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sábado, 16 de agosto de 2008

La crisis "Ninja"

Leopoldo Abadía

A propósito de un comentario de “anónimo” sobre el post Causas y consecuencias de la crisis financiera, he revisado el trabajo de Leopoldo Abadía, profesor y consultor que trabajó 31 años en IESE y hoy, a los 75 años, tiene una consultora propia (Sonnenfeld.org) y un blog de "vocablos" que funciona como un gran glosario de términos financieros. (Lo he agregado al listado de blogs de Otros Economistas, junto a Paul Krugman y Dani Rodrick, entre otros, en la barra lateral)

Abadía introduce el término ninja para referir el origen de la crisis a los créditos hipotecarios concedidos a personas sin ingreso fijo (no income), sin trabajo fijo (no job) y sin propiedades (no asset), y cómo la ambición de unos pocos ha hecho saltar a la banca mundial, creando el actual caos de desempleo e inflación, al desplomarse las jugosas ganancias de los intereses que pagarían estos ninja. A modo explicativo pone el ejemplo de un ahorrador de San Quirico (pueblo ficticio) que se ve afectado por la fiebre de un banco en Illinois (que puede ser cualquier otro sitio) y ve como sus ahorros desaparecen, lo que despierta la desconfianza entre los bancos y el estallido de la paranoia de los ahorristas.

El artículo lanzó a su autor a la fama: ha dado varias conferencias y ya una editorial lo ha contratado para un libro. Puede consultar el texto completo de La crisis Ninja haciendo click aquí.

Un elemento central para comprender la gravedad de la crisis es el exceso de créditos otorgados por los bancos, que son los creadores de la Oferta Monetaria (cantidad de dinero en circulación). Cuando los bancos mantienen el 20% de las reservas de sus ahorrantes, están multiplicando por 5 la cantidad de dinero real de la economía. Pero si estas reservas las bajan al 10% o al 5%, significa que multiplican de 10 a 20 veces la cantidad de dinero real. Y como las reservas -a raíz de todos los derivados explicados en el post anterior MBS, CDO y CDS- bajaron al 1%, los bancos multiplicaron por 100 veces el dinero real, y a la hora en que cada depositante intenta recuperar sus depósitos, presiona a la iliquidez del sistema y al colapso de la burbuja financiera

Desde el domingo 15 de agosto de 1971, cuando Nixon decretó la inconvertibilidad del dolar el oro, comenzó a gestarse la burbuja financiera que hoy tiene a los EEUU como el mayor deudor del mundo, aunque ello nos les preocupa demasiado. La tesis de hace 37 años, como lo expresó con toda claridad John Connally, el secretario del tesoro de la época fue: "el dolar es nuestra moneda y su salud es problema del resto del mundo". Por cuidar la salud del dolar, muchos países -como Chile- descuidan la suya propia.

domingo, 13 de julio de 2008

La metátasis final del Neoliberalismo

Mientras la economía mundial se desmorona al ritmo de los dictados del neoliberalismo, va quedando claro que el mercado no es el mejor asignador de los recursos. La crisis financiera que tiene por las cuerdas a varios bancos del país del norte y que ha significado el desplome del dólar y la espiral inflacionaria del petróleo, está demostrando que el modelo económico instaurado por Hayek y Friedman (que recibieron el Premio Nobel en los años 1975 y 1976, respectivamente), es un fracaso.

La ideología neoliberal ha caído en su propia trampa. Está muriendo en su propio veneno. Si hace 30 años vendió la idea de terminar para siempre con la inflación, ahora hemos retornado a la misma y mortal enfermedad. La inflación es mundial y la ralentización inminente, y la mortífera combinación de inflación y desempleo comienza a tocar la puerta. Y si a esto agregamos la ortodoxia de los banqueros centrales, tenemos el cóctel de dinamita pura. Los bancos centrales solían subir la tasa de interés cuando la economía se recalentaba. Pero han confundido el calentamiento global con el calentamiento de la economía. La locura es total.

