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viernes, 27 de octubre de 2017

Eric Hobsbawn y América Latina

Emir Sader, La Jornada

Poco antes de morir, en 2012, ya con 95 años, Eric Hobsbawn manifestó la voluntad de publicar un volumen con sus artículos y ensayos sobre América Latina. No tuvo tiempo de hacerlo, pero el historiador británico Lesley Bethell recogió la tarea y organizó un volumen, al que dio el título de Viva la Revolución, publicado el año pasado en Londres.

En su autobiografía Tiempos interesantes, publicada en 2002, Hobsbawn afirmó que la única región fuera de Europa que él consideraba que había conocido bien y donde se sentía plenamente en casa, era América Latina.

Sin embargo, en sus obras clásicas, la presencia de América Latina es marginal. En Era de las revoluciones hay sólo referencias de paso a nuestro continente. En Era del capital hay solamente media docena de páginas sobre América Latina, en el capítulo titulado Perdedores. En Era de los imperios hay pocas referencias y cuatro páginas dedicadas a la Revolución Mexicana. En Era de los extremos, América Latina pasa a ocupar lugar de destaque en el surgimento del Tercer Mundo, con referencias a varios acontecimientos históricos de importancia, de la Revolución Mexicana al Chile de Allende.

viernes, 25 de agosto de 2017

La restauración neoliberal tropieza en América Latina

Emir Sader, La Jornada

Parecía todo redondo: los gobiernos populistas serían un breve paréntesis en el continente, en la contramano de las corrientes globales. En la derecha y en la ultraizquierda, el análisis estaba listo: fin de ciclo de los gobiernos antineoliberales.

Problemas graves en Venezuela, derrota electoral en Argentina, revés en Bolivia, golpe en Brasil, entre otros, pronosticaban que la derecha volvería. La anunciada restauración neoliberal ganaba cuerpo en Argentina con el flamante gobierno de Mauricio Macri y en Brasil con el de Michel Temer. La derecha se preparaba para conmemorar victorias en Ecuador, en Chile, en México, en Colombia, a lo mejor incluso en Bolivia, entre otros países del continente. Estados Unidos proclamaba que su periodo de más grande aislamiento en América Latina terminaba.

Los que se incomodaban con los gobiernos que más conquistas habían logrado en el continente, pero que no correspondían a sus equivocadas previsiones, volvían a aparecer, después de haber estado ausentes, sin discurso alguno. Fueron los más contundentes en prever el fin de ciclo de gobiernos que desmienten todo lo que ellos han dicho. Alivianados, podrían volver a sus viejas y siempre desmentidas tesis académicas.

Pero las cosas no han evolucionado como preveían los conservadores. Ni los gobiernos de Macri y de Temer logran cumplir con lo que prometían, ni tampoco en otros países el panorama corresponde a lo que la derecha esperaba.

viernes, 18 de agosto de 2017

Venezuela indoblegable

Ángel Guerra Cabrera, La Jornada

Estados Unidos ha lanzado una feroz guerra no convencional contra los gobiernos revolucionarios y progresistas, y los movimientos populares de nuestra América. Añeja en la doctrina militar del Pentágono y también conocida como guerra de cuarta generación, se ha nutrido y desarrollado con recientes experiencias como las revoluciones de colores y la primavera árabe. El blanco principal del ataque es la Venezuela bolivariana, contra la que el imperio y los gobernantes de la región que le sirven, desatan su furia y frustración.

Luego de una ofensiva de meses para derrocar al gobierno del presidente Nicolás Maduro, Trump declaró que no descarta la opción militar en Venezuela, en medio de bravatas contra Corea del Norte y de haber creado un gravísimo conflicto en el área. Gracias al rapto belicista del magnate, los gobiernos que lo acompañan en la aventura antivenezolana se han visto obligados a rechazar una salida militar y a reiterarlo durante la gira del vicepresidente Mike Pence por la región. Dirigida a cerrar el cerco contra la patria de Bolívar, Pence ha tenido que dedicarla en parte al control de daños luego de la alarma originada por la declaración de su jefe. Aunque con tres días de retraso, hasta los contrarrevolucionarios de la MUD debieron barruntar una risible condena.

martes, 1 de agosto de 2017

Venezuela y la Asamblea Nacional Constituyente: ¿poco o mucho?

