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martes, 14 de abril de 2020

Joseph Stiglitz: La internacionalización de la crisis

En su propagación de un país a otro, el nuevo coronavirus no prestó atención a fronteras nacionales ni a «grandes y hermosos» muros fronterizos. Tampoco valen esos límites para sus efectos económicos posteriores. Como ha sido evidente desde el primer momento, la pandemia de COVID‑19 es un problema global que demanda una solución global.


Joseph Stiglitz, Project Syndicate

Para las economías avanzadas, la compasión debería ser motivo suficiente para apoyar una respuesta multilateral. Pero la acción global también es una cuestión de interés propio. Mientras haya un lugar donde la pandemia siga haciendo estragos, será una amenaza –epidemiológica y económica– en todas partes.

El impacto de la COVID‑19 sobre las economías emergentes y en desarrollo apenas comienza a revelarse. Hay buenas razones para creer que en estos países la pandemia será mucho más dañina que en las economías avanzadas: allí donde los ingresos son más bajos, es común que la gente viva más aglomerada, y que una proporción mayor de la población padezca problemas de salud previos que aumentan su vulnerabilidad a la enfermedad. Y los sistemas sanitarios de estos países están todavía menos preparados para manejar una epidemia que los de las economías avanzadas (que tampoco puede decirse que hayan funcionado sin problemas).

Un informe publicado el 30 de marzo por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo ofrece un atisbo de lo que aguarda a las economías emergentes y en desarrollo. Las más exitosas tienen su crecimiento supeditado a las exportaciones, que se hundirán a la par de la contracción de la economía global. Naturalmente, los flujos globales de inversión también se están derrumbando, lo mismo que los precios de los productos primarios, lo que permite prever un futuro complicado para los países exportadores de recursos naturales.

lunes, 13 de abril de 2020

¿Covid-19 respuesta de la Madre Naturaleza a la transgresión humana?


Michael T. Klare, TomDispatch

A medida que el coronavirus se extiende por todo el planeta dejando muerte y caos a su paso, van apareciendo muchas teorías para explicar su ferocidad. Una de ellas, ampliamente difundida dentro de los círculos conspirativos de la derecha, es que se originó como arma biológica en un laboratorio militar chino secreto en la ciudad de Wuhan que, de alguna manera (¿quizás intencionalmente?), escapó hacia la población civil. Aunque esa “teoría” ha quedado completamente desacreditada, el presidente Trump y sus acólitos continúan llamando al Covid-19 el virus de China, el virus de Wuhan o incluso la “gripe Kung”, alegando que su propagación global fue el resultado de una respuesta inepta y solapada del Gobierno chino. Los científicos, en general, creen que el virus se originó en los murciélagos y se trasmitió a los humanos a través de los animales salvajes vendidos en un mercado de mariscos de Wuhan. Pero tal vez haya otra posibilidad mucho más ominosa a considerar: que esta es una de las formas en que la Madre Naturaleza resiste el ataque de la humanidad contra sus sistemas de vida fundamentales.

Seamos claros: esta pandemia es un fenómeno mundial de proporciones masivas. No solo ha infectado a cientos de miles de personas en todo el planeta, matando a más de 100.000 de ellas, sino que ha llevado a la economía global a un virtual punto muerto, aplastando potencialmente a millones de empresas, grandes y pequeñas, mientras deja sin trabajo a decenas de millones, o posiblemente cientos de millones de personas. En el pasado, los desastres de esta magnitud derrocaron imperios, desencadenaron rebeliones masivas y provocaron hambrunas e inanición. Este cataclismo producirá también miseria generalizada y pondrá en peligro la supervivencia de numerosos gobiernos.

Es comprensible que nuestros antepasados consideraran tales calamidades como manifestaciones de la furia de los dioses enojados por la falta de respeto y el maltrato humano de su universo, el mundo natural. Hoy en día, las personas educadas descartan por lo general esas nociones, pero los científicos han descubierto recientemente que el impacto humano sobre el medio ambiente, especialmente la quema de combustibles fósiles, están produciendo circuitos de retroalimentación que causan daños cada vez más graves a las comunidades de todo el mundo en forma de tormentas extremas, sequías persistentes, incendios forestales masivos y olas de calor recurrentes de un tipo cada vez más mortal.

¿Provocaron las epidemias la caída del Imperio Romano?

La importante contribución de las tesis de Kyle Harper


Laurent Ripart, Viento Sur

La llegada del Covid-19 ha vuelto a poner en un primer plano el papel motor de las pandemias en la historia de la humanidad y le ha dado un poco más pertinencia al gran libro que Kyle Harper publicó recientemente, para demostrar que las epidemias y en general, la crisis ecológica, constituyeron el principal motor de la caída de Roma. Este trabajo, que ha tenido un gran eco, es sin duda uno de esos grandes libros que podemos recomendar leer en estos tiempos de encierro.

Nacido en 1979, Kyle Harper se ha impuesto hoy como uno de los más grandes historiadores de su generación, debido a su capacidad de problematizar y su habilidad para presentar cuestiones complejas de manera simple, lo que le da la posibilidad escribir con gran talento obras de síntesis. En 2011 se hizo famoso por la publicación de un notable estudio sobre la esclavitud en el siglo IV, que cuestionó de forma radical la idea, hasta entonces bien asentada, de que la esclavitud habría desaparecido en la Antigüedad Tardía 1/. En 2013 apareció su segundo libro, que analizaba la transformación tardo-antigua de la tradicional moral sexual de la antigüedad grecorromana en teología cristiana del pecado 2/, volviendo de forma crítica sobre un tema bien investigado de una manera que la crítica consideró a menudo expeditiva.

No ha sido el caso de su tercer libro, The Fate of Rome. Climate, Disease and the End of an Empire traducido en 2019 al español bajo el título El fatal destino de Roma. Cambio climático y enfermedad en el fin de un imperio 3/. Basado en una bibliografía de más de 1300 títulos, este trabajo ha sido considerado unánimemente como una obra importante, con un éxito mundial fulgurante: se ha traducido a 9 idiomas, lo cual es bastante excepcional para un libro de historia antigua. Este éxito llevó a Kyle Harper a embarcarse en la redacción de un nuevo libro sobre el papel de las epidemias en la historia, que se publicará pronto en Princeton y cuya publicación constituirá, sin duda, un importante evento editorial.

sábado, 11 de abril de 2020

En EEUU sabían que el virus tenía consecuencias catastróficas pero Trump no hizo nada


Pese a que funcionarios de inteligencia advirtieron al Pentágono, a la Casa Blanca y al Estado Mayor en noviembre del año pasado que el nuevo virus encontrado podía tener consecuencias catastróficas para la humanidad, el gobierno de Donald Trump hizo caso omiso y, como en todo, subestimó la información. El informe fue dado a conocer esta semana por ABC News y es lapidario para Trump y todo el gobierno de Estados Unidos.

De acuerdo esta publicación, funcionarios del Centro Nacional de Inteligencia Médica (NCMI), levantaron la alarma sobre lo que ahora se conoce como pandemia del coronavirus, en un informe fechado en noviembre de 2019. Se daba cuenta de una enfermedad fuera de control que se podría convertir rapidamente en una gran amenaza para las fuerzas del Ejercito de EEUU en Asia. El NCMI es un componente de la Agencia de Inteligencia del Pentágono y su objetivo es garantizar que las fuerzas militares de EEUU tengan toda la información epidemiológica que los puede afectar en alguna de sus misiones. Es prioridad del Pentágono mantener sanos a los soldados.

jueves, 9 de abril de 2020

Vuelve Keynes, el coronavirus derrotó al neoliberalismo


Roberto Pizarro, El Desconcierto

La teoría del “sálvese quien pueda” de los economistas neoliberales ha sido arrasada por el coronavirus. La sociedad y el Estado existen. Son siempre imprescindibles para que sobrevivan las personas, y ello queda hoy al desnudo en medio de la pandemia atroz.

