instituciones que apuestan por ellas tan sólo en busca de una ganancia financiera.

La CFTC no divulgó cifras preeliminares del informe que hará público el mes próximo y prefirió no discutir los datos previos.

Los especuladores han soportado una ola de críticas por parte de políticos en todo el mundo, quienes temen que los crecientes precios del petróleo podrían obstaculizar el potencial de recuperación de sus economías golpeadas por la recesión. Muchas autoridades y reguladores afirman que quieren asegurarse de que los especuladores no dificulten el acceso de los consumidores a crudo para calefacción, alimentos y otros bienes básicos.

Sin embargo, estas autoridades no se agrupan en un frente unido. La Autoridad de Servicios Financieros del Reino Unido no encontró evidencia de que especuladores estén detrás de las marcadas oscilaciones en el precio del petróleo, afirmaron personas al tanto. Esta posición, sostenida por el supervisor de uno de los mercados financieros más grandes del mundo, contrasta con un artículo de opinión publicado por The Wall Street Journal hace dos semanas, en el que presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro británico, Gordon Brown, afirman que los gobiernos necesitan actuar para ponerle límites a los precios del petróleo "peligrosamente volátiles".

En EE.UU., además de las audiencias de la CFTC que comenzaron el martes, el Congreso también considera la posibilidad de otorgarle al organismo la autoridad, bajo una propuesta más amplia para reestructurar la regulación financiera, de regular las inversiones en commodities que se producen fuera de las bolsas tradicionales.

China crea bastión financiero para competir con Wall Street


China quiere dejar de ser sólo un proveedor de mano de obra y por eso que tiene planes más ambiciosos para su futuro. Por eso ha anunciado un millonario plan de inversiones para construir un distrito financiero que esté a la altura del dinamismo que ha vivido el gigante asiático en las últimas décadas. Y dado que llega el fin de la hegemonía occidental y nace la multipolaridad, China creará un centro financiero que le haga el peso a Wall Street.
Este año, la economía China puede desplazar a la japonesa ocupando el segundo lugar en el mundo. Para el 2025 se estima que alcanzará a Estados Unidos. Quizá, un poco antes. Por eso reclama su derecho a convertir el yuan en divisa mundial, paso fundamental para hacer de Beijing el Wall Street de oriente que desplazará a la Bolsa de Tokio.
Este proyecto será el más grande desde los Juegos Olímpicos y tendrá un costo de 60 mil millones de yuanes (US$ 8.780 millones) y será financiado con créditos bancarios.


China Development Bank Corp entregará a la empresa encargada Lize Holdings una línea de crédito de 10.900 millones de yuanes para desarrollar un terreno de 5,25 kilómetros cuadrados a sólo ocho kilómetros de la Plaza de Tiananmen en Beijing. Industrial & Commercial Bank of China, Agricultural Bank of China y China Construction Bank entregarán otros 8 mil millones de yuanes cada uno.

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Tasa de desempleo subió a 10,7%

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La tasa de desempleo en Chile se ubicó en 10,7% en el trimestre móvil abril-junio, lo que implica un alza de 2,3 puntos porcentuales en doce meses y 0,5 punto porcentual respecto del trimestre anterior. Según informó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), la tasa desestacionalizada registró un aumento de 0,2 puntos porcentuales respecto al trimestre móvil anterior.

Continuando con la tendencia, dijo el INE, la ocupación presentó su cuarta baja consecutiva en doce meses (-1,0%), mientras que la fuerza de trabajo anotó un incremento de 1,5% en doce meses.
“Esto se debe, principalmente, al aumento de mujeres que ingresan al mercado laboral, situación habitual en momentos de crisis económica, y también al incremento de quienes buscan trabajo por primera vez, dinámica que se produce desde fines de 2008”, dijo la entidad.


Con un aumento en doce meses de 11,3% en el trabajo por cuenta propia, las mujeres atenuaron la baja de la ocupación, mientras que el empleo en hombres disminuyó en 2,3% en doce meses. El empleo asalariado fue la categoría de mayor incidencia negativa.

