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sábado, 9 de mayo de 2020

Volver a la «normalidad» sería autocondenarse


Leonardo Boff, Koinonia

Cuando pase la pandemia del coronavirus no nos estará permitido volver a la «normalidad» anterior. Sería, en primer lugar, un desprecio a los miles de personas que han muerto asfixiadas por el virus, y una falta de solidaridad con sus familiares y amigos. En segundo lugar, sería la demostración de que no hemos aprendido el mensaje de lo que, más que una crisis, es un llamado urgente a cambiar nuestra forma de vivir en nuestra única Casa Común. Se trata de un llamamiento de la propia Tierra viva, ese superorganismo autorregulado del que somos su parte inteligente y consciente.

Volver a la anterior configuración del mundo, hegemonizado por el capitalismo neoliberal, incapaz de resolver sus contradicciones internas –y cuyo ADN es su voracidad por un crecimiento ilimitado a costa de la sobreexplotación de la naturaleza y la indiferencia ante la pobreza y la miseria de la gran mayoría de la humanidad producida por ella–, es olvidar que dicha configuración está sacudiendo los cimientos ecológicos que sostienen toda la Vida en el planeta. Volver a la “normalidad” anterior (business as usual) sería prolongar una situación que podría implicar nuestra propia destrucción.

sábado, 2 de mayo de 2020

Pandemia COVID-19: ¿Qué hay después del diluvio?


Stella Calloni, Espacio Mugica

Basta con mirar los rostros de los presidentes que representan al capitalismo salvaje en tiempos de la decadencia o escuchar sus “discursos”, para entender a algunos analistas que mencionaban cómo los imperios comienzan a suicidarse lentamente y se parecen a un monstruo que aún mantiene sus garras extendidas por diversos lugares del mundo, las que también se van contrayendo, debilitándose paulatinamente hasta el estertor final.

Pero allí no termina todo, porque se necesitan años para a cambiar la piel de la serpiente del colonialismo, que nos recubre y nos encubre. Seríamos ingenuos o excesivamente optimistas, si creyéramos que cuando hayamos superado este momento único en la historia -al menos de los últimos dos siglos– el día después de la pandemia el imperialismo caducará o desaparecerá automáticamente.

Lo que es evidente es la imposibilidad de continuar persistiendo en imponer un neoliberalismo a ultranza, cuyas consecuencias puso en evidencia la pandemia del Sars Covid 19 que asola al mundo, como un temible espejo astillado donde nadie quiere mirarse.

Si los países del llamado Tercer Mundo muestran las huellas dejadas por el depredador neoliberalismo, instrumento básico en este período capitalista, las naciones europeas, salvo raras excepciones, lo aplicaron a fondo y la pandemia puso en evidencia las gravísimas consecuencias del hechizo neoliberal, que además de la destrucción de lo que consideraban avances sociales o estado de bienestar, ahondó la dependencia de Estados Unidos hasta extremos coloniales y ayudó a profundizar las grietas en la Unión Europea, lo que será difícil reconstruir a corto plazo.

viernes, 24 de abril de 2020

La pandemia no es el fin del capitalismo


Marco A. Gandásegui, Alai

La pandemia del coronavirus no es el fin del mundo. Tampoco es el fin de la historia. No podemos decir que la pandemia liquidará el capitalismo. Hay muchos pensadores que postulan estos desenlaces pensando en los terribles sufrimientos que el coronavirus le está causando a la humanidad. A pesar de ello, el mundo seguirá su camino, sacudido y golpeado por la pandemia. Las clases dominantes seguirán escribiendo su historia. El capitalismo aprovechará esta crisis para reforzar sus puntos débiles y continuará haciendo estragos de la naturaleza, así como de las mujeres y hombres que somete a su explotación.

