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domingo, 10 de marzo de 2024

¿De qué hablamos cuando hablamos de neoliberalismo?

Víctor Iván Gutiérrez*, La Jornada

Cuando se habla de neoliberalismo, generalmente se asume como un modelo de desarrollo, cuyas políticas económicas se caracterizan por privatizar empresas públicas, recortar la inversión del gasto público, contener el crecimiento de los salarios, desregular la economía financiera, fomentar el llamado libre comercio y otorgar mayor importancia a lo privado sobre lo público.

Pese a que, en términos generales, estas políticas económicas, en efecto, constituyan parte esencial de la agenda neoliberal, dicha definición es incapaz de ofrecer un panorama más profundo y completo. Lo primero que habría que comenzar a señalar es que, eso a lo que llamamos neoliberalismo, más que tratarse de un modelo económico (como si tratase de uno más de los múltiples existentes) es un conjunto de políticas económicas, políticas y sociales que esencialmente fueron diseñadas durante la década de los años 30 del siglo pasado y aplicadas a partir de la década de los 70 por una clase social que pretendía favorecer sus intereses, en detrimento del interés público, nacional y ecológico.

miércoles, 13 de diciembre de 2023

La supercrisis mundial llegará como se predijo

Andrei Fursov, Euro-Synergies

La aplicación de medidas antisociales fuera del corazón del sistema capitalista ha permitido durante mucho tiempo a los gobernantes capitalistas mitigar el conflicto social dentro del corazón del sistema y ralentizar y modificar la lucha de clases. Como dijo Cecil Rhodes a finales del siglo XIX, «o te conviertes en imperialista o tienes una guerra civil». Y, efectivamente, la fase imperialista del capitalismo fue un intento de evitar la guerra civil en su propia sociedad recurriendo a la expansión exterior. Pero el hecho es que el imperialismo estaba limitado desde el principio por el tamaño del planeta, y a finales de los siglos XIX y XX, las zonas exteriores, a expensas de las cuales se podían limar los conflictos sociales en el centro, estaban agotadas, y para evitar la guerra civil, se necesitaban guerras no coloniales, sino imperialistas, es decir, entre las propias potencias imperialistas.

Esto coincidió, entre otras cosas, con el desarrollo de la segunda revolución industrial (1870-1910). La segunda revolución industrial significó la electricidad, el motor de combustión interna y, en la vida cotidiana, el teléfono, el telégrafo, el cine, el suministro de agua y los ascensores. Hay que señalar que la segunda revolución industrial duró menos que la primera. La primera revolución industrial fue la máquina de vapor y los ferrocarriles entre 1750 y 1830. La línea descendente de la dinámica económica industrial del capitalismo se demuestra de forma aún más llamativa con la tercera revolución industrial: 1970-2000. Hablamos del ordenador, el teléfono móvil, Internet y los robots.

lunes, 6 de diciembre de 2021

La desigualdad está destruyendo el mundo

Francisco Louça, Sin Permiso

Aproximadamente un año antes de morir, el físico Stephen Hawking se preguntó en un periódico británico cuál es el efecto de la desigualdad, en una situación en la que “la vida de las personas más ricas en las partes más prósperas del mundo se vuelve angustiosamente visible para todos, incluidos los pobres, que tienen acceso a un teléfono. Y dado que ya hay más personas con teléfono que con acceso a agua potable en África subsahariana, esto significa que en poco tiempo casi nadie en nuestro planeta superpoblado escapará a la percepción de] desigualdad” (The Guardian, 12/01/2016). Este dramático hallazgo tiene numerosas implicaciones. La principal es que la desigualdad, resaltada por la fluidez de la comunicación, añade angustia al castigo, especialmente donde la gente más sufre, como en el continente donde hay más personas con teléfonos móviles que con acceso al agua. La desigualdad es una agonía que está destruyendo nuestro mundo y su visibilidad refuerza la exigencia de justicia.