El neoliberalismo asestó su golpe tras la recesión mundial de los años 70, cuado los precios del petróleo se dispararon tras la guerra de Yom Kipur y el embargo de la OPEP. Sobrevivió a la crisis provocada por la revolución iraní de 1979-1980 merced a estrangular a las economías emergentes (década perdida para América Latina), y la crisis de 1990-1991 tras la invasión de Irak a Kuwait y la primera guerra del Golfo Pérsico; sobrevivió incluso a la crisis de las puntocom del 2001 desatada por la burbuja tecnológica. Pero en ninguno de estos casos hubo un cóctel tan profundo de crisis petrolera, crisis financiera, crisis alimentaria.

Lo peor de todo es que los organismos internacionales (FAO, ONU, FMI, OMC, BM) han pasado a ser mera comparsa y no tienen ninguna injerencia sobre la dinámica real del problema económico. Sus propuestas resultan irrelevantes dado que en 30 años lejos de ayudar a crear una economía planetaria sana, sólo han ayudado a acrecentar la brecha de desigualdad. Al dejar todo al libre mercado el neoliberalismo se lo ha tragado todo. Y se cometen errores como los del banco central chileno que sale a comprar dólares para detener su inminente caída.

La única alternativa es dejar que el dólar se desplome, que llegue al piso que corresponde y que se aprecien otras monedas como el rublo ruso, el won chino, el real brasileño, etc. Sólo la apreciación de estas monedas, de economías vigorosas y sanas, puede dar solidez a un sistema monetario hoy en crisis. La crisis terminal del actual modelo económico en su metástasis global.

martes, 8 de julio de 2008

El trasfondo ideológico de la crisis

El neoliberalismo implantado desde fines de los años 70 a través del marco monetario de Milton Friedman convirtió al capital financiero en el eje de la actividad económica, como base de la ideología y el fundamentalismo de mercado. Y el desarrollo de las nuevas tecnologías le ha permitido al capital financiero hacer operaciones en todo el mundo, a cero costo, y en forma instantánea, moviendo mil veces más dinero que la economía real que es la que produce bienes y genera empleo. Hoy, ese capital financiero es el que tiene al mundo de rodillas y si alguien celebra que el petróleo baje 4 dólares olvida que antes de la invasión a Irak, el 2003, estaba en US$20 y ahora está por llegar a los US$150.

La locura del neoliberalismo iniciada a fines de los 70 como un proyecto netamente ideológico no sólo se encargó de privatizar todos los recursos estratégicos, sino además provocar una reducción de impuestos a los más ricos a niveles tan demenciales que en los EEUU una secretaria paga más impuestos que un multimillonario, si éste no declara ingresos. Las ganancias de las operaciones financieras son varias veces mayores a los retornos industriales, pero los bancos castigan a esta última con tasas mayores. Esta es la razón de que en todo el mundo haya desaparecido la "clase media" y que se haya producido la mayor ampliación de la brecha entre ricos y pobres. Nadie le pone el cascabel al desborde financiero que excluye y estruja, a nivel global, hasta la última gota de ganancia dejando en la sequía al resto de los sectores económicos.

Es este descontrol financiero el que tiene al mundo en el colapso. Por eso no sorprende que el epicentro de la crisis esté en el país del norte, que se acostumbró a vivir de prestado y a imprimir billetes para financiar sus déficit, apoyados por el FMI y los bancos centrales que, lejos de aportar a la economía real, contribuyeron a levantar la nefasta piramidalización financiera. .

La celebrada Teoría Cuantitativa del Dinero, ideada por David Hume en 1740 y reducida hasta el paroxismo por Friedman, llevó a la política monetaria a la mera regulación de la cantidad de dinero circulante. Tal como la ley de gases de Bernoulli (1738) establecia la velocidad y presión óptima para el normal flujo y equilibrio de los fluidos, Hume pensó que era el aumento en la cantidad de dinero la causa de la inflación. Entonces el mecanismo para bajar los precios era “apretar” la cantidad de dinero. Por cierto, hace 270 años no existían los instrumentos financieros de hoy y sobre los cuales los bancos centrales no tiene injerencia.

