domingo, 27 de mayo de 2018

El feminismo de la cúspide

Anita Botwin, ctxt

Hace unos días nos sorprendía la noticia en la que Ana Patricia Botín se consideraba feminista. Hace diez años no, pero ahora ya sí es feminista y defiende la discriminación positiva “en un mundo egoísta gobernado por hombres”.

Podríamos alegrarnos de que Ana Botín se autodenomine feminista. Podríamos decir que si lo dice alguien de alta alcurnia y buenas marcas es que vamos ganando. Pero permítanme que lo cuestione o lo dude al menos. Mi primera opinión es pensar que algo estamos haciendo bien cuando alguien que representa a un banco de ese nivel se considera feminista, aunque hace diez años, cuando éramos una panda de locas e histéricas, ella pensaba otra cosa. Cuando alguien como Botín, Ana Rosa y la princesa Meghan Markle –recién casada con el príncipe azul– se dicen feministas y hasta hacen huelga en el caso de A.R. una piensa que vamos ganando. Pero si lo piensas dos veces, y no se quedan con las primeras impresiones, lo cierto es que nada o poco ha cambiado.

No nos engañemos, existe una especie de feminismo de moda, de masas, de conseguir la igualdad en puestos de dirección o de poder desnudarse si a una le da la gana o ser prostituta si una lo desea porque “somos libres” de hacerlo a cambio de dinero; pero existe otro feminismo de fondo, el que hace diez años no quería nadie y que a día de hoy no es el mayoritario ni mucho menos, que es el feminismo radical, el que ahonda en el problema y se plantea debates mucho más profundos y complejos. El feminismo debe ser opuesto al capitalismo, porque es precisamente el capitalismo el que no nos permite lograr la igualdad y el que feminiza la pobreza. Nosotras somos las más precarizadas dentro de este sistema, y la crisis-estafa que lideraron los bancos como el de Botín nos empobreció aún más.

jueves, 24 de mayo de 2018

El Dr. Pangloss discurre sobre los salarios de hambre

Alejandro Nadal, La Jornada

Había una vez un país en que los salarios eran la remuneración del "factor trabajo" y las ganancias eran la retribución del "factor capital". En esas tierras, los salarios y las ganancias se determinaban por la contribución de cada uno de esos dos "factores" a la producción. Y como la mayoría de los cuentos de hadas, el final era alegre y prometedor: todo mundo vivía en el mejor de los mundos posibles.

Pero ese mundo de cuento de hadas que aún domina la enseñanza en las universidades y el quehacer de la administración pública no existe. La seudoteoría económica que lo sustentaba fue desacreditada hace más de 50 años en debates académicos hoy olvidados. Entonces, ¿por qué se sigue colocando el debate sobre salarios en los términos de aquélla teoría económica errónea? La respuesta es que las deficiencias de esa teoría no se enseñan y los poderes establecidos (en la academia y en el mundo de la política económica) simplemente esperan que el tiempo y el olvido hagan su trabajo: por eso cada año egresan de las universidades legiones de economistas que siguen creyendo en este cuento fantástico.

Se perpetúa así la idea de que la cuestión salarial se determina técnicamente por las condiciones generales de una maquinaria que se llama "la eco­nomía". El salario deja de ser una variable eminentemente política para convertirse en pieza mecánica que responde a leyes inmanentes del aparato económico. Y, como gustan machacar los voceros de los poderes establecidos, con las leyes de ese mecanismo no se juega.

miércoles, 23 de mayo de 2018

Italia: aún hay motivos para evitar el pánico

Matthew Lynn, El Economista

El índice de Milán cae bruscamente. Los mercados de bonos están agitados. El dinero se marcha del país y las empresas planean su huida antes de que sea demasiado tarde. Mientras una excéntrica coalición entre el Movimiento Cinco Estrellas y la Liga populista de derecha toma el poder en Roma, con un oscuro primer ministro nombrado esta semana, los mercados se están poniendo nerviosos. Ya ha habido muchas advertencias terribles sobre el impacto catastrófico de las políticas de esta coalición y sobre cómo la economía italiana se verá sumida en el caos si no recobra el sentido muy rápidamente una vez que esté en el poder.

