El famoso economista estadounidense acusa a los dirigentes europeos de no tener memoria histórica. Y, citando a Kennedy, señala un camino hacia la paz.«Victoria», pintado por el pintor soviético Petr Aleksandrovich Krivonogov en 1948 para celebrar la toma de Berlín el 2 de mayo de 1945
Jeffrey D. Sachs, Krisis.info
El día en que Moscú celebra la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi, Krisis publica una conmovedora intervención de Jeffrey Sachs. Esta es la traducción de un extracto del discurso pronunciado en Nicosia el 3 de mayo, durante una conversación de dos horas con Fideus Panayitou. El economista estadounidense llama a Europa, que intentó impedir la participación de los presidentes de Serbia y Eslovaquia en el desfile del Día de la Victoria en Moscú, a cumplir con su deber de memoria. Y destaca que, durante la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética pagó un inmenso tributo humano: 27 millones de caídos que contribuyeron decisivamente a la derrota del nazismo (los muertos estadounidenses fueron 416.800). Para demostrar que hay una salida a la guerra en Ucrania, Sachs recuerda el discurso de paz pronunciado por John F. Kennedy el 10 de junio de 1963, apenas 165 días antes de su asesinato. Un valiente llamamiento al respeto al otro, que condujo a un acuerdo histórico con la URSS.La Unión Soviética perdió 27 millones de personas para derrotar a Hitler: 27 millones de personas. La idea de que Europa no sea capaz de ir a rendir homenaje a los muertos y a rendir homenaje a ese logro de la humanidad es terrible. Horrible. Porque esto es un logro para toda la humanidad. Y fue un sacrificio indescriptible, como todos saben. Éste es un punto clave.
Hay un segundo punto que me gustaría plantear en relación con esto, para mostrar que hay un camino diferente. En 1963, el único presidente que verdaderamente he apreciado en mi vida, John F. Kennedy, pronunció un discurso, el 10 de junio de 1963, que los invito a ver. Es el discurso de fin de curso en la American University.
Creo que es el mayor discurso de política exterior de la historia moderna. Y es una conversación sobre cómo hacer la paz. Muy inusual. Y lo conservó porque la Crisis de los Misiles de Cuba, ocurrida unos meses antes, casi había hecho estallar el mundo entero. Y él dijo: “Necesitamos hacer algo diferente”.
Y, por cierto, sabía que tenía tanta oposición dentro de su propio gobierno que no compartió el borrador del discurso hasta el día anterior. Porque no quería que el Departamento de Defensa, el Departamento de Estado u otras agencias de seguridad intentaran bloquear el discurso. Así lo escribió junto con su brillante redactor de discursos, Ted Sorensen, a quien tuve la gran fortuna de conocer, amar y con quien entablar amistad. Y lo dijo el 10 de junio de 1963.