Ver: La persistencia del desempleo en Chile

Cartografía de la recesión mundial


Esta imagen la trae hoy la revista The Economist. Como vemos, todo el mundo (salvo contadas zonas de Africa, Asia y América Latina) se encuentra viviendo la peor recesión mundial desde la Gran Depresión. Toda América del Norte; toda Europa salvo Noruega, Eslovenia y Eslovaquia; Rusia, Japón, Corea, Taiwán, Singapur, entre las economias emergentes. De los países BRIC sólo India y China muestran cifras expansivas (en verde); Rusia y Brasil tienen números rojos, así como Sudáfrica. En este continente, al igual que en América Latina con Argentina y Venezuela, hay muchos países al borde, en el límite de la recesión. De las economías grandes, países como Alemania, Japón y Rusia experimentarán caídas en el PIB del 7 por ciento este año.

Info | The Economist

Información mpliada en El Blog Salmón

Fed advierte que la economía se "estabiliza"


La economía estadounidense comienza a dar signos de estabilidad aunque en un nivel muy débil, de acuerdo al último informe de la Reserva Federal (Fed) conocido como "Libro Beige". En este informe hace hincapié en que la caída libre de la economía se ha desacelerado, aunque habrá un "prolongado período de debilidad".

Incluso el Presidente Barack Obama fue bastante cauto al señalar que "Es probable que estemos presenciando el principio del fin de la recesión", advirtiendo que no hay consuelo para aquellos que han perdido sus puestos de trabajo: "Sabemos que los tiempos difíciles no han terminado todavía".

El mercado laboral es uno de los puntos negros del Libro Beige. Grandes cantidades de empleos siguen siendo eliminados cada semana, lo que hace irreversible en el mediano plazo una disminución del paro. Se estima que las cifras de desempleo seguirán aumentando hasta el primer trimestre del próximo año, dada la incapacidad de los planes de estímulo de absorber la enorme cantidad de trabajadores desempleados que supera los 15 millones de personas.

Info | The Beige Book

miércoles, 29 de julio de 2009

Producción industrial cae 13% en primer semestre


La producción industrial de Chile cerró el primer semestre con una fuerte caída, acumulando un descenso de 12,9 por ciento en los primeros seis meses del año, según informó hoy la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa). Las ventas industriales se redujeron un 10,6% y las ventas internas un 11,1% en igual periodo. Observando sólo las cifras de junio, la producción industrial registró una caída de 14,2%, mientras que las ventas físicas retrocedieron 11,1%. Las ventas internas se redujeron 8,6%.

Entre los factores que explican esta disminución está la caída de la industria pesquera (32,1%), afectada por la menor producción de salmón y de harina de pescado (a consecuencia del virus ISA), a lo que se sumó la fuerte contracción en la producción de alimentos para animales, orientados principalmente a la salmonicultura.
Por sector de destino, la producción de bienes orientados a la construcción mostró una caída de 19,2% en junio, incidiendo 2,9 puntos porcentuales en la caída total de la industria.

A nivel de sectores, al igual que en meses previos, los productos metálicos, maquinarias y equipos registraron una caída anual de 30,6% en junio, la mayor a nivel de sectores, arrastrados por la menor producción de productos metálicos de uso doméstico, productos de acero y por el cierre de plantas en la industria automotriz. El ritmo de la contracción ha disminuido lo que da cuenta de que se está tocando fondo. En términos mensuales la producción industrial retrocedió un 0,2% respecto a mayo, su menor ritmo de contracción desde febrero de 2009. Es decir, nos hallamos en plena fase de "estancamiento" y la pregunta que sigue es ¿Cuánto tiempo permaneceremos aquí?
Al respecto, el Banco Central ya no tiene nada más que decir.

Microsoft y Yahoo! se unen contra Google


Después de más de un año de rumores y pasos en falso, dos de las grandes empresas de las tecnologías informáticas han acordado fusionarse para contrarrestrar la gigantesca maquinaria de Google. Microsoft, el gigante de la industria del software, y Yahoo, proveedor de los motores de búsqueda que dan sentido a la red, han forjado una alianza estratégica para ejercer presión sobre Google.