El Progretto Paura, por llamarlo de alguna manera, está en pleno apogeo. Pero resultará ser tan chiflado como el Proyecto Miedo que vivimos en Reino Unido. En el momento del referéndum del Brexit, se nos dijo que la economía se derrumbaría si nos retirábamos de la UE, que las empresas huirían, que el desempleo se dispararía y que los precios de la vivienda caerían. Eso no sucedió. Resultó que la economía siguió la misma trayectoria ligeramente mediocre que tenía antes. Del mismo modo, la economía italiana tampoco se derrumbará. En realidad, su nuevo Gobierno podría darle un impulso muy necesario -y ciertamente no podría hacerlo peor que las dos décadas de estancamiento presidido por sus predecesores.

martes, 22 de mayo de 2018

Venezuela eligió: Ahora, que los medios no justifiquen el fin

Javier Tolcachier, Alai

Algo más de ocho millones seiscientos mil venezolanos han participado en la elección presidencial de este domingo, cuyo resultado ha sido la renovación de mandato al actual presidente Nicolás Maduro. También se eligieron los nuevos consejos estaduales, aunque la mira estuvo puesta en el máximo cargo ejecutivo del Estado.

El actual gobernante obtuvo 68% de los votos válidos emitidos, frente a 21% de su principal contrincante, Henri Falcón. Javier Bertucci fue apoyado por un 11% de las preferencias y el cuarto en la contienda, Reinaldo Quijada cosechó algo menos de 35 mil votos.

El acto electoral transcurrió de manera inobjetable y sin incidencias mayores, según atestiguan los observadores internacionales invitados a participar. En comparación con las flagrantes irregularidades ocurridas en las recientes elecciones hondureñas o las denunciadas por el candidato Efraín Alegre en Paraguay, el evento eleccionario puede ser caracterizado como absolutamente legítimo.

Tampoco puede acusarse al gobierno bolivariano de forzar a los electores a concurrir a las urnas, ya que el voto en la nación caribeña es optativo, distinto al caso argentino en el que la población debe asistir compulsivamente a votar.

En razón de esta libertad para ejercer o no el derecho a voto, es que la oposición más radical no puede autoadjudicarse por completo la abstención, aunque su llamamiento haya propiciado dicha actitud.

lunes, 21 de mayo de 2018

La crisis de gobierno en Argentina

Alfredo Serrano Mancilla, Público

La comunicación tiene sus límites. El país real nunca jamás podrá ser sustituido por el país narrado. A pesar que nadie puede desconocer el creciente protagonismo del marketing político, la realidad cotidiana tiene tanta omnipresencia que resulta muy peligroso infravalorarla. El macrismo creyó, inicialmente, que podría tapar la angustia que causó en la gente la crisis cambiaria con un “todo va bien, todo está en calma”. Pero no. No lo pudo conseguir, así lo certifican todas las encuestas de opinión, sin importar su procedencia ideológica.

Confundir el periodo de gobierno y gestión con la etapa de campaña electoral es un error que se suele pagar caro. El manual de Durán Barba les sirvió para ganar la elección presidencial (teniendo en cuenta que había otros múltiples factores políticos que no deben desmerecerse en dicha victoria). Sin embargo, cuando llega la hora de la toma decisiones sobre economía o sobre cualquier otro ámbito que afecta a la gente, entonces, el arte de la política cobra más importancia de la que muchos imaginan. Es el momento de la Política en mayúsculas, en grande, en todas sus dimensiones.

domingo, 20 de mayo de 2018

El descenso a los infiernos de la iglesia chilena


El reconocimiento de un sacerdote chileno de la región central de Rancagua de haber tenido "conductas sexuales impropias" con al menos una creyente de su parroquia, representa otra modesta pero significativa prueba de la corrupción que durante años inficionó las estructuras de la Iglesia católica chilena hasta un punto que ni las autoridades de El Vaticano –proclives a aminorar o desconocer cualquier comportamiento execrable de sus ministros, especialmente en materia sexual– han podido pasar por alto. La renuncia en bloque de los obispos del país conosureño –que el papa Francisco tiene la potestad para aceptar o rechazar– muestra la profundidad de la crisis que sacude a la institución eclesiástica y revela también que tiene una magnitud imposible de ocultar públicamente.