El Financial Times, destacado periódico liberal, pero inteligente, nos dice en su editorial del 3 de abril:
“Se requieren reformas radicales para forjar una sociedad que funcione para todos. La pandemia de coronavirus ha expuesto la fragilidad de la economía de muchos países”.
“La pandemia del Covid-19 ha inyectado una sensación de solidaridad en sociedades polarizadas. Pero el virus, y los cierres de empresas necesarios para combatirlo, también arrojan una reveladora luz sobre las desigualdades existentes, e incluso crean nuevas desigualdades”.
La crisis económica que se anuncia será tan dura como la que se conoció durante la depresión de los años treinta. En aquella época, la teoría económica clásica, de corte liberal, y sus defensores no consiguieron responder frente al sistema capitalista en estado de descomposición. Tuvo que venir John Maynard Keynes a salvarlo. Keynes no era un socialista, pero entendió que los desmanes del capitalismo eran consecuencia de la ausencia de regulación en los mercados, así como de la incapacidad de las políticas públicas ortodoxas para enfrentar las crisis económicas.

Keynes propuso incrementar el gasto público para estimular la inversión y disminuir el desempleo. Confiaba en que la intervención del Estado en la economía podía moderar la crisis capitalista. Sostenía que el desempleo se debía a una insuficiencia de demanda y no a un desequilibrio en el mercado de trabajo. Entonces, cuando la demanda agregada se hacía insuficiente, las ventas disminuían y el desempleo crecía. Precisamente lo que está sucediendo ahora en Chile y en todo el mundo.

Donald Trump, el capitalismo y “dejad que se mueran”


W.T.Whitney, CounterPunch

Carlos Fernández de Cossío, director general para EEUU del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, acusó recientemente al gobierno de Estados Unidos de “terrible decadencia moral”. Su comentario respondía a las amenazas estadounidenses contra las naciones que habían solicitado la asistencia de Cuba para confrontar la pandemia de Covid-19. Dicho funcionario criticó asimismo la escasa preparación para la epidemia en Estados Unidos.

Su crítica se alejó de las habituales denuncias por abusos imperialistas y plutocráticos. Al sugerir que los líderes estadounidenses ignoran los valores humanos más básicos, el diplomático se aventuró en aguas profundas.

Lo cierto es que las decisiones que EEUU ha tomado sobre la pandemia de Covid-19 y sobre algunas de sus intervenciones en el exterior demuestran la fácil aceptación de las muertes humanas en el primer caso y la planificación de las mismas en el segundo. Las implicaciones no son triviales: “el precepto `no matarás´ es probablemente el principio moral y legal básico de cualquier sociedad”, en palabras de un académico que estudia las diversas racionalizaciones del asesinato.

Realidad y ficción en la crisis global del capitalismo


Joseph Kishore y David North, wsws

El lunes, parecía haber dos mundos diferentes: uno basado en la realidad y otro en ficción.

En el mundo real, la pandemia del COVID-19 continuó su propagación mortal en EEUU y el resto del mundo. Las noticias estuvieron dominadas por reportes de hospitales saturados, doctores, enfermeras y otro personal agotados y pacientes enfermos y muriendo.

Pero en el mundo de ficción de las bolsas de valores y finanzas, prevaleció una euforia descontrolada entre los inversores. Cual orgía en un funeral, derramaron miles de millones en la compra de acciones haciendo brincar el índice Dow Jones Industrial Average casi 7,5 por ciento. Se registraron aumentos importantes en el DAX alemán (6 por ciento) y el FTSE británico (más de 3 por ciento).

¿Qué motivó esta celebración bochornosa y desvergonzada?

El lunes, la cifra de muertes en EEUU superó los 10.000. A pesar de una caída pequeña en el total diario de muertes nuevas en la Ciudad de Nueva York el domingo, no hay ninguna evidencia de que la virulencia de la pandemia haya llegado a su máximo en este centro urbano crítico.

miércoles, 8 de abril de 2020

COVID-19: ¿Dos grandes 'olas' de infección, para la contaminación global?


