El autor de 'Comprender las clases sociales' y 'Construyendo utopías reales' ha fallecido este miércoles. En sus últimas entradas, explicaba cómo se estaba enfrentando a la muerte
Héctor G. Barnés, El Confidencial
La entrada del blog del californiano Erik Olin Wright del pasado 4 de enero cayó como un jarro de agua fría entre los seguidores de este sociólogo marxista, uno de los más influyentes de las últimas décadas. “Puedo dar noticias definitivas sobre mi situación médica”, desvelaba. “Según los últimos indicadores, me quedan tres o cuatro semanas de vida”. En la nota añadía que había comunicado a los médicos que su prioridad ante el cáncer de hígado era maximizar sus energías para poder seguir escribiendo y despedirse de familia, seres queridos y antiguos alumnos. No se quejaba: han sido 72 años maravillosos, recordaba. En la tarde del 23 de enero, uno de sus alumnos publicaba un tuit en el que confirmaba la muerte de Wright.
Hace apenas unos días, este 18 de enero, había publicado lo que sonaba a despedida (aunque después haya añadido una entrada más, con un extracto de una de las cartas que va a dejar a sus nietos). Tras anunciar que la posibilidad de regenerar o trasplantar su médula ósea estaba definitivamente descartada, lo que lo único que le quedaba era seguir sobreviviendo a base de transfusiones de sangre que serían cada vez menos eficientes, hasta terminar cayendo en un sueño que le mecerá hasta la muerte. “Me queda una cantidad limitada de tiempo en esta maravillosa forma de polvo de estrellas”, escribía. “No siento ningún terror. Quiero aseguraros que no tengo ningún miedo”.