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miércoles, 17 de enero de 2018

Teoría macroeconómica: la bisagra y la hegemonía neoclásica

Alejandro Nadal, La Jornada

En los años anteriores a la crisis financiera de 2008 parecía existir un consenso entre los economistas de las más prestigiadas universidades y oficinas de gobierno. Eran los años de la llamada Gran Moderación, frase acuñada por Alan Greenspan para denotar la época en que por fin las crisis habían sido vencidas.

El consenso giraba alrededor de un edificio teórico derivado del monetarismo y de una clase de modelos macroeconómicos que conforman la llamada Nueva Macroeconomía Clásica. Sus dogmas los conocemos de sobra: estabilidad y eficiencia de los mercados. El predominio de esta construcción de teoría macroeconómica clásica excluía la posibilidad de una nueva crisis. Era como si Keynes y sus lecciones sobre la inestabilidad intrínseca de cualquier economía capitalista nunca hubieran existido. Los economistas que mantenían posturas distintas pasaron al rincón de los heterodoxos y fueron sistemáticamente marginados.

Pero al detonar la crisis de 2008 los responsables de la política macroeconómica en Estados Unidos rápidamente adoptaron posturas basadas en los principios keynesianos y, en especial, en los relacionados con el empleo de la política fiscal para rescatar el sistema bancario y contrarrestar la caída en la demanda agregada. La aplicación de un fuerte estímulo fiscal para salvar a los bancos y reactivar la economía fue el curso de acción utilizado en Estados Unidos entre los años 2008 y 2010. En Europa, la política fiscal también jugó un papel importante para auxiliar a las instituciones financieras que se encontraron en dificultades después del colapso del banco de inversión Lehman Brothers (septiembre 2008) y algo menos para apuntalar la demanda agregada en la economía real.

miércoles, 3 de enero de 2018

33 tesis para una reforma de la disciplina de la economía

Rethinking Economics –New Weather Institute 29/12/2017

Introducción

Estas 33 Tesis, elaboradas por estudiantes, economistas y académicos reunidos por Rethinking Economics y el New Weather Institute, respaldadas por importantes economistas y dirigentes políticos, como la parlamentaria británica Caroline Lucas, resumen una detallada crítica de la corriente principal de la disciplina de la economía.

Economistas de renombre como Mariana Mazzucato, Kate Raworth, Steve Keen, junto a Sally Svenlen, estudiante de Rethinking Economics, tomaron parte en un acto presidido por Larry Elliott, jefe de la sección de Economía de The Guardian, en el que se debatieron las 33 tesis, junto a la petición de reformas.

El acto tuvo lugar el martes, 12 de diciembre, en el University College de Londres y a su término los participantes, público y estudiantes se encaminaron a las puertas de la London School of Economics donde dejaron fijadas sus Tesis y exigieron esa Reforma.

Caroline Lucas, diputada y dirigente del Partido Verde [del Reino Unido], “Rethinking Economics tiene toda la razón al afirmar que una disciplina económica mejor no sólo es posible sino esencial. Durante un tiempo ya excesivo, la corriente principal de la política ha rendido culto al altar de la economía neoliberal, como si fuera la única manera de hacer las cosas. Ese enfoque con anteojeras está claramente equivocado y es magnífico que Rethinking Economics esté ampliando el debate y vaya aportando ideas novedosas”.

jueves, 14 de septiembre de 2017

Marx y ‘El Capital’ en el Siglo XXI

Eddy Sanchez, Público

El 14 de septiembre se cumplen 150 años de la primera edición del Libro I de El Capital, y en ese contexto, se están desarrollando innumerables iniciativas sociales y académicas dedicadas a debatir sobre la vigencia de dicha obra, como la que va a tener lugar ese mismo día en el marco de la Fundación de Investigaciones Marxistas (FIM) en Madrid.

Dichas actividades han sido una constante a lo largo del año en varios países, lo que en opinión del filósofo argentino Enrique Dussel, hacen de este aniversario una de las celebraciones más importantes de 2017, junto al Centenario de la Revolución de Octubre y los 500 años de la Reforma luterana.

