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jueves, 21 de noviembre de 2024

¿Es Trump 2 el fin del «síndrome de ruptura del orden neoliberal»?

La política occidental se ha reestructurado cada vez más como una contienda no entre “izquierda” y “derecha”, sino entre “centristas” y populistas, que puede tener cabida dentro de las estructuras de poder existentes

Lee Jones, Brave New Europe

¿No parece que esta vez la situación es diferente? ¿Es posible que el establishment liberal finalmente esté dejando atrás su rabieta de ocho años y aceptando la realidad? Aunque puede ser demasiado pronto para saberlo, las reacciones a la reelección de Donald Trump sugieren que algo está cambiando fundamentalmente.

En retrospectiva, hasta Francis Fukuyama podría admitir ahora que 2016 fue el "fin del fin de la historia", como sostiene desde hace tiempo Bungacast, el podcast de política global. Pero en aquel entonces, la respuesta al referendo del Brexit y luego a la primera elección de Trump sólo podía describirse como desquiciada e histérica.

En Gran Bretaña, los políticos y comentaristas centristas se rebelaron contra el electorado, culpando a todo, desde los robots rusos y la desinformación hasta la estupidez y el racismo de los votantes, por la decisión de votar por el Brexit. Como relatamos en nuestro libro Taking Control (Tomando el control) , estas acusaciones no tenían ninguna base en la realidad, pero prepararon el terreno para una confrontación de tres años entre el electorado y quienes decían representarlo, lo que provocó un caos político en el que las acusaciones de "fascismo" aparecieron de manera rutinaria.

domingo, 8 de septiembre de 2024

El capitalismo, la ira de las masas y las elecciones de 2024


Richard D.Wolff, Counter Punch

Tras su enorme derrota el 30 de junio de 2024, cuando el 80 por ciento de los votantes rechazó al presidente francés “centrista” Emmanuel Macron, dijo que entendía la ira del pueblo francés. En el Reino Unido, el perdedor conservador Rishi Sunak dijo lo mismo sobre la ira del pueblo británico, como lo dice ahora el líder laborista Starmer mientras la ira estalla. Por supuesto, esas frases de esos políticos generalmente significan poco o nada y logran menos. Esos líderes y sus partidos simplemente siguen calculando cuál es la mejor manera de recuperar el poder cuando lo pierden. En eso, son como los demócratas estadounidenses después de la actuación de Biden en su debate con Trump y como los republicanos estadounidenses después de la derrota de Trump en 2020. En ambos partidos, un pequeño grupo de líderes principales y donantes importantes tomó todas las decisiones clave y luego organizó el teatro político para ratificar esas decisiones. Incluso sorpresas como la sustitución de Biden por Harris son desviaciones temporales de la reanudación de la política como de costumbre.

Sin embargo, a diferencia de Trump, los demás perdieron oportunidades de identificarse con una base masiva ya organizada de gente enojada. Trump tropezó con esa identificación al decir en voz alta y con crudeza lo que los políticos tradicionales consideraban públicamente indecible sobre los inmigrantes, las mujeres, la OTAN y los tabúes políticos tradicionales. Eso marcó el tono para que Trump luego redoblara la apuesta al insistir en que había ganado las elecciones de 2020, pero que le habían estafado. La ira masiva de las poblaciones que se sentían victimizadas en su vida cotidiana encontró un portavoz que denunciaba en voz alta victimizaciones paralelas. Trump y su base comprendieron que juntos podrían victimizar a sus victimarios.

jueves, 29 de febrero de 2024

¿Quién pagará los platos rotos de Milei?

Las sombrías fantasías de Milei en torno a ese inexistente capitalismo sin estado que proponen los burdos hechiceros de la Escuela Austríaca

Atilio Borón, La Haine

Javier Milei acaba de insultar groseramente, una vez más, al presidente colombiano Gustavo Petro. Desencajado, el presidente argentino persiste en sus ataques a propios y ajenos.

Días atrás calificó a los miembros del Congreso de la Argentina como un “nido de ratas” (elegidas por la ciudadanía, conste); o a uno de sus ex compinches, Ricardo López Murphy como “traidor y basura”; y a su actual Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a quien en la campaña electoral la fulminó por ser una “montonera asesina”. Los insultos al papa Francisco I fueron de una bajeza poquísimas veces vista en la historia

Y así podríamos seguir elaborando una interminable compilación de las excrecencias verbales de un personaje alucinado, que habita una realidad paralela, que habla con su perro muerto (en cuyos consejos se inspira) y que no tiene la más pálida idea de la responsabilidad institucional que le cabe como presidente de la Argentina y que debería inhibirle de decir la primera barbaridad que se le pasa por la cabeza, teniendo en cuenta que sus palabras y sus gestos destemplados e irrespetuosos comprometen las relaciones internacionales de nuestro país.

sábado, 3 de febrero de 2024

El péndulo brutal de la Argentina y el engendro Milei

Guillermo Sullings*

Algunos amigos de diversos países me han preguntado acerca de este fenómeno que para muchos, desde la distancia, resulta incomprensible. ¿Cómo es posible que una mayoría haya votado a semejante personaje, quien dice hablar con su perro muerto, que se siente un enviado de las “fuerzas del cielo”, y que insulta groseramente por los medios a todo aquel que piensa distinto?