Las leyes de la física han estado siempre presentes en la economía. Pero mientras la física, la biología y la química han experimentado una notable evolución, la economía aún se sigue normando por leyes y conceptos de hace 270 años que lejos de hacer avanzar al planeta lo hacen cada vez más primitivo. Son las nefastas consecuencias de la ideología del mercado.

viernes, 21 de marzo de 2008

PARA COMPRENDER LA CRISIS FINANCIERA


The New York Times publicó esta semana un artículo escrito por David Leonhardt que intenta explicar los orígenes de la crisis financiera que afecta a los Estados Unidos.

Según el informe, en 1998 Wall Street realizó una innovación financiera que terminó con el monopolio de los bancos en la concesión de préstamos hipotecarios. Esta situación permitió el ingreso de numerosos inversores externos que financiaban a través de la bolsa los préstamos para adquirir viviendas.

Tras la baja de tasas del período 2001-2003 el negocio se amplió y creció la oferta por los préstamos. Al mismo tiempo, muchas de las compañías encargadas de certificar la capacidad de pago del cliente adulteraban la información para que el préstamo se otorgara en forma expedita.
Uno de los factores que alentó la creación de la burbuja inmobiliaria fue el hecho bien conocido de que los precios de las casas habían crecido -y nunca bajado- desde la crisis de 1929

Pero los inversores cometieron el error de predecir el futuro mirando solo al pasado y olvidando que "siempre puede haber una primera vez”. Para el inversor que vive en la creencia de que las propiedades solo pueden subir de precio, un mal escenario no parece tan terrible: si el comprador no puede seguir pagando, se vende a otro y se recupera el dinero. Por otro lado, como las tasas de interés estaban bajísimas, decidieron maximizar el rendimiento de sus inversiones financiándolas con deuda en vez de con recursos propios:

"Se hacían apuestas de 100 millones de dólares con 1 millón en recursos propios y 99 en deuda. Si el valor de la inversión crecía hasta 101 millones, el inversor había doblado el dinero que puso de su bolsillo", dice Leonhardt.

Cuando todo iba bien el efecto multiplicador de las ganancias atraía a más inversores al juego. El problema parte cuando los compradores no pueden pagar. Aquí el efecto multiplicador se revierte: basta que esa inversión de 100 millones pierda un 1% y se convierta en 99 millones para que eso implique una pérdida del 100% de lo que puso el inversor de su bolsillo. Pérdida que aumenta cuando los valores se desploman y cuando el dólar se debilita frente al resto de las monedas,

Como vemos, la crisis se está propagando y la compra del Bear Stearns al irrisorio precio de 2 dólares la acción (cuando hace un año estaba en 169 dólares), demuestra que este juego de casino está recién comenzando.

Enlace a informe de The New York Times

lunes, 3 de marzo de 2008

LA INVENCIÓN DEL SISTEMA DÓLAR Y SU DESPLOME

Desde finales del siglo XIX, los bancos que se hallaban bajo el control del imperio Rotschild emprendieron una gran campaña para apoderarse de la economía estadounidense. Los Rotschild, provenientes de Europa, financiaron los bancos J.P. Morgan, Kuhn Loeb y John D. Rockefellers y a sus empresas asociadas Standard Oil Co., los ferrocarriles de Edward Harriman y las fábricas de acero de Andrew Carnegie.

Alrededor del año 1900, los Rotschild enviaron a Estados Unidos a uno de sus agentes, Paul Warburg, quien debía cooperar con el Banco Kuhn Loeb & Co para instaurar varios «Federal Reserve Banks» (FED), instituciones privadas de emisión de moneda. Con el apoyo de los dos grandes grupos financieros Rotschild y Rockefeller, lograron fundar un banco central privado con derecho a emitir su propia moneda, medio legal de pago garantizado al principio por el Estado. La instauración de la FED, en 1913, permitió que los banqueros internacionales pudieran consolidar su poderío financiero en Estados Unidos. Paul Warburg fue el primer presidente de la FED.