De la lectura y estudio de El Capital, se puede destacar lo extremo de las valoraciones que suscita, lo que nos sugiere algo acerca de la naturaleza de esta obra. El filósofo español Manuel Sacristán diferenciaba, por un lado, a los grandes autores que no pueden permitirse, por su personalidad científica, una defensa directa del capitalismo a través de un ataque grosero del libro de Marx, y por otra aquellos, que dada su posición de clase, pueden dejar de hacer una defensa indirecta de ese orden por medio de una pormenorizada justificación de la idea de la caducidad del Capital.

Como acompañando a los anteriores, continua Sacristán, “podemos encontrar a aquellos que ven en El Capital un método de estudio científico y riguroso de interpretación del pasado”, método que coincide con análisis de “futuro”, sobre la acción política de cara a la construcción de otro tipo de sociedad. Según esta visión de la obra de Marx, la conclusión es clara: El Capital ha caducado como análisis de la realidad capitalista; más cuando la ciencia económica ha conseguido formas de teoría pura –matemáticas, estadística, física- neutrales de toda intención política y programática; siendo al obra de Marx anterior a este nivel teórico, lo cual hace a El Capital obsoleto.

miércoles, 16 de agosto de 2017

La recurrencia e intensidad de las crisis financieras

Roberto Machado, El Gran Angular

De las doce mayores crisis financieras en el mundo de las que se tiene registro, desde el fin de la burbuja de los tulipanes holandeses en 1636, hasta la crisis financiera internacional de 2008-2009, ocho corresponden a la era del capitalismo neoliberal. La mayor recurrencia e intensidad de las crisis financieras propiciadas por el neoliberalismo en el mundo es el resultado directo de la desregulación financiera, del libre movimiento internacional de capitales y del predominio del sector financiero por sobre el sector real de la economía (“financierismo”), que generan grandes ganancias especulativas privadas cuando las cosas van bien, que súbitamente se transforman en pérdidas gigantescas que acaban socializándose cuando las cosas van mal. Este es un rasgo esencial del capitalismo neoliberal. El otro es la creciente concentración del ingreso y la riqueza.

Las crisis financieras suelen tener cuatro fases[1]:

1. Primera (Inicio de la burbuja). Algún acontecimiento genera el surgimiento de una burbuja en el mercado de activos financieros (acciones, bonos, títulos de deuda, fondos mutuos, activos derivados, etc.) o bienes raíces (inmuebles en general). Una burbuja implica una dinámica insostenible en el crecimiento de los precios.

2. Segunda (Manía). Los bancos privados inflan la burbuja otorgando créditos masivamente, con lo que sobreviene una ola de sobre-optimismo y profecías auto-cumplidas: como todos creen que los precios de los activos financieros o bienes raíces seguirán subiendo, todos salen a comprar, con lo que efectivamente estos precios siguen subiendo, y la economía sigue creciendo. Los especuladores se llenan de plata.

jueves, 1 de junio de 2017

El retorno de Karl Marx para entender lo que está pasando en el capitalismo avanzado

Vicenç Navarro, Público

En una de las columnas más conocidas del semanario The Economist, la columna Bagehot (a cargo de Adrian Wooldridge), se acaba de publicar un artículo en su número del 13 de mayo que sería impensable que apareciera en las páginas de cualquier revista económica de España de semejante orientación liberal a la que tiene tal semanario. En realidad, no solo en cualquier revista económica, sino en cualquiera de los mayores medios de información de este país (incluyendo Catalunya) tal tipo de artículo nunca podría haberse publicado.