El capitalismo, al igual que el capital, es una relación social. Es una relación que siempre ha existido desde los tiempos en que se escribía sobre piedra. Es a partir del siglo XVI (los viajes de Colón), sin embargo, que comienza a consolidarse en algunas ciudades europeas. Los metales preciosos que los españoles le extraen a las minas de América aceleran el comercio europeo con el Oriente. El creciente intercambio les permite a los capitalistas de las ciudades del occidente europeo acumular riquezas e invertir en nuevas empresas en el siglo XVII. Surgen los reinos “absolutos” que concentran enormes riquezas (para la época) y desatan guerras interminables para ampliar su poder sobre el viejo continente. Al mismo tiempo compiten por materias primas y mercados en todos los continentes, incluyendo América. Este crecimiento combinado es lo que caracteriza el capitalismo.

jueves, 9 de abril de 2020

Donald Trump, el capitalismo y “dejad que se mueran”


W.T.Whitney, CounterPunch

Carlos Fernández de Cossío, director general para EEUU del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, acusó recientemente al gobierno de Estados Unidos de “terrible decadencia moral”. Su comentario respondía a las amenazas estadounidenses contra las naciones que habían solicitado la asistencia de Cuba para confrontar la pandemia de Covid-19. Dicho funcionario criticó asimismo la escasa preparación para la epidemia en Estados Unidos.

Su crítica se alejó de las habituales denuncias por abusos imperialistas y plutocráticos. Al sugerir que los líderes estadounidenses ignoran los valores humanos más básicos, el diplomático se aventuró en aguas profundas.

Lo cierto es que las decisiones que EEUU ha tomado sobre la pandemia de Covid-19 y sobre algunas de sus intervenciones en el exterior demuestran la fácil aceptación de las muertes humanas en el primer caso y la planificación de las mismas en el segundo. Las implicaciones no son triviales: “el precepto `no matarás´ es probablemente el principio moral y legal básico de cualquier sociedad”, en palabras de un académico que estudia las diversas racionalizaciones del asesinato.

Realidad y ficción en la crisis global del capitalismo


Joseph Kishore y David North, wsws

El lunes, parecía haber dos mundos diferentes: uno basado en la realidad y otro en ficción.

En el mundo real, la pandemia del COVID-19 continuó su propagación mortal en EEUU y el resto del mundo. Las noticias estuvieron dominadas por reportes de hospitales saturados, doctores, enfermeras y otro personal agotados y pacientes enfermos y muriendo.

Pero en el mundo de ficción de las bolsas de valores y finanzas, prevaleció una euforia descontrolada entre los inversores. Cual orgía en un funeral, derramaron miles de millones en la compra de acciones haciendo brincar el índice Dow Jones Industrial Average casi 7,5 por ciento. Se registraron aumentos importantes en el DAX alemán (6 por ciento) y el FTSE británico (más de 3 por ciento).

¿Qué motivó esta celebración bochornosa y desvergonzada?

El lunes, la cifra de muertes en EEUU superó los 10.000. A pesar de una caída pequeña en el total diario de muertes nuevas en la Ciudad de Nueva York el domingo, no hay ninguna evidencia de que la virulencia de la pandemia haya llegado a su máximo en este centro urbano crítico.

miércoles, 8 de abril de 2020

Coronavirus: ¿El reporte del 2010 que habla de la plaga que nos llegó en el 2020?


Víctor Mark Romo, Global Research

A estas alturas, los que siguen día a día la epidemia de coronavirus están familiarizados con el Evento 201, la simulación pandémica organizada por la Universidad Johns Hopkins junto con el Foro Económico Mundial, la Fundación Bill y Melinda Gates, Johnson & Johnson y otros. Después del famoso Evento 201 (18 de octubre de 2019) (1), parece que debemos admitir que la clase dominante ha sido dotada de intuiciones y percepciones proféticas. (Realmente son los elegidos). Por lo tanto, vale la pena, incluso se hace obligatorio, estudiar sus ejercicios y simulaciones de escenarios.

Corría el año 2010 y destacados miembros de la Fundación Rockefeller y de la entonces Global Business Network (GBN) decidieron reunirse en su especie de Think Tank, motivados por aquella crisis financiera del 2008 y de salud,la epidemia del H1N1 del 2009, que tanto daño hizo a la humanidad y a la economía mundial, y generar cuatro posibles escenarios para los años venideros, todo en pro de la filantropía y la tecnología.