Después de la fundación de la FED se produjo la adopción de la 6ª enmienda de la Constitución estadounidense, que permitió que el gobierno cobrara un impuesto sobre los ingresos. Era consecuencia del hecho que el gobierno no pudiera ya emitir su propia moneda. De esa manera, los banqueros internacionales se apropiaban indirectamente del patrimonio privado del ciudadano estadounidense.
Durante la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos llegó a exigir que los países en guerra le pagaran con oro las armas que compraban. Al terminar la guerra, el oro de Alemania se convirtió en botín de guerra. Más de 30.000 toneladas del oro mundial se acumularon en Estados Unidos.

Tras la Primera Guerra Mundial, las reservas mundiales de oro se acumularon en aquel banco privado que en realidad era la FED, de manera que numerosos bancos centrales no pudieron seguir manteniendo el patrón oro y sus países se vieron inmersos en la deflación, produciéndose así la primera crisis económica mundial.

Ese oro sirvió de cobertura al dólar. Pero, como gran parte de esos dólares estaba haciendo el papel de reserva monetaria en las cajas de los bancos centrales extranjeros, Estados Unidos pudo seguir imprimiendo más dólares, en cantidades que ya no correspondían con sus reservas en oro. Los demás países necesitaban dólares para poder comprar materias primas. Así, el dólar se convirtió en una de las principales reservas monetarias de los bancos centrales extranjeros.

En 1971, Richard Nixon anuló la convertibilidad del dólar en oro y, al mismo tiempo, la garantía del Estado sobre el valor del dólar. Desde entonces, el valor del billete verde no está en correspondencia con las reservas de oro ni está garantizado por el Estado. Se trata por tanto de la moneda privada libre de la FED. Pero la masa monetaria de dólares que la FED pone en circulación (desde marzo de 2006, la FED no ha publicado más la cifra de la masa monetaria M3) se ha convertido en un problema sin solución: la masa mundial de bienes se cuadriplicó durante los últimos 30 años, pero la masa monetaria se multiplicó por 40, es decir hay diez veces más dólares que bienes.

Ya en 1992, las obligaciones en poder de la FED alcanzaban un valor de 5 trillones de dólares, y los intereses que paga el resto del mundo siguen aumentando constantemente. La FED se apoderó de ese increíble patrimonio prestándole dinero al gobierno de Estados Unidos y cobrándole después intereses.

No es el gobierno de Estados Unidos el que emite los dólares, sino la FED, que a su vez se encuentra bajo el control de bancos privados y que pone a disposición del gobierno cantidades de dinero, le cobra intereses y recoge impuestos. Los dueños de ese país son los imperios Rotschild y Rockefeller quienes, por cierto han vivido durante un siglo entero del beneficio de usar los dólares. Por ello que los países que buscan establecer sus relaciones comerciales con otra moneda, como Irán, Irak o Venezuela que han optado por el Euro, son tildados de terroristas. Durante medio siglo al mundo se le obligó a acumular y usar dólares, y hoy su rechazo es lo que está inundando al mercado desplomándolo en una caída sin fondo.