Atilio Boron

Pocas veces se celebraron elecciones en un contexto tan signado por la violencia como las de este domingo pasado en Venezuela. Hay pocas experiencias similares en el Líbano, Siria e Irak. Tal vez en los Balcanes durante la desintegración de la ex Yugoslavia. Dudo que en algún país europeo o mismo en Estados Unidos se hubiera celebrado elección alguna en un contexto similar al venezolano. Por eso que algo más de ocho millones de personas hayan desafiado a la derecha terrorista con sus sicarios, pirómanos, saqueadores y francotiradores y concurrido a emitir su voto demuestra el arraigo del chavismo en las clases populares y, además, un valor a toda prueba para luchar por la paz y repudiar la violencia. Y cuando el CNE dice que votaron 8.089.320 personas es así nomás, doblemente certificado por la cédula electoral y el control de las huellas dactilares de cada uno de los votantes. Ese material está allí, sujeto a verificación por parte de la oposición o de observadores independientes, contrariamente a lo ocurrido con la pantomima electoral de la MUD el 16 de Julio que en una hilarante innovación en el arte y la ciencia de la política procedió a admitir votantes con o sin documentos, sufragar cuantas veces lo quisiera para luego quemar todos los registros una vez terminado el relampagueante recuento de los 7 millones y medio de votos que mienten haber recibido.

viernes, 30 de junio de 2017

América Latina cada vez menos renovable

Gerardo Honty, Alainet

Diariamente vemos en los canales de noticias o leemos en los periódicos, acerca de los avances de las energías renovables en América Latina. Proyectos de energía eólica, solar, geotermia son presentados con cierta frecuencia lo que da la idea de que la región está rápidamente transformando su matriz energética. Pero ¿cómo es verdaderamente la realidad?

Si miramos la evolución de la participación de las fuentes renovables en la matriz energética latinoamericana vemos que esta no es tan acelerada como revelan las noticias en los periódicos. En verdad, si analizamos los datos fríos vemos más un retroceso que un avance.

En 1970 la participación de las renovables superaba el 30% de la oferta energética latinoamericana. Pero desde entonces hasta ahora, el porcentaje de renovables en la matriz regional ha caído hasta el 25%. Es decir, hoy utilizamos proporcionalmente menos fuentes renovables y más combustibles fósiles de lo que utilizábamos en el pasado. No es que no haya aumentado la oferta de generación hidráulica, solar o eólica, sino que el aumento del uso del petróleo y el gas natural ha sido mayor.

Sin embargo es de destacar que, a diferencia de lo que ocurre en otras regiones del mundo, América Latina ha tenido una fuerte presencia de hidroelectricidad en su canasta energética. Esto ha hecho que en términos globales, sea considerada una de las regiones más “renovables” del planeta. La gran cantidad de cursos fluviales que riegan el subcontinente llevó a una proliferación de represas en las décadas de 1970 y 1980 que marcaron esta trayectoria.

lunes, 12 de junio de 2017

Pese a avances recientes, América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo



“América Latina sigue siendo la región más desigual del mundo, a pesar de los importantes avances realizados por los países durante la primera década y media del siglo XXI”, señaló Laís Abramo, Directora de la División de Desarrollo Social de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el noveno capítulo del programa “Horizontes CEPAL”. En esta entrevista, Abramo examinó los principales hallazgos del informe anual Panorama Social de América Latina 2016, presentado por el organismo regional de las Naciones Unidas el pasado 30 de mayo en conferencia de prensa en Santiago de Chile.

La noción de igualdad promovida por la CEPAL se refiere no solo a la igualdad de medios, ingresos o propiedad. También alude a la igualdad en el ejercicio de derechos, a la igualdad en el desarrollo de capacidades y autonomías y a la igualdad de género, étnica, racial y territorial, entre otras. Justamente, “a través del Panorama Social, la CEPAL llama la atención sobre la complejidad y las múltiples dimensiones de la desigualdad social en América Latina y el Caribe, y cómo estas dimensiones se entrecruzan, se potencian y se encadenan a lo largo del ciclo de vida de las personas, creando un desafío enorme para nuestra región”, dice Abramo.
“Si todos los países de la región están comprometidos con el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, es fundamental avanzar no solo en la superación de la pobreza sino también de la extrema concentración de la riqueza”, enfatizó, ya que los datos indican que “la concentración de los activos, es decir, de la propiedad, tanto financiera como no financiera, es mucho más severa y mucho más permanente que la concentración de los ingresos corrientes de las personas”.

domingo, 30 de abril de 2017

La era de la ingobernabilidad en América Latina

Raúl Zibechi, La Jornada

La desarticulación geopolítica global se traduce en nuestro continente latinoamericano en una creciente ingobernabilidad que afecta a los gobiernos de todas las corrientes políticas. No existen fuerzas capaces de poner orden en cada país, ni a escala regional ni global, algo que afecta desde las Naciones Unidas hasta los gobiernos de los países más estables.