El informe abre así con la carta de bienvenida de la entonces directora de la Fundación Rockefeller, Judith Rodin.
Los resultados de nuestro primer ejercicio de planificación de escenarios demuestran una exploración provocativa y atractiva del papel de la tecnología y el futuro de la globalización, como verá en las páginas siguientes. Este informe es una lectura crucial para cualquier persona interesada en considerar creativamente las formas múltiples y divergentes en que nuestro mundo podría evolucionar, las chispas de la percepción inspiradora de estas narraciones, junto con sus implicaciones para la filantropía en su conjunto. (2)

lunes, 6 de abril de 2020

Noam Chomsky: «La escasez de ventiladores revela la crueldad del capitalismo neoliberal»


C.J. Polychroniou, Truthout, Rebelión
Traducido por Paco Muñoz de Bustillo

El Covid-19 ha tomado el mundo por asalto. Hay cientos de miles de personas infectadas (posiblemente muchas más que los casos confirmados), la lista de muertes crece exponencialmente y las economías capitalistas se han estancado, lo que hace prácticamente inevitable una recesión global.

La pandemia había sido anticipada mucho antes de su aparición, pero las acciones tendentes a prepararse para esa crisis se restringieron a causa de los crueles imperativos de un orden económico en el que “la prevención de una catástrofe futura no produce beneficios”, señala Noam Chomsky en esta entrevista exclusiva para Truthout. Chomsky es profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y profesor laureado en la Universidad de Arizona, autor de más de 120 libros y de miles de artículos y ensayos. En esta entrevista argumenta que el propio capitalismo neoliberal es responsable de la respuesta inadecuada de Estados Unidos ante la pandemia.

C.J. Polychroniou: Noam, la epidemia de la nueva enfermedad del coronavirus se ha propagado a la mayor parte del planeta, y Estados Unidos tiene ya más casos que cualquier otro país, incluyendo China, donde se originó el virus. ¿Cree que es una evolución sorprendente?

Noam Chomsky: La escala de la plaga es sorprendente, impactante diría yo, pero no su aparición. Ni el hecho de que Estados Unidos esté teniendo la peor respuesta ante la crisis.

sábado, 4 de abril de 2020

O muere el capitalismo salvaje, o muere la civilización humana

Leer este artículo es más que necesario en estas horas de pandemia y confinamiento. Estamos obligados a reflexionar acerca de las causas de las insuficiencias de los sistemas de salud y acerca de las cosas que no resuelve un modelo de Mercado salvaje .


Empezare aclarando que no soy comunista; los reaccionarios, ultraconservadores le tienen mucho terror a estos títulos; y casi siempre ante la falta de argumentos sólidos, terminan repitiendo y adjudicándonos calificativos que solo han escuchado, pero que en la mayoría de los casos, desconocen su significado. Soy un Demócrata con ideas Republicanas.

Todo el mundo habla del libro “La riqueza de las naciones” de Adam Smith, el escoses que logro articular con sus ideas, los pilares de la Economía Moderna y le dio paso al Capitalismo Moderno; sin embargo muy pocos hablan sobre el otro libro del mismo autor, "Teoría de los sentimientos morales”; que hace una crítica muy puntual a la conducta de la avaricia humana. Conociendo ya la historia desde la Secundaria, vemos que el prólogo de la misma, tuvo su origen cuando el feudalismo fue sustituido por este nuevo modelo económico.

jueves, 2 de abril de 2020

La pandemia y el fin de la era neoliberal

La pandemia ha movido las placas tectónicas del capitalismo global y ya nada podrá volver a ser como antes. Es un tremendo desafío para quienes queremos construir un mundo post-capitalista porque, sin duda, la pandemia y sus devastadores efectos ofrecen una oportunidad única, inesperada, que sería imperdonable desaprovechar.


Atilio Borón

El coronavirus ha desatado un torrente de reflexiones y análisis que tienen como común denominador la intención de dibujar los (difusos) contornos del tipo de sociedad y economía que resurgirán una vez que el flagelo haya sido controlado. Sobran las razones para incursionar en esa clase de especulaciones, ojalá que bien informadas y controladas, porque si de algo estamos completamente seguros es que la primera víctima fatal que se cobró la pandemia fue la versión neoliberal del capitalismo. Y digo la “versión” porque tengo serias dudas acerca de que el virus en cuestión haya obrado el milagro de acabar no sólo con el neoliberalismo sino también como la estructura que lo sustenta: el capitalismo como modo de producción y como sistema internacional. Pero la era neoliberal es un cadáver aún insepulto pero imposible de resucitar. ¿Qué ocurrirá con el capitalismo? Bien, de eso trata esta columna.