martes, 29 de enero de 2008

AUGE Y ENGORDA DEL IMPERIO


Fue tras la Segunda Guerra Mundial que EEUU se convirtió en la primera potencia del planeta. El colapso del sistema financiero internacional basado en el patrón oro, la guerra arancelaria, pero sobre todo el estancamiento económico que provocó la SGM en Europa y Japón, transformaron a Estados Unidos en la mayor potencia capitalista, con una economía robustecida por el desarrollo de la investigación científica y la tecnología de la industria bélica, junto a la explotación de petróleo del cual era uno de los mayores productores. Además, sin problemas de abastecimiento por el suministro que le proporcionaban los países latinoamericanos, tanto de materias primas como de materiales estratégicos.
Al término de la guerra, ya se había llegado a un acuerdo sobre el nuevo sistema monetario internacional que debía prevalecer en la post-guerra. El primer paso en firme se dio con la Conferencia de Bretton Woods en julio de 1945. EE.UU, como principal nación acreedora del mundo, impuso sus términos ante una Gran Bretaña agobiada por las deudas, una débil posición de balanza de pagos y los daños de la guerra. Y los latinoamericanos, si bien eran cerca de la mitad de países participantes, tenían una capacidad económica mínima para influir en el resultado.
Bretton Woods reflejó las preferencias y prioridades de los estadounidenses, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (Banco Mundial) fueron establecidos para funcionar bajo los auspicios de las Naciones Unidas e instalados en la Ciudad de Washington, D.C.
Los fundadores del FMI aspiraban a establecer un sistema multilateral de pagos, con tipos de cambio fijos y libre convertibilidad, compatible con niveles crecientes de producción, comercio y empleo. Deseaban evitar una repetición de las políticas recesivas de los años treinta, cuando los países recurrieron a restricciones comerciales, subsidios y frecuentes depreciaciones de sus monedas para obtener un superávit comercial que los ayudara a resolver sus problemas de desempleo. Sin embargo, cuando todos hacían lo mismo sólo lograban transferir la crisis a otros países, lo que se conoció como política de perjudicar al vecino (beggar-thy-neighbor). Por esta razón Estados Unidos e Inglaterra, como principales actores, coincidieron en la necesidad de asegurar cierta estabilidad en los tipos de cambio, crear un sistema multilateral de pagos y, en principio, también una moneda internacional que finalmente se desechó. Los países asociados aceptaron definir sus monedas en relación al oro (del peso y ley de 1944) y al dólar norteamericano. Como los estragos causados por la guerra vinculaban la recuperación en buena medida a la ayuda que Estados Unidos podría ofrecer, el oro y el dólar fueron los nuevos patrones del sistema monetario internacional fundado en Bretton Woods.
En los años cincuenta las reservas mundiales se incrementaron como consecuencia de la nueva producción de oro y, sobre todo, de los dólares provenientes del continuo déficit de la balanza de pagos de Estados Unidos. En efecto entre 1949 y 1959, a través de su déficit de balanza de pagos, de los 8 mil 500 millones de incremento de las reservas mundiales, Estados Unidos aportó 7 mil millones a través de sus mayores pasivos en las instituciones monetarias extranjeras. De esta manera Estados Unidos asumió el papel de banco central mundial, función no especificada en los acuerdos de Bretton Woods.
Este aspecto contribuyó a potenciar la riqueza de los EEUU: los dólares no tenían costo de transacción mientras el resto de las monedas sí. El sólo uso de los billetes verdes, generaba cuantiosos beneficios a la potencia capitalista.

lunes, 28 de enero de 2008

LOS ORÍGENES DEL IMPERIO

Tras la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos emergió como la gran potencia beneficiada en gran parte por un conflicto bélico fuera de sus fronteras y que en nada afectó su plataforma industrial. Con fuertes lazos de intercambio con Europa, Asia y su patio trasero, EE.UU no tardó en convertirse en la mayor potencia productora y en la abastecedora de bienes a todo el mundo. La lenta recuperación de Gran Bretaña lastimó a las economías exportadoras latinoamericanas que realizaban constante intercambio comercial desde mediados del siglo XIX. Es interesante constatar el nivel de desarrollo que alcanzó Valparaíso a fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX producto del gran intercambio comercial con Inglaterra.