martes, 22 de junio de 2021

El principio compasión y las victimas del Covid-19

Ante la devastación causada por la Covid-19 en toda la población, sin excepción, es más urgente que nunca vivir la compasión con los que sufren, como nuestro lado más humano, sensible y solidario
Leonardo Boff, Alainet

A través de la Covid-19 la Madre Tierra está llevando a cabo un contraataque sobre la humanidad como reacción al ataque avasallador que ella viene sufriendo desde hace siglos. La Covid-19 es igualmente una señal y una advertencia que nos envía: no podemos hacerle una guerra como hemos hecho hasta ahora, pues está destruyendo las bases biológicas que la sustentan y sustentan también todas las demás formas de vida, especialmente, la humana. Tenemos que cambiar, de lo contrario podrá enviarnos virus más letales todavía, quien sabe, hasta un virus invencible contra el cual nada podríamos hacer. Entonces estaríamos seriamente amenazados como especie. No sin razón que la Covid-19 ha atacado solo a los seres humanos, como aviso y lección. Ha llevado ya a la muerte a millones de personas, dejando un viacrucis de sufrimientos a otros millones y una amenaza letal que puede alcanzar a todos los demás.

Los números fríos esconden un mar de padecimientos por vidas perdidas, por amores destrozados, por proyectos destruidos. No hay suficientes pañuelos para enjugar las lágrimas de los familiares queridos o de los amigos muertos, a los cuales no pudieron darles un último adiós, hacerles el duelo y acompañarlos a la sepultura.

lunes, 7 de junio de 2021

El G-7 intenta domesticar al "big tech" de Silicon Valley en los paraísos fiscales

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

El ministro de Finanzas del Reino Unido (RU), Rishi Sunak, consiguió en Londres en la reunión del G-7 (EEUU, Canadá, Japón, Francia, Alemania, RU e Italia) lo que Financial Times (FT, 5-6-21) titula "acuerdo histórico" para gravar a las trasnacionales.

Las muy lánguidas negociaciones iniciaron hace siete años cuando la boyante globalización financierista impidió equitativos avances fiscales.

El acuerdo del G-7 es sólo el inicio, ya que requiere de una mayor aprobación colectiva: primero, en la cumbre del G-20, la segunda semana de julio en Venecia y luego de parte los mercados emergentes y otros países en vías de desarrollo.

Según FT, en la primera parte del acuerdo, Biden operó una "significativa concesión" cuando "las trasnacionales globales mayores con márgenes de ganancia de por lo menos 10% tendrían en un futuro que asignar 20% de sus dividendos globales a los países donde realizan sus ventas".

Aquí surge un primer escollo porque todavía falta definir el significado de "las mayores trasnacionales globales".

viernes, 14 de mayo de 2021

La desigualdad de riqueza

Michael Roberts

Ya he escrito antes sobre el hecho de que, tanto en las economías avanzadas como en las llamadas "economías emergentes", la riqueza se distribuye de forma significativamente más desigual que la renta. Además, según el pro-capitalista Foro Económico Mundial: "Este problema ha mejorado poco en los últimos años, con un aumento de la desigualdad de la riqueza en 49 economías".

El índice habitual que se utiliza para medir la desigualdad en una economía es el índice de Gini. Un coeficiente de Gini de cero expresa igualdad perfecta, donde todos los valores son iguales (por ejemplo, donde todos tienen los mismos ingresos). Un coeficiente de Gini de uno (o 100%) expresa la desigualdad máxima entre valores (por ejemplo, para un gran número de personas donde solo una persona tiene todos los ingresos o todo el consumo y todos los demás no tienen ninguno, el coeficiente de Gini será casi uno).

Para los EEUU, el índice Gini actual para la renta es 37,8 (bastante alto para los niveles internacionales), ¡pero el índice Gini para la distribución de la riqueza es 85,9! Tomemos la Escandinavia supuestamente igualitaria. El índice Gini de ingresos en Noruega es de solo 24,9, ¡pero el Gini de riqueza es 80,5! Es la misma historia en los otros países nórdicos. Los países nórdicos pueden tener una desigualdad de ingresos inferior a la media mundial, pero una desigualdad de riqueza superior a la media.

domingo, 18 de abril de 2021

¿Cuál será el mensaje de Putin que sacudirá al mundo este 21 de abril?