Simpatizo mucho con la obra y la persona de Slavoj Zizek pero esto no me alcanza para otorgarle la razón cuando sentencia que la pandemia le propinó “un golpe a lo Kill Bill al sistema capitalista” luego de lo cual, siguiendo la metáfora cinematográfica, éste debería caer muerto a los cinco segundos. No ha ocurrido y no ocurrirá porque, como lo recordara Lenin en más de una ocasión, “el capitalismo no caerá si no existen las fuerzas sociales y políticas que lo hagan caer.” El capitalismo sobrevivió a la mal llamada “gripe española”, que ahora sabemos vio la luz en Kansas, en marzo de 1918, en la base militar Fort Riley, y que luego las tropas estadounidenses que marcharon a combatir en la Primera Guerra Mundial diseminaron el virus de forma incontrolada.

martes, 31 de marzo de 2020

Coronavirus y crisis sistémica del capitalismo


Wim Dierckxsens y Walter Formento, Alai

Con el gobierno de Trump no solo se manifiesta claramente la crisis agónica, turbulenta y conflictiva del capitalismo, sino que se evidencia con la actual Gran Depresión la imposibilidad de salir de la misma. Expresando un nacionalismo industrialista, anti-oligarquía financiera, Trump está en una confrontación total con las fuerzas del esquema de poder globalista (representadas en EEUU por el establishment financiero-político globalista en la cúpula del Partido Demócrata). En forma secundaria se enfrenta con el esquema continentalista (el establishment financiero-político del Partido Republicano, específicamente el Tea Party con el que no tiene su enfrentamiento principal y pudo acordar una coalición de gobierno para garantizar un mínimo de estabilidad).

Las empresas estrellas del globalismo en inteligencia artificial, informática, internet, robótica, supercomputadoras, telecomunicación, etc. (Facebook sino también a Twitter, Netflix, Alphabet, Google, Apple, Instagram, Amazon y Microsoft), muy a menudo con fuertes inversiones en China (Hong Kong, Shanghái, Taiwán), son atacadas a su vez por Trump, quien ha comenzado una guerra económica no tanto contra China como país, sino en primer lugar contra dichas empresas trasnacionales angloamericanas con fuertes inversiones fuera de EEUU, con la finalidad de que se “relocalicen” nuevamente en territorio estadounidense.

El coronavirus como analizador: autopsia de la vulnerabilidad sistémica de la globalización capitalista


Said Bouamama, Bouamamas

Existen los avatares y existe la vulnerabilidad que lleva a las catástrofes. La confusión entre ambas cuestiones es una de las características esenciales del discurso oficial del gobierno francés (y de otros muchos gobiernos). No es de extrañar esta confusión voluntaria cuya función es ocultar y hacer desaparecer la segunda que, en efecto, cumple la función de analizadora de las contradicciones de un sistema social, de reveladora de la realidad que la ideología dominante oculta o deforma habitualmente y de espejo de aumento de unas desigualdades y dominaciones que la caracterizan. Efectivamente, el hecho de centrarse voluntariamente en la dimensión de “catástrofe” difumina unas imágenes de imprevisibilidad, de incertidumbre, de ausencia de responsabilidad humana, etc. El hecho de centrarse en la vulnerabilidad cuestiona las causas económicas y sociales de una situación, las verdaderas razones del conjunto de las consecuencias de una catástrofe y los intereses económicos que han provocado esta vulnerabilidad. ¿Qué nos revela la pandemia sobre la vulnerabilidad de nuestro mundo dominado por una globalización capitalista?