Bajo el título El momento marxista, y el subtítulo Los laboristas llevan razón: Karl Marx tiene mucho que enseñar a los políticos de hoy en día, la columna Bagehot analiza el debate existente entre el dirigente del Partido Laborista del Reino Unido, el Sr. Jeremy Corbyn, y su ministro de Economía y Hacienda en la sombra, el Sr. John McDonnell, por un lado, y los dirigentes del Partido Conservador así como los rotativos conservadores Daily Telegraph y Daily Mail , por el otro. Definir tal intercambio como debate es, sin embargo, excesivamente generoso por parte de la columna Bagehot, pues la respuesta de los rotativos conservadores y de los dirigentes conservadores a los dirigentes laboristas es una burda, grosera e ignorante demonización de Marx y del marxismo, confundiendo marxismo con estalinismo, cosa que también se hace constantemente en los mayores medios de comunicación españoles, en su mayoría también de orientación conservadora o neoliberal.

Los aciertos de Marx según Bagehot, de The Economist

Una vez descartados los argumentos de la derecha británica, la columna Bagehot pasa a discutir lo que considera las grandes profecías de Karl Marx (y así las define) para entender lo que está ocurriendo hoy en el mundo capitalista desarrollado, señalando que muchas de sus predicciones han resultado ser ciertas. Entre ellas señala que:

miércoles, 17 de mayo de 2017

El Bundesbank desenmascara la teoría neoliberal

Alejandro Nadal, La Jornada

La teoría económica convencional ha sido expuesta una vez más como un gran depósito de fantasías. Sólo que esta vez la tarea de correr el velo de mentiras le correspondió nada más y nada menos que al banco central de Alemania, el Deutsche Bundesbank.

En su informe del mes de abril pasado, el Bundesbank comenta que a pesar de la política monetaria expansiva aplicada por el Banco Central Europeo (BCE) en respuesta a la crisis económica y financiera, la masa monetaria amplia, conocida en la jerga del mundo bancario como M3, sólo creció moderadamente en 2015 y 2016. Habría que añadir que entre 2009 y 2014 el crecimiento de esta medida de masa monetaria en circulación fue insignificante.

Esto significa que la inyección de liquidez que realizó el BCE para reactivar el crédito bancario a través de su política de tasa de interés cero no ha servido para reactivar el crédito bancario hacia la economía real. Recordemos que el BCE presta a los bancos a una tasa de cero por ciento y les cobra apenas 0.4 por ciento por el exceso de sus reservas. Además, el BCE ha aplicado a partir de 2012 una política de operaciones de financiamiento de largo plazo, compra de activos y operaciones monetarias en el mercado secundario. Como resultado de esta combinación de políticas las reservas de los bancos en la eurozona han crecido de manera importante. Pero todo esto simple y sencillamente no se ha traducido en una expansión del crédito bancario, como lo revela el débil crecimiento del agregado monetario M3.

jueves, 13 de abril de 2017

La crisis de los expertos económicos

Andy Robinson, La Vanguardia

“Coinciden los expertos económicos”. Es una de las frases predilectas de los periodistas que escribimos artículos como este. Y, últimamente, los expertos coinciden en algo un poco inquietante. Al menos para ellos: nadie les hace caso.

Ocurrió con el brexit cuando el 52% de los votantes británicos optaron por salir de la UE pese a que sólo 1 de cada 22 economistas entrevistados en un sondeo del dominical The Observer apoyó la salida. Asimismo, el programa de Donald Trump fue calificado por la mayoría de los economistas como peligrosamente proteccionista y económicamente analfabeto. Pero Trump ya está instalado en la Casa Blanca.

Los expertos pierden su influencia y el establishment económico y político advierte sobre una ola alarmante de populismo. Pero, para los jóvenes autores del nuevo libro Econocracy: el peligro de dejar a los expertos (Manchester University Press, 2017), el problema estriba en la desconexión radical entre una ciudadanía, que ni tan siquiera entiende el lenguaje elemental de la economía, y una tecnocracia formada en facultades que sólo enseñan un esotérico pensamiento único. En concreto, las teorías de la escuela neoclásica, un modelo económico que, pese a estar escondido en una densa niebla de ecuaciones algébricas, es tan ideológico como cualquier otro.

lunes, 3 de abril de 2017

Como los banqueros se convirtieron en los mayores explotadores. Entrevista a Michael Hudson

Michael Hudson, Sin Permiso

Adam Simpson, editor de The Next System Proyect, se sentó con el economista e historiador económico Michael Hudson para discutir sobre viejos y nuevos prejuicios económicos. Michael Hudson es Profesor de Investigación de Economía de la Universidad de Missouri, Kansas City, y un prolífico escritor sobre la economía global y las prácticas financieras predatorias. Entre sus últimos libros se encuentran Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Bondage to Ensure the Global Economy (Matar al anfitrión: cómo los parásitos financieros y la servidumbre por deudas sostienen la economía global) y su continuación J is for Junk Economics (B es por economía basura).