Uno de los problemas que se observan sobre todo en los medios, es que cuando fallan los análisis al uso se apela a simplificaciones del estilo: Trump está loco, o conjeturas similares, o se lo tacha de fascista (que no es una simple conjetura). Apenas adjetivos que eluden análisis de fondo. Bien sabemos que la locura de Hitler nunca existió y que representaba los intereses de las grandes corporaciones alemanas, ultra racionales en su afán de dominar los mercados globales.

Del lado del pensamiento crítico sucede algo similar. Todos los problemas que afrontan los gobiernos progresistas son culpa del imperialismo, las derechas, la OEA y los medios. No hay voluntad para asumir los problemas creados por ellos mismos, ni la menor mención a la corrupción que ha alcanzado niveles escandalosos.

martes, 4 de abril de 2017

El pueblo dijo "ni un paso atrás"

Atilio A. Boron, Desde Quito

La victoria obtenida por Alianza País en el balotaje del 2 de abril confirma que el pueblo ecuatoriano supo discernir lo que estaba en juego: la continuidad de un gobierno que marcó un antes y un después en la historia contemporánea del Ecuador o el suicida salto al vacío, emulando la tragedia argentina. Lenin Moreno y Jorge Glas representan la consolidación de los avances logrados en numerosos campos de la vida social durante diez años bajo el liderazgo de Rafael Correa; su adversario, Guillermo Lasso, personificaba el retorno de la alianza social que tradicionalmente había gobernado al Ecuador con las desastrosas consecuencias por todos conocidas. Un país con grandes mayorías nacionales secularmente sumidas en la pobreza, con índices de desigualdad y exclusión económica, social y cultural aberrantes.

Una nación víctima de la insaciable voracidad de banqueros y latifundistas que saqueaban impunemente a una población que tenían como rehén y que, en su desenfreno, provocaron la megacrisis económica y financiera de 1999. En un alarde de falsificación de los hecho históricos a esa tremenda crisis la denominaron, amablemente, “feriado bancario”, a pesar de que en su vorágine acabó con la moneda ecuatoriana, que fue reemplazada por el dólar estadounidense, y provocó la estampida de unos dos millones de ecuatorianos que huyeron al exterior para ponerse a salvo de la hecatombe.

domingo, 2 de abril de 2017

Ecuador a la hora señalada


Atilio A. Boron. Desde Quito

Esta noche se despejará la incógnita de la elección presidencial en el Ecuador. Y según ella se resuelva sabremos si ese país decide continuar por la senda transitada desde hace diez años, con las rectificaciones que sean necesarias, o si mirándose en el espejo argentino, opta por arrojar por la borda todo lo conquistado, dar un salto al vacío y entregarse mansamente a la depredación neoliberal. El resultado no sólo es importante para el futuro del Ecuador sino también para Latinoamérica. Será, en caso de ganar Lenín Moreno, un punto de inflexión que ponga fin a una serie de derrotas experimentadas en Argentina, Brasil, Bolivia y Colombia. En cambio, si llegara a triunfar Guillermo Lasso la contraofensiva restauradora y la recolonización del continente impulsadas desde Washington cobrarían nuevos ímpetus para arrojarse con saña sobre Venezuela y Bolivia. Se daría así un gran paso adelante en la anhelada “limpieza política” que la Casa Blanca promueve en la región y cuya meta es retroceder el reloj de la historia al punto en que se encontraba la noche del 31 de diciembre de 1958, en vísperas del triunfo de la Revolución Cubana.

viernes, 24 de marzo de 2017

Entrevista a Claudio Katz: América Latina, Trump y el Neoliberalismo


Javier Larraín, Correo del Alba

El año 2016 las fuerzas progresistas de la región vieron con estupor la emergencia de líderes derechistas como Macri en la Argentina y Temer en Brasil. El fortalecimiento de un bloque de países neoliberales alrededor de la Alianza Pacífico abrió el debate respecto al devenir socialista americano.