Larry Romanoff, Global Research

El Departamento de Estado de EEUU y los medios de comunicación están promoviendo en gran medida como teología que COVID-19 es "un virus chino y que China lo ha extendido por todo el mundo", exigiendo disculpas y más. Un bufete de abogados estadounidense en Florida presentó una demanda colectiva contra el gobierno chino, buscando una indemnización por "daños". (1) He revisado y analizado los detalles disponibles de todas las infecciones confirmadas primero y posteriores en todos los países, incluida la fuente de infección, la cepa del virus y la línea de tiempo, cuyos datos proporcionan una amplia evidencia de que esta teología estadounidense no está respaldada por los hechos. Parece haber habido dos grandes 'oleadas' de infección global, la primera a fines de enero, la segunda un mes después. (2) (3) (4)

Es cierto que, en las primeras etapas, con la primera ola, 22 países tuvieron sus primeras infecciones confirmadas en viajeros de China, pero, poco después de esto, en la segunda ola, 34 países obtuvieron su primera infección confirmada en viajeros de Italia, y otros 16 de Irán. Sin embargo, la llamada "primera infección" en estos países, por parte de ciudadanos chinos u otros viajeros, demostró en todos, pero quizás en dos casos, ser irrelevantes porque estas primeras infecciones externas demostraron no tener vínculos con los brotes locales posteriores. La tensión en muchas de esas explosiones locales explosivas no existía en China sino solo en los EEUU.

La economía mundial en picada


Si bien la economía mundial se encontraba fuertemente debilitada por la guerra comercial iniciada por EEUU, el tiro de gracia ha sido la pandemia del coronavirus que arrastra al mundo a una devastadora recesión de impredecibles consecuencias. Los temores aumentan a medida que el virus cobra más víctimas haciendo que la recesión sea mucho más profunda y duradera de lo que inicialmente se temía, y los gobiernos intensifican las restricciones de movilidad para detener la propagación de un virus que se ha cobrado más de 80 mil muertes y 1 millón 450 mil contagios. Mientras la interacción humana siga siendo peligrosa, la actividad económica no puede volver a la normalidad de manera responsable. La pandemia actual se perfila como la inmersión más profunda registrada en los últimos 100 años, y posiblemente en toda la historia humana.

Las cifras de pérdida de empleo en EEUU durante marzo, muestran que los empleadores redujeron la fuerza laboral en 710.000 personas. Este es el comienzo de lo que se perfila como el colapso más profundo del mercado laboral desde la Gran Depresión de 1929, con la diferencia de se está produciendo a un ritmo mucho más rápido. Estos datos son una subestimación significativa porque se basan en encuestas realizadas en las dos primeras semanas de marzo, antes de que se establecieran cierres generalizados. Desde entonces, unos 6 millones de personas solicitaron prestaciones de desempleo. La Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) señaló que el informe refleja "algunos de los primeros efectos de la pandemia", y que no era posible "cuantificar con precisión" sus efectos completos hasta el momento, da la gran velocidad con que se propaga la crisis. Se han perdido más puestos de trabajo que en cualquier momento desde los peores días de la recesión de 2007-2009.

Coronavirus: ¿El reporte del 2010 que habla de la plaga que nos llegó en el 2020?


Víctor Mark Romo, Global Research

A estas alturas, los que siguen día a día la epidemia de coronavirus están familiarizados con el Evento 201, la simulación pandémica organizada por la Universidad Johns Hopkins junto con el Foro Económico Mundial, la Fundación Bill y Melinda Gates, Johnson & Johnson y otros. Después del famoso Evento 201 (18 de octubre de 2019) (1), parece que debemos admitir que la clase dominante ha sido dotada de intuiciones y percepciones proféticas. (Realmente son los elegidos). Por lo tanto, vale la pena, incluso se hace obligatorio, estudiar sus ejercicios y simulaciones de escenarios.

Corría el año 2010 y destacados miembros de la Fundación Rockefeller y de la entonces Global Business Network (GBN) decidieron reunirse en su especie de Think Tank, motivados por aquella crisis financiera del 2008 y de salud,la epidemia del H1N1 del 2009, que tanto daño hizo a la humanidad y a la economía mundial, y generar cuatro posibles escenarios para los años venideros, todo en pro de la filantropía y la tecnología.