Adam Simpson: Michael, estoy muy contento de hablar contigo hoy. En primer lugar, quiero conocer un poco más sobre ti, antes de sumergirnos en tu nuevo libro. He oído que te calificas de economista heterodoxo. ¿Qué significa eso? ¿Cómo te convertiste en heterodoxo?

Michael Hudson: “heterodoxo” es un término acuñado recientemente, principalmente por la Universidad de Missouri en Kansas City, donde soy profesor junto con Randall Wray y Stephanie Kelton y otros miembros de la escuela de la Teoría Monetaria Moderna (MMT). El término significa simplemente que no seguimos la teoría económica convencional. Básicamente somos economistas clásicos. Hacemos lo que la economía clásica solía hacer, que es distinguir entre los ingresos del trabajo y otros no laborales. Y entre trabajo productivo e improductivo. Y vemos que los bancos crean crédito, que los gobiernos podrían crear con la misma facilidad, con objetivos sociales y económicos más productivos. Creemos que los déficits presupuestarios son una forma de proporcionar a la economía dinero para impulsar el crecimiento. Por eso nos llama Stephanie “búhos del déficit” en contraposición a los “halcones del déficit” republicanos y clintonitas, que prefieren que sean los bancos comerciales los que proporcionen el crédito que necesita la economía.

Analizamos como la economía, bienes, servicios y mano de obra, existe dentro del contexto de la riqueza, y los activos y la deuda. Así es como la gente veía la economía antes de la reacción anti-clásica en la década de 1890. Estudiamos cómo la propiedad de la tierra, los bancos y el crédito determinan el marco dentro del cual funciona la economía, a interés.

Así que somos economistas clásicos. Hyman Minsky fue el principal teórico monetario moderno. Heterodoxo significa que en gran medida sus ideas vienen de Marx. Se puede decir que la economía política clásica llegó a su conclusión lógica con Marx. El Capital fue la última gran obra de la economía clásica, y explicó cual era su lógica. Marx demostró que el capitalismo en sí era revolucionario. El capitalismo es un sistema en continua autotransformación. Y por lo tanto estudiamos cómo cambia la economía, no cómo podría alcanzar un punto de equilibrio sin cambio político. Se desarrolla, en lo que Marx llamó las leyes del movimiento. Así que estamos recuperando la política en lo que solía ser economía política, antes de que la “política” fuese echada por la borda hace un siglo y evolucionase hacia la visión unilateral y sesgada actual de la “economía”.

domingo, 19 de marzo de 2017

¿Qué es la Productividad Marginal del Capital?

Francisco José Bustos Serrano, El Captor

La productividad marginal del capital es uno de los conceptos básicos en materia de economía. Mi intención es resaltar las posibles relaciones que existen entre dicho término y las burbujas financieras que hemos vivido recientemente. Para entender el concepto de productividad marginal del capital hay que referirse primero al de productividad marginal.

La productividad marginal es la variación en la cantidad producida de un bien al aumentar en una unidad adicional un factor de producción, permaneciendo constante la utilización de los restantes factores.

Por ejemplo, al contratar a un empleado, un empresario produce 500. Si contrata a otro empleado y produce 1.000, la productividad marginal será de 500, pues es lo que aumenta la producción al aumentar el factor de producción en un empleado.