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

Un día después de que el Wall Street Journal diera a conocer la creación del ciber-yuan (https://on.wsj.com/3mTV4wP), Russia Today anunció que Vladimir Putin se prepara a presentar su visión del futuro en un dramático discurso que sus aliados juzgan será “el más importante hecho político del mundo (sic)”. Se trata de la detonación de una nueva época conforme desvanece la pandemia del Covid-19 en Rusia (https://bit.ly/32quTUR).

El ciber-yuan constituye un genuino game changer (punto de inflexión) y se moverá fuera de la dolarización y del sistema Swift de Estados Unidos que controla las transacciones financieras en más de 21 mil bancos del mundo. Swift y dólar son los dos verdaderos pilares del poder financierista omnipotente y omnímodo de Washington.

La poderosa presidenta del Consejo de la Federación, Valentina Matviyenko, adelantó que el discurso del 21 de abril daría respuestas a un sinnúmero de desafíos (sic) en el planeta: "será un mensaje para una nueva época", en medio del ambiente difícil que enfrenta el mundo.

viernes, 9 de abril de 2021

¿Y con la desigualdad qué hacemos?

Juan Miguel Báez, Público

La reivindicación de igualdad constituye uno de los pilares básicos de la modernidad. Casi nadie se atreve a cuestionarla (salvo algún desliz de algún o alguna representante político, que luego tienen que desmentir, diciendo diego donde antes dijeron digo…). La mayoría de la población está a favor de un mundo más igualitario y defiende la igualdad como un valor intrínseco de una sociedad desarrollada. Por ejemplo, todos (o casi todos) nos indignamos cuando alguien, utilizando su situación de privilegio, se salta la cola de personas que están esperando a ser vacunados contra la covid-19. O también, cuando alguien, aprovechándose de su situación de poder, trata de eludir la acción de la justicia mediante las compras o sobornos correspondientes.

La desigualdad tiene muchos matices. Uno de los más evidentes es la desigualdad económica, la que se manifiesta en las diferencias de ingreso o de consumo. Es una cuestión muy importante y puede dar la medida del nivel democrático de una sociedad. Sin embargo, esta es una materia que no ha merecido mucha atención en la teoría económica. La temática distributiva, o redistributiva, apenas se menciona en alguna que otra asignatura de los actuales planes universitarios. Hay casi una disrupción entre realidad y teoría, entre lo que nos preocupa a los ciudadanos y lo que interesa a los diseñadores de los currículums universitarios.

jueves, 19 de marzo de 2020

Estados Unidos en el ojo del huracán


Rafael Poch de Feliu

El viernes la OMS declaró que el epicentro de la pandemia ya no era China, sino Europa, pero bien pronto la situación más crítica podríamos tenerla en Estados Unidos. Que Estados Unidos se sitúe en el ojo del huracán parece pulverizar la tesis, lanzada ya en febrero por el centro antiimperialista Global Research, de que el origen de la pandemia estuvo en Estados Unidos y que su gobierno la utilizaba “para poner a la economía china de rodillas”.

El ayatolla Jamenei, líder supremo de Irán, ha seguido esa estela y ha dicho que la pandemia podría ser un “ataque biológico” contra China e Irán, pero a la vista de los perjuicios que se esperan en Estados Unidos de lo que se trataría, más bien, sería de una gran chapuza y una enorme estupidez.

