jueves, 28 de mayo de 2020

Chile se hunde en el caos con la crisis del Covid-19

“Los ricos de Chile ganan como en Alemania, y los pobres como en Mongolia”, decía Branko Milanovic, del Banco Mundial. El gobierno actúa mal porque no conoce a su pueblo, dice experta. Y la “tabla de salvación” es peor.


Chile podría repetir la experiencia de España e Italia, siendo el próximo país en donde el sistema sanitario colapse. Las escenas lo evidencian: decenas de ambulancias que esperan hasta doce horas, o más, en las entradas de hospitales públicos, a la espera de que pacientes con COVID-19 sean atendidos, al menos dentro de los mismos vehículos. Si la ambulancia se ve obligada a entregar al paciente a una clínica privada, la familia tiene que cubrir sumas imposibles de pagar. A los altos costos de la atención médica se suma el hambre, para aquellos que ni siquiera pueden llegar a las puertas del Hospital San José de Santiago de Chile.

Con o sin pandemia, "el hambre en Chile es producto de la histórica desigualdad social”, dice Fernanda Arriaza, directora de Gestión Comunitaria de la oficina internacional de la ONG TECHO, activa en 19 países de América Latina. "Son los pobres en los campamentos [asentamientos informales o barrios marginados] los que están viendo la cara más dura de esta crisis, porque se ha recrudecido su estado vulnerable: falta de acceso a servicios, a vivienda, a oportunidades de empleo”, agrega Arriaza desde Valparaíso, una ciudad en donde los más pobres viven en cerros casi inaccesibles para cualquier socorro. Valparaíso es la segunda ciudad más golpeada por la pandemia, después de Santiago.

miércoles, 27 de mayo de 2020

La opción cubana contra la Covid-19


Andy Robinson, La Vanguardia

“Contamos un chiste en Cuba, que si nosotros descubriéramos el remedio para el coronavirus, Donald Trump dejaría morir a todos los norteamericanos antes que comprarlo”.

Lo dijo Ernesto, un joven afrocubano camarero del restaurante La Cava junto al restaurado Gran Teatro, en el centro de La Habana. Fue a principios de marzo. La Covid-19 acababa de aterrizar en Estados Unidos y Donald Trump minimizaba el peligro.

Mientras, Cuba preparaba su estrategia de cuarentena, pruebas y seguimiento de contactos, a la vez que ponía en alerta a los institutos de biotecnología del polo científico en el oeste de la ciudad.

La broma de Eduardo viene a cuento de que muchos estadounidenses no podrían ni imaginárselo. Efectivamente, la biotecnología en Cuba ha elaborado fármacos que ya han resultado eficaces para combatir el coronavirus en China y otros países.

Negacionismo de Trump lleva a los Estados Unidos a las 100.000 muertes por coronavirus


Donald Trump declaró el pasado 30 de marzo que "si nos quedamos en los 100.000 muertos habremos hecho un gran trabajo" acerca de la crisis del coronavirus. Esa cifra se superó este martes, según los datos contabilizados por la Universidad Johns Hopkins. Es casi el doble de los estadounidenses muertos en combate en la Guerra del Vietnam, y cerca de la cuarta parte de las muertes sufridas en la Segunda Guerra Mundial. Con la diferencia de que aquellos cayeron en tres años y medio de guerra y estos en dos meses de paz.

El balance es aterrador: con una población de 328,2 millones de habitantes, Estados Unidos alcanzó este martes 1.725.275 casos de coronavirus, lo que supone el 30% de los registrados en todo el mundo. Uno de cada 192 estadounidenses está contagiado, lo que supone peor cifra que Bélgica, España e Italia, los países que hasta hace poco encabezaban este triste apartado. Con la diferencia de que el incremento de positivos estadounidense supera el 14% en los últimos ocho días, mientras el español, con un contagio por cada 198 habitantes, es del 1,9%. Uno de cada 1.710 estadounidenses infectados, y uno de cada 3.280 habitantes, ha muerto.

martes, 26 de mayo de 2020

El neoliberalismo ha fracasado


Jaime Richart, Rebelión

No otras culturas, no otras sociedades cuyo pensamiento rector no está basado en la depredación, pero desde luego sí los pueblos arios, sajones, anglosajones y latinos, el grueso de lo que constituye la sociedad occidental, unas naciones más y otras menos, nunca han dado su brazo a torcer desde que el comercio dejó atrás el trueque. No han rectificado nunca su sistema de organización política, económica y social con racionalidad; sólo lo justo para adaptarse a las circunstancias que les son hostiles. Sólo los países nórdicos van por delante con pautas de socialización.

