Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
martes, 22 de septiembre de 2009
La bomba de tiempo de la deuda pública global
Aunque las bolsas, el sistema financiero y algunos economistas ortodoxos intentan transmitir señales de que la recuperación es sólida (como Bernanke), lo cierto es que los datos reales dejan bastante que desear. La economía mundial va de mal en peor y esto, señores, tiende a agravarse. Colapsada totalmente la política monetaria, tanto en sus medidas convencionales como no convencionales (la tasa de interés, objetivo prioritario del régimen monetarista se encuentra en torno a cero, y tiene para un año más en esos niveles), ha superado el límite de su eficacia, por lo que no ha quedado otro instrumento de estabilización que la polìtica fiscal. y he aquí los resultados: los déficit públicos se han disparado a más del doble de un año atrás.
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Este ha sido el costo de evitar una Gran Depresión como en los años 30, pese a que hubo muchas crisis financieras de las cuales se pudo tomar lecciones. El gráfico interactivo de Economist Intelligence Unit, nos da cuenta de “la bomba de tiempo” que tiene la economìa mundial, fundamentalmente por el enorme incremento de los déficit públicos. A modo de ejemplo, España, que el 2007 tenía una deuda pública de 555 mil millones de dólares (36,2% del PIB, bastante por debajo de la media europea), llegará este año a 829 mil millones de dólares (58,3% del PIB), y el 2010 a 1,1 billones de dólares (75,9% del PIB), con un endeudamiento percápita de 23.962 dólares.
De acuerdo a la gráfica, los países que tienen un endeudamiento público mayor presentan color oscuro, mientras los países que tienen un endeudamiento público más leve, un tono celeste. Los países de la zona europea como Francia, Italia, el Reino Unido y Alemania, superarán el 2010 una deuda pública de 80% el PIB. Japón, un país emblemático por iniciar esta crisis en los años 90 y tener ya una década perdida, llegará el 2010 a una deuda pública de dos veces su PIB (199%) y un endeudamiento percápita de 79.381 dólares. Para el caso de Estados Unidos, la deuda pública el año 2007 alcanzaba 5 billones de dólares (36,9% del PIB), y llegará el 2010 a 8,9 billones de dólares (60,3% del PIB). Cabe hacer notar que hablamos sólo de la deuda pública, la deuda privada, en Estados Unidos y otros países, es tres veces mayor.
El “reloj” de la deuda pública mundial llega en el momento de colgar este post a una cifra superior a los 35,1 billones de dólares, lo que representa 5.400 dólares por cada habitante del planeta. Hecho que se hace aún más dramático si consideramos que el 40% de la población mundial vive con menos de 2 dólares diarios. De ahí la importancia que adquiere el tema de la desigualdad que comentábamos ayer. El modelo económico de los últimos 30 años ha globalizado la miseria, un hecho que viene a ensombrecer la tan ansiada “recuperación”.
Estos niveles de endeudamiento público son altamente peligrosos. Las nociones conocidas de “ahorro” e “inversión” se verán fuertemente trastocadas y dañarán el consumo y la demanda mundial. Clarísimo resultado de las polìticas de libre comercio que beneficiaron a unos pocos. Todo esto no hace más que demostrar que la estructura ponzi del sistema financiero, advertida en los años 70 por Hyman Minsky, y a quien la prepotencia de la época desterró, engendró un problema económico que se prolongará por varios años. Estamos parados sobre una bomba de tiempo. Mire el reloj y olvídese.
Aumenta la desigualdad en el mundo
Pese a todos los designios,la desigualdad sigue aumentando. En las últimas tres décadas, con amplio predominio del neoliberalismo económico en el mundo, la desigualdad se ha acentuado. Hay crecimiento económico, pero cada vez la distribución es peor. Los gobiernos de la concertación han sido incapaces de cumplir el objetivo establecido en 1990 del "crecimiento con equidad". Así es como chile ha llegado a ser el país top en desigualdad. Pero el problema de fondo es otro la inequidad, la desigualdad y la mala distribución de los recursos que genera el crecimiento económico, es una de las características del neoliberalismo, que sabe hacer suyas las asimetrías del mercado para obtener ventaja.
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lunes, 21 de septiembre de 2009
Lecturas
La crisis del capitalismo especulativo, Mario Soares, El País.
Pesadilla en California, Timothy Garton Ash. El País.
Chavez advierte que la crisis financiera puede agravarse, 7días.com.
La crisis cuesta US$10.000 por persona, kaosenlared.net
Creciente desempleo marca la tercera ola de la crisis
, La razón
Auge y caída del delirio financiero, Albin Senghor. Attac
Pesadilla en California, Timothy Garton Ash. El País.
Chavez advierte que la crisis financiera puede agravarse, 7días.com.
La crisis cuesta US$10.000 por persona, kaosenlared.net
Creciente desempleo marca la tercera ola de la crisis
, La razón
Auge y caída del delirio financiero, Albin Senghor. Attac
El fetichismo del PIB
Joseph Stiglitz, El País
Esforzarse por reavivar la economía mundial al mismo tiempo que se responde a la crisis climática global ha planteado un interrogante complejo: ¿nos están dando las estadísticas las señales correctas sobre qué hacer? En nuestro mundo orientado hacia el desempeño, las cuestiones de medición han cobrado mayor relevancia: lo que medimos afecta lo que hacemos.
Si tomamos malas decisiones, lo que intentamos hacer (digamos, aumentar el PIB) en realidad puede contribuir a empeorar los niveles de vida. También podemos enfrentarnos a falsas opciones y ver compensaciones entre producción y protección ambiental que no existen. Por el contrario, una mejor medición del desempeño económico podría demostrar que las medidas tomadas para mejorar el medio ambiente son buenas para la economía.
Hace 18 meses, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, creó una Comisión Internacional para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social, debido a su insatisfacción -y la de muchos otros- con el estado actual de la información estadística sobre la economía y la sociedad. El pasado lunes la Comisión dio conocer su tan esperado informe.
El gran interrogante implica saber si el PIB ofrece una buena medición de los niveles de vida. En muchos casos, las estadísticas sobre el PIB parecen sugerir que a la economía le está yendo mucho mejor que las propias percepciones de la mayoría de los ciudadanos. Es más, el foco en el PIB crea conflictos: a los líderes políticos se les dice que lo maximicen, pero los ciudadanos también exigen que se preste atención a mejorar la seguridad, a reducir la contaminación del aire, del agua y el ruido, y demás -lo cual podría reducir el crecimiento del PIB.
El hecho de que el PIB pueda ser una medición deficiente del bienestar, o incluso de la actividad del mercado, obviamente es algo que se reconoce desde hace tiempo. Pero los cambios en la sociedad y la economía pueden haber agudizado los problemas, al mismo tiempo que los avances en la economía y las técnicas estadísticas pueden haber ofrecido oportunidades para mejorar nuestras mediciones.
Por ejemplo, si bien se supone que el PIB mide el valor de la producción de bienes y servicios, en un sector clave -el Gobierno- normalmente no tenemos manera de hacerlo, de modo que solemos medir la producción simplemente por las inversiones. Si el Gobierno gasta más -aún de manera ineficiente- la producción aumenta. En los últimos 60 años, el porcentaje de la producción del Gobierno en el PIB aumentó del 21,4% al 38,6% en EE UU, del 27,6% al 52,7% en Francia, del 34,2% al 47,6% en el Reino Unido y del 30,4% al 44% en Alemania. De manera que lo que era un problema relativamente menor se ha convertido en un problema importante.