No es que la pandemia haya puesto a “la economía china de rodillas”, sino a la “economía” en general. Y no solo porque lo primero implique lo segundo (dado el tamaño y el papel global de la economía china), sino por la simple razón de que el único medio para controlar la epidemia es, precisamente, matar la economía.

lunes, 10 de febrero de 2020

La Ley del Valor de Karl Marx en el ocaso del capitalismo

El siguiente artículo es un pasaje abreviado y editado del primer capítulo del libro El Leviatán invisible: la Ley del valor de Marx en el crepúsculo del capitalismo, de Murray Smith, publicada por Haymarket Books en 2019 como parte de la serie de libros Materialismo histórico.


Murray Smith, Sin Permiso

El capitalismo global, con la humanidad incluida, se enfrenta ahora a una triple crisis:

1- una profundización de la contradicción estructural del modo de producción capitalista, que se manifiesta como una crisis multidimensional de 'valorización', es decir, una crisis en la producción de 'plusvalía', el elemento vital del sistema de ganancias;

2- una crisis grave de las relaciones internacionales derivada del hecho de que las fuerzas productivas globales están reventando los límites del sistema de estados-nación, cuyas unidades individuales continúan abordando sus problemas más graves de forma principalmente "nacional";

3- y una creciente "ruptura metabólica" entre la civilización humana y las "condiciones naturales de producción": los fundamentos ecológicos de la sostenibilidad humana.

Juntas, estas crisis interrelacionadas sugieren que hemos entrado en una 'era crepuscular' del capitalismo, en la que la humanidad encontrará los medios para crear un orden superior y más racional de organización social y económica, o en la cual el capitalismo decadente provocará la destrucción de la civilización humana.

Muy pocos en la supuesta 'izquierda' actual quieren considerar, mucho menos aceptar, esta evaluación. Por el contrario, la mayoría de los posibles progresistas se aferran desesperadamente a la noción de que el "capitalismo neoliberal" no es más que la fea mutación de un conjunto de políticas miopes que la clase dominante capitalista puede preferir, pero que también podría verse presionada a abandonar a favor de una especie de capitalismo más humano, justo y equitativo. Por esta razón, la izquierda establecida, orientada a la reforma, es reacia a caracterizar el neoliberalismo como lo que es: una respuesta estratégica predecible e inevitable por parte del capital y el estado a una crisis cada vez más profunda del sistema de ganancias capitalista, una crisis que ha sido desplegándose durante varias décadas.

viernes, 7 de febrero de 2020

El duro análisis del influyente Thomas Piketty sobre las causas del estallido: “En Chile prevalece una ideología de desigualdades”

En una presentación en Londres de la versión en inglés de su libro “Capital e Ideología”, el economista francés –especialista en desigualdad– habló del movimiento social chileno como un punto determinante en la historia de la globalización. Al mismo tiempo, volvió a poner el dedo en la llaga del modelo chileno, apuntando al problema de la inequidad de la distribución de la riqueza como foco de la revuelta iniciada en octubre, al recordar que “Chile y Brasil son algunos de los países con más desigualdades del mundo”. Además, el académico sacó a colación otro factor, al subrayar que “en el Chile post-Pinochet nunca se cuestionaron las bases de la Constitución”.


El caso chileno es digno de análisis en todo el mundo. Y así lo reflejaron las palabras del francés Thomas Piketty, considerado el economista más influyente de los últimos años, quien durante la presentación en Londres de la versión en inglés de su último libro Capital e Ideología, abordó el estallido de octubre en Chile.

El experto en desigualdad económica y distribución de la renta catalogó lo que sucede en nuestro país, junto a las protestas en el Líbano y la ola de los chalecos amarillos en Francia, como un movimiento que contribuye a disminuir las desigualdades económicas que hoy en día aquejan a gran parte del planeta.

“Lo que pasó en Chile, las protestas contra las desigualdades y a favor de mayor igualdad económica, es muy importante, porque demuestra que estamos en un punto determinante en la historia de la globalización”, comentó el profesor de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS) y de la Escuela de Economía de París.

