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jueves, 1 de marzo de 2012

¿Prosperidad sin crecimiento?


Fander Faldoni, El Telégrafo

En los últimos dos años ha levantado revuelo el libro de macroeconomía ecológica de Tim Jackson, titulado “Prosperidad sin crecimiento”, traducido ya a 30 idiomas.

El autor fue director de la ponencia económica en la Comisión de Desarrollo Sostenible de Gran Bretaña entre 2003 y 2011. Tim Jackson, conocido por sus trabajos anteriores sobre la psicología social del consumo, no recomienda la medicina del no crecimiento a países como la India, China o Ecuador.

lunes, 18 de abril de 2011

La quiebra moral de la economía de mercado

Antón Costas, El País
Si la política no recobra su autonomía frente a los mercados financieros y la sociedad no es capaz de manifestar su indignación, no habrá límites a la especulación, la volatilidad financiera y la desigualdad

Uno. Los argumentos económicos son insuficientes para comprender las causas profundas del desastre que estamos viviendo. No solo ha habido "fallos" de la regulación financiera y "errores" de política, como dicen los economistas. Hay algo más intrigante: una quiebra moral del nuevo capitalismo que emergió en los años ochenta del siglo pasado.

Si no se toma en consideración esa quiebra moral es imposible comprender la crisis financiera de 2008. Y, lo que es más importante, tampoco se ven algunos de los destrozos que deja: la deslegitimación social de la economía de mercado; una deslegitimación que abarca a las políticas que están haciendo los Gobiernos.

sábado, 26 de febrero de 2011

Las rebeliones populares frente al neoliberalismo: desde Egipto a Wisconsin

Vicenç Navarro

Una de las causas de las movilizaciones en el mundo árabe fue la aplicación, por parte de las élites gobernantes, de políticas neoliberales que afectaron negativamente a las clases populares. Estas movilizaciones se habían ya iniciado meses y años antes, resultado de las medidas de austeridad (que incluyeron reducción de programas de protección social y disminución de salarios, eliminación de subsidios a los alimentos y desregulación de los precios de productos básicos), que crearon un gran malestar y que fueron las causas de que en estos países (en Túnez primero y en Egipto después) fuera la clase trabajadora, junto con sectores de las clases medias la que protagonizaran tales movilizaciones. Estas movilizaciones en protesta frente al neoliberalismo imperante están ocurriendo no sólo en países árabes, sino también en muchos otros países, incluyendo EEUU.

miércoles, 5 de enero de 2011

¿Cómo llegamos hasta aquí?.. Breve historia de 40 años de políticas económicas neoliberales

Marshall Auerback intenta explicar el origen de los problemas que detonaron la actual crisis y para ello habla de la ideología neoliberal y de uno de sus principales críticos: Hyman Minsky.

Un asiduo lector de New Deal 2.0 plantea una pregunta aguda:
"Hay una cuestión que no consigo responder nunca. Muchos expertos dicen que la ideología neoliberal se abrió paso en los 80 con Reagan, Thatcher y la escuela de Chicago. Pero sigo sin entender qué hizo posible tal giro en la economía política. ¿Qué elementos, qué nuevas fuerzas en los 80 pueden explicar ese cambio ideológico y las desigualdades que le siguieron?"

Asuntos, todos, muy dignos de exploración, y yo desde luego no puedo hacerles justicia en una respuesta de dos líneas más que recomendando el soberbio libro de Yves Smith Econned. El libro proporciona una excelente explicación histórica del modo en que unas teorías de todo punto infundadas pero ampliamente aceptadas llevaron a la práctica de políticas que generaron el actual estado de cosas. También ilumina la capacidad de esas filosofías para resucitar incluso cuando se acumulan pruebas concluyentes contra ellas. Documenta no sólo la creciente degradación de los economistas profesionales neoclásicos (y su concomitante tendencia a reducir la suma de la experiencia humana a una serie de ecuaciones matemáticas), sino también la manera en que fundaciones muy bien financiadas subvencionaron a universidades y think tanks que, a su vez, legitimaron y validaron esas filosofías charlatanescas. La idea de que los gobiernos democráticamente elegidos deben servirse de políticas fiscales discrecionales para contraestabilizar las fluctuaciones del ciclo del gasto no-público llegó a ser vista como algo muy cercano al socialismo. Los poderes que toman decisiones políticas fueron puestos gradualmente en manos de un cuerpo políticamente incareable de tecnócratas neoliberales que pontificaban sobre las limitaciones de los gobiernos y reforzaban las posiciones fiscalmente procíclicas, es decir: reforzaban la contracción discrecional cuando los estabilizadores automáticos llevaban a grandes déficits presupuestarios como resultado de la débil demanda no-pública.