El informe abre así con la carta de bienvenida de la entonces directora de la Fundación Rockefeller, Judith Rodin.
Los resultados de nuestro primer ejercicio de planificación de escenarios demuestran una exploración provocativa y atractiva del papel de la tecnología y el futuro de la globalización, como verá en las páginas siguientes. Este informe es una lectura crucial para cualquier persona interesada en considerar creativamente las formas múltiples y divergentes en que nuestro mundo podría evolucionar, las chispas de la percepción inspiradora de estas narraciones, junto con sus implicaciones para la filantropía en su conjunto. (2)

martes, 7 de abril de 2020

Coronavirus, la pandemia del neoliberalismo

Camiones refrigerados utilizados como morgues transitorias
en el Elmhurst Hospital de New York

David Brooks, La Jornada

Ya sabemos que no tenía que ser así, que este desastre no tenía que tener estas dimensiones, que la ciudad de todos en el mundo, Nueva York, no tenía que estar sobre las rodillas gravemente herida, con lágrimas y llanto en sus más de 200 idiomas, que todo Estados Unidos no tenía que estar bajo sitio, con los más pobres y desprotegidos sufriendo las peores consecuencias, como siempre. No tenía que ser así.

Trump tiene sangre en sus manos, concluyó el Boston Globe en su editorial la semana pasada, argumentando –al igual que un coro cada vez más amplio de expertos, investigadores, doctores y líderes sociales– que gran parte del impacto de la pandemia en este país era prevenible y que vale recordar que el alcance del virus aquí no es atribuible a un acto de Dios o una invasión extranjera, sino un fracaso colosal de liderazgo. www.bostonglobe.com/2020/03/30/opinion/president-unfit-pandemic/).

Pero la culpa no es sólo de Trump. Se sabía en lo más alto desde hace años que este y otros países estaban en riesgo de exactamente algo así (las agencias de salud pública desde la previa amenaza de un coronavirus en 2004, el Pentágono había pronosticado precisamente algo así desde 2017, entre otras) y no se hizo lo necesario. El fracaso es bipartidista; no son sólo los Reagan y los Bush, sino los Clinton y los Obama quienes prepararon el camino para llegar a esto hoy día.

lunes, 6 de abril de 2020

Noam Chomsky: «La escasez de ventiladores revela la crueldad del capitalismo neoliberal»


C.J. Polychroniou, Truthout, Rebelión
Traducido por Paco Muñoz de Bustillo

El Covid-19 ha tomado el mundo por asalto. Hay cientos de miles de personas infectadas (posiblemente muchas más que los casos confirmados), la lista de muertes crece exponencialmente y las economías capitalistas se han estancado, lo que hace prácticamente inevitable una recesión global.

La pandemia había sido anticipada mucho antes de su aparición, pero las acciones tendentes a prepararse para esa crisis se restringieron a causa de los crueles imperativos de un orden económico en el que “la prevención de una catástrofe futura no produce beneficios”, señala Noam Chomsky en esta entrevista exclusiva para Truthout. Chomsky es profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y profesor laureado en la Universidad de Arizona, autor de más de 120 libros y de miles de artículos y ensayos. En esta entrevista argumenta que el propio capitalismo neoliberal es responsable de la respuesta inadecuada de Estados Unidos ante la pandemia.

C.J. Polychroniou: Noam, la epidemia de la nueva enfermedad del coronavirus se ha propagado a la mayor parte del planeta, y Estados Unidos tiene ya más casos que cualquier otro país, incluyendo China, donde se originó el virus. ¿Cree que es una evolución sorprendente?

Noam Chomsky: La escala de la plaga es sorprendente, impactante diría yo, pero no su aparición. Ni el hecho de que Estados Unidos esté teniendo la peor respuesta ante la crisis.

La mutación china o sobre la “desweberianización” del capitalismo

Podríamos decir, que la escena chino-estadounidense redunda similar a la que Gramsci gustaba de caracterizar para pensar el problema de la “hegemonía”: como en el Despotismo Ilustrado en el que el monarca aún estaba vigente, pero enteramente desfondado de la efectividad del poder de la emergente burguesía, así también, en el escenario de los imperialismos actuales sucede como si los EEUU mantuviera su posición de monarca, pero cada vez más debilitado por la penetración reticular china.