Durante la presentación en la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, el académico insistió en que “en América Latina, en particular en Chile y en Brasil, son algunos de los países más desigualdades del mundo”.

miércoles, 22 de enero de 2020

Desigualdad, cambio técnico y robots


Alejandro Nadal, La Jornada

Durante muchos años buena parte de la comunidad de economistas cultivó la teoría de que la creciente desigualdad en Estados Unidos se debía a la presión que el cambio técnico ejercía sobre las remuneraciones de los trabajadores. Esta narrativa viene en varias envolturas, una más deficiente que otra, pero siempre le arregló muy bien a los poderes establecidos. De ahí su popularidad.

En una de sus presentaciones, el razonamiento es como sigue. El proceso de cambio técnico inherente al capitalismo hace que los trabajadores sean más productivos. Esto reduce la demanda de trabajadores, pero, como los trabajadores siguen teniendo necesidad de laborar, no les queda más remedio que moverse hacia sectores de baja productividad, menores salarios y peores condiciones en términos de precariedad. Es decir, el cambio técnico termina por imprimir un sesgo regresivo en la escala de remuneraciones, porque aumenta la demanda de trabajadores más calificados al tiempo que se castiga a los empleos de menores remuneraciones. En un giro que recuerda las viejas discusiones sobre el cambio técnico inducido, esta historia también afirma que los bajos salarios en las ramas más castigadas eliminan los incentivos a introducir innovaciones intensivas en capital. Todo eso vendría a explicar la creciente desigualdad que ya es motivo de escándalo en la sociedad estadounidense desde hace años.


viernes, 29 de noviembre de 2019

Crítica a Thomas Piketty, ¿incremento de desigualdades o de explotación?


Vicenç Navarro, Público

El aumento de las desigualdades de renta y de propiedad ha sido tan grande en la mayoría de países del mundo capitalista desarrollado que ha llamado la atención de los mayores fórums y medios de comunicación en tales países, así como en las instituciones internacionales. En realidad, el tema de las “desigualdades” se ha convertido casi en un tema de moda. Desde el Foro de Davos (el Vaticano del pensamiento neoliberal) hasta el Foro Social Mundial, todos hablan del tema de desigualdades.
Pero lo que es interesante (y diría yo también intrigante) es que apenas se habla de otro término (o concepto) que está claramente relacionado con el tema de desigualdades. Y me refiero al término (y concepto) de explotación , raramente citado y todavía menos analizado, por ser considerado demasiado polémico. Los datos, sin embargo, muestran que es casi imposible entender la enorme evolución de las desigualdades hoy en el mundo capitalista desarrollado sin hablar de explotación.

Qué es explotación

En realidad, el concepto explotación es muy fácil de definir: A explota a B cuando A vive mejor a costa de que B viva peor. Y A y B pueden ser clases sociales, géneros, razas, naciones o ambientes. Me explico: cuando a un trabajador se le paga menos de lo que contribuye con su producto o servicio a fin de que su empleador (el empresario) pueda aumentar más sus beneficios, hablamos de explotación de clase. Cuando una pareja (hombre y mujer) que viven juntos y trabajan los dos, llegan a casa al mismo tiempo y la mujer se va directamente a la cocina a preparar la cena para los dos mientras el marido se sienta a ver la televisión, hablamos de explotación de género. Cuando a un ciudadano negro se le paga menos que a un blanco por hacer el mismo trabajo, entonces indicamos que hay explotación de raza. Cuando un Estado–nación impone a otro más pobre las condiciones del comercio internacional que le favorecen, a costa de los intereses de esa nación pobre, hay explotación de nación. Y cuando la compañía Volkswagen era consciente del daño causado por sus automóviles, contaminando más de lo legalmente permitido, beneficiándose a costa de dañar la salud de la población, había un caso de explotación del medioambiente por parte de dicha empresa, a costa de la salud de la población.

domingo, 3 de noviembre de 2019

Para Thomas Piketty la desigualdad es ideológica y política

En "Capital e ideología", el economista francés derriba las narrativas del liberalismo
Las desigualdades jamás son “naturales” sino edificadas por una ideología que crea las categorías divisorias: mercado, salarios, capital, deuda, entre otras, sostiene el economista francés


