Tengo en mi escritorio en este mismo momento dos libros; uno es del periodista Timothy Noah y se llama The Great Divergence: America’s Growing Inequality Crisis and What We Can Do about It [La gran divergencia: la crisis de la desigualdad creciente en EE. UU. y lo que podemos hacer para resolverla]; el otro es el clásico de Milton y Rose Friedman, Free to Choose: A Personal Statement [Libertad de elegir]. Viéndolos juntos, no puedo sino pensar lo difícil que sería para los Friedman volver a justificar y propugnar el libertarismo minarquista hoy en comparación con cuando lo hicieron en 1979.
En aquel momento, los Friedman plantearon tres vigorosos postulados fácticos respecto de cómo funciona el mundo; en ese momento, parecían verdaderos, posiblemente verdaderos o al menos defendibles; pero hoy parecen casi con certeza falsos. El argumento de estos autores a favor del libertarismo minarquista, que dependía en gran medida de esos postulados, prácticamente se vino abajo, porque resultó que el mundo no quiso funcionar como ellos suponían.