La productividad marginal puede ser creciente o decreciente. Si al contratar a ese empleado adicional la producción aumenta en 600, la productividad marginal será creciente pues a un incremento de una unidad en el factor de producción se aumenta más proporcionalmente la producción. Si el incremento de la producción fuera de 400 la productividad marginal sería decreciente.

miércoles, 8 de marzo de 2017

La NAIRU se resiste a morir

Alejandro Nadal, La Jornada

En 1958 el economista William Phillips pensó haber descubierto una estrecha relación entre la inflación y el desempleo. Examinando los datos de la economía inglesa para el periodo 1861-1957, encontró que en los periodos de alta inflación, el desempleo era bajo y que en los años en los que los precios se reducían, el desempleo aumentaba. En una gráfica con los datos ingleses la relación trazaba una curva con pendiente negativa: había nacido la famosa ‘curva de Phillips’. Esta relación inversa tuvo enormes repercusiones en la forma de concebir la política y la teoría macroeconómica.

Para los economistas que por esos años se reclamaban la herencia de John Maynard Keynes la curva de Phillips se presentó como un resultado interesante. La política macroeconómica podía reducir el desempleo, pero a costa de aumentar la inflación. O a la inversa: se podía contrarrestar la inflación pero sólo si se aumentaba el desempleo. Para estos autores keynesianos la conclusión era inmediata: una política macroeconómica activa era importante, si bien los gobiernos tendrían que escoger de manera cuidadosa sus objetivos.

La explicación de la relación inversa entre desempleo e inflación parece sencilla. Al reducirse el desempleo los trabajadores gozan de mayor poder en las negociaciones salariales y tienen más opciones para buscar empleos alternativos. Los empresarios trasladarían a los consumidores el incremento del costo laboral, con lo cual aumentaría la inflación.

martes, 28 de febrero de 2017

El problema de la macroeconomía

Los modelos macroeconómicos actuales emplean hipótesis de identidad increíbles para llegar a conclusiones desconcertantes
Portada de la revista Time dedicada a Marx, febrero 1948

Paul Romer, CTXT

Desde hace más de tres décadas, la macroeconomía está yendo marcha atrás. Su actual tratamiento no es más creíble que el que existía en la década de los setenta, aunque nadie lo pone en duda porque es más opaco. Los teóricos de la macroeconomía rechazan hechos probados fingiendo una ignorancia obtusa sobre afirmaciones tan simples como "las políticas monetarias estrictas pueden provocar una recesión". Sus modelos atribuyen las fluctuaciones de los valores a fuerzas causales imaginarias sobre las que no influye la acción de ninguna persona.

Lee Smolin comienza Las dudas de la física en el siglo XXI señalando que su carrera abarcó el último cuarto de siglo en la historia de la física, periodo en el que este campo no realizó ningún progreso en cuanto a la resolución de sus problemas fundamentales. El problema de la macroeconomía es todavía peor, puesto que yo he sido testigo de más de tres décadas de regresión intelectual.

Los modelos macroeconómicos actuales emplean hipótesis increíbles para llegar a conclusiones desconcertantes. Los macroeconomistas se acomodaron a la idea de que las fluctuaciones de los agregados económicos estaban causadas por una conmoción imaginaria, en lugar de por acciones de las personas.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Mensaje a las elites: reformen el sistema ahora, o se lo reformarán los populistas

Wolfgang Münchau, Sin Permiso

Una cosa es decir, como algunos hemos dicho, que las elites liberales occidentales deberían dejar de doblar la apuesta frente a la amenaza populista. Pero, más allá de eso, ¿qué deberían hacer?

Yo empezaría por una reconsideración de la gobernanza macroeconómica: desde los bancos centrales independientes y los objetivos de inflación hasta los mercados financieros desregulados y los objetivos de la política fiscal. Dicho sencillamente: si nosotros, el establishment liberal, fracasamos en eso, los populistas nos lo harán.

Una Marine Le Pen presidenta, por ejemplo, podría sacar a Francia de la Eurozona y dar instrucciones a su banco central para financiar los gastos de su gobierno.