De esta manera, Yahoo, la empresa liderada por Jerry Yang que el año pasado se negó a una oferta de compra por 47.500 millones de dólares por parte de Microsoft, esta vez ha aceptado los términos de fusión en un claro intento por competir en mejores condiciones contra su rival Google, que no sólo lidera el terreno de la búsqueda y terminó con los llamados “portales”, sino que con su navegador Google Chrome ha quitado terreno a Internet Explorer, y con su sistema operativo Chrome OS amenaza con mermar la empresa creada por Bill Gates.

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martes, 28 de julio de 2009

Calentamiento global: mayor a lo previsto


El calentamiento global será mayor a lo previsto para los próximos años de acuerdo a un estudio que investiga el aumento de la actividad solar, los volcanes y el fenómeno de El Niño.
La investigación, que se publicará en Geophysical Research Letters, es la primera en evaluar los efectos combinados en cuatro factores: las emisiones de dióxido de carbono (CO2); el calentamiento del sol; la actividad volcánica y la oscilación meridional de El Niño, fenómeno por el cual el Océano Pacífico altera las corrientes marinas con masas de aire que calienta las aguas de sudamérica y provoca estragos a nivel mundial.

El análisis pone de manifiesto que la relativa estabilidad de las temperaturas globales de los últimos siete años se explica principalmente por la disminución de la luz solar asociada a la fase descendente de 11 años del ciclo solar. Esta tendencia ha enmascarado el calentamiento producido por las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero.

Dado que la actividad solar se recuperará en los próximos años, las temperaturas se incrementarán en un 150% de la tasa prevista por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU. Este es un elemento a tener en cuenta.

Arturo Pérez-Reverte: "Los amos del mundo"

Este artículo de Arturo Pérez-Reverte (El club Dumas, La tabla de Flandes, El maestro de esgrima) fue publicado por El Semanal, el 15 de noviembre de 1998, a los pocos días de la quiebra de Long Term Capital Management, uno de los primeros hedge fund que se derrumbaron producto de su excesivo apalancamiento. Transcurridos once años desde su publicación, este artículo tiene plena vigencia. ¿Quien dice que esta crisis no fue advertida por nadie?

Arturo Pérez-Reverte: "Los amos del mundo"

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del ordenador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro. Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo. Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro. Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, y meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados. Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, oh prodigio, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no. Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recae directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia, con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros y a veces con su puesto de trabajo Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena. Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.
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Transcripción íntegra del articulo de Arturo Pérez-Reverte publicado en El Semanal 577, el 15 de noviembre de 1998.
Enlace a El Semanal

Cinco consecuencias filosóficas de la crisis

La actual crisis económica no se limita a una cuestión de estadísticas, ni se reduce al devastador impacto social del desempleo y la incertidumbre. Con la debacle mundial, hizo agua una particular visión del mundo que pareció dominante e irreversible con la caída del muro de Berlín. Esta visión se cristalizó en algunas frases famosas como el "fin de la historia" de Francis Fukuyama, "la sociedad no existe" de la primer ministra británica Margaret Thatcher o los 10 mandamientos del consenso de Washington que impulsaban la liberalización-desregulación-privatización global.

El nuevo dogma tras la derrota del comunismo era todo el poder al sector privado, el mercado como medida de racionalidad económica y utopía, y el individualismo más descarnado como principio ético ordenador. Con la debacle económica esta visión del mundo también entró en crisis. BBC mundo identificó cinco consecuencias filosóficas.

1. Filosofía política-económica

La ley de la oferta y la demanda ejerció un reinado absoluto en la formulación de política económica de las últimas tres décadas. Según el pensamiento clásico, la oferta y la demanda funcionan como un perfecto sistema homeostático (autorregulado) que tiende al equilibrio perfecto y cuenta con un regulador infalible: el precio.

A mucha demanda y poca oferta de un producto, el precio sube hasta alcanzar la suma que el mercado puede pagar por ese bien. A la inversa -poca demanda, mucha oferta- el precio se achata hasta que alguien lo adquiere convencido de que no lo va a encontrar más barato. Ni el premio nobel otorgado al economista Joseph Stiglitz por su investigación sobre el papel que la información cumplía en este mercado -la información con que cuentan los miles o millones de integrantes de un mercado particular no es perfecta y por lo tanto, el precio refleja otras variables- destruyó esa confianza ciega en este funcionamiento homeostático.