Toda Latinoamérica se vio afectada con la Primera Guerra. Los países no pudieron competir frente a los productos estadounidenses y tampoco pudieron enfrentar las nuevas restricciones comerciales y las imposiciones de EE.UU. que por los favores de guerra logró una posición privilegiada en el mercado. La crisis de entreguerras provocó la desaparición del comercio internacional que había sido distintivo del antiguo orden.
Esta posición comercial privilegiada de los EE.UU. le permitió generar un excedente creciente en su balanza de pagos, que comenzó a reflejarse en su nuevo papel como exportador de capitales. En muy pocos años, Nueva York sustituyó a Londres (la centenaria City de las finanzas) como principal centro financiero internacional. El flujo de capitales hacia los países latinoamericanos se incrementó rápidamente. La proporción accionaría controlada por los inversionistas de EE.UU. aumentó en proporción a la de los europeos y significó una considerable pérdida del control nacional sobre los recursos naturales y el sector exportador de muchos países de América Latina.

Después de la firma del Tratado de Versalles se restauró el patrón oro y éste quedó reestablecido en los países industriales. El mecanismo había sido diseñado para producir un ajuste automático a los problemas de balanza de pagos de los países que tuvieran un déficit como resultado de una excesiva creación de crédito o endeudamiento. Este déficit se compensaba entregando oro y reduciendo el circulante y los precios internos, con lo cual aumentaban las exportaciones y disminuían las importaciones, lo que generaba un nuevo equilibrio en la balanza de pagos, esta vez superavitario. No obstante, dicho mecanismo de ajuste no resultó aceptable para los países latinoamericanos que lo adoptaron, pues sus problemas de balanza de pagos no siempre se debían a un desorden financiero interno, sino a la inestabilidad de los mercados mundiales de productos primarios, ya que el valor de las exportaciones se veía sometido a enormes fluctuaciones de acuerdo con el nivel de precios del mercado mundial. Así, cualquier corrección en la balanza de pagos tenía que hacerse casi siempre reduciendo las importaciones, con efectos nocivos sobre el nivel de la actividad económica real de los países exportadores, en este caso los llamados "del Tercer Mundo".

El modelo de crecimiento hacia fuera que movía a las economías latinoamericanas desde mediados del siglo XIX las hacía muy dependientes de los vaivenes de la economía mundial y las exponía a las condiciones que surgieran en los mercados internacionales de productos primarios. Así, durante la crisis de 1920-1921 y la Gran Depresión de 1929 la caída en el ingreso y el consumo de los países industrializados se tradujo en la caída de los precios de los productos primarios en el mercado internacional. Ello provocó la reducción del valor unitario de las exportaciones afectando de manera grave a los países exportadores. Es a partir de entonces cuando se empieza a estimular la producción interna para reducir las importaciones, como única alternativa para compensar el desequilibrio de la balanza comercial.
En Chile, país que se ve fuertemente afectado por estas volatilidades externas, más aún cuando el principal producto exportador es el cobre, que no se encuentra precisamente en manos del estado, se crea la CORFO, en 1939, por el presidente Pedro Aguirre Cerda, para desarrollar un proceso de industrialización interna denominado ISI (industrialización vía sustitución de Importaciones), proceso que se replicó en casi la totalidad de los países latinoamericanos y que durante tres décadas se convirtió en el motor del crecimiento y desarrollo de estos países.

Marco Antonio Moreno

domingo, 27 de enero de 2008

La compleja situación del Terror Financiero


Marco Antonio Moreno

Si China decidiera vender sólo parte de sus reservas en dólares provocaría el colapso total de EE.UU; el dólar sería pulverizado y la FED tendría que subir la tasa a niveles que paralizarían al país. Y no sólo se provocaría una fuerte recesión sino que al mismo tiempo se frenaría en seco la maquinaria exportadora china. Esto es lo que se conoce como el equilibrio de terror financiero.
Desde mediados de los años 90 que se viene advirtiendo sobre el peligro de lo que implica que EE.UU se dedique a comprar y China a vender… Por eso es que hace justo un año se produjo un tirón en la demanda de leche, trigo y maíz por parte de India y China. Estos países comprendieron que debían gastar parte de las colosales reservas en dólares que genera su maquinaria productiva y así alimentar a su población. Cosa muy buena.
Pero no fue suficiente. EE.UU por cada dólar que vende a China, compra 5, tal como muestra el gráfico, lo que ha aumentado a niveles cuantiosos su déficit mundial. Dos tercios del PIB estadounidense son tirados por el consumo, y la única manera de detener éste es con un alza de tasas, tarea que se viene haciendo desde el 2006 con nefastas consecuencias, por eso ahora la FED debió revertir la tendencia y bajarlas en forma sorpresiva, paso que se reforzará este miércoles 30 pese a los temores de un desborde inflacionario.