El carácter del neoliberalismo imperante y el reemergente, los límites del llamado “ciclo progresista”, los desafíos que se avecinan para los izquierdistas del continente así como la reflexión en torno a experiencias revolucionarias del último siglo, fueron algunos de los temas tratados en un diálogo sostenido, en exclusiva por Correo del Alba, con el economista e intelectual marxista argentino Claudio Katz.

¿Qué es el neoliberalismo? ¿Una ideología, una forma económica, una teoría política?

El neoliberalismo es una práctica reaccionaria o pensamiento conservador, un modelo de acumulación basado en agresiones a los trabajadores en una marco de mayor internacionalización del capital. Desde los años 80 ha sido básicamente definido como una ofensiva del capital sobre el trabajo para recomponer la tasa de ganancia.

En mi opinión el neoliberalismo se reforzó con la caída de la Unión Soviética, la anexión de Alemania y el amoldamiento de la Unión Europea a la globalización. El año 2008 había una discusión sobre si el neoliberalismo se iba a mantener o iba a diluirse, la experiencia ha demostrado que se mantuvo, se reforzó, se profundizó, al punto que la desigualdad alcanzó niveles sin precedentes y, claramente, es el modelo que continúa operando hasta la actualidad.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Elecciones en el Ecuador: Por qué la soberanía nacional importa


Mark Weisbrot, Huffington Post

La soberanía nacional es un bien infravalorado en el mundo de hoy, especialmente en los medios internacionales, donde las perspectivas de Washington y sus aliados mayormente prevalecen. Esto es cierto respecto a temas tanto políticos como económicos, y las consecuencias pueden ser particularmente fuertes para una región como Latinoamérica, tradicionalmente considerada por los funcionarios estadounidenses como su “patio trasero”.

La próxima elección en Ecuador está siendo observada y disputada por fuerzas que tienen visiones opuestas en este asunto. A la izquierda se encuentra la apuesta presidencial del anterior vicepresidente Lenín Moreno y su partido — el cual ha ganado ya la mayoría en la Asamblea — Alianza PAIS (Patria Altiva i Soberana, AP). Al igual que los otros partidos de izquierda que llegaron al poder durante el giro hacia la izquierda que arrasó en la región a inicios del siglo XXI, AP valora la soberanía nacional y la autodeterminación. Sus líderes, así como sus activistas y la mayor parte de su base electoral, entienden que el progreso alcanzado durante la última década hubiese sido imposible si el gobierno del presidente Rafael Correa hubiese seguido las recetas económicas de Washington.

miércoles, 15 de marzo de 2017

Los desastres de la restauración neoliberal en Argentina y Brasil

Emir Sader, La Jornada

Una vez más el neoliberalismo quiso presentarse como panacea para resolver los problemas de países latinoamericanos. Y una vez más produce desastres y no soluciones.

Países que todavía se plantean ese dilema –como Ecuador ahora, en segunda vuelta– no necesitan mirar hacia su pasado y compararlo con su presente. Basta mirar hacia los desastres provocados por los gobiernos de Mauricio Macri y de Michel Temer para ver los riesgos que la restauración liberal presenta. Mirar hacia la peor crisis de la historia argentina a comienzos del siglo, cuando el modelo neoliberal explotó de manera espectacular, y la recuperación formidable del país promovida en contra de las políticas neoliberales por Néstor y Cristina Kirchner. Ver lo que era Brasil, el país más desigual del continente más desigual de mundo, antes de los gobiernos de Lula y de Dilma, y los gigantescos avances que tuvo el país con esos gobiernos.

Mientras, ni Argentina ni Brasil presentan un sólo índice económico positivo y, al contrario, viven inmensos retrocesos en el plano social también, con los gobiernos que prometían, de nuevo, al igual que en su primera aparición, resultados rápidos y totalmente positivos para sus países. Los dos países viven retrocesos enormes, paralelamente, porque tienen políticas económicas muy similares, centradas en duros ajustes fiscales.

lunes, 9 de enero de 2017

2017 apunta hacia un mundo multipolar

Emir Sader, La Jornada

La era de la hegemonía estadounidense y de neoliberalismo es, por definición, un tiempo de turbulencias e incertidumbre. Nadie ni nada permite preveer con un mínimo de certidumbre ni el futuro inmediato, menos todavía los de mediano y largo plazos. Pero el cúmulo de acontecimientos permite proyectar a 2017 como un año en que se dibujará, con más claridad, el surgimiento de un mundo multipolar.