domingo, 19 de septiembre de 2010

El neoliberalismo está destruyendo Europa

La austeridad y la represión no va a sacar a Europa de la crisis, necesitamos una lucha social contra la política de libre mercado

Cristiano Marazzi, The Guardian

La crisis europea de la deuda soberana, que fue provocado por el endeudamiento público de los estados miembros, tras su aumento a causa de las acciones emprendidas para rescatar a los bancos después de la crisis de 2008, demuestra al menos tres cosas. En primer lugar, que esa moneda no existe sin un Estado. En segundo lugar, que el capitalismo no puede ser gestionado por el mercado por sí solo. Y en tercer lugar, que las medidas de austeridad no sacarán a Europa de la crisis, y que sí pueden hacer que todo sea mucho peor.

Pero el punto más importante es que la reinvención política de Europa dependerá exclusivamente de la lucha social contra la política neoliberal. El neoliberalismo, la idea absurda de gobierno económico basado únicamente en el mercado y su capacidad de autorregularse, está en la raíz de la gran ilusión de una Europa sin líderes, supuestamente unidos por un euro, que ha controlado las diferencias económicas y sociales internas de acuerdo con la lógica de los mercados financieros.

Y, sin embargo, el neoliberalismo sigue siendo el único idioma utilizado por los políticos europeos para enfrentar la crisis y hacer frente a los conflictos sociales que estallarán en los próximos meses. No existe ningún gobierno europeo que no haya adoptado como gestión única las medidas de austeridad y de represión.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Una crisis que devolvió al mundo a la miseria

La actual crisis económica ha afectado masivamente a los pobres del mundo, demostrando que son los más débiles para hacer frente a estos flagelos. La práctica de las ideas neoliberales impuestas por el FMI y el Banco Mundial en las últimas décadas, privilegiaron a los ricos por sobre los pobres y el testimonio de ello es la creciente desigualdad que amplía sus brechas por el mundo. Por eso que esta crisis debe plantearnos una pregunta fundamental: ¿hay alguna esperanza de que las lecciones aprendidas lleven a un punto de inflexión a favor del desarrollo verdadero?

La gran depresión de 1930 fue un punto de inflexión en las políticas convencionales que se aplicaban hasta entonces. Tras esa crisis surgió la macroeconomía keynesiana que dominó la escena durante treinta años. En este período se privilegió el empleo, uno de los elementos claves a la hora de reducir la desigualdad. Ese período marca la edad de oro de la economía occidental y tanto en Europa como en Asia, Estados Unidos y América Latina, se vivió un período de gran estabilidad económica, con una creciente disminución de la desigualdad.

viernes, 2 de julio de 2010

El golpe de Estado financiero contra el Estado Democrático y Social de Derecho en Europa: la distopía de la “Nueva Austeridad”

Este artículo es de Michael Hudson, y fue escrito antes de la cumbre del G20 el pasado fin de semana en Toronto. Fue publicado en Sin Permiso

“Lejos de limitarse a retraer la economía, lo que persigue ahora el neoliberalismo es alterar la trayectoria en la que ha venido moviéndose la civilización occidental en los dos últimos siglos. Se trata nada menos que de hacer retroceder a la seguridad social y a las pensiones de los trabajadores, a la asistencia sanitaria, a la educación y a otros servicios públicos, de desmantelar el Estado Democrático y Social de Derecho, de poner fin a los logros de la Era Progresista y aun al ideario programático del republicanismo clásico.”

“… estamos asistiendo a la ejecución de una política largo tiempo planeada, puesta ahora por obra a toda máquina y por doquiera. Los intereses rentistas, los intereses creados que un siglo de Era Progresista, de New Deal y de reformismo buscaron subordinar al conjunto de la economía, están contraatacando. Y tienen el control de la situación, con sus propios representantes en el poder, muchos de los cuales son, irónicamente, dirigentes de partidos socialdemócratas o laboristas, desde el presidente Obama al presidente Papandreu, pasando por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero en España.”

“Europa se nos muere. Si no cambia su trayectoria, la Unión Europea sucumbirá a un golpe de estado financiero que habrá de llevarse por delante los tres últimos siglos de filosofía social de ascendencia ilustrada.”