Eduardo Febbro, Pagina12

El liberalismo volverá a temblar sobre sus raíces teológicas y un ejército de evangelizadores liberal-populistas saldrá otra vez con capa y espada a demoler la impecable demostración sobre la semilla de las desigualdades que el economista francés Thomas Piketty publica en estos días en Francia. Se trata de Capital e Ideología, el segundo libro que Piketty publica luego del monumental éxito que tuvo su primer trabajo, El Capital en el Siglo XXI, del cual circularon en el mundo más de dos millones y medio de ejemplares. Como el anterior, el nuevo libro del economista francés no preserva espacios, sino que los extiende. Son 1.200 páginas cuyo postulado central consiste en demostrar que “la desigualdad es ideológica y política” y no “económica o tecnológica”, que las desigualdades jamás son “naturales” sino edificadas por una ideología que crea las categorías divisorias: mercado, salarios, capital, deuda, trabajadores más o menos capacitados, cotizaciones bursátiles, paraísos fiscales, ricos, pobres, clérigo, nobleza, competencia nacional o internacional.

”Se trata de construcciones sociales e históricas que dependen íntegramente del sistema legal, fiscal, educativo y político que se elige implementar y de las categorías que se crean”. Piketty derriba dos de los mitos más arraigados de la derecha: el primero postula que las desigualdades se explican en muchos casos por causas “naturales”: el segundo recurre a la existencia histórica de supuestas “leyes fundamentales”. En ningún caso. Thomas Piketty ofrece en esta mastodóntica investigación una mirada nueva sobre el proceso de la desigualdad, así como una historia con perfil mundial de las desigualdades y las ideologías que las promueven.

sábado, 19 de octubre de 2019

Sobre el libro de Thomas Piketty Capital e ideología: Inglaterra o cómo no abordar el problema


Michel Husson, Viento Sur

Thomas Piketty resume de este modo en el diario Liberation la tesis central de su libro Capital e ideología: "Cada sociedad humana debe inventar un relato ideológico para justificar sus desigualdades" 1/. Pero, curiosamente, no aborda este tema en las páginas que dedica al Reino Unido.
Evidentemente, el voluminoso libro de Piketty [1232 pp.] suscita admiración por el enorme trabajo que ha supuesto y dificulta la crítica. Sin embargo, pensamos que no podemos dejarnos llevar por la fascinación ni por una cierta forma de sorpresa, y que la crítica es necesaria. Para comprender bien el método de Piketty y valorar sus aportaciones hemos optado por situar el proyector sobre una parte de la misma: las páginas (de las 201 a la 226 [a falta de la edición en castellano, todas las referencias al libro tienen que ver con la edición francesa]) consagradas al Reino Unido.

En sí mismo los títulos que elige Piketty para las distintas partes del libro son bastante reveladores: "El Reino Unido y la progresividad de la propiedad ternaria; la aristocracia británica, una nobleza propietaria; la sociedad de propietarios en la novela clásica; el almanaque de Burke, de los barones a los petro-multimillonarios; los Lores, garantes del orden propietario; la batalla por la progresividad fiscal y la caída de la Cámara de los lores; Irlanda, entre la ideología trifuncional, propietaria y colonialista". En esta enumeración encontramos el cuadro sinóptico utilizado por Piketty, en concreto, las nociones de trifuncionalismo y propietarismo. Las sociedades trifuncionales están compuesta por el tríptico: clero, nobleza y Tercer Estado [la plebe]. Después, una "gran ruptura" (principalmente, la revolución francesa) condujo a una sociedad de propietarista.