De la misma manera, las mejoras de calidad -digamos, mejores autos en lugar de más autos- representan gran parte del aumento del PIB hoy en día. Pero evaluar las mejoras de calidad resulta difícil. La atención médica ejemplifica este problema: gran parte de la medicina se ofrece públicamente, y muchos de los avances son en calidad.
Los mismos problemas de hacer comparaciones en el tiempo se aplican a las comparaciones entre países. EE UU gasta más en atención sanitaria que cualquier otro país (tanto per cápita como en porcentaje de los ingresos), pero obtiene peores resultados. Parte de la diferencia entre el PIB per cápita en EE UU y algunos países europeos puede ser, en consecuencia, el resultado de la manera en que medimos las cosas.
Otro cambio pronunciado en la mayoría de las sociedades es un incremento en la desigualdad. Esto significa que existe una creciente disparidad entre el ingreso promedio (medio) y el ingreso mediano (el de la persona típica, cuyo ingreso se ubica en el medio de la distribución de todos los ingresos). Si unos pocos banqueros se vuelven mucho más ricos, el ingreso promedio puede subir, a pesar de que los ingresos de la mayoría de la gente estén decayendo. De manera que las estadísticas sobre el PIB per cápita tal vez no reflejen lo que les está sucediendo a la mayoría de los ciudadanos.
Utilizamos precios de mercado para valuar los bienes y servicios. Pero ahora, incluso aquellos que tienen mucha fe en los mercados cuestionan la dependencia de los precios de mercado, ya que están en contra de las valuaciones por ajuste al mercado. Las ganancias previas a la crisis de los bancos -una tercera parte de todas las ganancias corporativas- parecen haber sido un espejismo.
Entender esto arroja una nueva luz no sólo sobre nuestras mediciones del desempeño, sino también sobre las inferencias que hacemos. Antes de la crisis, cuando el crecimiento de EE UU (utilizando mediciones estándar del PIB) parecía mucho más sólido que el de Europa, muchos europeos sostenían que Europa debía adoptar el capitalismo al estilo estadounidense. Por supuesto, todo aquel que hubiera querido podría haber visto un creciente endeudamiento de los hogares norteamericanos, lo que habría permitido corregir la falsa impresión de éxito ofrecida por la estadística del PIB.
Los recientes avances metodológicos nos han permitido evaluar mejor qué contribuye a la sensación de bienestar de los ciudadanos y reunir los datos necesarios para hacer ese tipo de evaluaciones de manera regular. Estos estudios, por caso, verifican y cuantifican lo que debería ser obvio: la pérdida de un empleo tiene un mayor impacto de lo que representa la pérdida del ingreso. También demuestran la importancia de la conectividad social.
Toda buena medición de lo bien que nos está yendo también debe tener en cuenta la sostenibilidad. De la misma manera que una empresa necesita medir la depreciación de su capital, también nuestras cuentas nacionales deben reflejar la sobreexplotación de los recursos naturales y la degradación de nuestro medio ambiente.
Los marcos estadísticos están destinados a resumir lo que está sucediendo en nuestra sociedad compleja en unos pocos números fácilmente interpretables. Debería haber sido obvio que no se podía reducir todo a un único número: el PIB. El informe de la Comisión para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social, es de esperarse, conducirá a un mejor entendimiento de los usos, y abusos, de esa estadística.
El informe también debería servir de guía para crear un conjunto más amplio de indicadores que capturen de manera más precisa tanto el bienestar como la sustentabilidad, a la vez que debería dar impulso para mejorar la capacidad del PIB y las estadísticas relacionadas a la hora de evaluar el desempeño de la economía y la sociedad. Estas reformas nos ayudarán a dirigir nuestros esfuerzos (y recursos) de maneras que conduzcan al mejoramiento de ambos.
Joseph Stiglitz, profesor de Economía de la Universidad de Columbia y Premio Nobel de Economía en 2001, ha presidido la Comisión para la Medición del Desarrollo Económico y el Progreso Social. (c) Project Syndicate, 2009. Traducción de Claudia Martínez para El País.
Ver: Nuevos indicadores para medir el bienestar social
Esforzarse por reavivar la economía mundial al mismo tiempo que se responde a la crisis climática global ha planteado un interrogante complejo: ¿nos están dando las estadísticas las señales correctas sobre qué hacer? En nuestro mundo orientado hacia el desempeño, las cuestiones de medición han cobrado mayor relevancia: lo que medimos afecta lo que hacemos.
Si tomamos malas decisiones, lo que intentamos hacer (digamos, aumentar el PIB) en realidad puede contribuir a empeorar los niveles de vida. También podemos enfrentarnos a falsas opciones y ver compensaciones entre producción y protección ambiental que no existen. Por el contrario, una mejor medición del desempeño económico podría demostrar que las medidas tomadas para mejorar el medio ambiente son buenas para la economía.
Hace 18 meses, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, creó una Comisión Internacional para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social, debido a su insatisfacción -y la de muchos otros- con el estado actual de la información estadística sobre la economía y la sociedad. El pasado lunes la Comisión dio conocer su tan esperado informe.
El gran interrogante implica saber si el PIB ofrece una buena medición de los niveles de vida. En muchos casos, las estadísticas sobre el PIB parecen sugerir que a la economía le está yendo mucho mejor que las propias percepciones de la mayoría de los ciudadanos. Es más, el foco en el PIB crea conflictos: a los líderes políticos se les dice que lo maximicen, pero los ciudadanos también exigen que se preste atención a mejorar la seguridad, a reducir la contaminación del aire, del agua y el ruido, y demás -lo cual podría reducir el crecimiento del PIB.
El hecho de que el PIB pueda ser una medición deficiente del bienestar, o incluso de la actividad del mercado, obviamente es algo que se reconoce desde hace tiempo. Pero los cambios en la sociedad y la economía pueden haber agudizado los problemas, al mismo tiempo que los avances en la economía y las técnicas estadísticas pueden haber ofrecido oportunidades para mejorar nuestras mediciones.
Por ejemplo, si bien se supone que el PIB mide el valor de la producción de bienes y servicios, en un sector clave -el Gobierno- normalmente no tenemos manera de hacerlo, de modo que solemos medir la producción simplemente por las inversiones. Si el Gobierno gasta más -aún de manera ineficiente- la producción aumenta. En los últimos 60 años, el porcentaje de la producción del Gobierno en el PIB aumentó del 21,4% al 38,6% en EE UU, del 27,6% al 52,7% en Francia, del 34,2% al 47,6% en el Reino Unido y del 30,4% al 44% en Alemania. De manera que lo que era un problema relativamente menor se ha convertido en un problema importante.
De la misma manera, las mejoras de calidad -digamos, mejores autos en lugar de más autos- representan gran parte del aumento del PIB hoy en día. Pero evaluar las mejoras de calidad resulta difícil. La atención médica ejemplifica este problema: gran parte de la medicina se ofrece públicamente, y muchos de los avances son en calidad.
Los mismos problemas de hacer comparaciones en el tiempo se aplican a las comparaciones entre países. EE UU gasta más en atención sanitaria que cualquier otro país (tanto per cápita como en porcentaje de los ingresos), pero obtiene peores resultados. Parte de la diferencia entre el PIB per cápita en EE UU y algunos países europeos puede ser, en consecuencia, el resultado de la manera en que medimos las cosas.