La compleja situación que vive el dólar podemos resumirla en los siguientes datos:

Entre enero del 2003 y diciembre del 2007, el precio del barril de petróleo subió 190% en dólares americanos: de 32 a 92 dólares el barril; en reales brasileños varió 40%: de 116 a 162 reales por barril; en pesos colombianos 102%, en rands 118%, en euros 40%, en pesos chilenos 40%. ¿Es útil la referencia en dólares? En estos momentos la inutilidad del dólar como patrón internacional de precios es evidente. Por eso se está ampliando el campo de acción del euro hacia otros países, y China y Rusia transan en sus propias monedas, tal como lo hacen los países latinoamericanos.

Uno de los hechos que demuestra la poca relevancia que se le está tomando al dólar, es el valor del oro. Si en enero de 2003 estaba en 340 dólares la onza, en enero de 2008 llegó a 950 dólares, casi triplicando su valor, lo mismo que ha perdido el dólar.

Durante 62 años, desde el acuerdo de Bretón Woods terminada la Segunda Guerra, el dólar ha sido la sangre del sistema monetario internacional, cuando Estados Unidos era el acreedor del mundo. Sin embargo, ahora los países asiáticos detentan el 68% de las reservas internacionales. Estados unidos es el mayor deudor del mundo y la divisa sigue siendo unidad de medida internacional. Los problemas económicos del Imperio siempre se exportan: en 1971 Nixon terminó con la paridad fija y con el sistema de Bretón Woods; en 1981 Reagan fabricó una crisis de deuda al resto del mundo al presionar una política fiscal expansiva con una política monetaria contractiva que a América Latina le significó la década perdida. Ahora Bush ha terminado por convertir a la economía más grande del mundo en la mayor deudora del mundo, sin que ninguna guerra haya destruído su base productiva, simplemente por provocar las guerras, la muerte y la destrucción.

jueves, 24 de enero de 2008

El fin del dólar como moneda de reserva



La actual crisis económica provocada por George Bush en su aventura genocida por tierras iraquíes, a un costo diario de 250 millones de dólares, más de 600 mil iraquíes muertos y 4 mil soldados norteamericanos que han muerto en tierras persas, como nos relata el senador McGovern, tendrá como resultado la muerte del dólar como moneda de reserva internacional.

Aunque se pretende culpar de todo a la crisis de los préstamos subprime, la verdad es que ésta fue la gota que rebalsó el vaso, y punto. Desde el 2002 hasta ahora el dólar ha tenido un comportamiento titubeante pero con una marcada tendencia hacia la baja. Esta baja, dado el derroche provocado por Bush para financiar la guerra de Irak, ha inundado el planeta con dólares que, literalmente, han terminado convirtiéndose en papeles sin valor alguno. Este fenómeno marca el fin de 62 años de continua expansión del crédito basado en el dólar como reserva de valor, pues se ha convertido en una carga pesada y sin credibilidad alguna perdiendo una de las principales condiciones que debe tener una moneda: la confianza. En este caso el dólar se asemeja a la situación de la alemania de los años 30, cuando había que llevar una carretilla de billetes para comprar un kilo de pan.

Esto se demuestra por el lento cambio en la composición de los activos que van experimentando los países: la parte en dólares de la reserva global cayó a un nivel récord de 63,0% en el tercer trimestre de 2007. Tres meses antes era el 65,4%. En el mismo período, las reservas en euros pasaron de 25,3% a 27,4%, lo que demuestra que el dólar ha comenzado a ser rechazado en los mercados.