Precisiones conceptuales


La comparación entre los efectos del huracán Iván que azotó a Cuba en septiembre de 2004 y los del ciclón Katrina que se abatió sobre Florida, Luisiana y Misisipi un año después permite aportar algunas precisiones conceptuales sobre las nociones de riesgo, avatar, catástrofe y vulnerabilidad. Sin embargo, ambos ciclones, que eran de la categoría 5, es decir, la velocidad del viento superaba los 249 kilómetros por hora, tuvieron unos balances humanos absolutamente dispares: ninguna persona muerta en Cuba y 1.836 personas muertas y 135 desaparecidas en Estados Unidos. Así, avatares similares provocan consecuencias diametralmente opuestas. El vocabulario elaborado para describir estos fenómenos naturales excepcionales y sus consecuencias igual de excepcionales puede ayudar a comprender lo que está en juego en estos momentos ante la pandemia que estamos viviendo.

miércoles, 25 de marzo de 2020

La política anticapitalista en la época del COVID-19


David Harvey, Observatorio de la crisis

Cuando trato de interpretar, entender y analizar el flujo diario de las noticias, tiendo a ubicar lo que está sucediendo en el contexto de dos maneras un tanto distintas (y cruzadas) que aspiran a explicar como funciona el capitalismo.

El primer nivel es un mapeo de las contradicciones internas de la circulación y acumulación del capital como flujos de valor monetario en busca de ganancias a través de los diferentes «momentos» (como los llama Marx) de producción, realización (consumo), distribución y reinversión. Este modelo de la economía capitalista como una espiral de expansión y crecimiento sin fin, se complica bastante a medida que se elabora a través de, por ejemplo, los lentes de las rivalidades geopolíticas, desarrollos geográficos desiguales, instituciones financieras, políticas estatales, reconfiguraciones tecnológicas y un red siempre cambiante de las divisiones del trabajo y de las relaciones sociales.

Sin embargo, también creo que este modelo debe inscribirse en un contexto más amplio de reproducción social (en los hogares y las comunidades), en una relación metabólica permanente y en constante evolución con la naturaleza (incluida la «segunda naturaleza» de la urbanización y el entorno construido) y todo tipo de formaciones culturales, científicas (basadas en el conocimiento), religiosas y sociales contingentes, que las poblaciones humanas suelen crear a través del espacio y el tiempo.

Estos últimos «momentos» incorporan la expresión activa de los deseos, necesidades y anhelos humanos, el ansia de conocimiento y significado y la búsqueda evolutiva de la satisfacción en un contexto de arreglos institucionales cambiantes, disputas políticas, enfrentamientos ideológicos, pérdidas, derrotas, frustraciones y alienaciones, todo ello en un mundo de marcada diversidad geográfica, cultural, social y política.

Alejandro Nadal, gigante de la conservación global


Luis Hernández Navarro, La Jornada

El 13 de abril de 2012, el rey de España Juan Carlos de Borbón, tropezó en Botsuana, se rompió la cadera y se abolló la corona. El traspié inició el declive político que culminaría con su abdicación al trono. El monarca se encontraba en ese país africano acompañado de su amante en un safari para cazar elefantes.

Matar elefantes no es un delito en varios países africanos. Cada año son ultimados en el continente 35 mil paquidermos, en promedio uno cada 15 minutos. Esta cifra, a la que hay que agregar la mortalidad natural, rebasa ya la tasa de natalidad de los elefantes, que se encuentran en peligro de ­extinción.

Esos paquidermos –explicaba Alejandro Nadal Egea, fallecido el pasado 16 de marzo– no son cazados, en realidad son asesinados. Son animales que viven en sociedad, muy inteligentes, con una forma de vida ejemplar, excepcional en el reino animal, de los que debemos aprender. Sufren por sus muertos, tienen una historia. Una matriarca –por ejemplo– puede recordar el ojo de agua al que condujo a su familia hace 30 años.

lunes, 23 de marzo de 2020

Política anticapitalista en tiempos de COVID-19


David Harvey, Sin Permiso

Cuando trato de interpretar, comprender y analizar el diario flujo de noticias, tiendo a ubicar lo que está pasando con el trasfondo de dos modelos de cómo funciona el capitalismo que son distintivos pero se entrecruzan. El primer plano estriba en la cartografía de las contradicciones internas de la circulación y acumulación del capital como flujos del valor del dinero en busca de beneficio a través de los diferentes “momentos” (como los denomina Marx) de la producción, realización (consumo), distribución y reinversion. Se trata de un modelo de la economía capitalista como una espiral de infinita expansión y crecimiento. Se vuelve bastante complicado a medida que se va elaborando a través, por ejemplo, de las lentes de rivalidades geopolíticas, desiguales desarrollos geográficos, instituciones financieras, políticas de Estado y reconfiguraciones tecnológicas, y de la madeja siempre cambiante de las divisiones del trabajo y de las relaciones sociales.