Rodrigo Karmy Bolton, El Desconcierto

La mutación del coronavirus constituye un fenómeno menor en comparación con la mutación geopolítica que estamos presenciando. Los EEUU han quedado fuera de juego ante la proyección china que se ha apropiado de la noción de “humanidad” enviando misiones de “ayuda” (junto a rusos y cubanos) a diferentes países para contener la propagación virológica. Hasta ahora, la noción de “humanidad”, término imperial por excelencia, había sido el pivote de toda la articulación imperial por parte de los EEUU. Solo ellos podían decidir resolver un asunto de la “humanidad” y no simplemente de los EEUU. Hoy han sido los chinos quienes se han proyectado salvar a la “humanidad”.

Trump asumió la fórmula malthusiana de “hacer vivir” a los suyos y “dejar morir” al resto, sin capacidad de articular un orden, una escena o una política universal que vaya más allá de los muros fronterizos que ficticiamente separan a EEUU del “contagio” latinoamericano. Digámoslo al revés: los únicos que han hecho una verdadera política imperial han sido los chinos. Sin planificación alguna, pero con un trabajo silencioso por el que el capital viene penetrando reticularmente las diferentes economías del mundo, los chinos entendieron la dimensión geopolítica que se jugaba en la coyuntura abierta por el “coronavirus” y asaltaron el kairós de la situación. En eso ha consistido su inteligencia política, hipotecando el largo plazo para relevar la posición imperial de los EEUU.

domingo, 5 de abril de 2020

1918: la dama española


Gustavo Gordillo, La Jornada

Beis. En el último día de agosto, Babe Ruth pitcheó un juego de tres hits y conectó un largo doble para coronar a los Medias Rojas contra los Atléticos de Filadelfia, en la Liga Americana. En el punto culminante de la Serie Mundial, poco antes del quinto juego, ambos equipos –Medias Rojas y Cachorros de Chicago– se negaron a jugar, a menos que les pagaran un sobresueldo. Los aficionados comenzaron a gritarles bolcheviques. En septiembre 11 de 1918, los Medias Rojas se coronaron campeones de las Ligas Mayores.

La dama. ¿Por qué los beisbolistas reclamaron mayor sueldo? Ese mismo día el gobierno en Washington reconoció que la entonces llamada influenza española había llegado al continente. De hecho, había llegado antes. El nombre equivocaba el origen de la pandemia. Estando Europa en guerra, España se mantuvo neutral y, en consecuencia, las informaciones sobre la pandemia circulaban sin censura. Además, el contagio del rey Alfonso XIII y su primer ministro hicieron más verosímil el apelativo de fiebre española, aunque de manera más poética se le denominó la dama española.

La pandemia pasó desapercibida, porque la entrada de Estados Unidos a la guerra oscurecía todo. Así que mientras se registraban casos de infectados y muertes por una extraña epidemia, el pueblo estadunidense, imbuido de fervor patrio, realizaba por todo el país reuniones multitudinarias –llamadas Bonos para la Libertad– para comprar los bonos de guerra emitidos por el gobierno para financiar la guerra. Y se impulsó aún más el contagio.

sábado, 4 de abril de 2020

EEUU en descomposición: La movilización que ha de empezar ahora

Con el coronavirus hundiendo nuestra economía, debemos desplegar ahora todos nuestros recursos para sobrevivir. Así, un día podremos florecer


James K. Galbraith (The Nation)

Muy simple: se ha desmoronado el castillo de naipes. Un mundo entero de ilusiones, autoengaños y sofismas ha muerto. Hemos llegado al final de una larguísima cadena, una cadena que se lleva desenrollando desde los triunfos de Milton Friedman y Friedrich von Hayek, popularmente relacionados con Margaret Thatcher y Ronald Reagan, pero semejantes también a Jimmy Carter y Bill Clinton, a Tony Blair y Gordon Brown, a Bush y Obama, y a otras figuras menores. Una catastrófica coalición binacional y bipartidista en el orden de ideas anglosajón. Donald Trump y Boris Johnson son consecuencias, no causas, de esta catástrofe conceptual.