Europa está en vías del suicidio fiscal, y no le costará demasiado esfuerzo encontrar aliados en las reuniones del G20 el próximo fin de semana en Toronto. A despecho de una Gran Recesión que se hace más y más honda, hasta el punto de amenazar con una depresión declarada, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, y los primeros ministros de Gran Bretaña y Grecia, David Cameron y George Papandreu (presidente de la Internacional Socialista), así como el anfitrión, el primer ministro canadiense Stephen Harper, llaman de consuno al recorte del gasto público.

viernes, 18 de junio de 2010

Un huracán de austeridad se cierne sobre Europa

Jerome Duval, Damien Millet, Sophie Perchellet. Diagonal Web

La crisis actual es el medio ideal para que el FMI aplique en Europa sus recetas ultraliberales adulteradas que ha estado imponiendo a los países en desarrollo desde comienzos de los años ‘80. Deslegitimado durante tres décadas de planes de ajuste estructural impuestos brutalmente a los pueblos del Sur, el FMI vuelve al centro del juego político desde el momento en que el G20 se hizo cargo de la gestión de la crisis en 2008.

El Sur fue el primer campo de batalla, Europa es ahora su prolongación. El FMI multiplica los préstamos a algunos países europeos que se encuentran en dificultades para pagar una deuda pública aumentada de golpe debido a la desaceleración económica y a los planes de salvamento para los bancos, cuya búsqueda desenfrenada de beneficios condujo precisamente a esta crisis. En 2007, Turquía era el único país de envergadura que todavía llamaba a las puertas del FMI. Muchos otros países como Brasil, Argentina, Uruguay, Filipinas, etc., habían cancelado de forma anticipada su deuda con el FMI para quitarse de encima su molesta tutela. El tiempo de las vacas flacas fue superado y el FMI ya abrió una línea de crédito para una decena de países europeos en menos de un año e interviene desde entonces en múltiples frentes.

Lea este artículo en Diagonal Web

jueves, 18 de marzo de 2010

La Concertación consolidó la obra de la Dictadura

Felipe Portales desarrolla en este interesante artículo la consolidación del modelo económico neoliberal impuesto por la dictadura de Pinochet, en manos de la Concertación:

La dictadura de Pinochet efectuó una refundación de la sociedad chilena acorde con el pensamiento antidemocrático y neoliberal de la derecha política y de los grandes grupos económicos. En este sentido, la política sistemática de gravísimas violaciones de derechos humanos no se entiende como una reacción a desafíos serios por el control del poder –el golpe de Estado de 1973 se consolidó en horas y el régimen militar nunca enfrentó una oposición armada de significación-; sino para destruir la asertividad de sectores medios y populares que habían configurado, luego de largas luchas, un conjunto de organizaciones políticas y sociales animadas por un espíritu de creciente transformación democrática.

Como lo ha reconocido Andrés Allamand, “una revolución de esa magnitud… necesitaba tiempo. Desde el otro lado, Pinochet le aportaba al equipo económico algo quizás más valioso: el ejercicio sin restricciones del poder político necesario para materializar las transformaciones. Más de alguna vez en el frío penetrante de Chicago los laboriosos estudiantes que soñaban con cambiarle la cara a Chile deben haberse devanado los sesos con una sola pregunta: ¿Ganará alguna vez la presidencia alguien que haga suyo este proyecto? Ahora no tenían ese problema”

Seguir leyendo en El Clarin

viernes, 4 de diciembre de 2009

“Hay que crear demanda para reactivar”

Entrevista al economista Anwar Shaikh, por Tomás Lukin. Página 12

Anwar Shaikh es uno de los economistas marxistas más reconocidos del mundo. El profesor de la New School for Social Research de Nueva York, señala que "Los mercados son dinámicamente bastante eficientes. Pero es necesario comprender que las crisis son uno de los mecanismos de su eficiencia", apunta al criticar la visión ortodoxa que predomina en las universidades de todo el mundo, la política y los medios. En esta entrevista, remarca que la crisis no finalizó y advierte la posibilidad de que exista el estallido de una nueva burbuja.

–¿Terminó la crisis?

–No lo creo. Las medidas adoptadas para evitar el colapso del sector financiero son sólo acciones de mantenimiento. En última instancia el sector financiero depende del real, y en éste hay mucho exceso de capacidad, el desempleo está en ascenso, la demanda se desploma y se retraen las exportaciones e importaciones reflejando una contracción a escala global. No veo ninguna razón para decir que la economía se recuperó. De hecho creo que la crisis volverá a golpear. Esta hipótesis la sostienen desde distintos espectros ideológicos. Hay que crear demanda, el problema es encontrar una fuente.

–¿Qué alternativas considera?

–Una posibilidad es que el Estado cree puestos de trabajo directamente. Hasta ahora inyectó grandes sumas de dinero en el sector financiero para que impulse la actividad privada. Pero los bancos no prestan porque las empresas no tienen demanda. Entonces se les dio dinero directamente a las compañías. Pero los subsidios para las automotrices tampoco llegan hasta abajo. Al no haber demanda no emplean más gente. La gente que está diseñando estas medidas es la misma que nos condujo a la crisis.


