viernes, 21 de septiembre de 2018

Rescates bancarios después de Lehman Brothers: Unión sagrada para una sagrada estafa

En este texto escrito en 2008, Éric Toussaint denunciaba las respuestas dadas por los gobiernos a la crisis bancaria internacional y anticipaba lo que efectivamente llegó en los años siguientes: un aumento muy importante de la deuda pública y una aceleración en las políticas de austeridad. Explicaba también que todo eso era evitable ya que se podían tomar medidas radicales para evitarlo. En ese momento, Éric Toussaint abogaba por la estatización de los bancos. Pero su posición ha evolucionado y ahora es la de socializar los bancos y las compañías de seguros bajo control ciudadano.

Eric Toussaint, CADTM

El rescate de los bancos y aseguradoras privadas realizado en septiembre-octubre de 2008 constituye una elección política fuerte que no tenía nada de ineludible y que ancla al futuro en varios niveles decisivos.

En primer lugar, el costo de la operación es asumido enteramente por los poderes públicos, lo que implicará un aumento muy importante de la deuda pública [1]. La crisis capitalista actual, que durará al menos varios años, incluso una década, [2] implicará una reducción de los ingresos del Estado mientras que aumentarán sus gastos vinculados al reembolso de la deuda. En consecuencia, las presiones para reducir los gastos sociales serán muy fuertes.

Los gobiernos de Estados Unidos y Europa sustituyeron un tambaleante andamiaje de deudas privadas por una aplastante acumulación de deudas públicas. Según el banco Barclays, los gobiernos europeos de la zona euro emitirán, en 2009, nuevos títulos de deuda pública por un importe que debería alcanzar los 925.000 millones de euros [3]. Se trata de una suma colosal, sin contar las nuevas emisiones de bonos del Tesoro por Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Canadá, etc. Sin embargo, hasta hace poco tiempo, había un consenso de los mismos gobiernos para reducir la deuda pública.

La inestabilidad neoliberal en Latinoamérica

Alfredo Serrano Mancilla, Público

Estabilidad, confianza, certidumbre y eficiencia son las cuatro promesas más repetidas por cualquier proyecto neoliberal. ¿Se cumplen? ¿Es un gobierno neoliberal capaz de dar estabilidad a un país? ¿Saben cómo generar confianza y certidumbre? ¿Logran tener economías eficientes? Veamos qué sucede en Latinoamérica. Empecemos por Argentina.

Crear un buen eslogan es siempre más fácil que estabilizar la economía de un país en un ambiente de fuerte restricción externa. El macrismo se desgasta a mucha más velocidad de lo previsible porque demuestra que no sabe gobernar ni gestionar. En algo menos de tres años consiguió que el país esté patas arriba. La economía no va, se mire por donde se mire. La inflación apunta este año 2018 a estar por encima del 40% según las últimas estimaciones oficiales, a pesar de que la tenían calculada en el 15% a fines del año pasado. La economía se contraerá por encima del 2%, aunque habían pronosticado que crecería por encima del 3%. La liberalización cambiaria provocó una devaluación que no tiene fin: en este tiempo lo llevaron de 10 pesos hasta casi 40, y veremos cómo acaba. La inversión extranjera jamás llegó. Se prometieron dólares que era imposible de producirlos en casa, y sólo han podido ser obtenidos parcialmente, con una deuda eterna con el mundo. El Fondo Monetario Internacional pide más ajuste: más recortes sociales, menos salarios, provocando así que la demanda interna pierda toda su fuerza como motor económico. La tasa de interés va por el 60%: espaldarazo ideal para que la economía financiarizada acabe con la economía real. La industria se desmorona. La balanza comercial es cada día más deficitaria tras la liberalización de las importaciones.

jueves, 20 de septiembre de 2018

Dolarización creciente de la economía en Argentina

Julio C. Gambina

La situación económica se agrava para la mayoría de la sociedad en la Argentina.

Un indicador importante deriva de un dólar por encima de los 40 pesos u oscilando en torno a ese precio, sin que nadie pueda asegurar que la divisa estadounidense llegó ya a su techo.