Concibo este modelo, no obstante, como algo encastrado en un contexto más amplio de reproducción social (en hogares y comunidades), en una relación metabólica en curso y siempre en evolución con la naturaleza (incluida la “segunda naturaleza” de la urbanización y el medio construido) y toda suerte de formaciones culturales, científicas (basadas en el conocimiento), religiosas y sociales contingents que crean las poblaciones humanas de manera característica a lo largo del espacio y el tiempo. Estos “momentos” incorporan la expresión activa de aspiraciones, necesidades y deseos, el ansia de conocimiento y sentido y la busqueda en evolución de satisfacción contra un trasfomdo de cambiantes disposiciones institucionales, contestaciones políticas, enfrentamientos ideológicos, pérdidas, muertes, derrotas, frustraciones y alienaciones, todo resuelto en un mundo de una marcada diversidad geográfica, cultural, social y política. Este segundo modelo constituye, como si dijéramos, mi comprensión operativa del capitalismo global como mformación social distintiva, mientras que la priera se refiere a las contradicciones dentro del motor económico que mueve a esta formación social por ciertas sendas de su evolución histórica y geografica.

domingo, 22 de marzo de 2020

La emergencia viral y el mundo de mañana. Byung-Chul Han, el filósofo surcoreano que piensa desde Berlín

Los países asiáticos están gestionando mejor esta crisis que Occidente. Mientras allí se trabaja con datos y mascarillas, aquí se llega tarde y se levantan fronteras


Byung-Chul Han, El País

El coronavirus está poniendo a prueba nuestro sistema. Al parecer Asia tiene mejor controlada la pandemia que Europa. En Hong Kong, Taiwán y Singapur hay muy pocos infectados. En Taiwán se registran 108 casos y en Hong Kong 193. En Alemania, por el contrario, tras un período de tiempo mucho más breve hay ya 15.320 casos confirmados, y en España 19.980 (datos del 20 de marzo). También Corea del Sur ha superado ya la peor fase, lo mismo que Japón. Incluso China, el país de origen de la pandemia, la tiene ya bastante controlada. Pero ni en Taiwán ni en Corea se ha decretado la prohibición de salir de casa ni se han cerrado las tiendas y los restaurantes. Entre tanto ha comenzado un éxodo de asiáticos que salen de Europa. Chinos y coreanos quieren regresar a sus países, porque ahí se sienten más seguros. Los precios de los vuelos se han multiplicado. Ya apenas se pueden conseguir billetes de vuelo para China o Corea.

Europa está fracasando. Las cifras de infectados aumentan exponencialmente. Parece que Europa no puede controlar la pandemia. En Italia mueren a diario cientos de personas. Quitan los respiradores a los pacientes ancianos para ayudar a los jóvenes. Pero también cabe observar sobreactuaciones inútiles. Los cierres de fronteras son evidentemente una expresión desesperada de soberanía. Nos sentimos de vuelta en la época de la soberanía. El soberano es quien decide sobre el estado de excepción. Es soberano quien cierra fronteras. Pero eso es una huera exhibición de soberanía que no sirve de nada. Serviría de mucha más ayuda cooperar intensamente dentro de la Eurozona que cerrar fronteras a lo loco. Entre tanto también Europa ha decretado la prohibición de entrada a extranjeros: un acto totalmente absurdo en vista del hecho de que Europa es precisamente adonde nadie quiere venir. Como mucho, sería más sensato decretar la prohibición de salidas de europeos, para proteger al mundo de Europa. Después de todo, Europa es en estos momentos el epicentro de la pandemia.

viernes, 20 de marzo de 2020

Coronavirus: entre el peligro y la oportunidad

Los límites de un orden económico y tecnológico que profundiza las desigualdades


Ricardo Forster

La peste está entre nosotros, se acerca sigilosa e invisible transgrediendo fronteras, rompiendo en mil pedazos acuerdos de países que creían que sus protocolos híper mercantilizados iban a constituirse en la garantía de un orden económico mundial capaz de ampliar riqueza y crecimiento para unas pocas naciones favorecidas. Y que terminaron descubriendo, entre azoradas y atemorizadas, que la desigualdad que ese mismo sistema expandió por el mundo iba a devolverles, bajo la forma de un virus, la igualdad del contagio, de la fragilidad y de la muerte. Extraña paradoja de una época, la nuestra, que había naturalizado las brutales diferencias sociales, la distancia enorme entre naciones ricas y naciones pobres, que depredó continentes enteros en nombre de la civilización y el progreso, que transformó en valor sacrosanto la lógica de la rentabilidad y la reducción de todas las esferas de la vida a mercancía cuya importancia debía medirse en función de su “valor de mercado”. Igualdad ante la expansión viral que no sabe de diferencias ideológicas ni reconoce aduanas que discriminan entre ciudadanos del primer mundo y miserables indocumentados que se ahogan en el Mediterráneo. Miedo en la Italia opulenta del Norte, miedo en una barriada de migrantes napolitana, miedo en la Alemania de Merkel que comienza a revisar su “ortodoxia fiscal”, miedo en una España demasiado inclinada al consumismo, miedo en la pujante Seúl que a través del cine nos muestra la realidad de la desigualdad, miedo en los aviones abarrotados de turistas que regresan apresurados a sus países de origen antes que se cierren todas las fronteras, miedo en lujosos transatlánticos cuyos pasajeros descubren, azorados aunque conservando sus privilegios de primera clase, lo que significa convertirse en paria y que ningún puerto los acepte. El miedo nos ha vuelto más iguales y, por esas extrañas vicisitudes de la historia, nos abre la posibilidad de repensar nuestro modo de vivir. Una oportunidad en medio de la noche y la incertidumbre.

jueves, 19 de marzo de 2020

Estados Unidos en el ojo del huracán


Rafael Poch de Feliu

El viernes la OMS declaró que el epicentro de la pandemia ya no era China, sino Europa, pero bien pronto la situación más crítica podríamos tenerla en Estados Unidos. Que Estados Unidos se sitúe en el ojo del huracán parece pulverizar la tesis, lanzada ya en febrero por el centro antiimperialista Global Research, de que el origen de la pandemia estuvo en Estados Unidos y que su gobierno la utilizaba “para poner a la economía china de rodillas”.

El ayatolla Jamenei, líder supremo de Irán, ha seguido esa estela y ha dicho que la pandemia podría ser un “ataque biológico” contra China e Irán, pero a la vista de los perjuicios que se esperan en Estados Unidos de lo que se trataría, más bien, sería de una gran chapuza y una enorme estupidez.

No es que la pandemia haya puesto a “la economía china de rodillas”, sino a la “economía” en general. Y no solo porque lo primero implique lo segundo (dado el tamaño y el papel global de la economía china), sino por la simple razón de que el único medio para controlar la epidemia es, precisamente, matar la economía.

miércoles, 18 de marzo de 2020

Slavoj Zizek "el Coronavirus es un golpe letal al capitalismo para reinventar la sociedad"

Slavoj Zizek cree que el coronavirus tiene un efecto secundario positivo: propinar un fuerte golpe al modelo capitalista


El filósofo, sociólogo y crítico cultural esloveno se refirió a la pandemia -que comenzó en la localidad china de Wuhan- como un gatillante de otros aspectos de la sociedad como la histeria colectiva y el racismo. Comparándolo con un golpe propio de la cinta de Tarantino, la ‘Técnica del corazón explosivo’, Zizek analiza las repercusiones del Covid-19 a nivel político.

“La actual expansión de la epidemia de coronavirus ha detonado las epidemias de virus ideológicos que estaban latentes en nuestras sociedades: noticias falsas, teorías conspirativas paranoicas y explosiones de racismo”, comienza la columna de Slavoj Žižek publicada en RT.

