“Nos estamos jugando el modelo de sociedad para las próximas décadas. Porque en este mundo en llamas, el conflicto de fondo es aquel que enfrenta al capital contra la vida, a los intereses privados contra los bienes comunes, a las mercancías contra los derechos”
Miguel Urbán Crespo
Eurodiputado 2015-2024
Alberto Acosta, La Línea de Fuego
Todo indica que entramos más y más en un nuevo y complejo período en la historia de la humanidad. Instituciones internacionales de la postguerra como Naciones Unidas, creadas para asegurar la Paz e impulsar “el desarrollo”, estableciendo normas económicas para intentar alentar relaciones fluidas entre los países, están seriamente debilitadas.
Los principios que sustentaban el modelo de democracia inspirados en la fantasía del “sueño americano” se desvanecen a pasos acelerados. La expulsión de un grupo de ciudadanos venezolanos, para confinarlos en una cárcel en El Salvador, atropellando una decisión judicial, es solo una de tantas muestras de la crueldad cada vez más arraigada en la política de los EEUU y de otras partes del planeta. Se trata de “una crueldad bien afinada”, ejercida contra migrantes y refugiados, como reclamaba un líder regional de Alternativa para Alemania (AfD), partido de extrema derecha catapultado al segundo lugar en las recientes elecciones.
Los derechos alcanzados en largas jornadas de lucha son atacados sistemáticamente a nivel global, desde posiciones cargadas de resentimientos y odio. Dicen combatir la “ideología” woke, es decir las libertades individuales, los derechos colectivos, los derechos de las mujeres y de las minorías sexuales, los derechos de las colectividades afro e indígenas y los derechos laborales. También arremeten contra los Derechos de la Naturaleza y, por supuesto, contra sentimientos como la compasión, la empatía y las prácticas de cuidado, solidarias y recíprocas. Rasgos fascistas emergen por todo lado.
Nos encontramos, en especial, frente al desesperado intento de un imperio decadente por recuperar el poderío de otros tiempos, provocando nuevos y acelerando viejos enfrentamientos inter imperiales, en medio de una policrisis con rasgos de colapso civilizatorio.