En rigor, esa cotización del dólar perjudica la condición de vida de la mayoría de la población, pero favorece a muy pocos y concentrados productores y exportadores junto a especuladores locales y externos que acumulan con operaciones en el mercado local.

No es cierto que la devaluación perjudique a todos por igual. Existe un núcleo de poder económico que con la corrección cambiaria sale enormemente beneficiado, con mejor rentabilidad e ingreso para acrecentar la acumulación de riqueza.

La devaluación resulta un mecanismo de transferencia de ingresos y riqueza hacia acreedores externos y grandes exportadores.

Un futuro promisorio

Variados “opinólogos” sobre economía y política, del gobierno y especialmente críticos por derecha, sostienen que ahora, con este dólar el país será más competitivo, lo que ofrecerá mejores condiciones al balance de pagos en el mediano plazo.

Sudáfrica: del apartheid al neoliberalismo

Alejandro Nadal, La Jornada

La transición en Sudáfrica de un régimen de racismo institucionalizado a una democracia electoral es un acontecimiento de gran relevancia. Desgraciadamente, este giro no se reflejó en la situación económica. En un tiempo récord el Congreso Nacional Africano (CNA), el partido que había liderado la lucha contra la opresión racista, abrazó y consagró las políticas del neoliberalismo que habían cimentado el sistema de explotación y desigualdad del apartheid. El análisis de la economía política de este proceso de transición es una lección importante para cualquier gobierno que aspire a un cambio social y económico real.

A finales de la década de 1980 la situación en Sudáfrica había llegado a un callejón sin salida. Los enfrentamientos habían drenado la energía de ambos bandos y los militantes del CNA sabían que el aparato represivo de la minoría blanca estaba agotado y rebasado. Pero aun así, una insurrección final con tintes violentos conduciría a un baño de sangre.

La minoría blanca confiaba en su formidable arsenal policiaco-militar. Pero el régimen estaba en plena bancarrota política y su aislamiento internacional lo llevaría al fracaso en caso de escoger el camino de la represión. Además, el apartheid chocaba con la lógica de la acumulación capitalista al impedir la libre movilidad del trabajo. Toda la industria en Sudáfrica estaba sufriendo los inconvenientes. Había llegado el tiempo de negociar para asegurar un acuerdo de transición ventajoso.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Diez años después de Lehman: una nueva crisis financiera en camino


Nick Beams, wsws

Hay dos aspectos que predominan en los comentarios sobre el décimo aniversario de la crisis financiera global desatada por la bancarrota del banco de inversiones Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008.

La primera es la falta de una explicación científica del derrumbe. La segunda es el temor de que, al no haber superado sus causas, se esté avecinando otra crisis.

La inexistencia de un análisis científico se manifiesta de la forma más clara en la figura de Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos en ese entonces y el principal arquitecto del rescate a los bancos y otras entidades financieras. Después de desembolsarle a Wall Street $700 mil millones provenientes de contribuyentes fiscales, inició un programa de expansión cuantitativa que encauzó billones de dólares más hacia el sistema financiero, garantizando así una expansión de la especulación que desató el derrumbe en primer lugar.

Bernanke, ahora un investigador en el centro de pensamiento Brookings Institution y asesor de dos grupos de inversión, ha tenido una década para ponderar sobre los eventos que presidió, contando con todos los recursos investigativos de la Fed, las universidades y los fuertemente financiados centros de pensamiento. ¿Qué ha logrado?

En un reporte preparado por Brookings para conmemorar el aniversario, Bernanke insiste en que el colapso del mercado de bienes raíces en EEUU fue un factor secundario en el colapso. El segundo y más importante factor por medio del cual “la crisis llevó a una recesión fue un pánico financiero severo, una corrida en todo el sistema a los proveedores de crédito, incluidos los bancos, pero también, cabe notar, a prestamistas no bancarios como los fondos de inversión y las firmas financieras”. Las “fragilidades” en el sistema financiero “resultaron en pánico y una crisis crediticia”.
En otras palabras, la principal causa de la crisis, la cual tomó la forma de pánico y una pérdida de confianza, fue el pánico y la pérdida de confianza.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Argentina y la crisis sin salida del gobierno Macri

Raúl Zibechi, La Jornada

La crisis económica y política provocada por la presión de los especuladores financieros sobre la cotización del dólar, ha llevado a numerosos analistas y a una parte de la población a comparar la situación actual con la de 2001. Aquella crisis fenomenal provocó una revuelta que estalló el 19 y 20 de diciembre, coronando un ciclo de luchas que se prolongaba desde 1997 y tenía a los desocupados (piqueteros) como principales protagonistas.