Otro cambio pronunciado en la mayoría de las sociedades es un incremento en la desigualdad. Esto significa que existe una creciente disparidad entre el ingreso promedio (medio) y el ingreso mediano (el de la persona típica, cuyo ingreso se ubica en el medio de la distribución de todos los ingresos). Si unos pocos banqueros se vuelven mucho más ricos, el ingreso promedio puede subir, a pesar de que los ingresos de la mayoría de la gente estén decayendo. De manera que las estadísticas sobre el PIB per cápita tal vez no reflejen lo que les está sucediendo a la mayoría de los ciudadanos.
Utilizamos precios de mercado para valuar los bienes y servicios. Pero ahora, incluso aquellos que tienen mucha fe en los mercados cuestionan la dependencia de los precios de mercado, ya que están en contra de las valuaciones por ajuste al mercado. Las ganancias previas a la crisis de los bancos -una tercera parte de todas las ganancias corporativas- parecen haber sido un espejismo.
Entender esto arroja una nueva luz no sólo sobre nuestras mediciones del desempeño, sino también sobre las inferencias que hacemos. Antes de la crisis, cuando el crecimiento de EE UU (utilizando mediciones estándar del PIB) parecía mucho más sólido que el de Europa, muchos europeos sostenían que Europa debía adoptar el capitalismo al estilo estadounidense. Por supuesto, todo aquel que hubiera querido podría haber visto un creciente endeudamiento de los hogares norteamericanos, lo que habría permitido corregir la falsa impresión de éxito ofrecida por la estadística del PIB.
Los recientes avances metodológicos nos han permitido evaluar mejor qué contribuye a la sensación de bienestar de los ciudadanos y reunir los datos necesarios para hacer ese tipo de evaluaciones de manera regular. Estos estudios, por caso, verifican y cuantifican lo que debería ser obvio: la pérdida de un empleo tiene un mayor impacto de lo que representa la pérdida del ingreso. También demuestran la importancia de la conectividad social.
Toda buena medición de lo bien que nos está yendo también debe tener en cuenta la sostenibilidad. De la misma manera que una empresa necesita medir la depreciación de su capital, también nuestras cuentas nacionales deben reflejar la sobreexplotación de los recursos naturales y la degradación de nuestro medio ambiente.
Los marcos estadísticos están destinados a resumir lo que está sucediendo en nuestra sociedad compleja en unos pocos números fácilmente interpretables. Debería haber sido obvio que no se podía reducir todo a un único número: el PIB. El informe de la Comisión para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social, es de esperarse, conducirá a un mejor entendimiento de los usos, y abusos, de esa estadística.
El informe también debería servir de guía para crear un conjunto más amplio de indicadores que capturen de manera más precisa tanto el bienestar como la sustentabilidad, a la vez que debería dar impulso para mejorar la capacidad del PIB y las estadísticas relacionadas a la hora de evaluar el desempeño de la economía y la sociedad. Estas reformas nos ayudarán a dirigir nuestros esfuerzos (y recursos) de maneras que conduzcan al mejoramiento de ambos.
Joseph Stiglitz, profesor de Economía de la Universidad de Columbia y Premio Nobel de Economía en 2001, ha presidido la Comisión para la Medición del Desarrollo Económico y el Progreso Social. (c) Project Syndicate, 2009. Traducción de Claudia Martínez para El País.
Ver: Nuevos indicadores para medir el bienestar social
sábado, 19 de septiembre de 2009
Algunos mitos claves del "libre comercio"
A propósito de la próxima aplicación de impuestos a las importaciones de acero y neumáticos de China en Estados Unidos, que ha enfurecido al gigante asiático, hay un hecho que no se puede pasar por alto. La próxima G20 se realiza en Pittsburgh, que fue justamente la principal ciudad acerera de Estados Unidos hasta principios de los años 80, cuando el libre comercio la hizo decaer desmantelando todo ese sector industrial. La ex ciudad del acero que figura en la pelìcula The Deer Hunter, de 1977 (los personajes que interpretan Robert DeNiro y Christopher Walken, trabajan en una acerera), es un testigo directo de los cambios que implica el libre comercio.
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viernes, 18 de septiembre de 2009
Desempleo afecta a 240 millones de personas
La Organización Internacional del Trabajo prevé que el persistente deterioro del mercado laboral en el mundo generará un aumento en el desempleo mundial de 61 millones de trabajadores respecto a 2007, y podría elevar el desempleo de 219 a 241 millones, el mayor nivel nunca registrado.
El informe señala que el “Pacto Mundial Para el Empleo” aprobado en Junio de 2009, por los miembros tripartitos de OIT (gobernantes, empleadores y trabajadores) proporcionaron un conjunto de medidas internacionales destinadas a alcanzar estos objetivos.
De acuerdo con el estudio, los empleos salvados o creados como resultado de las medidas tomadas por los países del G20 equivalen a entre 29 y 43 por ciento del total del aumento en el desempleo en la primera mitad de 2009, lo cual significa que sin estas medidas el desempleo habría sido mucho más alto en esos países.
El estudio de la OIT encontró que las seis medidas tomadas con mayor frecuencia incluyen: gastos adicionales en infraestructura, subsidios y reducción de los impuestos para las pequeñas empresas; crédito para las pequeñas empresas; programas de formación e instalaciones; consultación con las organizaciones de empleadores y trabajadores; y protección social a través de transferencias monetarias. Estas medidas corresponden en grandes líneas con las opciones políticas descritas en el Pacto Mundial para el Empleo.
“Hoy el desempleo permanece masivo como consecuencia de la crisis. Si las medidas especiales tomadas pierden fuerza o son suspendidas demasiado pronto, la crisis del empleo podría empeorar aún más. Las personas en el mundo, y en particular los más vulnerables y en situación de desventaja, no percibirán que la crisis está disminuyendo hasta que no tengan un trabajo decente o un piso mínimo de protección social. Una recuperación sin empleo no será socialmente o políticamente sostenible”,dijo Juan Somavia, Director General de la OIT, en un comunicado del organismo previo a la Cumbre del G20 que se realizará en Pittsburg entre el 24 y 25 septiembre.
“La Cumbre G20 en Pittsburgh, ofrece la oportunidad para un compromiso continuo y de mayor relevancia para apoyar las medidas orientadas al empleo y la protección social hasta el momento en que la demanda privada pueda sostener tanto la recuperación económica como el empleo. Un sólido crecimiento económico y un sólido crecimiento del empleo deben ir de la mano. Las políticas deberían permanecer orientadas hacia ambos objetivos de manera simultánea para maximizar el potencial de crecimiento del empleo en el período de recuperación económica.
El informe señala que el “Pacto Mundial Para el Empleo” aprobado en Junio de 2009, por los miembros tripartitos de OIT (gobernantes, empleadores y trabajadores) proporcionaron un conjunto de medidas internacionales destinadas a alcanzar estos objetivos.
De acuerdo con el estudio, los empleos salvados o creados como resultado de las medidas tomadas por los países del G20 equivalen a entre 29 y 43 por ciento del total del aumento en el desempleo en la primera mitad de 2009, lo cual significa que sin estas medidas el desempleo habría sido mucho más alto en esos países.
El estudio de la OIT encontró que las seis medidas tomadas con mayor frecuencia incluyen: gastos adicionales en infraestructura, subsidios y reducción de los impuestos para las pequeñas empresas; crédito para las pequeñas empresas; programas de formación e instalaciones; consultación con las organizaciones de empleadores y trabajadores; y protección social a través de transferencias monetarias. Estas medidas corresponden en grandes líneas con las opciones políticas descritas en el Pacto Mundial para el Empleo.
