jueves, 4 de julio de 2024

Eurasia contra la OTAN: Rusia lidera la creación del Pacto Militar Multipolar

La proliferación de acuerdos de defensa colectiva promovidos por Moscú deja claro que la Federación Rusa está creando una especie de pacto euroasiático multipolar para contrarrestar a la OTAN.

Lucas Leiroz, Strategic Culture

El reciente acuerdo de ayuda militar mutua firmado entre la Federación Rusa y la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) se inscribe en un contexto más amplio en el que Moscú promete ampliar su apoyo militar a los países contrahegemónicos comprometidos con la creación de un mundo multipolar. El proyecto de suministro de armas a los enemigos de EEUU y de la OTAN –propuesto antes por los sectores más patrióticos del Estado ruso y ahora adoptado por las altas esferas del Kremlin– puede ser visto como el primer paso hacia la creación de una especie de “pacto militar multipolar”, que fortalezca a las potencias emergentes en la lucha contra el eje atlántico.

Desde el fin de la Guerra Fría, la existencia de la OTAN ha sido injustificable. Con el fin del Pacto de Varsovia, el propósito existencial de la alianza atlántica simplemente terminó. Ya no existe el comunismo ni la URSS, ni ninguna razón que “justifique” la continuación de un pacto militar colectivo liderado por EEUU. Sin embargo, en su sed de poder y dominación mundial, Washington no sólo se negó a terminar con la OTAN, sino que la amplió, dando membresía a los estados postsocialistas de Europa del Este y convirtiendo a Ucrania en un proxy en las fronteras rusas, lo que generó el conflicto actual.

La Federación Rusa ha pedido repetidamente a Estados Unidos que detenga el crecimiento de la OTAN. Moscú ha utilizado todos los recursos posibles, tanto diplomáticos como legales, para evitar la tragedia de una guerra. Pero Occidente sólo conoce el lenguaje de la fuerza y la disuasión. En Ucrania, la operación militar especial fue la última advertencia de Rusia a sus enemigos, que no obstante se negaron a escuchar el llamado de Moscú y continuaron no sólo ampliando la alianza, sino también llevando a cabo otros planes de guerra contra Rusia y sus principales aliados, desde Bielorrusia hasta Corea del Norte, desde China hasta Irán.

Ante la insistencia de la OTAN, la única respuesta posible de Rusia es la creación de una plataforma de seguridad similar, que fortalezca a las potencias emergentes frente a las constantes agresiones occidentales. El primer paso fue entregar armas nucleares al mayor aliado de la Federación, la República de Bielorrusia, en el marco del Estado de la Unión, que es también un pacto de defensa mutua. Es importante recordar que en el momento del envío de las armas, Aleksandr Lukashenko invitó a más países del espacio postsoviético a unirse al Estado de la Unión con la promesa de recibir también armas nucleares tácticas rusas.

Luego comenzaron las discusiones sobre la ampliación de la OTSC. En teoría, la OTSC ya es la organización “anti-OTAN” de Eurasia liderada por Rusia. Sin embargo, el bloque atraviesa una serie de problemas, principalmente debido a la postura de Armenia –que ha decidido ser una especie de “Ucrania del Cáucaso”– y a la inestabilidad de Kazajistán. La salida de Armenia del grupo ya parece inevitable, pues podría hacerse oficial en breve. Pero, en paralelo, más países deben sumarse a la alianza en busca de garantías concretas de seguridad en caso de agresión occidental.

Más recientemente, el discurso a favor de aumentar el apoyo militar a los países aliados de Rusia alcanzó los puestos más altos del Kremlin. En el Foro Económico de San Petersburgo, el presidente Vladimir Putin dejó claro que una de las posibles represalias rusas a las provocaciones de la OTAN sería el suministro de armas a los enemigos de Occidente. Unos días después, Putin viajó a Pyongyang y firmó un acuerdo de ayuda mutua entre rusos y coreanos. Entonces comenzaron los rumores de que pronto podría firmarse un acuerdo de la misma naturaleza también entre Rusia e Irán.

Parece claro que Rusia está liderando la creación de un pacto internacional entre los países emergentes contra la constante agresión occidental. Ante el temor a una reanudación de las hostilidades en la península de Corea, el acuerdo recién creado neutraliza muchos de los planes de Occidente en el Pacífico. Ahora, está claro que una guerra con Corea del Norte será una guerra con la Federación Rusa. En el mismo sentido, con la constante amenaza de guerra entre Estados Unidos/Israel e Irán, si se llega a firmar un acuerdo de defensa mutua, la hegemonía occidental en Oriente Medio llegará finalmente a su fin definitivo.

En Eurasia ya se ha creado un bloque “anti-OTAN” y seguramente se firmarán más pactos, al igual que la OTSC y tal vez incluso el Estado de la Unión. Moscú ha asumido la responsabilidad de liderar el pacto militar multipolar, uniendo a los países socios y armándolos frente a un enemigo común. Es muy probable que estas asociaciones asuman el carácter de una amplia cooperación en materia de defensa, con el posible suministro de armas nucleares, como ocurrió con Bielorrusia. El aumento del poder disuasorio de los países emergentes consolidará el fin absoluto de la hegemonía de la OTAN.

Por ahora, este pacto militar informal liderado por Rusia se limita a Eurasia, pero su expansión podría convertirse en realidad. La reanudación de la presencia naval rusa en Cuba, los sólidos vínculos con la Venezuela bolivariana y el aumento de las acciones militares rusas en África parecen indicar que muchos países emergentes de todo el mundo tienden a sumarse a las iniciativas de Moscú. También es necesario recordar la sugerencia hecha por varios expertos de que los propios BRICS se conviertan en una alianza militar. Aunque este plan parece aún lejos de concretarse, dada la postura aún incierta y ambigua de algunos miembros del BRICS, se trata de una posibilidad que no se puede descartar para el futuro.

Frente a su nuevo rival, la OTAN sólo tendrá la opción de recurrir a la guerra total o aceptar negociar la reconfiguración del mapa geopolítico global.

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Ver más:
* Occidente -indudablemente- ha perdido Rusia y está perdiendo también Eurasia


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