En todo caso, esta pandemia, mejor dicho la OMS, ha declarado el fracaso del neoliberalismo privatizador y el acierto de la estatalización.

Al mercantilismo sucedió el capitalismo, al capitalismo el liberalismo y a éste, hace unas cuatro décadas, el neoliberalismo. Y el neoliberalismo, desde la Thatcher, Friedman, los ensayistas estadounidenses hermanos Kaplan y otros, ha terminado rompiendo el saco de la avaricia. Hasta ayer, no una repentina o progresiva lucidez, sino sólo las consecuencias fatales del abuso para la economía y el beneficio han sido capaces de doblegar la sinrazón de los obtusos. Sólo las mordeduras profundas en el sistema por guerras, catástrofes y calamidades como la que viene sufriendo desde la irrupción de un virus probablemente manipulado en el laboratorio con sospechosos propósitos, dan giros bruscos al sistema. Es lo que parece va ahora a suceder al término de los confinamientos El iusnaturalismo y la ley de la selva del mercado por los que se ha venido rigiendo siempre el sistema, parecen haber llegado a su fin.

EEUU: 40 millones de desempleados, 100 mil muertos y 600 súperricos más ricos


Mirko C. Trudeau, Estrategia

Hasta mediados de mayo, los 600 multimillonarios estadounidenses incrementaron sus fortunas por 434 mil millones de dólares durante la cuarentena parcial por la pandemia del Covid-19, mientras casi 40 millones de trabajadores perdieron su empleo y se teme que la tasa de desempleo supere el 16% de la masa laboral, Asimismo, el nivel de insuficiencia alimentaria se incrementó.

La nota de tapa del diario The New York Times del domingo 24 de mayo estremeció a la ciudadanía. Estados Unidos acababa de alcanzar los 100.000 muertos por la pandemia y el diario publicó los nombres, edades y profesiones de mil de ellos. “Los números solos no pueden medir el impacto del coronavirus en EEUU (…) “Estas personas reflejan apenas el uno por ciento del total. Ninguno de ellos fue un número”, dice el NYT. El número de contagiados llega a un millón 700 mil personas.

Y entre el dolor de los muertos, hay cifras que resaltan y producen rebeldía: El valor neto de los poco más de estos multimillonarios -entre los que se encuentran con los cinco multimillonarios más ricos Jeff Bezos, de Amazon; Bill Gates, de Microsoft; Mark Zuckerberg, de Facebook; Warren Buffett y Larry Ellison- se incrementó en 15 por ciento desde el 15 de marzo, llegando a un total de 3.382 billones de dólares, según el nuevo informe del Institute for Policy Studies.

Covid-19: o cooperamos o no tenemos futuro


Leonardo Boff, Koinonia

Una pregunta siempre presente en las búsquedas humanas es: ¿cuál es nuestra esencia específica? La historia conoce innumerables respuestas, pero la más contundente, convergencia de varias ciencias contemporáneas como la nueva biología evolutiva, la genética, las neurociencias, la psicología evolutiva, la cosmología, la ecología, la fenomenología y otras, es esta: la cooperación.

Michael Tomasello, considerado genial en el área de la psicología del desarrollo infantil de 1 a 3 años, sin intervención invasiva, reunió en un volumen lo mejor de ese campo con el título: Por qué cooperamos (Warum wir kooperieren, Berlín, Suhrkamp 2010). En su ensayo inicial afirma que la esencia de lo humano está en el “altruismo” y la “cooperación”. «En el altruismo uno se sacrifica por el otro. Es la em-patía. En la cooperación muchos se unen para el bien común» (pág. 14).

Una de las especialistas principales en psicología y evolución, de la Universidad de Stanford, Carol S. Dweck, afirma: «Más que la excepcional grandeza de nuestro cerebro y más que nuestra inmensa capacidad de pensar, nuestra naturaleza esencial es ésta: la aptitud para ser seres de cooperación y de relación» (Por qué cooperamos, op. cit. 95).

domingo, 24 de mayo de 2020

¿Quién ganó la segunda guerra mundial?


