La mayor potencia mundial se tambalea: la curva de rentabilidad de los bonos americanos apunta hacia la recesión, las arcas del Tesoro se vacían por las rebajas fiscales de Trump y las guerras arancelarias han ahondado el agujero comercial
Diego Herranz, Público
2019 no ha comenzado demasiado bien para Donald Trump. Una vez asimilada la pérdida de poder en el Congreso, por el dominio demócrata en la Cámara de Representantes, el presidente republicano apenas ha tenido alguna buena nueva.
Quizás la más gratificante -y sorprendente al mismo tiempo por los claros indicios de responsabilidad- es la que le ha liberado inicialmente del delito de conspiración con la Rusia de Vladimir Putin y de haber cometido perjurio antes, durante y después de la campaña electoral que le encumbró a la Casa Blanca. Aunque el informe del fiscal Robert Mueller no le exonere del todo al dejar semiabierta una rendija por un posible comportamiento delictivo de obstrucción a la justicia, Trump ha logrado un balón de oxígeno.
Un resquicio de aire fresco en un momento, el ecuador de su mandato, con demasiados dardos a su alrededor. Casi todos, consecuencia de su persistencia en rememorar viejas recetas liberales con claros componentes reaganianos. Porque el annus horribilis en la Casa Blanca se aprecia en el terreno económico. La recesión asoma, según los mercados, en una economía que navegaba, el año pasado a un ritmo del 3%. El más alto del último decenio.