No es la de Chile la única Iglesia donde las violaciones de menores y las conductas desordenadas de los religiosos llegaron a ser prácticas extendidas y frecuentes: desde los años 90 del siglo pasado, cuando especialmente en Irlanda y Estados Unidos empezaron a denunciarse casos de pederastia documentados con pruebas abundantes e irrebatibles, la grey católica de casi todo el mundo se vio sacudida por la evidencia de que gran número de clérigos, a menudo protegidos por sus superiores jerárquicos, estaban más preocupados por el cuerpo que por el alma de sus feligreses y feligresas. Poco a poco, personas que en algún momento de sus vidas estuvieron ligadas a seminarios, orfanatos, parroquias, hospitales o espacios de presunto servicio social dependientes de la Iglesia de Cristo se atrevieron a ventilar situaciones que habían permanecido encubiertas a lo largo de décadas.

viernes, 18 de mayo de 2018

Impactos “invisibles” de la era digital

Silvia Ribeiro, Alai

Cuando pensamos en la era digital probablemente lo primero que acude a la mente son computadoras, teléfonos móviles y otros elementos obvios de lo que se ha dado en llamar TIC: tecnologías de información y comunicación. Parece algo “etéreo”, pero en realidad conlleva enormes impactos ambientales y energéticos.

Además, la industria digital va mucho más allá de esas primeras imágenes. Es una de las bases fundamentales del tsunami tecnológico que ya está sobre nosotros, pero que difícilmente percibimos en todas sus dimensiones. Entre ellas, por ejemplo, el rápido avance del “internet de las cosas” que se propone sustituir al comercio convencional –incluyendo hasta la compra semanal de los hogares­– ; la tecnología digital que mueve los mercados financieros; las transacciones y monedas digitales; la digitalización de la agricultura, con el uso de autómatas, drones, satélites, sensores y big data, la optogenética que propone manipular seres vivos a distancia; la omnipresencia de cámaras y sensores que se comunican con gigantescas bases de datos, que pueden incluir hasta nuestros datos genómicos; el “internet de los cuerpos” con la digitalización de la medicina y las nuevas biotecnologías, el avance de la inteligencia artificial que subyace a todo ello. Todas son áreas de fuertes impactos – escasamente comprendidos por la sociedad– y la lista apenas comienza.

Uno de los aspectos más pesados y a la vez “invisibles” de la era digital, es que contrariamente a lo que se podría pensar, los impactos materiales, en el medio ambiente, en recursos y demanda de energía son enormes. Jim Thomas, co-director del Grupo ETC, ejemplifica esto en tres sectores: el iceberg de la infraestructura digital, la demanda de almacenamiento de datos y la voraz demanda energética del uso de las plataformas digitales.

miércoles, 16 de mayo de 2018

Especulando sobre inteligencia artificial

Alejandro Nadal, La Jornada

El martes 23 de abril de 2013, cuando el reloj marcaba las 13:07, los operadores en el piso de remates de la Bolsa de Valores en Nueva York vieron el siguiente mensaje de Twitter en sus monitores: Última: Dos explosiones en la Casa Blanca; Barack Obama, herido. En unos instantes el mercado entró en una caída vertiginosa y en los siguientes 90 segundos el indicador Dow Jones perdió 160 puntos, eliminando las ganancias del día. En minutos se confirmó que el mensaje era falso. Había sido generado por hackers que penetraron la cuenta de la agencia Associated Press. Y así como había comenzado el vendaval, de pronto todo regresó a la normalidad. Pero en esos minutos de frenesí financiero se generaron pérdidas por más de 140 mil millones de dólares.

El episodio ilustra de manera singular uno de los principales problemas que enfrenta en la actualidad la globalización financiera, en la medida en que se ha ido profundizando el empleo de sistemas de inteligencia artificial (IA). Hoy, cerca de 70 por ciento de transacciones en los mercados financieros se lleva a cabo mediante computadoras institucionales. Y, por supuesto, la velocidad de las transacciones se ha acelerado vertiginosamente. En los mercados de bolsa más desarrollados del mundo un título permanece en manos de un participante del mercado un promedio de 22 segundos antes de entrar nuevamente en otra transacción. La especulación automatizada ya domina en los mercados financieros.

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