El espejismo es la economía tal y como la conocemos. Aquí han primado dos conceptos: la auto-organización y el velo monetario (veil of money). El primero aboga porque los mercados y toda la sociedad esté sujeta a la ley de la oferta y la demanda. Sus supuestas virtudes eran la competencia, la flexibilidad, los incentivos, la eficiencia; la realidad es una frágil red tejida con hebras de cristal. El segundo sumergió el sistema financiero (bancos, inversores o especuladores), convirtiendo a estas personas e instituciones en simples mensajeros sin importancia e invisibles.

Los más ilusos son los que peor salen parados. En un primer momento, el aturdido gobierno británico, un país dirigido por banqueros, inversores y oradores de la Oxford Union, se inclinó por dejar arder el fuego. Darwinismo social al nivel de la Gran Hambruna irlandesa. Mientras malgastaban el tiempo, el incendio se fue desmadrando. El 16 de marzo, cambiaron de rumbo: en Reino Unido empezaba la guerra. En Estados Unidos, nuestros líderes planean inyectar dinero como “estímulo”, y creen que con eso el mercado se auto-organizará. Es otro espejismo.

O muere el capitalismo salvaje, o muere la civilización humana

Leer este artículo es más que necesario en estas horas de pandemia y confinamiento. Estamos obligados a reflexionar acerca de las causas de las insuficiencias de los sistemas de salud y acerca de las cosas que no resuelve un modelo de Mercado salvaje .


Empezare aclarando que no soy comunista; los reaccionarios, ultraconservadores le tienen mucho terror a estos títulos; y casi siempre ante la falta de argumentos sólidos, terminan repitiendo y adjudicándonos calificativos que solo han escuchado, pero que en la mayoría de los casos, desconocen su significado. Soy un Demócrata con ideas Republicanas.

Todo el mundo habla del libro “La riqueza de las naciones” de Adam Smith, el escoses que logro articular con sus ideas, los pilares de la Economía Moderna y le dio paso al Capitalismo Moderno; sin embargo muy pocos hablan sobre el otro libro del mismo autor, "Teoría de los sentimientos morales”; que hace una crítica muy puntual a la conducta de la avaricia humana. Conociendo ya la historia desde la Secundaria, vemos que el prólogo de la misma, tuvo su origen cuando el feudalismo fue sustituido por este nuevo modelo económico.

viernes, 3 de abril de 2020

Se rompió la cadena económica mundial


Hedelberto López Blanch, Rebelión
Viñeta: MALAGÓN

La economía mundial, que ya presentaba grandes lagunas en 2019, acabó de estremecerse violentamente al romperse el eslabón que la sostenía debido a la aparición y propagación del nuevo coronavirus Covid 19 el cual ha puesto en vilo a toda la humanidad.

Varios indicadores macroeconómicos auguraban que desde hacía un tiempo, la economía global estaba al borde de una nueva crisis parecida o superior a la de 2008 cuando comenzó por Estados Unidos con la quiebra del banco de inversiones Lehman Brothers.

La políticas de “sanciones” o mejor dicho, extorsiones aplicadas por Washington contra numerosas naciones del mundo, comenzaron a provocar una disminución del comercio mundial.

jueves, 2 de abril de 2020

La pandemia y el fin de la era neoliberal

La pandemia ha movido las placas tectónicas del capitalismo global y ya nada podrá volver a ser como antes. Es un tremendo desafío para quienes queremos construir un mundo post-capitalista porque, sin duda, la pandemia y sus devastadores efectos ofrecen una oportunidad única, inesperada, que sería imperdonable desaprovechar.