Con esta premisa teórica, ¿qué mejor que desregular todo y dejar que el mercado se encargue de los equilibrios económico-sociales?... Pero al parecer la realidad económica está llena de fenómenos impredecibles. En las llamadas burbujas, como la inmobiliaria de las hipotecas "sub-prime" que desató la actual crisis, ¿dónde está el mecanismo autoregulador del mercado en estas burbujas? ¿Reflejaba el precio siempre al alza de la propiedad la situación de la demanda y la oferta?

La conclusión más obvia es que demanda, oferta y precio forman parte de un mecanismo económico-social infinitamente más complejo que esa crasa simplificación que se ha aplicado durante tanto tiempo.

2. Crisis del racionalismo de mercado

Las preguntas precedentes ponen en entredicho una premisa fundamental de la ley de la demanda y la oferta: el racionalismo de los mercados. El ser humano viene buscando la racionalidad en materia económica y filosófica desde hace mucho tiempo. La planificación económica que hizo furor después de la crisis del 29 y la posguerra buscó sintonizar la producción y el consumo con las necesidades de una sociedad.

Con el derrumbe del comunismo, el mercado se impuso como única lógica global. Según esta ideología, el mercado era racional y eficiente para asignar recursos, tanto en el ámbito laboral, como productivo y financiero. La debacle mostró que el mercado tiene la misma dosis de irracionalidad, capricho, imprevisibilidad que cualquier individuo o grupo humano.

Esto nos enfrenta a un problema inquietante: Si los mercados o el Estado no son la base de un funcionamiento socio-económico racional, ¿quiere decir que estamos a merced de los elementos?

3. Consecuencia Axiológica: teoría de los valores

Este aparente desamparo de nuestra praxis económico-social se complementa con una crisis de fundamentos éticos. Desde los años 80, y en particular con la caída del muro de Berlín, se impuso un individualismo a ultranza que se basaba en una teoría del egoísmo como valor organizador ideal de una sociedad. La teoría se retrotrae a Adam Smith y su consideración de que la mejor manera de comportarse socialmente - de beneficiar al conjunto- era que cada uno persiguiese su propio interés ya que la "mano invisible del mercado" iba a arreglar todos los entuertos que se produjesen en el camino.

Adam Smith jamás negó la acción social ni la labor del Estado, ni la presencia de los valores (la justicia era fundamental en su sistema) como se interpretó con ignorancia o mala fe tiempo después. Pero uno de sus seguidores, Friedrich Von Hayeck y su discípulo Milton Friedman radicalizaron sus ideas. Ayn Rand, una novelista y filósofa que empezó a ser conocida en los años 40, le dió vuelo filosófico y subjetivo a este viraje, planteando que el egoísmo - la búsqueda ciega del propio beneficio- era el fundamento de la civilización.

Entre sus discípulos se encontraba Alan Greenspan, quien años después estaría al frente de la Reserva Federal de Estados Unidos de 1987 a 2006, es decir, durante el período de la más completa desregulación financiera. El mismo Greenspan reconoció ante el Congreso que su edificio teórico tenía fallas. "Estoy asombrado. Durante 40 años o más las pruebas apuntaban a que este sistema estaba funcionando excepcionalmente bien", dijo Greenspan.

El consenso hoy es que la búsqueda desenfrenada del propio beneficio ha sido determinante en las dos megacrisis mundiales de los últimos 80 años - la gran depresión y esta crisis. ¿Se necesita alguna otra prueba que el impacto devastador de estas dos debacles?

4. Azar, causalidad, incertidumbre

Una premisa que viene del iluminismo y que durante dos siglos nos sostuvo con su fe, fue la posibilidad de correspondencia entre lo que decíamos y la realidad. Esta correspondencia era el fundamento del conocimiento científico y la predicción de fenómenos y tendencias.

