Mostrando las entradas con la etiqueta Deflación. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Deflación. Mostrar todas las entradas

domingo, 15 de noviembre de 2009

Estados Unidos quiere recortes salariales para revertir la caída

Mucho se ha hablado de los abusivos salarios de Wall Street y la main street está de acuerdo en que deben disminuir, pese a la reticencia de los banqueros. Sin embargo, esta propuesta parece extenderse hacia áreas que no tienen que ver con las finanzas. Se piensa, y con razón, que los trabajadores estadounidenses tienen un sueldo mucho mayor que los restantes trabajadores del mundo ante una tarea similar. Es evidente que un trabajador estadounidense gana mucho más que su homólogo chino, brasileño o vietnamita. Los déficit comerciales que Estados Unidos tiene con el resto del mundo así lo demuestran.

Producto de estos déficit la primera economía del planeta se encuentra en muy mal pie. Desde principios del año pasado ha perdido más de 7,3 millones de empleos. Y si consideramos el informe de Michael Mandel, en el cual se describe que Estados Unidos fue capaz de crear en una década sólo 3,3 millones de puestos de trabajo (1,1 millones el sector privado; 2,2 millones el sector público), vemos que esa economía puede tardar dos décadas en recuperar el nivel de empleo pre-crisis.

Siga leyendo en El Blog Salmón



miércoles, 30 de septiembre de 2009

Japón vive su mayor espiral deflacionaria


Mirar a Japón es quizá mirar al futuro, pues todo lo que está pasando en occidente ocurrió primero en el país del sol naciente: burbuja inmobiliaria, burbuja financiera, crisis, caída del yen, deflación, más crisis y crisis dentro de las mismas crisis. La década perdida que Japón tuvo en los años 90, se recicla y vive ahora en occidente, partiendo por Estados Unidos.

Japón ha comenzado a vivir su más profunda deflación desde la segunda guerra mundial, aumentando los riesgos de una recuperación que promete ser más lenta de lo previsto. Ya lo ha dicho Paul Volcker: “no hay una recuperación rápida a la vista”, y esto es fundamentalmente por el tema del desempleo, que amenaza con propagarse y frenar los tibios estímulos fiscales.

Siga leyendo este artículo en El Blog Salmón


viernes, 14 de agosto de 2009

Ola deflacionaria sacude a la Eurozona


La inflación marcó en julio un nuevo mínimo en la zona del euro, al acumular un retroceso de 0,7% en doce meses, una evolución que refleja la fuerte corrección experimentada por los precios energéticos el último año.

Según Eurostat, la oficina estadística comunitaria, el Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA) tuvo el mes pasado en los países de la moneda única su segundo registro negativo desde que en 1997 comenzó la serie histórica -tras el -0,1% en que se situó en junio- tras caer 0,7%.


En un año, y debido al abaratamiento de la energía y a la debilidad de la actividad económica, la inflación ha pasado de establecer un récord -en julio del 2008, el IPCA escaló en el área del euro al 4% y al 4,4% en el conjunto de la UE- a marcar mínimos desconocidos en la historia reciente.

A pesar de esta tendencia bajista, los máximos responsables de la política económica europea siguen descartando la deflación -una situación que el Banco Central Europeo (BCE) define como una caída continuada de los precios, que conduce a la contracción de la demanda, ante la perspectiva de nuevas bajadas-.

Tanto el BCE como la Comisión Europea esperan que la inflación continúe en tasas negativas durante algunos meses, pero insisten en que a medio plazo la situación se corregirá. Para el conjunto del año, Bruselas prevé una inflación del 0,4%, en tanto que la autoridad monetaria espera que se sitúe entre el 0,1% y el 0,5%.

martes, 16 de junio de 2009

La inflación es mala, pero la deflación es peor

Economist Intelligence Unit

¿Cómo protegerse tanto de las fuerzas deflacionistas de la peor recesión estadounidense desde la década de 1930 como de la vigorosa respuesta de la Reserva Federal (Fed) que de hecho ha reducido las tasas de interés a cero y amplió rápidamente su estado de cuenta? El 4 de mayo, Paul Krugman, ganador del Nobel de Economía, advirtió que había surgido una deflación estilo Japón, al tiempo que Alan Meltzer, eminente historiador de la Fed, anticipaba una repetición de la inflación de los años 70; los dos, en la misma página del New York Times.

Hay algo de cierto en ambos temores. Pero la inflación es distante y manejable, mientras la deflación es perniciosa y está al alcance de la mano.

Arrastrados por la deuda

El temor a la deflación no se fundamenta en la disminución anualizada de 0,4% de los precios al consumidor estadounidense a marzo. Aunque sea la primera disminución anual desde 1955, es resultado transitorio de la caída de los precios de la energía. Con excepción de alimentos y energía, la inflación principal es de 1.8%. En realidad lo que preocupa es la persistente disminución de precios que caracteriza a una verdadera deflación. El desempleo se acerca a 9%, y la producción económica se encuentra en un nivel muy por debajo del potencial de la economía que en cualquier momento desde 1982. Y es probable que la brecha se ensanche.

Los precios inmobiliarios no son parte del índice de inflación de EU, pero su disminución obliga a las familias a reducir sus deudas, lo que podría retrasar el crecimiento económico por años. A medida que los trabajadores compiten por escasos empleos y las empresas reducen sus precios para vender más que las otras, salarios y precios se verán sometidos a fuerte presión.