Pero también necesitamos recapacitar más profundamente sobre los arraigados vínculos entre nuestras instituciones, las reglas con las que operan y la teoría macroeconómica prevalente. Buena parte de lo que ahora creemos normal fue establecido bastante recientemente. Los bancos centrales no siempre fueron independientes. Los objetivos directos de inflación son ahora comunes, pero eran desconocidos antes de 1990. Los objetivos a medio plazo en la política fiscal son también una invención moderna, como lo son los consejos fiscales. Tras esas instituciones, tras esas políticas, hay una fundamentación teórica: la macroeconomía neokeynesiana. El propio John Maynard Keynes, con toda probabilidad, consideraría a sus propugnadores promedio como “economistas difuntos”.

jueves, 18 de agosto de 2016

Sí que hay alternativas al determinismo económico y/o tecnológico

Vicenç Navarro, Público

Uno de los posicionamientos más extendidos en la cultura política y económica del país es que la globalización de la economía a nivel mundial ha hecho imposible llevar a cabo políticas a nivel del Estado-nación, y muy en particular aquellas que están encaminadas a mejorar la calidad de vida de las clases populares que, por cierto, constituyen la mayoría de la población en cada Estado-nación. La famosa frase de que “no hay alternativas” se convierte en un muro frente a cualquier intento de cambio. De esta manera, el desmantelamiento de los servicios públicos del Estado del Bienestar y el descenso de los salarios y de la estabilidad laboral, con el consiguiente deterioro del estándar de vida de la mayoría de la gente, se presentan como inevitables e inalterables. Por desgracia, un número creciente de movimientos sociales y partidos políticos progresistas están también aceptando esta interpretación de la realidad, concluyendo que, a no ser que haya un cambio global (bien sea de la Eurozona, o de la Unión Europea, o del mundo capitalista), es poco lo que se puede hacer para cambiar tales políticas.

En otras ocasiones, este determinismo económico es sustituido o complementado por otro determinismo, este de carácter tecnológico, que asume que los cambios tecnológicos son los que están configurando nuestras sociedades, sin que podamos hacer mucho para cambiarlo. Así se asume –contra toda evidencia empírica existente- que los avances tecnológicos en la automatización del trabajo están destruyendo puestos de trabajo, abocándonos a un futuro sin puestos de trabajo.

miércoles, 27 de julio de 2016

Hayek versus Keynes: el debate del siglo


Alejandro Nadal, La Jornada

Al comenzar la década de 1930 la economía mundial se encontraba sumida en la crisis más profunda de su historia. La gran obra de John Maynard Keynes sobre la inestabilidad de las economías capitalistas estaba en gestación. La trayectoria intelectual que seguiría este economista se vería atravesada por una controversia que muchos han calificado como el debate del siglo. La relevancia de esta polémica en el contexto actual no puede ser ignorada.

Las líneas divisorias que hoy cruzan el pensamiento económico le deben mucho a ese debate. Por ejemplo, el análisis sobre el papel del Estado y la política en la gestión económica depende de manera esencial de aquella polémica.

En esencia, el paisaje del campo de batalla quedó claramente definido desde las primeras escaramuzas entre Hayek y Keynes. Por un lado, encontramos la creencia en la existencia de fuerzas estabilizadoras en los mercados. Por el otro, nos topamos con un esfuerzo analítico centrado en la inestabilidad intrínseca de las economías capitalistas. Pero nos estamos adelantando. Vamos por partes.

miércoles, 13 de julio de 2016

De economistas y oráculos

Alejandro Nadal, La Jornada

Los economistas fueron durante mucho tiempo algo parecido a los oráculos en la antigua Delfos. Sus consejos sobre política económica eran mensajes de los dioses: sagrados anuncios de eventos que el destino había marcado. De no seguirse las recetas de política económica que recomendaban, las consecuencias serían funestas. Sus anuncios parecían desplegarse como si fueran fruto del contacto directo con los dioses.

Muy poca gente discutía la veracidad de su contenido. Y en la disciplina misma, sólo una minoría seguía el derrotero de la crítica y del trabajo analítico serio para abordar las preguntas más urgentes y relevantes. A ese grupo minoritario se le castigaba con el ostracismo y con la marginación.