El dólar, como reserva de valor y divisa para las transacciones comerciales, fue establecido en el acuerdo de Bretton Woods al término de la Segunda Guerra Mundial, bajo la participación de importantes economistas entre ellos John Maynard Keynes. La idea pretendia facilitar el comercio internacional evitando que los negocios se hicieran en oro constante y sonante. Al término de cada período, la Reserva Federal (FED) de EE.UU. se comprometía a cambiar los dólares por oro real y así saldar las cuentas.

El domingo 15 de agosto de 1971, y por decisión de Richard Nixon el acuerdo de Bretton Woods se terminó para siempre: el dólar pasó a ser la divisa oficial de intercambio sin importar la existencia de reservas reales en oro. A Nixon no le quedaba otra: se había gastado todo el oro existente en las reservas de la FED para financiar la guerra de Vietnam.

Esta vez, Bush se gastó la friolera de 9 billones de dólares para financiar la guerra con Irak y apoderarse de los pozos petroleros, operación que resultó totalmente fallida y que ha significado un endeudamiento gigantesco que nos tiene al borde de la peor crisis en 60 años, es decir algo no conocido en nuestras vidas. Siempre comparé a Irak con Vietnam y el tiempo me ha dado la razón. Ahora digo que en este año del ratón, el fatigado dolar se acerca a su patético y lastimoso final.

Marco Antonio Moreno

miércoles, 16 de enero de 2008

EL IMPERIO EN CRISIS


Ahora no solamente los críticos del gobierno de Bush alertan de la crisis. Hasta los economistas más ortodoxos, ligados a los círculos financieros, prevén que EE UU entrará en recesión en cosa de semanas. En una encuesta reciente, la mayoría de los analistas evalúa que el PIB sufrirá una fuerte contracción. Goldman Sachs, Merrill Lynch y Morgan Stanley, poderosos grupos financieros, también temen lo peor.
Y motivos para temer no faltan, ya que la situación de la economía yanqui es grave. Ella es totalmente parasitaria y en deuda desde hace tiempo. La crisis inmobiliaria ha sido sólo la punta del iceberg, la gota que revalsó el vaso, llevando a la quiebra a miles de estadounidenses. El dólar continúa cayendo en el mundo y en Chile no tardará en llegar a los 450 pesos, el nivel más bajo en doce años. El Imperio se resquebraja y se desarma por todos lados. El desempleo vuelve a alcanzar records y las compras de la Navidad pasada fueron las peores de los últimos años e Irak se ha convertido en el nuevo Vietnam, tal como lo anunciamos en su momento.
Según una encuesta de la CNN, el 57% de los estadounidenses evalúa que el país ya se encuentra en recesión. Para David Brooks, de La Jornada, este pesimismo es comprensible. “Miles perdieron sus casas con la crisis de la deuda hipotecaria, uno de cada 10 padece de hambre, el sueldo real de la amplia mayoría de los trabajadores no mejora en más de 30 años... El ‘sueño americano' se define muy sencillamente: la nueva generación gozará de mejor nivel de vida que la anterior. Pero este mito fundamental en el país se está desvaneciendo rápidamente. Una investigación reciente detectó que solamente el 16% cree que sus hijos tendrán mejores condiciones económicas que la suya”.
En cierto sentido, la amenazadora recesión confirma la tesis de la caída relativa –y no del colapso inmediato– del “imperio del mal”. Como afirma el periodista Umberto Martins, “la crisis inmobiliaria y la crisis del dólar revelan la fragilidad de la economía estadounidense, que ingresó en el siglo XXI bajo el impacto del colapso de la 'Nueva Economía' y la recesión de 2001. Son hechos desconcertantes para quien apostó sus fichas al relanzamiento de la hegemonía económica de EE UU y alimentó la idea de que la superpotencia en declive sería la gran locomotora de la economía internacional, al menos hasta 2050. Felizmente, la realidad tiene el don de disipar ilusiones.

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