José Pablo Feinman, Página 12

Se cumplen setenta y cinco años del fin de la Segunda Guerra Mundial. Se dice que la actual gravísima pandemia es la peor desde ese acontecimiento. Es posible. Hay que preguntarse por qué ocurrió esa anterior pandemia. La llamada Segunda Guerra fue resultado –en muchos aspectos- de la primera. La ambición torpe de las potencias ganadoras fue hasta el extremo de humillar a Alemania con un tratado de paz que era, sin más, una injuria. ¿Qué sectores de Inglaterra, Francia y Estados Unidos cometieron tal torpeza? Los de siempre: los banqueros y los militares. Alemania quedó en la ruina y no tuvo manera de levantarse. Para colmo, los revolucionarios espartaquistas fueron derrotados y un militar –alemán, claro- liquidó de un tiro en la cabeza a Rosa Luxemburgo, que fue arrojada como un despojo apiojado a un riacho y ahí quedó, en el lecho de ese río, víctima de la brutalidad del ejército derrotado en los campos de batalla de las trincheras y los gases letales. Porque la Primera Guerra fue terrible. Una matanza ciega, donde algunos no sabían contra quien o a favor de quien luchaban. Se dijo que sería la “guerra que habría de terminar con todas las guerras”. Falso. Cuando los aliados le impusieron a Alemania el Tratado de Versalles pusieron los cimientos de la siguiente guerra, que superó en horrores a la primera.

Alemania buscó recuperarse con la social-democracia de la ruidosa República de Weimar, con sus cabarets y su cine expresionista. Pero fue una democracia débil. En sus entrañas creció sin mayores problemas (aunque no dejó de tenerlos) el nacionalsocialismo, con las bandas callejeras de las SA y el golpe de la cervecería de Munich, que el ejército aún (apenas aún) leal a la democracia de Weimar hizo fracasar. Hitler quedó levemente herido, Göring duramente y Röhm (la cabeza de las SA) fue arrestado de inmediato. Hitler fue sometido a un juicio con jueces y fiscales que lo admiraban y, en su defensa, pronunció unos discursos formidables que le ganaron más adeptos. Luego, en 1924, fue recluido en la prisión de Landsberg por unos meses. Lo trataron muy bien y el futuro Führer dictó a Rudolf Hess el libro que sería la Biblia del nacionalsocialismo, Mi lucha. Todo estaba claro ahí. El tipo era un paranoico criminal, lleno de odio, ambiciones desmedidas y un racismo (odio a los judíos, a los gitanos, a los eslavos) que prenunciaba lo que vendría. El fracaso del golpe de Munich le enseñó que sería imposible llegar al poder con esa metodología. Habría que hacerlo por medio de la democracia y el parlamentarismo. Encontró a un genio de la propaganda, un hombre de baja estatura, rengo, tenaz, con una sonrisa arrolladora (cuando sonreía) y una inteligencia indudablemente poderosa. Era Joseph Goebbels.

Covid-19 y crisis en Chile: De tumbo en tumbo

El actual Presidente de Chile siendo bastante más inteligente que Trump o Bolsonaro, tiene el defecto de no considerar la complejidad de las situaciones y la necesidad de combinar perspectivas a la hora de tomar decisiones. Se deja llevar, como ellos, por el ego sobredimensionado que estructura su esquema mental de interpretación de los hechos sociales y políticos, un día actúa en un sentido y al siguiente en el contrario, siempre convencido de que tiene la razón, en ocasiones contra toda evidencia. Ello explica que en los últimos diez meses se lo ha pasado dando disculpas.


Edison Ortiz, El Mostrador

Parece que ya estábamos teniendo demasiada paciencia con esta administración, pero el twitter del subsecretario del deporte, Andrés Otero, mostrando a una niña de 12 años haciendo deportes en su casa – una mansión – el pasado 15 de mayo, con el mensaje “quédate en casa”, hizo que la paciencia se nos agotara. Y definitivamente, fue la gota que rebaso el vaso de nuestro estoicismo.

Una historia…

El Estado moderno y su irrupción y consolidación, creó una burocracia profesional que con el tiempo formó subgrupos de representación de sí mismo. En Chile -como sucede con frecuencia con “los ingleses de América del Sur”- el fenómeno alcanzó con el tiempo formas más bien espúreas y sirvió para conformar grupos subalternos de origen estatal con personalidades bien definidas y, en ocasiones, grotescas. Como sabemos, en este país la meritocracia nunca se ha llevado bien con la oligarquía dominante. Si no me creen, pregúntenle a O’Higgins.

Así como los radicales en la primera mitad del siglo pasado expresaron la emergencia de la mesocracia y crearon el fenómeno que se llamó la empleomanía, siguiendo el modelo clientelístico oligárquico de la última parte del siglo XIX, la dictadura militar no escatimó esfuerzos para consolidar a los neoliberales y su ideologismo extremo, al punto que los muchachos de la escuela de Chicago no solo destruyeron los esbozos de industrialización, sino que fueron responsables directos de la derrota de "Daniel López" – alías Pinochet - en octubre de 1988, al manejar muy mal la macroeconomía y ahondar los impactos externos en 1982-83.

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