El final de la guerra fría hizo al mundo retroceder al periodo histórico de hegemonía británica, cuando una sola potencia detentaba el predominio mundial. La decadencia británica introdujo un tiempo de disputas hegemónicas; primero entre Estados Unidos y Alemania, con dos guerras mundiales de por medio, después, entre Estados Unidos y la Unión Soviética, en el escenario llamado de guerra fría.

La desaparición de la URSS hizo que la humanidad volviera a un mundo unipolar, esta vez con la hegemonía imperial estadounidense. No tardó en anunciarse que la historia terminaría, desembocando en esa hegemonía, que traería con ella la economía capitalista de mercado y la democracia liberal como horizontes insuperables de la historia. Seguirían habiendo acontecimientos, pero todos encerrados en ese marco, que nos aprisionaría definitivamente. En lugar de girar hacia delante, la historia habría retrocedido y quedado congelada. La superioridad militar, económica, política e ideológica de Estados Unidos no permitiría alimentar ilusiones en otra dirección. El fin del socialismo, que sería el futuro de la humanidad, en la concepción derrotada, relegaba ese tipo de sociedad al museo de la historia, como un largo paréntesis finalmente concluido. La economía capitalista pasaba a ser la economía, la única posible, así como la democracia liberal, la única posible.

sábado, 31 de diciembre de 2016

Termina el año, no el ciclo


Alfredo Serrano Mancilla, La Jornada

Ya estamos en 2017, a punto de ser investido Trump presidente de Estados Unidos; mientras tanto, Maduro continúa al frente de Venezuela; Evo gobierna en Bolivia, y lo mismo ocurre con Correa en Ecuador, a la espera de lo que suceda en las próximas elecciones del 19 febrero. Los agoreros del fin de ciclo exageraron. Es innegable que nos encontramos ante un profundo avance de la restauración neoliberal en América Latina, pero muchos se excedieron en sus pronósticos apocalípticos. Las derrotas electorales en la Asamblea legislativa en Venezuela (diciembre 2015), en el referendo por la repostulación en Bolivia (febrero 2016) y la pérdida de algunas ciudades importantes en Ecuador (febrero 2014) supusieron un importante revés al progreso de los procesos de cambio. Sin embargo, a pesar de las infinitas dificultades, se ha logrado resistir. Y, por ahora, el trío nacido en constituyentes no tira la toalla.

La región, indudablemente, ha tenido importantes transformaciones en clave política. Macri preside Argentina con un giro radical de sus políticas, que procuran hacernos olvidar de la positiva herencia K. En Brasil, el golpe de Estado de Temer ha permitido un golpe económico, con el objetivo de restituir el orden neoliberal. No son cambios menores porque no son países cualesquiera, ni por su tamaño ni por su importancia geopolítica. A eso se suma el Pacífico (Colombia, Chile, Perú y México) que prosigue su profundización neoliberal, a pesar de las protestas ciudadanas, y Paraguay es un comensal más en esta cena conservadora luego de otro golpe, el que se dio contra Lugo, hace ya varios años.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

América Latina, el mundo doblemente al revés

Roberto Regalado, Alainet

A mediados de 1998, transcurridas más de tres décadas de globalización imperialista, dos de apogeo del neoliberalismo y casi una del derrumbe del bloque socialista europeo, el insigne escritor uruguayo Eduardo Galeano, fallecido en 2015, publicó el libro: Patas arriba. La escuela del mundo al revés. En sus páginas introductorias, Galeano escribió una nota titulada, «Si Alicia volviera», en referencia al conocido cuento infantil Alicia en el país de las maravillas. Esa nota dice:
Hace ciento treinta años, después de visitar el país de las maravillas, Alicia se metió en un espejo para descubrir el mundo al revés. Si Alicia renaciera en nuestros días, no necesitaría atravesar ningún espejo: le bastaría con asomarse a la ventana.
Al fin del milenio, el mundo al revés está a la vista […].
En el capítulo titulado «Los modelos del éxito», Galeano sentenciaba:
El mundo al revés premia al revés: desprecia la honestidad, castiga el trabajo, recompensa la falta de escrúpulos y alimenta el canibalismo. Sus maestros calumnian la naturaleza: la injusticia, dicen, es la ley natural. Milton Friedman, uno de los miembros más prestigiosos del cuerpo docente, habla de «la tasa natural de desempleo». Por ley natural, comprueban Richard Herrstein y Charles Murray, los negros están en los más bajos peldaños de la escala social. Para explicar el éxito de sus negocios, John D. Rockefeller solía decir que la naturaleza recompensa a los más aptos y castiga a los inútiles; y más de un siglo después, muchos dueños del mundo siguen creyendo que Charles Darwin escribió sus libros para anunciarles la gloria.