Atilio Borón

El coronavirus ha desatado un torrente de reflexiones y análisis que tienen como común denominador la intención de dibujar los (difusos) contornos del tipo de sociedad y economía que resurgirán una vez que el flagelo haya sido controlado. Sobran las razones para incursionar en esa clase de especulaciones, ojalá que bien informadas y controladas, porque si de algo estamos completamente seguros es que la primera víctima fatal que se cobró la pandemia fue la versión neoliberal del capitalismo. Y digo la “versión” porque tengo serias dudas acerca de que el virus en cuestión haya obrado el milagro de acabar no sólo con el neoliberalismo sino también como la estructura que lo sustenta: el capitalismo como modo de producción y como sistema internacional. Pero la era neoliberal es un cadáver aún insepulto pero imposible de resucitar. ¿Qué ocurrirá con el capitalismo? Bien, de eso trata esta columna.

Simpatizo mucho con la obra y la persona de Slavoj Zizek pero esto no me alcanza para otorgarle la razón cuando sentencia que la pandemia le propinó “un golpe a lo Kill Bill al sistema capitalista” luego de lo cual, siguiendo la metáfora cinematográfica, éste debería caer muerto a los cinco segundos. No ha ocurrido y no ocurrirá porque, como lo recordara Lenin en más de una ocasión, “el capitalismo no caerá si no existen las fuerzas sociales y políticas que lo hagan caer.” El capitalismo sobrevivió a la mal llamada “gripe española”, que ahora sabemos vio la luz en Kansas, en marzo de 1918, en la base militar Fort Riley, y que luego las tropas estadounidenses que marcharon a combatir en la Primera Guerra Mundial diseminaron el virus de forma incontrolada.

miércoles, 1 de abril de 2020

El neoliberalismo en crisis mundial por el covid-19


Hedelberto López Blanch, Rebelión

Una de las grandes verdades que ha demostrado la enorme pandemia de coronavirus que recorre ya todos los continentes, es que el neoliberalismo ha llevado a los países que adoptaron ese sistema a una crisis social de incalculables dimensiones.

El corolario que se desprende de esa realidad es que el neoliberalismo ha entrado en crisis mundial al ser incapaz de resolver los problemas socio-económicos de las grandes mayorías pues sus beneficiarios son una pequeña capa de la sociedad y las multimillonarias compañías transnacionales.

El caso más significativo resulta el de Estados Unidos, país impulsor del neoliberalismo donde más de 30 millones de personas no cuentan con seguro médico y otros 40 millones solo acceden a planes deficientes, con copagos y seguros de costos tan elevados que solo les sirve para pequeñas atenciones por los enormes costos de los servicios de salud.

El negocio de las privatizaciones ha dejado desamparadas a millones de personas en el gigante del norte pues la premisa en las clínicas y hospitales resulta completamente discriminatoria: Si no tiene dinero no lo atienden, si cuenta con un buen seguro las puertas se abren.

martes, 31 de marzo de 2020

Coronavirus y crisis sistémica del capitalismo


Wim Dierckxsens y Walter Formento, Alai

Con el gobierno de Trump no solo se manifiesta claramente la crisis agónica, turbulenta y conflictiva del capitalismo, sino que se evidencia con la actual Gran Depresión la imposibilidad de salir de la misma. Expresando un nacionalismo industrialista, anti-oligarquía financiera, Trump está en una confrontación total con las fuerzas del esquema de poder globalista (representadas en EEUU por el establishment financiero-político globalista en la cúpula del Partido Demócrata). En forma secundaria se enfrenta con el esquema continentalista (el establishment financiero-político del Partido Republicano, específicamente el Tea Party con el que no tiene su enfrentamiento principal y pudo acordar una coalición de gobierno para garantizar un mínimo de estabilidad).

Las empresas estrellas del globalismo en inteligencia artificial, informática, internet, robótica, supercomputadoras, telecomunicación, etc. (Facebook sino también a Twitter, Netflix, Alphabet, Google, Apple, Instagram, Amazon y Microsoft), muy a menudo con fuertes inversiones en China (Hong Kong, Shanghái, Taiwán), son atacadas a su vez por Trump, quien ha comenzado una guerra económica no tanto contra China como país, sino en primer lugar contra dichas empresas trasnacionales angloamericanas con fuertes inversiones fuera de EEUU, con la finalidad de que se “relocalicen” nuevamente en territorio estadounidense.

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