Hoy la imagen de los economistas se ha empañado y la credibilidad en sus oráculos esotéricos se ha perdido. Su desprestigio ha ido en aumento. Las causas y la evolución de la crisis financiera global no han sido entendidas por los más connotados economistas del mundo. Hoy algunos de estos guardianes del templo presagian una nueva etapa de estancamiento secular. Pero al igual que los oráculos sibilinos, el misterio rodea sus augurios y se desconocen las raíces de esta nueva etapa en el desarrollo del capitalismo mundial.

jueves, 9 de junio de 2016

El fracaso de las recetas de la economía convencional


Nuria Alonso, Público.es

Sin duda la ortodoxia liberal es, y ha sido, absolutamente eficaz en la creación de una terminología eufemística y aséptica para denominar medidas, situaciones o políticas que suponen de una u otra forma el empeoramiento de las condiciones de vida y empleo de muchas personas y el enriquecimiento de otras. Claros ejemplos los tenemos en los términos, ya de uso común, como flexibilización, desregulación, liberalización, consolidación fiscal, moderación salarial, reformas estructurales y, por supuesto, austeridad y austeridad expansiva…

En el caso concreto del término austeridad, las connotaciones positivas de rigor y moderación frente al despilfarro han enmascarado reducciones del gasto público, que en la práctica han supuesto la desaparición o la degradación de servicios públicos esenciales para garantizar un mínimo nivel de vida de la población –protección social, prestación por desempleo, sanidad, etc.- o han puesto freno a la capacidad de desarrollo económico –congelación del presupuesto en educación o I+D-. Un foco esencial de la austeridad es la “devaluación competitiva”, basada en la bajada de salarios, abaratamiento del despido y precarización del empleo. Otra consecuencia, que a su vez es toda una declaración de intenciones políticas, es asumir el empobrecimiento y aumento de la desigualdad económica como un elemento estructural, puesto que el diseño de las políticas protege las posiciones financieras de las rentas altas, en perjuicio de la calidad de vida de las rentas medias y bajas. El capitalismo financiero se ha quitado la careta, haciendo patente la disparidad de poder económico e influencia en las instituciones de las diferentes clases sociales. Lo más curioso es que se sigue insistiendo en la teoría de la “austeridad expansiva” con este escenario de estrangulamiento económico resultado de una demanda deprimida por las reducciones salariales y ausencia de un presupuesto público de estabilización; algo así como el milagro de los panes y los peces trasladado a la recuperación económica de la eurozona.

miércoles, 4 de mayo de 2016

Raíces de la crisis y de la gran recesión

Alejandro Nadal, La Jornada

En un artículo reciente, el economista en jefe del Fondo Monetario Internacional, Maurice Obstfeld, confiesa que el panorama económico global le parece difícil de entender. El funcionario examina las causas y efectos del colapso en los precios del petróleo y pregunta: ¿por qué los bajos precios del crudo no han sido un estímulo para la economía mundial? Su respuesta y análisis son evidencia de los limitados alcances de la teoría económica convencional para entender la crisis y la dinámica macroeconómica del capitalismo contemporáneo.

A partir de junio del 2014 el precio de petróleo sufrió una caída de más de 60 por ciento (unos 70 dólares estadounidenses). Pero en ese lapso se siguió frenando el crecimiento de las principales economías del planeta. Obstfeld señala que esa combinación (precios de crudo a la baja y estancamiento) ha confundido a los economistas del FMI.

En el pasado los cambios bruscos en el precio del crudo siempre han tenido efectos contracíclicos: cuando hay incrementos en esos precios, el crecimiento se frena y viceversa. Según Obstfeld los precios bajos debieran conducir a menores costos de producción y mayores niveles de actividad, mayor contratación de fuerza de trabajo y menor inflación. Lo que sucede es que los economistas del FMI se quedaron con las explicaciones superficiales de la estanflación, es decir, de la coexistencia de estancamiento con inflación, que marcó la década de los años 1970. La tesis estándar sobre aquél episodio es que los altos precios del crudo se tradujeron en altos costos de producción, reducción del nivel de actividad y altos precios para cubrir los costos crecientes.

domingo, 17 de abril de 2016

¿Qué hay de malo con las tasas de interés negativas?