Bajo el espectro del proteccionismo
El fantasma de la Ley Smoot-Hawley sigue rondando por el mundo. Y aunque se daba por desterrado, ha reaparecido. Esta vez, bajo el mandato de Obama. Se trata de un hecho muy significativo que pone en el tapete la clásica concepción del “libre comercio”.
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jueves, 17 de septiembre de 2009
Diputados argentinos aprobaron reformas que limitan la concentración en los medios de comunicación
Telesur
La Cámara de Diputados del Congreso de Argentina aprobó la madrugada de este jueves el proyecto de Ley de Comunicación Audiovisual impulsado por el Gobierno de ese país. En la sanción, el proyecto de Ley recibió 147 votos a favor, cuatro en contra y una abstención, con lo que la Cámara de Diputados giró al Senado para el texto para su sanción definitiva. Los votos favorables fueron aportados por diputados del Frente para la Victoria, el Movimiento Popular Neuquino, Encuentro Popular, la Concertación, Solidaridad e Igualdad, entre otras agrupaciones políticas.
Si bien se realizaron verificaciones posteriores a la votación para corregir las primeras lecturas del tablero y proceder a la publicación de las cifras finales, al principio la pizarra electrónica del hemiciclo de la Cámara indicó 146 votos afirmativos, tres negativos y tres abstenciones, con 104 ausentes.
El proyecto fue aprobado con más de 200 modificaciones de fondo, algunas sustanciales, como la prohibición a las empresas telefónicas de participar en el negocio de la televisión por cable.
Luego de trece horas de debate y después de la aprobación en general, los diputados debatían en las primeras horas de este jueves cada artículo de la iniciativa jurídica, en un trámite en el que varios legisladores tenían previsto proponer modificaciones al texto original.
El texto establece que una empresa no puede tener más de diez licencias de radio y televisión, 14 menos que el límite actual, y que tampoco puede ser titular de un canal de TV de aire y de uno de cable en una misma localidad, uno de los puntos que mayores críticas ha provocado entre las empresas con intereses en el sector.
También crea cupos de producción local e indica que las compañías con licencias pueden tener hasta un 30 por ciento de participación extranjera, salvo que se trate de una empresa de un país que haya firmado un tratado de "reciprocidad efectiva" con Argentina, lo que habilita una participación mayoritaria de capital de origen foráneo.
Al abrir el debate, el titular de la Comisión Parlamentaria de Comunicaciones, Manuel Baladrón, dijo que se trata del proyecto que, "junto a la Ley Federal de Educación, ha llegado al Congreso Nacional con más aire fresco de consenso de distintos sectores", fruto de los foros de debate realizados en todo el país y dijo que busca saldar "una vieja deuda" del Congreso con la sociedad.
"Estamos tocando intereses poderosos que se sentían impunes y usaban todo tipo de elementos para impedir que una nueva ley regule los medios so pretexto de afectar la libertad de expresión", aseveró Baladrón.
Tras la exposición del miembro informante, diputados opositores de la Unión Cívica Radical (UCR), la Unión PRO y la Coalición Cívica plantearon cuestiones de privilegio para denunciar supuestas irregularidades en la firma del dictamen y en el desarrollo de la sesión especial.
Telesur
Declaración de la CLACSO sobre la crisis
Los integrantes del Grupo de Trabajo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, CLACSO, sobre “Economía mundial, corporaciones transnacionales y economías nacionales” reunidos en la Ciudad de Buenos Aires durante los días 2 y 3 de septiembre del año en curso con el propósito de analizar la Crisis capitalista mundial, las propuestas de superación y sus impactos en América Latina, luego de un intenso y fructífero intercambio de opiniones, manifiestan:
1.- El comportamiento de los principales indicadores económicos y sociales permite afirmar que la economía capitalista mundial se encuentra lejos de retomar la senda del crecimiento, tal y como se ha venido afirmando en informaciones provenientes de centros de poder del capitalismo transnacional, divulgadas profusamente en los medios masivos de comunicación, y con las que se busca minimizar los alcances de la crisis y la severidad de sus impactos a escala planetaria. Aunque se está en presencia de un hecho que se encuentra en pleno proceso de despliegue y cuyo desenvolvimiento específico puede presentar variados recorridos, hasta el momento no hay nada que indique que la crisis tocó fondo y menos que haya llegado a su fin. Si ese fuera el caso, la mayoría de las estimaciones indican que se asistirá a un largo período depresivo, o a una muy lenta recuperación que en el mejor de los casos permitirá alcanzar, en algunos años más, los niveles de producción anteriores a la crisis y sólo al promediar la siguiente década, los niveles de empleo. En materia social, la situación es dramática y demuestra que los principales afectados son los trabajadores y sectores sociales empobrecidos, pues se sostiene la tendencia al aumento del desempleo, al deterioro del ingreso y, en general, a la precarización del trabajo y una pauperización creciente que deteriora la calidad de vida de millones de personas de menores ingresos.
2.- La crisis reafirma los fundamentos de una reproducción del capitalismo a nivel mundial, basada en la explotación del trabajo, y muestra –en forma descarnada y violenta– sus límites para ofrecer respuesta a las demandas económicas, políticas, sociales, ambientales y culturales del ser humano; así mismo, desvela su gigantesca capacidad destructora de riqueza material e inmaterial. Dados su carácter y sus alcances geográficos y sectoriales, la actual crisis pone en evidencia que no se trata de una simple disfuncionalidad
transitoria –sectorial o geográfica – de los mecanismos de reproducción del sistema. La crisis controvierte en forma certera la posibilidad de una prosperidad capitalista indefinida, desmiente la afirmación del desprestigiado Fondo Monetario Internacional cuando en 2007 señalaba lapidariamente: “El robusto crecimiento mundial perdurará”, y liquida el dogma sobre el fin de la historia que se había pretendido imponer durante las últimas dos décadas.
3.- Aunque el epicentro de la crisis ha sido Estados Unidos, sus efectos se extendieron muy rápidamente a escala mundial y han impactado en la totalidad de las economías. Al articularse la crisis con las diversas trayectorias regionales, nacionales y locales de la acumulación capitalista, sus configuraciones específicas son múltiples y variadas. Estamos en presencia de una crisis del capitalismo globalizado ¿con desarrollos desiguales y diferenciados, de distinta intensidad sectorial, geográfica y social. En el caso de América Latina, son igualmente indiscutibles sus efectos. Más allá de matices, no hay país de la región que haya escapado a ellos. Los procesos de neoliberalización impulsados durante las últimas décadas acentuaron la dependencia y forzaron una reestructuración económica regresiva, provocando una creciente vulnerabilidad frente al comportamiento de la economía capitalista mundial. En aquellos países, en los que el proyecto neoliberal logró implantarse con mayor intensidad, apuntalándose además con un correspondiente marco jurídico-institucional de tipo neoliberal (TLC con EEUU), los efectos de la crisis se han sentido antes y con mayor severidad, sobretodo, en el empleo. Tal es el caso de México, Chile y Colombia.
4.- La alta dependencia de un número importante de economías de la región de la producción y exportación de productos energéticos, materias primas, productos agrícolas ha generado efectos contradictorios. Hacia fines del 2008, epicentro de la crisis mundial, la caída abrupta de los precios de la mayoría de esos productos, parecía que impondría una caída drástica de la actividad económica externa, un deterioro de las balanzas en cuenta corriente y de pagos, así como un mayor endeudamiento. Al revertirse relativamente esa tendencia, la severidad de los impactos de la crisis se pudo atenuar (no evitar), al considerarse el comportamiento de algunos indicadores macroeconómicos. Pese a ello, las finanzas públicas muestran una tendencia el franco deterioro, la deuda pública y privada continúa incrementándose aceleradamente y, en general, la actividad económica se encuentra deprimida. Desde el punto de vista social la crisis ha acentuado las desigualdades e incrementado la pobreza e indigencia en la región. La desocupación continúa al alza, y la precarización del trabajo se acentúa. La perspectiva de la economía latinoamericana se encuentra en buena medida en función de lo que ocurra con la producción y la demanda a nivel mundial. Por lo pronto, no parece apreciarse, como ya se dijo, una etapa de recuperación sostenida de la economía mundial y regional.