Desde principios de siglo XX ha habido numerosos cuestionamientos a esta premisa (desde Ludwig Wittengstein hasta el principio de incertidumbre del físico Werner Heisenberg y el radical relativismo de los posmodernos), pero una fe básica en sus fundamentos ha sobrevivido en muchos campos, entre ellos la economía. Dos conocidos financistas, bien inmersos en los debates de la filosofía, creen que esta crisis exige volver a pensar las cosas.

George Soros estudió filosofía en la London School of Economcis con Karl Popper y acaba de publicar sus conclusiones en "The Crash of 2008" que lleva el sugestivo subtítulo de "El nuevo paradigma de los mercados financieros". Según Soros, pretender que los mercados financieros reflejan la marcha de la economía real y se manejan por la oferta y la demanda es desconocer el papel fundamental que cumple la subjetividad y un proceso que llama reflexividad. El valor del oro o la propiedad no sube porque refleje como un espejo una realidad subyacente de demanda y oferta, sino porque los operadores del mercado por su misma interacción influyen en este precio como sucede en las burbujas financieras que se arman en torno a un producto o el comportamiento en manada (todos quieren comprar o vender un producto al mismo tiempo)

Otro inversor con iguales inclinaciones filosóficos, Nassim Nicholas Taleb, publicó en 2007 "El cisne negro", en donde dice que sólo podemos predecir lo obvio y jamás el cambio. Taleb lo pone con el ejemplo del cisne negro. Durante mucho tiempo se pensó que todos los cisnes eran blancos porque la observación había acostumbrado al hombre europeo a que así eran las cosas. Hasta que en Australia apareció un cisne negro y hubo que revisar todo.

Según Taleb nadie predijo ningún cambio sísmico en la historia humana. Desde el advenimiento del cristianismo hasta la caída del comunismo y los atentados del 11 de septiembre, sucedieron sin que nadie los anticipara, aunque a posteriori se construyó una narrativa explicativa llena de causas que volvían inevitables estos fenómenos. Si no podemos anticipar lo más importante, ¿qué sabemos?

5. Consecuencia ontológica

Después de todo lo dicho, cabe formularse la pregunta central de la ontologia, la rama de la filosofía abocada al conocimiento sobre los entes. En este universo económico-social: ¿qué existe?, ¿qué es lo real? En el siglo XVII Descartes tuvo que retrotraerse a su propio pensamiento para alcanzar una certeza subjetiva sobre qué existía efectivamente: pienso, luego existo. El pobre Descartes no vivió en este mundo casi irreal de las finanzas del siglo XXI.

Si es relativamente fácil fundamentar la realidad de la producción y el consumo, es mucho más complejo comprender el status existencial de instrumentos financieros como los famosos activos tóxicos (deudas prácticamente incobrables) o los derivados (contratos de compra a futuro apostando al valor que tendrá este producto o activo: materia prima, hipotecas, moneda, etc), fundamentales para comprender la crisis que vivimos.

En 2007 se calculaba que el PIB mundial (todo los bienes y servicios que produjo el mundo) era de 63 millones de millones de dólares. En ese mismo año se estimaba que el mercado de los derivados era de 596 millones de millones - casi 10 veces más que lo que producía el planeta.

El valor del PIB se refiere a algo tangible.

¿Qué realidad tienen esas gigantescas apuestas a precios futuros que son los derivados o las burbujas? Esta pregunta no se la hacen sólo los neófitos en materia económica. "En términos filosóficos los economistas son materialistas para quienes las bolsas de trigo son mucho más reales que las carteras de bonos", explicó al "The Economist" Perry Mehrling del Barnard College, Columbia University.

Y, sin embargo, la economía tiene una realidad mucho más elusiva como lo demuestra el funcionamiento mismo del dinero. "El dinero no es algo completamente real. El dinero es la promesa de que uno va a poder comprar algo. Igual que el dinero que uno tiene depositado en el banco. Uno tiene una promesa de que el banco va a pagar. Si el banco quiebra, la promesa deja de existir", explicó a BBC Mundo Jon Danielsson de la London School of Economics.

Si se multiplica esto por las miles de millones de transacciones diarias que se hacen en dinero contante o en bonos, títulos y otras volatilidades del mundo financiero, se ve cuántas promesas se quebraron.