Joseph Stiglitz, Project Syndicate

A principios de enero escribí que las condiciones económicas este año iban a ser tan débiles como las del 2015, que fue el peor año desde la crisis financiera mundial del 2008. Y, tal como ya ha ocurrido en varias ocasiones durante la última década, después de transcurridos unos pocos meses del año, los pronósticos más optimistas realizados por otros están siendo corregidos a la baja.

El problema subyacente – que ha plagado la economía mundial desde la crisis, pero que se ha empeorado ligeramente – es la falta de demanda agregada global. Ahora, en respuesta a ello, el Banco Central Europeo (BCE) ha intensificado su estímulo y se ha unido al Banco de Japón y a un par de otros bancos centrales en sus esfuerzos por mostrar que el “límite inferior cero” – es decir, la incapacidad de las tasas de interés de convertirse en negativas – es un límite que sólo está presente en la imaginación de los economistas convencionales.

sábado, 27 de febrero de 2016

La teoría general de Keynes a sus 80 años

Robert Skidelsky, Project Syndicate

En 1935, John Maynard Keynes escribió a George Bernard Shaw: “Creo estar escribiendo un libro sobre teoría económica que revolucionará en gran medida – supongo que no enseguida, pero sí en el curso de los próximos diez años – el modo de pensar del mundo acerca de los problemas económicos”. Y, de hecho, la obra más destacada de Keynes, La teoría general del empleo, el interés y el dinero, publicada en febrero de 1936, transformó la economía y la formulación de políticas económicas. Ochenta años más tarde planteo la siguiente pregunta: ¿Se mantiene aún viva la teoría de Keynes?

Dos elementos del legado de Keynes parecen estar asegurados. En primer lugar, Keynes inventó la macroeconomía – la teoría de la producción en su conjunto. Denominó a su teoría con la palabra “general” para distinguirla de la teoría pre-keynesiana, que asumía un nivel único de producción – el pleno empleo.

Al mostrar cómo la economía podría permanecer atrapada en un equilibrio de “subempleo”, Keynes desafió la idea central de la economía ortodoxa de su tiempo: que indicaba que los mercados de todas las materias primas, incluyéndose entre ellas a la mano de obra, se equilibran de forma simultánea y automática mediante los precios. Además, el desafío planteado por Keynes implicó una nueva dimensión para la formulación de políticas: los gobiernos pueden tener la necesidad de incurrir en déficits para mantener el pleno empleo.

sábado, 9 de enero de 2016

Lo que depara el capitalismo para el futuro

Manuel Yepe, WordPress

Economistas estadounidenses de diversa orientación política han estado opinando en estos días acerca del nuevo libro de Robert Reich titulado Salvando al capitalismo: para los muchos, no para los pocos, presentado en la Revista de Libros de Nueva York el 17 de diciembre de 2015.

Para Paul Krugman fue gratificante constatar la sinceridad descarnada que expresa el título de libro de Reich porque “salvar el capitalismo” implica que el capitalismo está contra las cuerdas, o sea, en peligro de extinción, “consideración en la que creo, saludo y comparto”. El marxista Zoltan Zigedy señala que Robert Reich, Paul Krugman y Joseph Stiglitz comparten altos logros en la economía académica y constituyen un triunvirato intelectual no marxista bien informando. Aunque ellos no estén de acuerdo en todo, comparten un conjunto básico de creencias en la viabilidad del capitalismo y su necesidad de reforma. No obstante es raro ver a algunos sugiriendo manifiestamente la urgencia de salvar el orden burgués.

La urgencia deriva del espectacular aumento de la desigualdad económica en los principales países capitalistas, particularmente en Estados Unidos. Krugman confiesa que la desigualdad era una cuestión que Reich y él “empezaron a tomar en serio” ya hace veinticinco años. “Pero creo que es justo decir que no tomamos en serio ese crecimiento de la desigualdad como una característica estructural del capitalismo hasta que apareció el importante trabajo de Thomas Piketty hace dos años”.

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