5.- Dada la importancia que en la nueva geografía de la acumulación capitalista a nivel mundial han adquirido los recursos naturales y considerando que América Latina es una región muy rica en ellos, la crisis ha puesto la importancia de la lucha por tales recursos, así como la necesidad de la defensa soberana por ellos. La lucha por los recursos se inscribe dentro de las aspiraciones históricas de los trabajadores y se une a las demandas de comunidades y pueblos ancestrales, indígenas y afro descendientes, en defensa de sus territorios y por una reorientación sustancial de la organización económica de la sociedad. Mientras que en algunos países la mayor parte de las rentas que generan tales recursos son transferidas a las corporaciones transnacionales, en otros se han iniciado procesos de apropiación y de manejo soberano, que abren nuevas posibilidades para pensar estrategias alternativas de desarrollo e integración en la región.
6.- La intensidad de la crisis así como las tendencias de salida de ella guardan una estrecha relación con la situación y la dinámica de la lucha social y de clases. Toda crisis abre un amplio espectro de posibilidades a los diferentes proyectos políticos que se juegan en la sociedad. Si la salida de la crisis representa una reafirmación y prolongación de los proyectos político- económicos capitalistas, o ella despliega opciones de proyectos no capitalistas, democráticos y populares, o incluso socialistas, ello depende esencialmente de la acción colectiva organizada de los trabajadores y los pueblos, como de sus fuerzas sociales, culturales y políticas. La experiencia reciente de América Latina, anterior a la crisis capitalista, indica que la lucha social y popular, puede producir cambios políticos y económicos significativos a favor de las clases subalternas, como lo muestran las experiencias de Venezuela, Ecuador y Bolivia, que se unen a aquella de la revolución cubana, con una trayectoria de cincuenta años de heroica lucha y resistencia.
7.- En un inicio la crisis parecía traer consigo un cambio en la tendencia de la política económica neoliberal predominante, al punto que se llegó a hablar de transformaciones estructurales en el orden internacional y del fin de la hegemonía estadounidense. En la medida en que no se observa hasta el momento una importante movilización social y popular que pueda poner en cuestión la estabilidad política del sistema capitalista, las salidas que parecen imponerse se inscriben dentro de una línea de continuidad que, con medidas cosméticas y de ingeniería financiera, con una fortísima intervención estatal busca estabilizar transitoriamente las condiciones de la acumulación capitalista y proveer la confianza del gran capital transnacional. En ese sentido deben comprenderse las operaciones de salvamento del sector financiero y de algunas trasnacionales de la producción de los países del capitalismo central llevadas a cabo con cargo a recursos del presupuesto público, recurriendo al aumento explosivo del endeudamiento público, y la continuada exacción de recursos provenientes de los países de la periferia capitalista. A ello se suma, la decisión política de financiar la estabilización relativa del dólar, así como la resurrección del Fondo Monetario Internacional decretada por el G-20. Todo ello, junto con diferentes medidas en los ámbitos nacionales, ha dado un respiro coyuntural a los problemas de la reproducción capitalista, pero en momento alguno significa que el sistema haya logrado consolidar una salida de la crisis y mucho menos unas condiciones estables y duraderas para un nuevo ciclo de acumulación y expansión a escala planetaria. La crisis ha producido por lo pronto una profunda reorganización del capital, acentuado los procesos de concentración y centralización del capital, expropiado los patrimonios de millones de trabajadores en el mundo y precarizado aún más el trabajo. Las políticas hasta ahora implementadas apenas alcanzan a suavizar y a diferir impactos más severos de la crisis.
8.- Independientemente de la insuficiente respuesta de las clases subalternas, la crisis capitalista despliega objetivamente nuevas condiciones para la producción de subjetividades y contribuye a la (re)constitución de sujetos políticos para el cambio, lo cual se torna crucial para pensar e impulsar alternativas. En la medida en que la crisis interpela al capitalismo y hace evidentes sus límites, se despliegan nuevas las posibilidades de instalar propuestas político-económicas. En ese sentido, todas aquellas iniciativas tendientes a una democratización del orden económico mundial poseen el mayor significado y deben ser acompañadas. Se trata, por ejemplo, de propuestas que buscan contraponerse a la hegemonía del dólar, o propugnan por una regulación de los flujos de capital que le imponga límites a la especulación financiera y a la extracción de recursos de las economías de la periferia capitalista por parte del gran capital transnacional, y que estimulan la participación de la comunidad internacional, por ejemplo a través del G-192. Y, en general, en múltiples iniciativas surgidas en eventos académicos o encuentros de diversos sectores sociales y populares en procura de la construcción de proyectos alternativos de sociedad.
9.- En el caso de América Latina, las salidas de la crisis se encuentran fuertemente ligadas a los proyectos político-económicos de gobierno, en juego durante la última década en los diferentes países de la región. En primer lugar, se encuentran las pretensiones de las clases dominantes y la derecha latinoamericana de utilizar la crisis para imponer un nuevo ciclo de reformas neoliberales, que permita profundizar la transnacionalización y la desnacionalización de las economías, imponer un régimen de incentivos extremos al gran capital, y proseguir con el proceso de redistribución regresiva del ingresos, en detrimento de los fondos de consumo de los trabajadores. Estas pretensiones, se asocian a la estrategia geopolítica de Estados Unidos para América Latina, orientada a recuperar las posiciones perdidas durante la última década, recurriendo incluso a la mayor militarización de la región, tal y como lo demuestra el acuerdo para el uso de siete bases militares de Colombia por parte de la fuerzas militares de Estados Unidos. Ese es el razonamiento que explica el golpe militar en Honduras que condenamos enérgicamente. En segundo lugar, se encuentran los proyectos políticos de los gobiernos que sin pretender producir en lo sustancial una ruptura explícita con las políticas neoliberales, imponen cambios de acento y nuevos énfasis tanto en materia social como en políticas de producción. Se trata de los proyectos posneoliberales que se inscriben dentro de una línea neodesarrollista, confían en las posibilidades del capitalismo productivo y nacional, con altos incentivos a la inversión extranjera, y sin compromisos a fondo con políticas redistributivas. En tercer lugar, se encuentran los proyectos político económicos de los gobiernos basados en una importante movilización social y popular, con una voluntad expresa de cambio, a favor de una ruptura con las políticas hasta ahora imperantes, en defensa de un proyecto de soberanía, autodeterminación, y de nuevo entendimiento de la economía y de la integración de las región y los pueblos. En algunos de estos países, se ha anunciado el emprendimiento de transformaciones hacia el socialismo, y se han adelantado importantes medidas en ese sentido. El destino de América Latina dependerá de cómo el devenir de la lucha social y de clases en la región encauza las economías y sociedades latinoamericanas en una u otra dirección. Para los sectores progresistas es del mayor significado que se puedan consolidar los proyectos más comprometidos con las transformaciones y el cambio a favor de las mayorías populares.