Los dos Burke: John y Edmund

Tras algunas páginas consagradas a Jane Austen (a la que ya citó en El capital en el siglo XXI) Piketty centra su interés en el almanaque de John Burke, una especie de anuario de la nobleza británica 2/. Con él, llega a la conclusión de que "la nobleza británica del siglo XIX era indisociablemente aristocrática y propietarista". Volveremos sobre esta observación, pero antes es necesario que centremos la atención en la ideología y demos marcha atrás para hablar de Edmund Burke (un homónimo sin vinculo aparente con John) que se hizo celebre por su severa crítica de la revolución francesa 3/.

miércoles, 16 de octubre de 2019

Pobreza: ¿tema macroeconómico o problema administrativo?


Alejandro Nadal, La Jornada

El llamado Premio Nobel de Economía ha sido entregado este año a tres investigadores que han desarrollado una novedosa línea de trabajo sobre la pobreza en el mundo. Se trata de Abhijit Banerjee, Esther Duflo y Michael Kremer, quienes desde hace ya dos décadas cultivan un enfoque experimental sobre la forma de combatir la pobreza.

Las investigaciones de Banerjee-Duflo-Kremer (BDK) se han concentrado en reducir las grandes preguntas sobre la pobreza y transformarlas en interrogantes más sencillas y manejables. El objetivo de Banerjee y Duflo ha sido desentrañar la verdadera naturaleza de la pobreza eliminando las caricaturas y estereotipos. También han buscado comprender mejor cómo reaccionan los pobres frente a los incentivos.

En 2003 fundaron el Laboratorio Abdul Lateef Jameel de Acción sobre Pobreza (J-PAL) en el MIT y desde entonces han llevado a cabo muchos experimentos en diversos países de África y Asia. Una parte importante de su trabajo se ha concentrado en buscar mejorar el aprovechamiento escolar de los niños. Como resultado de las actividades del J-PAL, hoy más de 5 millones de niños han recibido atención especial en escuelas primarias de India para optimizar su aprovechamiento. Estos economistas también han realizado estudios e intervenciones en materia de nutrición infantil.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Thomas Piketty, contra la propiedad privada

El economista francés, gran teórico de la desigualdad, publica ‘Capital e ideología’, un monumental ensayo que propone “la circulación de bienes” para “superar el capitalismo”


Marc Bassets, El País

No es la lucha de clases, ni la mano invisible del mercado, ni menos aún la historia de los grandes líderes y batallas lo que mueve el mundo, sino las ideas, según el economista francés Thomas Piketty. Y el aleph que a casi todo da sentido, la llave de la evolución de las sociedades es la propiedad privada. Quién posee qué y en nombre de qué.

Las desigualdades crecientes de ingresos y patrimonio, que Piketty diseccionó en una obra anterior, el superventas El capital en el siglo XXI (Fondo de Cultura Económica, 2014), son producto de una ideología. Cada momento tiene su justificación, un argumento que lo sostiene, y transformar el mundo obliga a cambiar de ideas. “Dar un sentido a las desigualdades, y justificar la posición de los ganadores, es una cuestión de importancia vital. La desigualdad es ante todo ideológica”, escribe en Capital e ideología, recién publicado en Francia y que lanzará Deusto en castellano.

El nuevo libro es ambicioso. Empezando por las dimensiones: 1.200 páginas. Abarca siglos, desde la Edad Media hasta hoy. Se extiende por cuatro continentes. Desborda las disciplinas académicas: de la economía a la historia, de la ciencia política a la teoría de la justicia y a la literatura. Las novelas de Jane Austen, Balzac o Carlos Fuentes ofrecen tanta o más información que una batería de gráficos y tablas, unas 170, sobre la historia de la propiedad privada y su efecto en las desigualdades.

domingo, 22 de septiembre de 2019

“Capital e ideología” de Thomas Piketty: la propiedad es el mal


Joseph Confavreux, Fabien Escalona y Romaric Godin, Mediapart

Desde las 1.200 páginas de su última obra, Thomas Piketty, destroza el debate público y político, explorando vías para, en concreto, “superar al capitalismo”. Pero, ¿cómo ejecutar esas propuestas radicales tratando de redefinir la noción misma de propiedad? ¿Bastarán para destruir las bases del hiper-capitalismo contemporáneo?