¿Qué llevó a buena parte de la población a elegir como gobernante a alguien que se exhibía en plena campaña electoral con una motosierra, prometiendo un ajuste brutal en la economía, a sabiendas de que eso significaría un enorme deterioro en las condiciones de vida? Y a un mes de su asunción como presidente, cuando los precios se duplican y los salarios se mantienen en los bajos niveles que ya tenían, la pregunta que surge es ¿Cuánto puede durar un gobierno así, si esto es sólo el comienzo de una batería de medidas aún peores?

No creo tener la respuesta integral a estas preguntas, ya que las primeras requerirían de un profundo análisis sociológico y sicológico del comportamiento humano, difícil de abordar en un solo artículo. Y responder la última pregunta implicaría considerar la deriva de tal multiplicidad de variables que podría caer en el terreno de las adivinanzas. No obstante, intentaré ensayar algunas opiniones y conclusiones, con mayor proporción de intuición que de rigurosidad.

martes, 22 de enero de 2019

Un nuevo fantasma atormenta Europa

Roberto Savio, Alai

A partir de la derrota de Teresa May en el parlamento ha quedado claro que un nuevo fantasma está atormentando Europa. Ya no se trata sólo del fantasma del comunismo que destapó el Manifiesto de Marx en 1848 sino del fantasma del fracaso de la globalización neoliberal, que ha regido sin oposición desde la caída del muro de Berlín hasta la crisis financiera de 2009.

Los gobiernos gastaron en 2008 la asombrosa cifra de 62 billones de dólares para salvar el sistema financiero y casi la misma cantidad en 2009 (ver Britannica book of the year, 2017). Según el estudio publicado por el Banco de Reserva Federal, esto sucedió a un costo de 70.000 dólares por cada estadounidense.

Las instituciones económicas abandonaron con retraso la macroeconomía que estaban utilizando hasta entonces para evaluar el crecimiento del PNB y comenzaron a interesarse en la forma en que se redistribuía el crecimiento. Por ende, el FMI, el Banco Mundial (también debido a la insistencia de los estudios de la sociedad civil, sobre todo los elaborados por Oxfam), llegaron a la conclusión que se estaba gestando un enorme problema de desigualdad.

sábado, 16 de junio de 2018

Las raíces del mal llamado populismo en EEUU (y en Europa incluyendo España)

Vicenç Navarro, Público

El mayor problema en EEUU no es Trump: el problema es que la mayoría de la clase trabajadora le vota

Leyendo la prensa española se llega a la conclusión de que el mayor problema que existe en EEUU es Donald Trump, una figura que se ridiculiza constantemente en los principales medios de información (como ocurre también en EEUU) presentándolo como un individuo incompetente, y fácilmente ridiculizable por sus comportamientos atípicos dentro de lo que se considera aceptable en la sabiduría convencional del país. Este énfasis exclusivo en Trump obstaculiza, sin embargo, la comprensión de lo que está ocurriendo en EEUU. Por extraño que parezca, el mayor problema que tiene EEUU no es Trump, sino el hecho de que la mayoría de un sector grande de la población muy olvidado en dicho país, la clase trabajadora blanca, le ha votado y que es probable que le vote de nuevo. Las encuestas muestran una impresionante lealtad electoral a tal figura por parte de aquellos que emitieron su voto a favor suyo. Aunque su popularidad entre la población en general es muy limitada, no lo es entre la mayoría de la población que le votó. Y no está claro que en las próximas elecciones al Congreso de EEUU (este noviembre) el Partido Republicano vaya a perder el control de la Cámara Baja o incluso del Senado, eliminando con ello la posibilidad de ser apartado de la Presidencia mediante un impeachment. Parece, por lo tanto, que va a haber Trump para mucho tiempo. Y su impacto en la sociedad estadounidense y en las relaciones internacionales está siendo enorme.

¿Por qué Trump fue elegido Presidente y puede que sea reelegido de nuevo?

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Mensaje a las elites: reformen el sistema ahora, o se lo reformarán los populistas

Wolfgang Münchau, Sin Permiso

Una cosa es decir, como algunos hemos dicho, que las elites liberales occidentales deberían dejar de doblar la apuesta frente a la amenaza populista. Pero, más allá de eso, ¿qué deberían hacer?

Yo empezaría por una reconsideración de la gobernanza macroeconómica: desde los bancos centrales independientes y los objetivos de inflación hasta los mercados financieros desregulados y los objetivos de la política fiscal. Dicho sencillamente: si nosotros, el establishment liberal, fracasamos en eso, los populistas nos lo harán.

Una Marine Le Pen presidenta, por ejemplo, podría sacar a Francia de la Eurozona y dar instrucciones a su banco central para financiar los gastos de su gobierno.

Pero también necesitamos recapacitar más profundamente sobre los arraigados vínculos entre nuestras instituciones, las reglas con las que operan y la teoría macroeconómica prevalente. Buena parte de lo que ahora creemos normal fue establecido bastante recientemente. Los bancos centrales no siempre fueron independientes. Los objetivos directos de inflación son ahora comunes, pero eran desconocidos antes de 1990. Los objetivos a medio plazo en la política fiscal son también una invención moderna, como lo son los consejos fiscales. Tras esas instituciones, tras esas políticas, hay una fundamentación teórica: la macroeconomía neokeynesiana. El propio John Maynard Keynes, con toda probabilidad, consideraría a sus propugnadores promedio como “economistas difuntos”.

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