10.- La crisis capitalista reafirma la importancia para América Latina de emprender transformaciones estructurales que reviertan décadas de política neoliberal y encaucen la región hacia el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de su población, que contribuyan a imponer una organización de la economía para atender las necesidades sociales, económicas, políticas, culturales y socioambientales de la población trabajadora, en armonía con el ser humano y la naturaleza, que impulse procesos de integración tendientes a superar enfoques meramente comerciales e incorporen presupuestos de solidaridad, cooperación, complementariedad e internacionalismo, y contribuyan a reforzar las condiciones de soberanía y autodeterminación de la región, así como por la legítima búsqueda de un nuevo orden económico internacional, democrático e incluyente, y le permitan a América Latina desplegar una mayor capacidad de incidencia en los diseños de política internacional. En ese sentido, los 200 años de lucha por la emancipación social y la independencia adquieren nuevo contenido ante la experiencia de cambio político que recorre la región para enfrentar la crisis capitalista revirtiendo la ecuación histórica de beneficiarios y perjudicados asegurando soberanía alimentaria, energética y pleno ejercicio de la voluntad popular.
FIrmas: Alicia Girón (Brasil), Antonio Elías (Uruguay), Carlos Eduardo Martins (Brasil), Claudio Katz (Argentina), Claudio Lara (Chile), Consuelo Silva (Chile), Daniel Munevar (Colombia), Federico Manchón (México), Gabriel Ríos (Chile), Gastón Varesi (Argentina), Graciela Galarce (Chile), Jaime Estay (México), Jairo Estrada (Colombia), Jorge Marchini (Argentina), Julio C. Gambina (Argentina), Luis Rojas Villagra (Paraguay), Marcelo Carcanholo (Brasil), Marisa Silva Amaral (Brasil), Orlando Caputo (Chile), René Arenas Rosales (México), Sergio Papi (Argentina), Servando Álvarez (Venezuela), Theotonio dos Santos (Brasil).
1.- El comportamiento de los principales indicadores económicos y sociales permite afirmar que la economía capitalista mundial se encuentra lejos de retomar la senda del crecimiento, tal y como se ha venido afirmando en informaciones provenientes de centros de poder del capitalismo transnacional, divulgadas profusamente en los medios masivos de comunicación, y con las que se busca minimizar los alcances de la crisis y la severidad de sus impactos a escala planetaria. Aunque se está en presencia de un hecho que se encuentra en pleno proceso de despliegue y cuyo desenvolvimiento específico puede presentar variados recorridos, hasta el momento no hay nada que indique que la crisis tocó fondo y menos que haya llegado a su fin. Si ese fuera el caso, la mayoría de las estimaciones indican que se asistirá a un largo período depresivo, o a una muy lenta recuperación que en el mejor de los casos permitirá alcanzar, en algunos años más, los niveles de producción anteriores a la crisis y sólo al promediar la siguiente década, los niveles de empleo. En materia social, la situación es dramática y demuestra que los principales afectados son los trabajadores y sectores sociales empobrecidos, pues se sostiene la tendencia al aumento del desempleo, al deterioro del ingreso y, en general, a la precarización del trabajo y una pauperización creciente que deteriora la calidad de vida de millones de personas de menores ingresos.
2.- La crisis reafirma los fundamentos de una reproducción del capitalismo a nivel mundial, basada en la explotación del trabajo, y muestra –en forma descarnada y violenta– sus límites para ofrecer respuesta a las demandas económicas, políticas, sociales, ambientales y culturales del ser humano; así mismo, desvela su gigantesca capacidad destructora de riqueza material e inmaterial. Dados su carácter y sus alcances geográficos y sectoriales, la actual crisis pone en evidencia que no se trata de una simple disfuncionalidad
transitoria –sectorial o geográfica – de los mecanismos de reproducción del sistema. La crisis controvierte en forma certera la posibilidad de una prosperidad capitalista indefinida, desmiente la afirmación del desprestigiado Fondo Monetario Internacional cuando en 2007 señalaba lapidariamente: “El robusto crecimiento mundial perdurará”, y liquida el dogma sobre el fin de la historia que se había pretendido imponer durante las últimas dos décadas.
3.- Aunque el epicentro de la crisis ha sido Estados Unidos, sus efectos se extendieron muy rápidamente a escala mundial y han impactado en la totalidad de las economías. Al articularse la crisis con las diversas trayectorias regionales, nacionales y locales de la acumulación capitalista, sus configuraciones específicas son múltiples y variadas. Estamos en presencia de una crisis del capitalismo globalizado ¿con desarrollos desiguales y diferenciados, de distinta intensidad sectorial, geográfica y social. En el caso de América Latina, son igualmente indiscutibles sus efectos. Más allá de matices, no hay país de la región que haya escapado a ellos. Los procesos de neoliberalización impulsados durante las últimas décadas acentuaron la dependencia y forzaron una reestructuración económica regresiva, provocando una creciente vulnerabilidad frente al comportamiento de la economía capitalista mundial. En aquellos países, en los que el proyecto neoliberal logró implantarse con mayor intensidad, apuntalándose además con un correspondiente marco jurídico-institucional de tipo neoliberal (TLC con EEUU), los efectos de la crisis se han sentido antes y con mayor severidad, sobretodo, en el empleo. Tal es el caso de México, Chile y Colombia.
4.- La alta dependencia de un número importante de economías de la región de la producción y exportación de productos energéticos, materias primas, productos agrícolas ha generado efectos contradictorios. Hacia fines del 2008, epicentro de la crisis mundial, la caída abrupta de los precios de la mayoría de esos productos, parecía que impondría una caída drástica de la actividad económica externa, un deterioro de las balanzas en cuenta corriente y de pagos, así como un mayor endeudamiento. Al revertirse relativamente esa tendencia, la severidad de los impactos de la crisis se pudo atenuar (no evitar), al considerarse el comportamiento de algunos indicadores macroeconómicos. Pese a ello, las finanzas públicas muestran una tendencia el franco deterioro, la deuda pública y privada continúa incrementándose aceleradamente y, en general, la actividad económica se encuentra deprimida. Desde el punto de vista social la crisis ha acentuado las desigualdades e incrementado la pobreza e indigencia en la región. La desocupación continúa al alza, y la precarización del trabajo se acentúa. La perspectiva de la economía latinoamericana se encuentra en buena medida en función de lo que ocurra con la producción y la demanda a nivel mundial. Por lo pronto, no parece apreciarse, como ya se dijo, una etapa de recuperación sostenida de la economía mundial y regional.
5.- Dada la importancia que en la nueva geografía de la acumulación capitalista a nivel mundial han adquirido los recursos naturales y considerando que América Latina es una región muy rica en ellos, la crisis ha puesto la importancia de la lucha por tales recursos, así como la necesidad de la defensa soberana por ellos. La lucha por los recursos se inscribe dentro de las aspiraciones históricas de los trabajadores y se une a las demandas de comunidades y pueblos ancestrales, indígenas y afro descendientes, en defensa de sus territorios y por una reorientación sustancial de la organización económica de la sociedad. Mientras que en algunos países la mayor parte de las rentas que generan tales recursos son transferidas a las corporaciones transnacionales, en otros se han iniciado procesos de apropiación y de manejo soberano, que abren nuevas posibilidades para pensar estrategias alternativas de desarrollo e integración en la región.