Tomado de BBC Mundo

El colapso del comercio mundial


El comercio mundial ha sido una de las mayores víctimas de la crisis y fuente de alarmantes cifras en rojo. Desde octubre, la caída en el comercio ha sido constante llegando en algunos casos a representar un 40% de disminución con respecto al año anterior. El semanario The Economist informa sobre esta caída, dando cuenta que en marzo, los puertos de Corea del Sur no tenía espacio pára almacenar más 32.000 contenedores vacíos. Más gráfico es el índice del Báltico, que mide la demanda de buques que transportan mercancía a granel como mineral de hierro o carbón: de 11.793 transportes a finales de mayo del año pasado, pasó a un lastimoso 663 en diciembre.
Hace un par de meses, dimos cuenta de la situación que se vivía en el sudeste asiático, con más de 700 barcos a la gira en el estrecho que une Malasia con Indonesia, a la espera de actividad en el transporte. Salir en bote por la costa de Singapur era para sentirse como un ratón en medio de una manada de elefantes.
Estimaciones de la OMC indican que el comercio internacional se reducirá un 10% este año, pero la cifrá se quedará corta, y puede llegar a una caída del 20%, habida cuenta que los dos primeros trimestres fue un tercio menor al del año pasado. Los mercados se mantendrán estables, pero sin indicios de recuperación.

lunes, 27 de julio de 2009

La Reina Isabel exige una explicación de la crisis


En la inauguración del nuevo edificio de la prestigiosa London School of Economics, en noviembre del año pasado, la reina Isabel II de Inglaterra le preguntó a uno de los profesores, ¿Cómo era posible que los expertos en economía no hubieran previsto la crisis?, ¿Porqué nadie predijo esta caída?. Uno de los profesores le contestó diplomáticamente que “En cada etapa, alguien confiaba en otro alguien, y cada uno pensó que hacía lo correcto”. La monarca, que no opina sobre asuntos económicos o políticos, describió la situación como “horrible”. Y tiene sus razones: se estima que la familia Windsor ha perdido más de 50 millones de euros con la crisis.

Este hecho, y del cual hablé en Las múltiples advertencias jamás escuchadas, motivó a un grupo de economistas británicos a realizar hace algunas semanas, un seminario sobre la crisis en la Academia Británica. En éste se hablo de la psicología de la negación que se apoderó del mundo financiero y político en el período previo a la crisis.

Esta "psicología de la negación" actuó como una ceguera frente a los grandes déficit de algunos países, las grandes burbujas de crédito o la especulación bursátil. Todos estos signos de abierto desequilibrio eran controlados por los "magos financieros" que lograron converserse a sí mismos y al mundo, que habían logrado ingeniosas fórmulas para reducir el riesgo de los mercados financieros y domar el ciclo económico.

"Todo el mundo precía hacer bien su propio trabajo -señala el informe-, cumpliendo de manera adecuada con sus méritos; pero aquello era un ejemplo de ilusión combinada con arrogancia. El fracaso permitió constatar que sobre toda esa serie de desequilibrios interconectados ninguna autoridad tenía competencia".

"En resumen -concluye el informe-, el hecho de no prever los plazos, el alcance y la gravedad de la crisis fue el fracaso colectivo de muchas personas tanto a nivel local como global, que no comprendieron los riesgos que el sistema tenía en su conjunto".

La inquietud de la Reina Isabel II es plenamente justificada. Las cifras muestran que Gran Bretaña lleva 15 meses de contracción y, descontando los tiempos de guerra, vive su peor recesión desde los años 30. Por ello Robin Jackson, director ejecutivo de la Academia Británica, ha señalado que "es totalmente razonable preguntarse por qué no fue prevista esta crisis. Y no podemos decir que nunca más va a ocurrir sino podemos comprenderplenamente por qué ocurrió".

Luis Garicano, el economista que en la foto explica a la Reina la violenta contracción del crédico mediante un gráfico, expresó que "a muchos se les pagaba por hacer algo que favorecía sus propios incentivos; pero desde una perspectiva de la sociedad, eso incluía en muchos casos hacer un mal social"

Info | The Guardian, Las múltiples advertencias jamás escuchadas, Explican crisis a la Reina Isabel

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