domingo, 18 de diciembre de 2016

La crisis sistémica global y algunos manotazos desesperados

Jorge Beinstein, Alainet

A partir de la victoria de Trump los medios de comunicación hegemónicos han lanzado una avalancha de referencias al “proteccionismo económico” del futuro gobierno imperial y en consecuencia al posible inicio de una era de desglobalización.

En realidad la instalación de Trump no será la causa de esa desglobalización anunciada sino más bien el resultado de un proceso que dio su primer paso con la crisis financiera de 2008 y que se aceleró desde 2014 cuando el Imperio ingresó en un recorrido descendente irresistible.

Desde el punto de vista del comercio internacional la desglobalización viene avanzando desde hace aproximadamente un lustro. Según datos del Banco Mundial en la década de los 1960 las exportaciones representaron en promedio el 12,2% del Producto Bruto Global, en la década siguiente pasaron al 15,8%, en los años 1980 llegaron al 18,7% pero hacia fines de esa década el proceso se aceleró y en 2008 alcanzó su máximo nivel cuando llegó el 30,8%, la crisis de ese año marcó el techo del fenómeno a partir del cual se produjo un descenso suave que se acentuó desde 2014-2015 (1). La propaganda acerca de que las economías se internacionalizaban cada vez más, condenadas a exportar porciones crecientes de su producción fue desmentida por la realidad desde 2008 y ahora la globalización comercial comienza a revertirse.

martes, 6 de diciembre de 2016

A fin de cuentas, Fidel Castro tuvo razón sobre el papel de EEUU en América Latina


Mark Weisbrot, CEPR

Las reacciones en torno a la muerte de Fidel Castro Ruz han puesto de manifiesto las diferentes formas en que se percibe en todo el mundo al revolucionario cubano y por mucho tiempo jefe de Estado. La mayor parte del mundo ve con admiración a Castro y a Cuba como protagonistas de un hito heroico, al levantarse contra un imperio intimidatorio y de inmenso poder, en defensa de su soberanía nacional, y todavía haber vivido para contarlo. Sin hablar de las millones de personas que se han visto beneficiadas por la ayuda que prestan los médicos y el personal de salud cubanos, junto a otros actos de solidaridad internacional quizá inigualables en la historia moderna, sobre todo tratándose de una nación del nivel de ingresos y del tamaño de Cuba..

En las entrañas de la potencia intimidatoria, las cosas lucen de otro modo. No solo nos referimos a las declaraciones poco corteses por parte de Donald Trump acerca del fallecimiento de Castro, las cuales son fieles a su estilo y buscan complacer a la menguante pero todavía influyente base republicana de cubano-americanos de derecha en Florida. Citemos el subtítulo del New York Times (la traducción de la versión en inglés) en su obituario dedicado a Fidel:
“El Sr. Castro trajo la guerra fría al hemisferio occidental, atormentó a 11 presidentes estadounidenses y llevó brevemente al mundo al borde de una guerra nuclear”.
Detengámonos por un momento en un simple elemento de este humor involuntario: ¿quién fue en realidad quien trajo la guerra fría a este hemisferio? Pocos años antes de la Revolución cubana, Washington derrocó al gobierno democráticamente electo de Guatemala, bajo el falso pretexto de que constituía una cabeza de playa para el comunismo soviético en el hemisferio. Ese acto marcó el comienzo de casi cuatro décadas de dictadura y de una violencia de Estado espantosa, la cual sería luego calificada como genocidio por la ONU. En 1999, el presidente Bill Clinton pidió disculpas por el papel de EE.UU. en dicho genocidio.

jueves, 1 de diciembre de 2016

Chile ocupa tercer lugar entre países latinoamericanos con reparto de tierras más desigual


América Latina es la región más desigual del mundo en reparto de tierras, según el informe "Desterrados: tierra, poder y desigualdad en América Latina", presentado hoy por la organización humanitaria Oxfam en Bogotá.