6.- La intensidad de la crisis así como las tendencias de salida de ella guardan una estrecha relación con la situación y la dinámica de la lucha social y de clases. Toda crisis abre un amplio espectro de posibilidades a los diferentes proyectos políticos que se juegan en la sociedad. Si la salida de la crisis representa una reafirmación y prolongación de los proyectos político- económicos capitalistas, o ella despliega opciones de proyectos no capitalistas, democráticos y populares, o incluso socialistas, ello depende esencialmente de la acción colectiva organizada de los trabajadores y los pueblos, como de sus fuerzas sociales, culturales y políticas. La experiencia reciente de América Latina, anterior a la crisis capitalista, indica que la lucha social y popular, puede producir cambios políticos y económicos significativos a favor de las clases subalternas, como lo muestran las experiencias de Venezuela, Ecuador y Bolivia, que se unen a aquella de la revolución cubana, con una trayectoria de cincuenta años de heroica lucha y resistencia.
7.- En un inicio la crisis parecía traer consigo un cambio en la tendencia de la política económica neoliberal predominante, al punto que se llegó a hablar de transformaciones estructurales en el orden internacional y del fin de la hegemonía estadounidense. En la medida en que no se observa hasta el momento una importante movilización social y popular que pueda poner en cuestión la estabilidad política del sistema capitalista, las salidas que parecen imponerse se inscriben dentro de una línea de continuidad que, con medidas cosméticas y de ingeniería financiera, con una fortísima intervención estatal busca estabilizar transitoriamente las condiciones de la acumulación capitalista y proveer la confianza del gran capital transnacional. En ese sentido deben comprenderse las operaciones de salvamento del sector financiero y de algunas trasnacionales de la producción de los países del capitalismo central llevadas a cabo con cargo a recursos del presupuesto público, recurriendo al aumento explosivo del endeudamiento público, y la continuada exacción de recursos provenientes de los países de la periferia capitalista. A ello se suma, la decisión política de financiar la estabilización relativa del dólar, así como la resurrección del Fondo Monetario Internacional decretada por el G-20. Todo ello, junto con diferentes medidas en los ámbitos nacionales, ha dado un respiro coyuntural a los problemas de la reproducción capitalista, pero en momento alguno significa que el sistema haya logrado consolidar una salida de la crisis y mucho menos unas condiciones estables y duraderas para un nuevo ciclo de acumulación y expansión a escala planetaria. La crisis ha producido por lo pronto una profunda reorganización del capital, acentuado los procesos de concentración y centralización del capital, expropiado los patrimonios de millones de trabajadores en el mundo y precarizado aún más el trabajo. Las políticas hasta ahora implementadas apenas alcanzan a suavizar y a diferir impactos más severos de la crisis.
8.- Independientemente de la insuficiente respuesta de las clases subalternas, la crisis capitalista despliega objetivamente nuevas condiciones para la producción de subjetividades y contribuye a la (re)constitución de sujetos políticos para el cambio, lo cual se torna crucial para pensar e impulsar alternativas. En la medida en que la crisis interpela al capitalismo y hace evidentes sus límites, se despliegan nuevas las posibilidades de instalar propuestas político-económicas. En ese sentido, todas aquellas iniciativas tendientes a una democratización del orden económico mundial poseen el mayor significado y deben ser acompañadas. Se trata, por ejemplo, de propuestas que buscan contraponerse a la hegemonía del dólar, o propugnan por una regulación de los flujos de capital que le imponga límites a la especulación financiera y a la extracción de recursos de las economías de la periferia capitalista por parte del gran capital transnacional, y que estimulan la participación de la comunidad internacional, por ejemplo a través del G-192. Y, en general, en múltiples iniciativas surgidas en eventos académicos o encuentros de diversos sectores sociales y populares en procura de la construcción de proyectos alternativos de sociedad.
9.- En el caso de América Latina, las salidas de la crisis se encuentran fuertemente ligadas a los proyectos político-económicos de gobierno, en juego durante la última década en los diferentes países de la región. En primer lugar, se encuentran las pretensiones de las clases dominantes y la derecha latinoamericana de utilizar la crisis para imponer un nuevo ciclo de reformas neoliberales, que permita profundizar la transnacionalización y la desnacionalización de las economías, imponer un régimen de incentivos extremos al gran capital, y proseguir con el proceso de redistribución regresiva del ingresos, en detrimento de los fondos de consumo de los trabajadores. Estas pretensiones, se asocian a la estrategia geopolítica de Estados Unidos para América Latina, orientada a recuperar las posiciones perdidas durante la última década, recurriendo incluso a la mayor militarización de la región, tal y como lo demuestra el acuerdo para el uso de siete bases militares de Colombia por parte de la fuerzas militares de Estados Unidos. Ese es el razonamiento que explica el golpe militar en Honduras que condenamos enérgicamente. En segundo lugar, se encuentran los proyectos políticos de los gobiernos que sin pretender producir en lo sustancial una ruptura explícita con las políticas neoliberales, imponen cambios de acento y nuevos énfasis tanto en materia social como en políticas de producción. Se trata de los proyectos posneoliberales que se inscriben dentro de una línea neodesarrollista, confían en las posibilidades del capitalismo productivo y nacional, con altos incentivos a la inversión extranjera, y sin compromisos a fondo con políticas redistributivas. En tercer lugar, se encuentran los proyectos político económicos de los gobiernos basados en una importante movilización social y popular, con una voluntad expresa de cambio, a favor de una ruptura con las políticas hasta ahora imperantes, en defensa de un proyecto de soberanía, autodeterminación, y de nuevo entendimiento de la economía y de la integración de las región y los pueblos. En algunos de estos países, se ha anunciado el emprendimiento de transformaciones hacia el socialismo, y se han adelantado importantes medidas en ese sentido. El destino de América Latina dependerá de cómo el devenir de la lucha social y de clases en la región encauza las economías y sociedades latinoamericanas en una u otra dirección. Para los sectores progresistas es del mayor significado que se puedan consolidar los proyectos más comprometidos con las transformaciones y el cambio a favor de las mayorías populares.
10.- La crisis capitalista reafirma la importancia para América Latina de emprender transformaciones estructurales que reviertan décadas de política neoliberal y encaucen la región hacia el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de su población, que contribuyan a imponer una organización de la economía para atender las necesidades sociales, económicas, políticas, culturales y socioambientales de la población trabajadora, en armonía con el ser humano y la naturaleza, que impulse procesos de integración tendientes a superar enfoques meramente comerciales e incorporen presupuestos de solidaridad, cooperación, complementariedad e internacionalismo, y contribuyan a reforzar las condiciones de soberanía y autodeterminación de la región, así como por la legítima búsqueda de un nuevo orden económico internacional, democrático e incluyente, y le permitan a América Latina desplegar una mayor capacidad de incidencia en los diseños de política internacional. En ese sentido, los 200 años de lucha por la emancipación social y la independencia adquieren nuevo contenido ante la experiencia de cambio político que recorre la región para enfrentar la crisis capitalista revirtiendo la ecuación histórica de beneficiarios y perjudicados asegurando soberanía alimentaria, energética y pleno ejercicio de la voluntad popular.
FIrmas: Alicia Girón (Brasil), Antonio Elías (Uruguay), Carlos Eduardo Martins (Brasil), Claudio Katz (Argentina), Claudio Lara (Chile), Consuelo Silva (Chile), Daniel Munevar (Colombia), Federico Manchón (México), Gabriel Ríos (Chile), Gastón Varesi (Argentina), Graciela Galarce (Chile), Jaime Estay (México), Jairo Estrada (Colombia), Jorge Marchini (Argentina), Julio C. Gambina (Argentina), Luis Rojas Villagra (Paraguay), Marcelo Carcanholo (Brasil), Marisa Silva Amaral (Brasil), Orlando Caputo (Chile), René Arenas Rosales (México), Sergio Papi (Argentina), Servando Álvarez (Venezuela), Theotonio dos Santos (Brasil).