“Es más fácil imaginar el fin del mundo que el del capitalismo”. Thomas Piketty se compromete en su última obra a nada menos que a desmentir la famosa sentencia del filósofo estadounidense Frederic Jameson, pretendiendo proporcionar herramientas para “superar el capitalismo”, saliendo de una glaciación ideológica catalizada por los fracasos del sovietismo real.

Después de “El capital en el siglo XXI”, excavadora editorial que vendió 2,5 millones de ejemplares en el mundo, donde documentaba la explosión de las desigualdades patrimoniales mundiales, el economista pasa a los trabajos prácticos y políticos. En Capital e ideología (Seuil), radicaliza su pensamiento e investiga los medios para criticar en concreto un régimen desigual actual cuyos efectos destructores sobre el planeta y los seres humanos no pueden proseguir.

lunes, 18 de marzo de 2019

Ante creciente insatisfacción con el sistema capitalista surge el "socialismo millennial"

The Economist usa el término “socialismo millennial” debido a que 51 por ciento de los estadounidenses de 18 a 29 años tiene una visión positiva del socialismo. Existe una creciente insatisfacción con el sistema capitalista en el mundo occidental. En ese contexto, se verifica el fenómeno del aumento de la atracción popular del socialismo en países del Primer Mundo. El socialismo vuelve a aparecer porque ha formado una crítica incisiva de lo que ha ido mal en las sociedades occidentales

Andrés Ferrari Haines y André Moreira Cunha, Pagina 12

Una dificultad en resolver la grieta es que se la toma como una cuestión nacional. The Economist en la edición del 14 de febrero demuestra que grietas como la argentina o la brasileña son sólo una pequeña expresión de una grieta mucho mayor: la creciente insatisfacción con el sistema capitalista en el mundo occidental. Bajo el título “El crecimiento del socialismo millennial”, la tradicional revista procura entender el fenómeno del aumento de la atracción popular del socialismo en países del Primer Mundo, particularmente en Estados Unidos.

Hace treinta años, cuando cayó el Muro de Berlín, “el capitalismo había ganado y el socialismo se convirtió en sinónimo de fracaso económico y opresión política”, se afirma en el artículo. Pero hoy “el socialismo está de moda nuevamente” en referencia a nuevos líderes políticos como Alexandria Ocasio-Cortez que califica como “una sensación” y Jeremy Corbyn en Gran Bretaña.

Para The Economist: “El socialismo vuelve a aparecer porque ha formado una crítica incisiva de lo que ha ido mal en las sociedades occidentales. Mientras que los políticos de la derecha han abandonado con demasiada frecuencia la batalla de las ideas y se han retirado hacia el chovinismo y la nostalgia, la izquierda se ha centrado en la desigualdad, el medio ambiente y la forma de otorgar poder a los ciudadanos en lugar de a las elites”.

jueves, 7 de marzo de 2019

La próxima crisis económica podría provocar un conflicto global

Qian Liu

La próxima crisis económica está más cerca de lo que usted piensa. Pero lo que debería en verdad preocuparle es lo que viene después: en el paisaje social, político y tecnológico actual, una crisis económica prolongada, combinada con una creciente desigualdad económica, bien podría escalar y convertirse en un importante conflicto militar global.

La crisis financiera global de 2008-2009 casi quebró a gobiernos y causó un colapso sistémico. Los responsables de las políticas lograron rescatar a la economía global del borde del abismo, utilizando un enorme estímulo monetario, que incluyó alivio cuantitativo y tasas de interés de casi cero (o inclusive negativas).

Pero el estímulo monetario es como una inyección de adrenalina para reanimar un corazón que dejó de latir; puede revivir al paciente, pero no hace nada para curar la enfermedad. Tratar a una economía enferma requiere reformas estructurales, que puedan cubrir todo desde los mercados financieros y laborales hasta los sistemas tributarios, los patrones de fertilidad y las políticas educativas.

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