jueves, 20 de septiembre de 2018

Sudáfrica: del apartheid al neoliberalismo

Alejandro Nadal, La Jornada

La transición en Sudáfrica de un régimen de racismo institucionalizado a una democracia electoral es un acontecimiento de gran relevancia. Desgraciadamente, este giro no se reflejó en la situación económica. En un tiempo récord el Congreso Nacional Africano (CNA), el partido que había liderado la lucha contra la opresión racista, abrazó y consagró las políticas del neoliberalismo que habían cimentado el sistema de explotación y desigualdad del apartheid. El análisis de la economía política de este proceso de transición es una lección importante para cualquier gobierno que aspire a un cambio social y económico real.

A finales de la década de 1980 la situación en Sudáfrica había llegado a un callejón sin salida. Los enfrentamientos habían drenado la energía de ambos bandos y los militantes del CNA sabían que el aparato represivo de la minoría blanca estaba agotado y rebasado. Pero aun así, una insurrección final con tintes violentos conduciría a un baño de sangre.

La minoría blanca confiaba en su formidable arsenal policiaco-militar. Pero el régimen estaba en plena bancarrota política y su aislamiento internacional lo llevaría al fracaso en caso de escoger el camino de la represión. Además, el apartheid chocaba con la lógica de la acumulación capitalista al impedir la libre movilidad del trabajo. Toda la industria en Sudáfrica estaba sufriendo los inconvenientes. Había llegado el tiempo de negociar para asegurar un acuerdo de transición ventajoso.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

Diez años después de Lehman: una nueva crisis financiera en camino


Nick Beams, wsws

Hay dos aspectos que predominan en los comentarios sobre el décimo aniversario de la crisis financiera global desatada por la bancarrota del banco de inversiones Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008.

La primera es la falta de una explicación científica del derrumbe. La segunda es el temor de que, al no haber superado sus causas, se esté avecinando otra crisis.

La inexistencia de un análisis científico se manifiesta de la forma más clara en la figura de Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos en ese entonces y el principal arquitecto del rescate a los bancos y otras entidades financieras. Después de desembolsarle a Wall Street $700 mil millones provenientes de contribuyentes fiscales, inició un programa de expansión cuantitativa que encauzó billones de dólares más hacia el sistema financiero, garantizando así una expansión de la especulación que desató el derrumbe en primer lugar.

Bernanke, ahora un investigador en el centro de pensamiento Brookings Institution y asesor de dos grupos de inversión, ha tenido una década para ponderar sobre los eventos que presidió, contando con todos los recursos investigativos de la Fed, las universidades y los fuertemente financiados centros de pensamiento. ¿Qué ha logrado?

En un reporte preparado por Brookings para conmemorar el aniversario, Bernanke insiste en que el colapso del mercado de bienes raíces en EEUU fue un factor secundario en el colapso. El segundo y más importante factor por medio del cual “la crisis llevó a una recesión fue un pánico financiero severo, una corrida en todo el sistema a los proveedores de crédito, incluidos los bancos, pero también, cabe notar, a prestamistas no bancarios como los fondos de inversión y las firmas financieras”. Las “fragilidades” en el sistema financiero “resultaron en pánico y una crisis crediticia”.
En otras palabras, la principal causa de la crisis, la cual tomó la forma de pánico y una pérdida de confianza, fue el pánico y la pérdida de confianza.

lunes, 17 de septiembre de 2018

Argentina y la crisis sin salida del gobierno Macri

Raúl Zibechi, La Jornada

La crisis económica y política provocada por la presión de los especuladores financieros sobre la cotización del dólar, ha llevado a numerosos analistas y a una parte de la población a comparar la situación actual con la de 2001. Aquella crisis fenomenal provocó una revuelta que estalló el 19 y 20 de diciembre, coronando un ciclo de luchas que se prolongaba desde 1997 y tenía a los desocupados (piqueteros) como principales protagonistas.

La revuelta, o pueblada, o levantamiento forzó la renuncia del presidente Fernando de la Rúa que debió abandonar la Casa Rosada en helicóptero mientras la policía disparaba fuego real para contener a los manifestantes. Fue el fin de un ciclo neoliberal privatizador que dio paso a un ciclo progresista.