El desempleo seguirá en aumento hasta el 2011
Aunque se dice que lo peor de la crisis ya pasó, el lento crecimiento global anticipa un desempleo superior al 10% para Estados Unidos hasta bien entrado el próximo año, con más de 8 millones de trabajadores sin empleo. En el Reino Unido, por su parte, el desempleo afecta a 2,5 millones de personas, y uno de cada cinco jóvenes está sin trabajo. Cada día las empresas siguen despidiendo gente y por eso resultan tan insólitas las declaraciones de Ben Bernanke de que “la recesión ha terminado”.
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miércoles, 16 de septiembre de 2009
Riqueza mundial sufre contracción del 12%
La actual recesión ha provocado la primera gran contracción de activos bajo gestión en diez años, con Europa desplazando a Estados Unidos en el mapa de la riqueza mundial. De acuerdo a un informe dado a conocer ayer por el Boston Consulting Group, esta riqueza experimentó un descenso de 11,7%, al reducirse de 104,7 billones de dólares el año 2007, a 92,4 billones de dólares el año 2008.
Según este reporte, que se hace midiendo los activos bajo administración, este es el mayor retroceso desde la segunda guerra mundial, y se requerirán al menos 6 años para volver al nivel del año 2007. La disminución más acentuada se produjo en América del Norte, donde la riqueza se desplomó un 21,8 por ciento el año pasado. Europa experimentó una disminución de 5,8 por ciento respecto al año anterior y América Latina fue la única región donde la riqueza de los activos gestionados creció un 3 por ciento el año pasado. Esto da cuenta de la transformación que ha sufrido el mapa de la riqueza mundial producto de la crisis.
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Según este reporte, que se hace midiendo los activos bajo administración, este es el mayor retroceso desde la segunda guerra mundial, y se requerirán al menos 6 años para volver al nivel del año 2007. La disminución más acentuada se produjo en América del Norte, donde la riqueza se desplomó un 21,8 por ciento el año pasado. Europa experimentó una disminución de 5,8 por ciento respecto al año anterior y América Latina fue la única región donde la riqueza de los activos gestionados creció un 3 por ciento el año pasado. Esto da cuenta de la transformación que ha sufrido el mapa de la riqueza mundial producto de la crisis.
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martes, 15 de septiembre de 2009
El "error Lehman"
Claudi Pérez, El País
Mediados de septiembre de 2008. Nueva York está casi otoñal. Es el momento idóneo para darse un garbeo por Central Park, pero en esa ciudad que vendió su alma a los especuladores la acción suele suceder unas calles más abajo: esta vez, en una lujosa oficina del piso 31 de la sede del poderoso banco de inversión Lehman Brothers, en el número 745 de la Séptima Avenida. Su presidente ejecutivo, Richard Fuld, está pensando lo impensable. Pide a un experto en quiebras que prepare los papeles necesarios por si el banco se hunde. "La Administración no te va a dejar caer", replica el incrédulo abogado. "Sería como si el Gobierno mismo quebrara. Como si Roma vendiera el Vaticano a los japoneses para convertirlo en un hotel y contratara al Papa como botones", bromea. Apenas unas horas después, sucede lo inimaginable: Lehman cae. Y cientos de empleados del banco empiezan a vaciar el edificio.
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Mediados de septiembre de 2008. Nueva York está casi otoñal. Es el momento idóneo para darse un garbeo por Central Park, pero en esa ciudad que vendió su alma a los especuladores la acción suele suceder unas calles más abajo: esta vez, en una lujosa oficina del piso 31 de la sede del poderoso banco de inversión Lehman Brothers, en el número 745 de la Séptima Avenida. Su presidente ejecutivo, Richard Fuld, está pensando lo impensable. Pide a un experto en quiebras que prepare los papeles necesarios por si el banco se hunde. "La Administración no te va a dejar caer", replica el incrédulo abogado. "Sería como si el Gobierno mismo quebrara. Como si Roma vendiera el Vaticano a los japoneses para convertirlo en un hotel y contratara al Papa como botones", bromea. Apenas unas horas después, sucede lo inimaginable: Lehman cae. Y cientos de empleados del banco empiezan a vaciar el edificio.
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Hyman Minsky, el economista del momento
Este artículo lo publiqué a principios de año en El Blog Salmón. Dada su relevancia y creciente actualidad, me parece importante reproducirlo aquí:
En 1974 el economista estadounidense Hyman Minsky advirtió que los ciclos económicos podían significar una bomba de tiempo. Seguidor de Keynes, y enemigo de las desregulaciones que por esos años comenzaba a promover Milton Friedman, Minsky advirtió que la economía podía ser arrastrada al abismo si los gobiernos no construían sólidas defensas para la estabilidad financiera.
Minsky advirtió que en tiempos de prosperidad se desarrolla una euforia especulativa que hace aumentar el volumen de crédito hasta que los beneficios producidos no pueden pagarlo. Y este momento del impago es el que desata la crisis. El resultado es una contracción del préstamo, incluso para aquellas empresas o personas que sí pueden pagarlo, momento en que la economía entra en colapso. Hace 35 años, Minsky señaló lo siguiente:
¿Simple coincidencia: 11/09/01=11/09/09?
Aunque parezca sorprendente, el índice del Dow Jones retrocedió este viernes 11 de septiembre exactamente 8 años, a los 9.626,80 puntos, los mismos 9.626,80 puntos que alcanzó al cierre del lunes 10 de septiembre de 2001 (el martes 11 de septiembre Wall Street no alcanzó a abrir dado que las torres gemelas fueron demolidas a las 08.45 hrs). ¿Será simple coincidencia, o parte de una trama macabra?
Puede consultar el Big chart dinámico de The Wall Street Journal, aquí
ver además ¿Quien dijo que el tiempo no puede repetirse?
y Big chart
lunes, 14 de septiembre de 2009
Nuevos indicadores para medir el bienestar social
Los economistas y premios Nobel Amartya Sen y Joseph Stiglitz, en la imagen, forman parte de una comisión internacional encargada por el presidente francés Nicolás Sarkozy, que busca medir el desempeño económico en términos de desarrollo y progreso social “mas allá del fetichismo del PIB”. Hay acuerdo en que ningún indicador puede sintetizar por si solo algo tan complejo como la sociedad humana. Pero las referencias convencionales como el PIB, sólo miden el crecimiento económico sin importar el empeoramiento del entorno o la calidad del medio ambiente. En este sentido tienden a ser más útiles, a la hora de establecer comparaciones, indicadores de Paridad del Poder Adquisitivo (PPA) como el índice BigMac.
En momentos en que la economía mundial vive un fuerte desempleo y una ostensible caída en la demanda, los indicadores tieden a ser abiertamente cuestionados. Esto es porque las estadísticas sobre ingresos tuvieron originalmente el propósito de medir la actividad económica. Pero con el tiempo se convirtieron en una obsesión como si se tratara de un indicador de bienestar social. Y esto es un grave error. No tomar en cuenta las actividades en escala famliar, olvidar el tema del entorno y quedarse en los aspectos puramente materiales y cuantitativos del PIB, ha terminado haciendo daño a la economía, al planeta y a sus habitantes. De ahí la pregunta: ¿debemos sancionar a un país –en términos de nuestros parámetros sobre desempeño- si decide transformar sus avances en más tiempo libre y ocio, y no solo en bienes finales y consumo?
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