La revuelta, o pueblada, o levantamiento forzó la renuncia del presidente Fernando de la Rúa que debió abandonar la Casa Rosada en helicóptero mientras la policía disparaba fuego real para contener a los manifestantes. Fue el fin de un ciclo neoliberal privatizador que dio paso a un ciclo progresista.

En lo personal, comparto el deseo de muchos argentinos de que hechos similares vuelvan a repetirse para poner fin al insoportable gobierno de Macri. No es un deseo utópico. Se apoya en la experiencia viva de los trabajadores argentinos a lo largo del siglo XX, en el que protagonizaron insurrecciones, levantamientos y puebladas desde la Semana Roja de 1909. Las dos acciones populares más importantes fueron el 17 de octubre de 1945, que desarticuló a la oligarquía agro-ganadera, y el Cordobazo del 29-30 de marzo de 1969, cuando los obreros y los estudiantes de la ciudad industrial derrotaron a la policía en una fenomenal batalla callejera que forzó la intervención del ejército pero colocó a la defensiva a la dictadura de Juan Carlos Onganía.

domingo, 16 de septiembre de 2018

La heurística de la crisis económica en el neoliberalismo

Pablo Dávalos, Rebelión

El concepto de crisis económica ha suscitado un amplio y profundo debate en la economía. Se reconoce a Marx y Keynes como los principales teóricos de la crisis del sistema capitalista, mientras que se le critica al pensamiento económico dominante su incapacidad de reconocer a la crisis económica como inherente al sistema. Sin embargo, la emergencia, consolidación y radicalización del neoliberalismo a escala mundial, obligan a repensar la noción de crisis económica desde otra perspectiva.
Se trata de una discusión que se aleja de las coordenadas de la economía para inscribirse directamente en aquellas de la política. En efecto, el neoliberalismo ha provocado cambios tan importantes en el capitalismo mundial, que es necesaria una nueva visión sobre la crisis económica que salga del ámbito académico para formar parte del debate político.

Si en primera instancia se pensaba en la crisis económica como una anomalía o disfuncionalidad del sistema capitalista, las derivas del shock económico sitúan a la crisis económica en otro nivel: aquel que desencadena las condiciones de posibilidad para la imposición radical de las transformaciones neoliberales. En efecto, habría sido muy difícil que las políticas de ajuste y estabilización macroeconómica, o su correlato en las políticas de austeridad fiscal, que se impusieron y se imponen a rajatabla en varios países de América Latina, África y Europa, tengan el consenso social necesario sin un requisito previo de crisis económica.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Brasil: De la fuerza de Lula a la fuerza de Haddad

Emir Sader, Alai

Desde que Lula y el PT definieron que había que tener a Haddad como candidato a la presidencia de Brasil, para no sufrir nuevas sanciones de parte del Superior Tribunal Electoral, todas las atenciones se vuelcan hacia el proceso de trasferencia de votos de Lula hacia Haddad. Si nadie tenía dudas de que Lula triunfaría en primera vuelta, en caso de que pudiera ser candidato, las interrogantes son sobre cómo y cuándo el caudal inmenso de votos de Lula se transfieren hacia Haddad.

Toda la campaña del PT se concentra en la fórmula Lula es Haddad, Haddad es Lula. Es una lucha en contra del tiempo – algo más que 20 días hasta la primera vuelta -, pero también en contra de la dificultad de información. Las encuestas hasta ahora daban a Haddad niveles bajos de apoyo, las nuevas ya lo apuntan como el candidato de Lula, tras la renuncia de éste de ser candidato.

En esas circunstancias, por primera vez Haddad aparece liderando una encuesta, con el 22% de apoyo, Bolsonaro en segundo lugar, con el 15%. La tendencia es la de un crecimiento sostenido de Haddad hasta el 7 de octubre, día de la primera vuelta.

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