En lo personal, comparto el deseo de muchos argentinos de que hechos similares vuelvan a repetirse para poner fin al insoportable gobierno de Macri. No es un deseo utópico. Se apoya en la experiencia viva de los trabajadores argentinos a lo largo del siglo XX, en el que protagonizaron insurrecciones, levantamientos y puebladas desde la Semana Roja de 1909. Las dos acciones populares más importantes fueron el 17 de octubre de 1945, que desarticuló a la oligarquía agro-ganadera, y el Cordobazo del 29-30 de marzo de 1969, cuando los obreros y los estudiantes de la ciudad industrial derrotaron a la policía en una fenomenal batalla callejera que forzó la intervención del ejército pero colocó a la defensiva a la dictadura de Juan Carlos Onganía.

domingo, 16 de septiembre de 2018

La heurística de la crisis económica en el neoliberalismo

Pablo Dávalos, Rebelión

El concepto de crisis económica ha suscitado un amplio y profundo debate en la economía. Se reconoce a Marx y Keynes como los principales teóricos de la crisis del sistema capitalista, mientras que se le critica al pensamiento económico dominante su incapacidad de reconocer a la crisis económica como inherente al sistema. Sin embargo, la emergencia, consolidación y radicalización del neoliberalismo a escala mundial, obligan a repensar la noción de crisis económica desde otra perspectiva.
Se trata de una discusión que se aleja de las coordenadas de la economía para inscribirse directamente en aquellas de la política. En efecto, el neoliberalismo ha provocado cambios tan importantes en el capitalismo mundial, que es necesaria una nueva visión sobre la crisis económica que salga del ámbito académico para formar parte del debate político.

Si en primera instancia se pensaba en la crisis económica como una anomalía o disfuncionalidad del sistema capitalista, las derivas del shock económico sitúan a la crisis económica en otro nivel: aquel que desencadena las condiciones de posibilidad para la imposición radical de las transformaciones neoliberales. En efecto, habría sido muy difícil que las políticas de ajuste y estabilización macroeconómica, o su correlato en las políticas de austeridad fiscal, que se impusieron y se imponen a rajatabla en varios países de América Latina, África y Europa, tengan el consenso social necesario sin un requisito previo de crisis económica.

sábado, 15 de septiembre de 2018

Brasil: De la fuerza de Lula a la fuerza de Haddad

Emir Sader, Alai

Desde que Lula y el PT definieron que había que tener a Haddad como candidato a la presidencia de Brasil, para no sufrir nuevas sanciones de parte del Superior Tribunal Electoral, todas las atenciones se vuelcan hacia el proceso de trasferencia de votos de Lula hacia Haddad. Si nadie tenía dudas de que Lula triunfaría en primera vuelta, en caso de que pudiera ser candidato, las interrogantes son sobre cómo y cuándo el caudal inmenso de votos de Lula se transfieren hacia Haddad.

Toda la campaña del PT se concentra en la fórmula Lula es Haddad, Haddad es Lula. Es una lucha en contra del tiempo – algo más que 20 días hasta la primera vuelta -, pero también en contra de la dificultad de información. Las encuestas hasta ahora daban a Haddad niveles bajos de apoyo, las nuevas ya lo apuntan como el candidato de Lula, tras la renuncia de éste de ser candidato.

En esas circunstancias, por primera vez Haddad aparece liderando una encuesta, con el 22% de apoyo, Bolsonaro en segundo lugar, con el 15%. La tendencia es la de un crecimiento sostenido de Haddad hasta el 7 de octubre, día de la primera vuelta.

viernes, 14 de septiembre de 2018

Septiembre en Manhattan a diez años de la caída de Lehman Brothers

Alejandro Nadal, La Jornada

En Manhattan el mes de septiembre puede tener un significado que rima con la crueldad. Este próximo día 15 se cumplirán 10 años del colapso del banco de inversión Lehman Brothers. Esa quiebra ha sido la mayor en la historia del capitalismo (los activos de la empresa sumaban más de 640 mil millones de dólares) y marcó la erupción de la gran crisis financiera de 2008. Hoy el señor Richard Fuld, el entonces responsable de Lehman Brothers, sigue echando la culpa del desastre a los funcionarios del gobierno y a los reguladores de la comisión de valores. Fuld es hoy director de otra casa de bolsa llamada Matrix Private Capital y se embolsa millones cada año. Mientras tanto, este décimo aniversario transcurre con la prensa de negocios y muchos académicos al servicio del poder financiero coreando elogios a la recuperación.

Es cierto que en junio del año entrante la economía estadounidense cumplirá 10 años de crecimiento ininterrumpido. Muchos dirán admirativamente que es el periodo de recuperación más largo en ese país y Trump será uno de los primeros en reclamar el mérito de semejante proeza económica. Pero la tasa de crecimiento en estos años (2.2 por ciento) ha sido mediocre y esta será la primera vez desde la Segunda Guerra en que el ciclo ascendente no ha podido alcanzar ni un sólo año una tasa de crecimiento de 3 por ciento. Todo parece confirmar la tendencia secular hacia tasas de crecimiento cada vez menores.

jueves, 13 de septiembre de 2018

Diecisiete años desde los atentados del 11 de setiembre: de “guerra contra el terrorismo” a “conflictos de grandes potencias”

Andre Damon, wsws

Diecisiete años después de los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2011, los cuales se convirtieron en el pretexto oficial para la “guerra contra el terrorismo” y toda una serie de conflictos sangrientos que cobraron al menos un millón de vidas, Washington se encuentra al borde de lanzar una nueva ofensiva militar masiva en Siria en defensa de fuerzas conectadas con Al Qaeda.

El lunes, el asesor de seguridad nacional de EEUU, John Bolton, uno de los arquitectos de la invasión de Irak en 2003, señaló que Estados Unidos estaba preparando activamente un ataque militar contra el Gobierno sirio, empleando como pretexto un ataque con armas químicas por parte del Gobierno sirio que el Pentágono alega que ocurrirá inminentemente.

“Hemos estado consultando con los británicos y franceses, quienes nos acompañaron en el segundo bombardeo [contra el Gobierno sirio en abril] y también están de acuerdo en que otro ataque con armas químicas provocará una respuesta mucho más fuerte”, advirtió Bolton.

Washington está dejando en claro que no está respondiendo a lo que acusa al Gobierno sirio de haber cometido, sino a lo que perpetrará. En otras palabras, se realizará un “ataque” con armas químicas por encargo.

Las acusaciones siendo fabricadas contra el Gobierno sirio son versiones más agresivas y descaradas de las acusaciones estadounidenses de ataques químicos en Khan Shaykhun en 2017 y en Duma (Douma) este año, las cuales han sido calificadas por importantes periodistas investigadores que fueron probablemente escenificadas por parte de las fuerzas islamistas patrocinadas por la CIA.

miércoles, 12 de septiembre de 2018

11-S: dos desastrosos virajes mundiales


Ayer se cumplieron 45 años del golpe de Estado contra el presidente chileno Salvador Allende, con el cual se impuso la más sanguinaria dictadura en la historia de ese país sudamericano. Se conmemoraron, además, 17 años de los atentados terroristas que dejaron alrededor de 3 mil muertos en Nueva York, Washington y Pensilvania.

Estos sucesos trágicos, que han dejado un persistente trauma en la memoria colectiva de las sociedades que los padecieron y del mundo en general, comparten denominadores comunes.

En primer lugar, ambos fueron causados por la brutalidad de la barbarie lanzada contra la razón. Paradójicamente, aunque el gobierno de Estados Unidos fue víctima del segundo, tuvo un papel protagónico en la gestación de ambos: en el caso del golpe de 1973, que acabó con la vida de Allende y las de más de 30 mil chilenos, se encuentra ampliamente documentado y reconocido por las propias agencias de inteligencia de Washington, que los militares comandados por Augusto Pinochet actuaron organizados y dirigidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA); en tanto, los atentados de 2001 no se explican sin la presencia de los grupos islamistas radicales armados, financiados y entrenados por Estados Unidos en Afganistán en el contexto de la invasión soviética a ese país asiático.

El segundo rasgo que comparten estos acontecimientos es haber cambiado la historia del mundo de manera tan profunda como negativa. Incluso hoy es difícil dimensionar el daño provocado a las sociedades de todo el planeta por el golpe que puso fin al gobierno de la Unidad Popular, pues no sólo abrió el camino para un nuevo ciclo de dictaduras latinoamericanas particularmente feroces, caracterizadas por el exterminio físico de miles de opositores, sino que convirtió a Chile en el laboratorio del sistema económico que habría de conocerse como neoliberalismo. Dice mucho que el primer campo de pruebas de tal modelo fuera un país sometido por una dictadura sangrienta.

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