La reunión anual del Fondo Monetario Internacional dejó claro este año que Europa y la comunidad internacional continúan sin timón en términos de política económica. Los líderes financieros, desde los ministros de economía y finanzas hasta los líderes de instituciones financieras privadas, repitieron el mantra actual: los países en crisis deben poner en orden sus asuntos, reducir sus déficits y deudas públicas, adoptar reformas estructurales, y promover el crecimiento. La confianza, reiteraron numerosas veces, debe ser restaurada.
Ese tipo de pontificación suena un tanto afectada cuando proviene de quienes, al mando de bancos centrales, ministerios de hacienda y finanzas, y bancos privados llevaron al sistema financiero mundial al borde de la ruina y fueron artífices del desastre actual. Lo que resulta aún peor, poco se explica sobre cómo lograr la cuadratura del círculo. ¿Cómo puede recuperarse la confianza mientras las economías en crisis caen en recesión? ¿Cómo puede revivirse el crecimiento cuando la austeridad probablemente signifique una mayor disminución de la demanda agregada, lo que reducirá aún más la producción y el empleo?