Hasta ahora, las expectativas inflacionarias permanecen estables, percepción que es por sí sola un baluarte contra la deflación. Pero el congelamiento de sueldos y las reducciones salariales podrían cambiar la manera en que piensan las personas. Durante una encuesta, más de una tercera parte de los interrogados afirmó que ellos o alguien de su familia habían sufrido una reducción salarial o de jornada laboral. El índice del costo del empleo se elevó de manera anualizada apenas 2,1% al primer trimestre, el incremento más bajo desde que comenzaron los registros, en 1982. En 2003, durante la última amenaza de deflación, los pagos totales crecieron casi 4%.

¿Importa esto? Si los precios disminuyen debido al avance de la productividad, como a finales del siglo XIX, es una señal de progreso, no un colapso económico. Hoy, sin embargo, la deflación se parece más a la variedad maligna de la década de 1930 que a la benigna del siglo XIX, debido a la debilidad de la demanda y a que hogares y empresas están cargados de deudas. En la deflación, el valor nominal de las deudas permanece fijo, pese a la caída de salarios nominales, precios y utilidades. En consecuencia, la carga de la deuda se eleva, lo que provoca que los deudores reduzcan sus gastos para pagar los intereses de sus adeudos o caer en mora. Esto socava el sistema financiero y profundiza la recesión.

De 1929 a 1933, los precios disminuyeron 27%. Esta vez los bancos centrales están atentos. En EU, Gran Bretaña, Japón y Suiza los bancos han llevado las tasas de interés a corto plazo a cero, o cerca de cero. Asimismo, han desarrollado ampliamente sus balances comprando deuda. Ha sido favorable, también que el mundo se haya liberado de la camisa de fuerza monetaria del patrón oro que llevó durante la década de 1930.

Sin embargo, es precisamente este celo antideflacionista lo que alarma a personas como Meltzer, a quien le preocupa que el precio de eliminar la deflación sea que la Fed no sea capaz o no esté dispuesta a dar marcha atrás a tiempo para impedir el resurgimiento de la inflación.

Parece razonable, pero la inflación es más fácil de corregir que la deflación. Un banco central puede elevar tasas de interés tanto como quiera suprimir la inflación, pero no puede reducir las tasas nominales por debajo de cero. La deflación confisca a un banco central su capacidad de estimular el gasto mediante tasas reales de interés negativas. En el peor de los casos, deudas y moras deprimen el crecimiento y envenenan a la economía al agudizar la deflación y presionar a la alza las tasas reales de interés. Los bancos centrales que han bajado las tasas a casi cero usan ahora herramientas cuantitativas poco convencionales, pero su eficacia no está probada. Puestos a decidir, equivocarse hacia el lado de la inflación sería menos catastrófico que hacerlo hacia el lado de la deflación.

Dicho esto, hay preocupación respecto a que cuando llegue el momento de elevar las tasas de interés, la Fed podría contenerse debido a presiones políticas o el temor de fracturar los mercados financieros. La Reserva Federal actuó con mucha lentitud para levantar las tasas de interés después de la amenaza de deflación en 2003. Sin embargo, esto se resuelve fortaleciendo a la Fed. Barack Obama debe nombrar personas con credibilidad e independientes para ocupar las dos vacantes en el Consejo de la Reserva Federal, y desechar la sugerencia de que los 12 presidentes del banco de reserva, que no son ratificados por el Congreso, pierdan su derecho a opinar sobre política monetaria. El Congreso debe permitir que la Fed emita su propia deuda, lo que le daría oportunidad de constreñir la política monetaria sin recurrir a ventas desordenadas de la deuda privada no líquida que ha tenido que asumir.

Afirmar la independencia política de la Fed y equiparla con mejores instrumentos ayudaría al banco central a combatir la inflación cuando llegue el momento. Y también reduciría el riesgo de que tome medidas restrictivas de manera prematura, sólo para demostrar su determinación.

Tomado de La Jornada. Traducción de texto: Jorge Anaya

viernes, 29 de mayo de 2009

La hiperinflación de Weimar, ¿podría volver a ocurrir?

A propósito del post Inflación cero en Europa: ¿qué es ésto?, publico este artículo de Ellen Brown sobre la hiperinflación en la República de Weimar:

Por Ellen Brown
“Fue horrible. ¡Horrible! Como si hubiera caído un relámpago. Nadie estaba preparado. Las estanterías de los negocios vacías. No se podía comprar nada con el papel moneda.”
– Profesor de derecho de la Universidad Harvard, Friedrich Kessler, sobre la hiperinflación de Weimar (entrevista en 1993).
Algunos comentaristas preocupados predicen una masiva hiperinflación como la sufrida por la Alemania de Weimar en 1923, cuando una carretilla llena de papel moneda apenas alcanzaba para comprar un pedazo de pan. En un editorial del 29 de abril del San Francisco Examiner advirtió:
“Con un déficit sin precedente que se acerca a 2 billones de dólares, el presupuesto [del presidente para 2010] es una receta infalible para la hiperinflación. De modo que cada senador y representante que vote por ese monstruoso presupuesto de 3,6 billones de dólares estará aprobando un derroche de dinero que podría convertir a EE.UU. en la próxima República de Weimar.” [1]

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin