sábado, 10 de junio de 2017

Jeremy Corbyn resucita al laborismo en Reino Unido


Las cosas a veces son más sencillas de lo que nos dicen. Tras 30 años contándonos la película de que la socialdemocracia tenía que abandonar las políticas clásicas de izquierda para conectar con la modernidad, la globalización y los deseos de eficacia de las nuevas mayorías sociales, un señor honesto llamado Jeremy Corbyn, curtido en mil batallas justas y perdidas, tomó las riendas del Partido Laborista en septiembre de 2015 ante el espanto de los medios y las élites conservadoras. En poco más de un año, Corbyn ha conseguido resucitar a un partido moribundo y sin norte, confundido por décadas de complicidad con el poder financiero y las grandes corporaciones, y ha logrado movilizar a millones de votantes y de jóvenes desentendidos de la política para conseguir el mejor resultado de los Labour en mucho tiempo.

Esta resurrección de la izquierda clásica, basada en un programa económico solvente y redistributivo, que revierte las nefastas privatizaciones y los recortes sociales que abrazaron con fe de conversos sus antecesores, ha sido posible sobre todo porque Corbyn se ha propuesto, por encima de cualquier otra cosa, mejorar el presente y el futuro de los más jóvenes y los más vulnerables. Esta es la mejor noticia de las elecciones británicas celebradas el 8 de junio. La renovada fuerza del viejo socialismo y sindicalismo británicos debería servir de modelo frente a las políticas de austeridad impulsadas por Alemania en la Unión Europea. Ojalá los resultados de Corbyn entierren para muchos años el modelo que se llamó de la Tercera Vía (Blair, Schroeder, González, Hollande y el último Zapatero) incapaz de hacer frente, llegado el momento, a una crisis formidable de los principios socio-liberales que habían aceptado casi sin discusión. Lo que hundió a los partidos socialdemócratas prácticamente en la irrelevancia en muchos países europeos no fue la torpeza de los votantes que se sentían traicionados con razón, sino la incapacidad de sus dirigentes (se llamaran Sigmar Gabriel, Susana Díaz, Manuel Valls o Alfredo Pérez Rubalcaba) para hacer frente a la desregulación y defender lo que constituía lo esencial de su compromiso político: la defensa de los más débiles, a través de políticas públicas financiadas por un sistema tributario solidario y eficaz.

Leer más >>

viernes, 9 de junio de 2017

El auge del nacionalismo económico y el proteccionismo

Este discurso fue pronunciado por Nick Beams, miembro fundador del Partido Socialista por la Igualdad de Australia y secretario nacional entre 1985 y 2015, en el acto en línea del Día Internacional de los Trabajadores del 2017, celebrado el 30 de abril
Ha pasado casi una década desde el inicio de la crisis financiera global del 2008. Desde entonces, todas las contradicciones del modo de producción capitalista que la detonaron se han agudizado.

El análisis realizado por el Comité Internacional de la Cuarta Internacional en ese momento estableció que no fue una simple fluctuación temporal o fin de un ciclo comercial, sino un colapso de todo el sistema capitalista.

Mediante una intervención desesperada —transfiriendo billones de dólares de los bancos centrales al sistema financiero mundial—, las clases gobernantes lograron evitar que el colapso fuese tan grande como la Gran Depresión de los años treinta.

Sin embargo, han sido incapaces de resolver las contradicciones dentro del sistema de ganancias que desencadenaron la debacle financiera. Las medidas que impusieron realmente han exacerbado estas contradicciones.

La causa inmediata de la crisis fue la subida del capital financiero y su acumulación de ganancias de una cúspide a otra, basándose en lo que constituyó un acaparamiento criminal y parasitario de recursos económicos. No obstante, estas mismas prácticas continúan porque la Reserva Federal de Estados Unidos y los principales bancos centrales puso billones de dólares en manos de los especuladores financieros.

jueves, 8 de junio de 2017

India: la gran potencia de en medio

Immanuel Wallerstein, La Jornada

Tengo la impresión de que, de todas las grandes potencias del sistema-mundo contemporáneo, sea cual sea la forma en que definamos gran potencia, India es la que recibe menor atención. Admito que esto ha sido cierto de mi parte, pero es cierto también de la mayoría de los analistas geopolíticos.

¿Por qué ha de ocurrir esto? Después de todo India se está acercando rápidamente al punto donde tendrá la población más grande del mundo. Es respetablemente alta en casi todas las medidas de fortaleza económica y mejora todo el tiempo. Es una potencia nuclear y tiene una de las fuerzas armadas más grandes del mundo.