"En la región, 32 personas privilegiadas acumulan la misma riqueza que los 300 millones de personas más pobres. Esta desigualdad económica está íntimamente relacionada con la posesión de la tierra, pues los activos no financieros representan un 64% de la riqueza total", indica el informe. Más de la mitad de la tierra productiva de la región está concentrada en el 1% de las explotaciones agropecuarias de mayor tamaño, agrega el estudio.
"Esta concentración de tierra está fomentada por la alta dependencia en la explotación de recursos naturales por parte de unos cuantos grupos poderosos, que acumulan cada vez más riqueza gracias a políticas hechas a su medida", dijo el director regional de América Latina y el Caribe de Oxfam, Simon Ticehurst.
Colombia es el país más desigual de la región, donde el 0,4% de las fincas más grandes concentran el 77,6% de la tierra, seguido de Perú (77,3%), Chile (74,4%) y Paraguay (71,3%). Ticehurst aseguró que los datos varían por el tamaño promedio de las fincas más grandes entre Centroamérica, donde tienden a ser las propiedades más pequeñas, y Suramérica.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Macri, Temer y Peña Nieto, huérfanos de Hillary

Emir Sader, La Jornada

Estaba todo listo para que Hillary Clinton sembrara aquello por lo cual había trabajado tanto. Al final, había sido ella la principal responsable de la nueva forma de golpe de Estado en América Latina, con el derrocamiento del gobierno de Manuel Zelaya en Honduras, después del último intento de golpe militar clásico en Venezuela, en 2002. Fracasó. Ella y su gobierno apoyaron el golpe en contra de Fernando Lugo, que siguió el mismo guión, así como Hillary y Obama se han callado, de forma cómplice, frente al golpe en Brasil.

Obama ya había viajado a Argentina para congratularse con la victoria de Mauricio Macri y anunciar una nueva época en las relaciones entre los dos gobiernos, felicitando al presidente argentino por los primeros pasos dados en la dirección de retomar el viejo modelo neoliberal. El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, a su vez, vino a establecer relaciones cordiales con el presidente golpista Michel Temer.

Sumándose al gobierno mexicano de Enrique Peña Nieto, tradicional adepto del neoliberalismo, el escenario parecía listo para que Hillary comandara la utilización del nuevo eje Brasil-Argentina, agregado al de México, para definir un campo pro estadunidense en la región, que pudiera no sólo apoyar a esos países en la dirección del modelo siempre promovido por Estados Unidos, para hacer de ese eje la base para atacar a Venezuela, Bolivia y Ecuador. Controlando a las tres más grandes economías del continente, con modelos económicos similares –lo cual no ocurría desde 2003–, Estados Unidos se preparaba para imponer de nuevo su política, sin contrapesos, en la región.

domingo, 27 de noviembre de 2016

El mayor estadista del último medio siglo

Guillermo Almeyra, La Jornada

Fidel Castro fue, con mucho, el mayor estadista del reciente medio siglo. Fue el último de los grandes revolucionarios dirigentes de las movilizaciones democráticas de liberación nacional que comenzaron en 1910 con las revoluciones china, persa y mexicana, y durante y después de la Segunda Guerra Mundial llevaron a la independencia y unidad del subcontinente indio y de Indonesia, Indochina, las colonias africanas, el Egipto nasseriano y Argelia.

Cuba es un pequeño país de 11.5 millones de habitantes. Durante mucho tiempo dependió económicamente de la exportación de un monocultivo –el azúcar de caña-, de ron y tabaco y del turismo, y depende ahora tam-bién de la provisión de servicios (turismo, envío de médicos y enseñantes). Esta economía de postre (lujos prescindibles como el tabaco y la bebida) y de servicios produce muy escasas ganancias y dependen de la distribución de la plusvalía mundial que se produce en regiones más industrializadas, o sea, de los excedentes económicos de que puedan disponer los sectores medios que consumen esos bienes y servicios no indispensables. Es, por lo tanto, un país frágil y dependiente.

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