“La bien fundamentada necesidad médica de establecer cuarentenas hicieron eco en las presiones ideológicas para establecer límites claros y mantener en cuarentena a los enemigos que representan una amenaza a nuestra identidad. Pero tal vez otro -y más beneficioso- virus ideológico se expandirá y tal vez nos infecte: el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá de la nación-estado, una sociedad que se actualice como solidaridad global y cooperación”, continuó el filósofo.

miércoles, 11 de marzo de 2020

La crisis se anunciaba antes del coronavirus


Alejandro Nadal, La Jornada

Los ciclos y crisis en el capitalismo pueden suceder de manera irregular. Esto es parte del movimiento anómalo de una economía que es intrínsecamente inestable. La gran crisis de 2008 fue resultado de ese tipo de procesos. Y para sacar a flote a una economía que ha caído en el desequilibrio se necesita inyectarle liquidez en buenas cantidades. Por ejemplo, las medidas de política de flexibilidad monetaria aplicadas por la Reserva Federal se hicieron sentir antes de la crisis y sus efectos especulativos comenzaron a difundirse por toda la economía desde 2009-2010. Cantidades astronómicas pasaron a fondos de pensión y departamentos de tesorería de grandes corporaciones, en donde sirvieron para aceitar la especulación a escala mundial. Pero lo que sí no hicieron fue promover la inversión y el empleo.

El proceso de recuperación ha sido muy publicitado, pero la realidad es que si por recuperación se entiende un periodo más o menos prolongado de crecimiento, pues eso sí se ha manifestado. Pero, otro lado, si ese crecimiento ha sido muy lento y la creación de empleos ha sido débil, entonces la recuperación puede caracterizarse como una larga recesión. Aun antes de que se desatara esta gran recesión, era evidente que los esquemas de flexibilidad cuantitativa en materia de política monetaria no estaban funcionando como fomento de la economía real. Lo único que habían logrado era promover la recompra de acciones, las operaciones de carry trade, en la que las grandes corporaciones llevaron la especulación a todos los confines de la tierra, en territorios en los que prevalecían menores rendimientos.

martes, 3 de marzo de 2020

Del trabajo industrial al trabajo por plataformas digitales: las relaciones de trabajo del posfordismo


Humberto Villasmil Prieto, OIT

A comienzos del siglo pasado, la segunda Revolución Industrial estaba en pleno desarrollo, signada por la aparición de la energía eléctrica y los motores impulsados por derivados del petróleo, lo que dio lugar a la producción masiva de bienes manufacturados. La concentración en centros fabriles urbanos que empleaban importantes contingentes de trabajadores generó cambios sustanciales en la organización del trabajo. Esa nueva organización del trabajo tuvo como arquetipo el modelo de fábrica fordista, que tomó su nombre desde que “en 1909 Henry Ford anunció la producción del modelo «T», un automóvil práctico e igual para todos y destinado a ser producido para un mercado masivo” (Raso Delgue), que comenzó a fabricarse a partir de 1913 sobre una línea de montaje y bajo la “organización científica del trabajo”.

Frederick Taylor teorizó un modelo capaz de aumentar la producción y la productividad de hombres y de máquinas bajo la óptica de la one best way (“la mejor manera de hacer las cosas”).

Pero todo aquello ameritaba ser juridificado, normado. A partir de la reunión masiva de trabajadores, surgió el concepto de categoría –abstracta por definición–, a la que se le asignaba un trabajo fijo, con tiempos de trabajo predeterminados, una estructura salarial proporcional y jerarquizada y una supervisión directa de los representantes del empleador. En aquel momento, como apunta Juan Raso Delgue, surgió la idea del poder disciplinario del empleador y de su contracara, la subordinación (Raso Delge).

Todo esto reclamó un modelo de contrato de trabajo estándar, unitario, que se levantó sobre el paradigma de una relación de trabajo estable –requisito de las promociones en cuanto se fuese capaz de escalar en la estructura jerárquica de la empresa– y a tiempo indeterminado, de modo que la relación tendiera a durar. Esa relación laboral fue la base de los modelos solidarios de seguridad social.

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