Es un miembro del G-20, lo que le confiere un certificado de ser una gran potencia. No obstante, no es miembro del G-7, que es un grupo mucho más restringido y mucho más importante. Es uno de los cinco países conocidos como BRICS –Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

Pero el BRICS, la fuerza creciente de las economías emergentes a principios del nuevo siglo, ha resbalado en su significación geopolítica, puesto que sus economías, con excepción de China, se debilitaron repentina y radicalmente desde la decadencia de la economía-mundo posterior a 2008. Es miembro oficial, con China y Rusia, pero también con Pakistán, de la Organización de Cooperación de Shanghai, pero su estructura no parece convertirse en una fuerza importante en la política mundial.

miércoles, 7 de junio de 2017

No se está entendiendo por qué ganó Trump

Vicenç Navarro, Público

En la cobertura mediática del tsunami político que ocurre en EEUU se hace excesivo hincapié sobre la figura de Trump y su idiosincrasia y comportamiento atípico como presidente del país, sin analizar el contexto político que determinó tal elección, lo que hace que no se esté entendiendo por qué ocurrió tal tsunami. Atribuir este hecho –su elección como presidente- predominante a su figura es un error de primera magnitud, pues hay algo mucho más importante que Trump para comprender lo que está pasando en EEUU, y es entender por qué más de sesenta millones de personas votaron por él (casi el 50% de las personas que fueron a votar lo hicieron por él). Y lo que es incluso más importante es entender por qué la gran mayoría de la clase trabajadora blanca, que constituye la mayoría de la clase trabajadora estadounidense, lo votó. En realidad, la clase trabajadora blanca fue el centro de su base electoral. Este es el punto más importante que hay que entender. Sin comprender este hecho, habrá muchos Trumps como presidentes en las próximas décadas en EEUU.

¿Por qué la clase trabajadora votó a Trump?

En primer lugar, tenemos que hacer una aclaración, que es obvia, pero que parece desconocida, ignorada u ocultada en los grandes medios de información. En EEUU (como en todos los países de Europa) hay una clase trabajadora distinta a la clase media. En realidad, hay más estadounidenses que se definen como pertenecientes a la clase trabajadora que a la clase media. Los datos están ahí para aquellos que quieran verlos. Y lo mismo, por cierto, ocurre en la mayoría de países de la Unión Europea, incluyendo España.

Esta clase trabajadora en EEUU ha ido perdiendo capacidad adquisitiva en los últimos treinta años, desde los años ochenta, con la elección del presidente Reagan, que inició las políticas neoliberales que constituían un ataque frontal a la clase trabajadora. Las rentas del trabajo como porcentaje de las rentas totales del país han ido descendiendo, pasando de un 70% de todas las rentas a finales de los años setenta, a un 63% en el año 2012. El enorme endeudamiento de las familias estadounidenses (y el gran crecimiento del sistema crediticio financiero) se basa en este hecho. Este descenso de las rentas del trabajo creó un problema, al disminuir la demanda y el crecimiento económico (puesto que la mayor parte de la demanda procede del consumo originado por las rentas del trabajo). Por otra parte, el crecimiento del sector financiero (que, como acabo de decir, fue también consecuencia del descenso de las rentas del trabajo) y la escasa rentabilidad de las inversiones en el sector productivo de la economía (donde se producen los bienes y servicios) explican que crecieran las inversiones especulativas, creando las burbujas cuya explosión (sobre todo la inmobiliaria) creó la Gran Recesión, consecuencia del comportamiento especulativo del capital, facilitado por las políticas desreguladoras del capital financiero.

El Potus contra el mundo

Alejandro Nadal, La Jornada

El presidente de Estados Unidos (Potus, por sus siglas en inglés) ha decidido retirar a su país del Acuerdo de París sobre Cambio Climático. Al anunciar esta medida presentó datos y razonamientos que son falsos y engañosos. Y aunque el Acuerdo de París es defectuoso, es el único instrumento disponible hoy para tratar de evitar un aumento en la temperatura global que se anuncia catastrófico.

Al comunicar el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París, el Potus mencionó tres razones que son inexactas. La primera es que dicho acuerdo impuso a Estados Unidos serias restricciones que afectan negativamente su competitividad internacional, al tiempo que dejó en libertad a otras economías para proseguir sus políticas sin limitación alguna. La segunda es que también obliga a Estados Unidos a entregar decenas de miles de millones de dólares para el llamado Fondo verde para el clima. Y la tercera es que el Acuerdo de París sólo permitiría reducir la temperatura en dos décimas de un grado centígrado, lo que a decir del Potus es una cantidad insignificante.

El Potus sostiene que al amparo del Acuerdo de París, China e India tienen permitido construir cientos de plantas termoeléctricas de carbón para los próximos años, mientras que a Estados Unidos le está prohibido erigir nuevas plantas de ese tipo. Eso es falso. El Acuerdo está basado en compromisos voluntarios de reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero. Esos compromisos están determinados independientemente por cada país y no son vinculantes. Los países signatarios pueden utilizar la combinación de fuentes energéticas que quieran, siempre y cuando dicho perfil energético les permita cumplir sus compromisos de reducción de emisiones totales de gases invernadero, y en particular, de dióxido de carbono (CO2). Así que Estados Unidos también puede incluir nuevas termoeléctricas de carbón en su plataforma energética.

martes, 6 de junio de 2017

Venezuela necesita mediación honesta, no injerencia de la OEA

Mark Weisbrot, Ultimas Noticias

La OEA no tiene papel positivo alguno que desempeñar en la resolución de la crisis política en Venezuela, del mismo modo que tampoco lo tendrían el senador Marco Rubio u otros políticos del estado de Florida que buscan un cambio de régimen en ese país. A estas alturas debiera quedarle claro a cualquier observador informado que la organización es hoy día un instrumento de quienes simplemente procuran apoyarse en la crisis actual para derrocar al Gobierno venezolano.

Lo afirmo sin exageración ni hipérbole. Aquellas personas que quieran evitar la escalada de violencia o una guerra civil en Venezuela no deben imaginarse lo contrario, independientemente de cuánto odien al actual gobierno o deseen ver a la oposición en el poder. Debieran abstenerse de apoyar la iniciativa de la OEA, tan descaradamente ilegítima, malintencionada y peligrosa.

En los círculos aburbujados de Washington, los grandes medios de comunicación y el Gobierno de Estados Unidos pretenden ser los árbitros finales de la legitimidad política. Dado que dichos actores y sus aliados están dispuestos a aparentar que la OEA es actualmente neutral, ciertas personas bien intencionadas tal vez también quieran asumir que de hecho sea así. Podrán imaginarse que una intervención como la reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la OEA celebrada el 31 de mayo, a pesar de estar controlada por actores partidistas, aumentaría la presión sobre el Gobierno venezolano para motivarlo a negociar.

Macri convierte a la Argentina en el país que más deuda contrajo en los últimos 18 meses


El Estado argentino emitió deuda en 2016 por 22.351 millones de dólares y en lo que va de este año ya lleva sumados otros 23.600 millones, lo que arroja un total de 45.951 millones sólo entre títulos públicos y letras en dólares. En total, emitió una deuda 263% superior a la del país emergente que sigue en la lista: Arabia Saudita.

A esa cifra, deben sumarse otros 17.274 millones de dólares también emitidos por el Estado Nacional, pero en moneda local, 10.381 millones de dólares de las provincias, que tiene como garante al Estado Nacional, y 8366 millones de dólares de empresas privadas, lo que arroja un total de 81.972 millones.

Estos alarmantes números se desprenden del último informe del Observatorio de la Deuda Externa de la UMET, quien señala que el sobreendeudamiento público no es sostenible en el tiempo, sobre todo si la economía sigue estancada y se continúa otorgando reducciones impositivas a sectores con capacidad de pago a través de la eliminación de retenciones agropecuarias y mineras y la reducción del impuesto a las Ganancias y a los Bienes Personales.

lunes, 5 de junio de 2017

Siete países rompen relaciones diplomáticas con Qatar por “apoyar al terrorismo”


Bahréin, Arabia Saudí, Egipto, Yemen, Libia, Maldivas y Emiratos Arabes Unidos anunciaron que rompen relaciones diplomáticas con Catar por su presunto «apoyo al terrorismo», que habría hecho peligrar la seguridad y estabilidad interna de estos países árabes. ¿Qué está detrás de esta crítica medida de grandes gigantes árabes como Arabia Saudí y Egipto contra esta pequeña monarquía del Golfo?

El tradicional apoyo de Catar a la cofradía de los Hermanos Musulmanes, grupo islamista político que ha sido declarado ilegal en Arabia Saudí y Emiratos Árabes por oponerse a las respectivas monarquías hereditarias, ha sido en los últimos años permanente fuente de tensión entre estos aliados regionales. Tras la asonada militar en 2013 contra el presidente islamista Mohamed Morsi en Egipto y la posterior persecución contra los partidarios del grupo, el Gobierno de Abdelfatah Al Sisi declaró «grupo terrorista» a la Hermandad Musulmana, ahondando aún más su enfrentamiento político con Catar.

Ya en 2014, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin retiraron sus embajadores en Catar por su apoyo a este grupo islamista. Aunque esta crisis diplomática pareció solventarse meses después con el regreso de los embajadores y la expulsión de Catar de algunos miembros de los Hermanos Musulmanes acogidos en el reino árabe, la tensión entre estos países ha continuado: en su comunicado de la mañana del lunes anunciando el cese de relaciones con Catar, Egipto ha insistido en la «línea de acción anti-egipcia» del pequeño reino del Golfo, una campaña «en apoyo del terrorismo». Arabia Saudí también se ha referido al apoyo de Catar a «grupos terroristas entre ellos los Hermanos Musulmanes».

Pese al primer fuerte apoyo público al depuesto Mohamed Morsi, en los últimos años Catar ha intentado moderar su discurso pro-Hermanos Musulmanes y ha negado en repetidas ocasiones su financiación de otros grupos extremistas. Sin embargo, Catar sigue contándose entre los principales financiadores del grupo palestino Hamás, y algunos de sus líderes permanecen exiliados en el país, pese a las «presiones externas» (saudíes y de otros países del Golfo) que habría estado recibiendo el reino catarí para expulsarlos.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin