La derrota de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires, la más poblada del país, expuso el desgaste del proyecto mileísta: la economía golpeada por el ajuste, los escándalos de corrupción, los insultos permanentes y una estrategia electoral fallida abrieron la puerta a una recomposición electoral del peronismo, liderado por el gobernador Axel Kicillof.
Mariano Schuster, Pablo Stefanoni. Sin Permiso
Los resultados comenzaron a publicarse a las 9 de la noche de Buenos Aires, pero los rostros de los militantes de La Libertad Avanza ya estaban apagados al menos desde una hora antes. Las encuestas de «boca de urna» anunciaban que el partido del presidente Javier Milei estaba perdiendo, de manera contundente, las elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, por lejos la más poblada del país. Finalmente, el peronismo obtuvo 47,28% y La Libertad Avanza 33,71%, con una elevada abstención de casi 40%.
Los comicios, en los que se ponían en juego 46 bancas de diputados y 23 de senadores provinciales, serían, según afirmaban analistas y encuestadores, muy ajustados. El escenario que proyectaba el gobierno iba desde un empate hasta, en el peor de los casos, una derrota por 5 puntos frente al peronismo. Sin embargo, el escrutinio oficial fue dejando atrás los pronósticos más favorables al mileísmo: el peronismo, bajo el liderazgo del gobernador Axel Kicillof (centroizquierda), venció a los libertarios por 13 puntos. Ganó además en seis de las ocho secciones electorales y se hizo con la mayoría de los cargos en disputa. El mileísmo, que en el balotaje de 2023 había conseguido más de 49% de los votos, no tenía forma de relativizar la derrota.
La apuesta de Kicillof