–¿Por qué si la creación de puestos de trabajo fue un tema central durante la campaña de Obama y estuvo presente en las discusiones del G-20 no se ha podido avanzar?

–Para que el Estado cree activamente nuevos puestos de trabajo se necesita un cambio político que no veo posible. Los gobiernos que están en el poder ahora son esencialmente conservadores. Son campeones mundiales del libre mercado sin visión para atacar la principal preocupación económica que es el desempleo. Políticamente el empleo está al fondo de la lista, antes están el capital financiero y el industrial. Si se puede debilitar al trabajador es mejor para los otros dos. Excepto por el pequeño problema de que no hay demanda. Además el FMI, el BM y la OMC siguen teniendo poder para castigar a los países que no siguen sus modelos, aunque éstos estén claramente errados. Se siguen comportando igual, dicen algo y hacen lo opuesto. Están pegados a un modelo económico muy conservador que se basa en una teoría totalmente fallida. Lo que hacen va a generar más problemas.

–Durante la Gran Depresión el gobierno de Estados Unidos impulsó planes de empleo como el que usted propone.

–En la década del ’30, Roosevelt tuvo un poder muy grande que le permitió avanzar inclusive contra los deseos de los sectores económicos capitalistas más poderosos. De hecho, en 1937 estos capitalistas le dijeron a Roosevelt que el gasto que estaba realizando debía parar porque estaba creando un fuerte déficit. Pero la verdadera razón era asegurarse de que los trabajadores fueran más “explotables”. Ese año el gobierno detuvo el gasto. Inmediatamente se detuvo el crecimiento y se disparó el desempleo. Esa situación se revirtió a partir de la guerra cuando volvió a crecer el gasto. Ahí los capitalistas no decían que no se vaya a la guerra, que no se gaste, al contrario, querían ir a fondo. El déficit ya no era un asunto para preocuparse. Ya no se trataba de mantener el empleo sino de expandir sus mercados.

–¿Y ahora?

–Ahora no hay ninguna guerra que pueda hacer esto.

–Estados Unidos está involucrado activamente en dos guerras.

–Que no tienen impacto en el empleo y son muy impopulares. A diferencia de la Segunda Guerra Mundial, la propaganda no ha sido exitosa. El impacto inmediato de las medidas que están lanzando profundizan la crisis hasta que los sobrevivientes aparezcan. Estamos frente a un proceso de concentración y centralización a nivel internacional que no se desacelera. Muchos bancos pequeños se están cayendo, los están dejando caer. Sólo los grandes sobreviven, e inclusive algunos cayeron.

–¿El segundo impacto sobre quiénes recaerá? ¿Los mismos bancos que tambalearon el año pasado?

–Tranquilamente puede venir desde los activos tóxicos. Estados Unidos, Japón y muchos países en Europa todavía tienen problemas. La crisis reveló que sus activos son ficticios. Pero siguen siéndolo, sólo que ahora los compró o rescató el gobierno. Esos activos estaban basados sobre proyecciones de ganancias que no existen. La pregunta es: qué pasaría si esos bancos le pusieran el valor de mercado de esos activos. Tendrían una crisis inmensa. Se convierten en “bancos zombie”, son muertos que caminan.

–¿Cómo impacta este proceso sobre la distribución del ingreso en las economías centrales?

–La desigualdad creció significativamente. Estados Unidos está más cerca de India y China que de Suecia o Dinamarca. A partir de Reagan la desigualdad comenzó a crecer dramáticamente. A medida que caían los salarios, el consumo privado se mantuvo con el crédito. Se incrementó el endeudamiento gracias a la baja en las tasas. Caía el costo del financiamiento y la duración del vencimiento del préstamo era más larga. Pero eventualmente, esto se volvió insostenible. Es como una persona teniendo un ataque cardíaco, se puede ver que viene pero no sabés cuándo. Ahora dicen que se necesita que la gente gaste más. Pero cómo van a hacerlo si están altamente endeudados. Si mañana se condonan las deudas como se hizo con los bancos, el consumo va a recuperarse.

–¿Por qué la crisis impactó más en las economías centrales que en las periféricas?

–Eso es interesante porque también sucedió durante la Gran Depresión en los ‘30. En este caso algunos países han logrado desvincularse del libre mercado. Esto lo digo en el sentido de que toman decisiones de política para prevenir el colapso financiero. Entender que el sistema opera mediante auges y crisis. No todos lo logran. Canadá sí, Argentina y Brasil también. Están haciendo más para protegerse, tranquilamente podrían haber hecho lo mismo que antes, lo mismo que los condujo a sus crisis.

–¿Por qué es tan difícil ir contra las recetas neoliberales?

–Las universidades tienen gran parte de la culpa. Formaron cuatro generaciones de economistas, empresarios, políticos y periodistas bajo la noción de que el mercado es algo que no se debe intervenir y que encontrará su camino hacia un resultado ideal. Esto es completamente errado. Las universidades tienen que cambiar, va a suceder pero va a demorar. Esa ideología no es sostenible. La vida académica cambia muy lentamente y se neutraliza fácilmente. Pero estoy convencido de que se verán cambios que vendrán por fuera de la academia, desde el sur.

–¿El dólar puede perder su rol dominante?

–No creo que esto suceda. Pero eso no significa que no pueda producirse una corrida sobre el dólar. Lo que sí podemos decir es que el euro tendrá un papel más importante como reserva de valor. Los europeos pueden no desearlo por el impacto que genera en sus balances comerciales, sin embargo también existen beneficios. El yuan no se puede convertir en reserva de valor, más allá de algunas declaraciones, ellos tampoco quieren eso. Le falta mucho para llegar a eso. Hay otros fenómenos culturales, políticos e históricos que inciden en este punto.

_______________________________
*Anwar Shaikh actualmente es profesor de Economía del Departamento de Economía de Graduate Faculty of Political and Social Science de The New School for Social Research of New York de la New School University.

Fuente: Página 12

viernes, 7 de agosto de 2009

Revancha en el laboratorio, el ensayo neoliberal ha concluido


Gracias a Ramón Morata, de Artículos claves, he llegado a este artículo de Alejandro Nadal publicado esta semana en La Jornada. Plenamente coincidente con la línea crítica al neoliberalismo que desarrollo en este blog, así como en varios artículos publicados en El Blog Salmón. La mirada ciega y cortoplacista de un modelo económico basado en el capital financiero, ha arrastrado al mundo a la actual debacle que amenaza con ser la más destructiva de la historia. La complicidad y complacencia de los gobiernos que lo aceptaron, le ha significado al mundo veinte años de retroceso. Este es el artículo de Alejandro Nadal:

Alejandro Nadal, La Jornada

El ensayo neoliberal ha concluido. Todo salió mal. No generó crecimiento, y cuando lo hubo fue sobre bases artificiales. Los equilibrios macroeconómicos crecieron y resultaron insostenibles. Las remuneraciones salariales se estancaron, lo que condujo al endeudamiento. La desigualdad y pobreza aumentaron. El sector financiero se expandió por la deficiente rentabilidad en el sector real y la crisis no se hizo esperar.

Pero dentro de todo esto una minoría se benefició. Esa elite planea no sólo continuar el experimento, sino ampliarlo. Los primeros signos se encuentran inscritos en la arquitectura y prioridades de los programas de rescate y de estímulo para frenar la recesión. Otra señal clara ya se despliega en los laboratorios de la academia.

Vamos por partes. Una lección clave de la crisis se relaciona con la teoría económica. Ahora debe quedar claro para todos que la escuela de pensamiento económico dominante, la teoría económica neoclásica, está en bancarrota. Su principal exponente, el modelo de equilibrio general, es una entelequia para la que esta crisis no debería estar sucediendo. La sofisticación matemática de la teoría de equilibrio general (TEG) sólo es comparable con la superficialidad de sus seguidores. La TEG es el artefacto ideológico más importante del neoliberalismo (y quizás del capitalismo).

Los fracasos de ésta son múltiples. Su principal objetivo era demostrar que las fuerzas del mercado, si son dejadas en libertad, conducen a una posición de equilibrio (oferta y demanda iguales en todos los mercados). Durante años, la TEG trató de probar (a través de un modelo matemático) que la formación de precios de equilibrio es intrínseca al libre funcionamiento de los mercados.

Pero no pudo lograr su objetivo. A finales de los años 50 se alcanzaron algunos resultados que se pensó podían ser la base de una demostración general. La ilusión duró poco: en 1960, Herbert Scarf demostró con su célebre contraejemplo que no había fundamentos para apoyar esa conjetura. En 1974, los teoremas de Sonnenschein-Mantel-Debreu mostraron definitivamente que se había llegado a un callejón sin salida: la TEG nunca podría demostrar la convergencia al equilibrio. ¡Vaya resultado! Pero hay una ironía extraordinaria: en los años que siguieron, la bancarrota científica de la teoría que justificaba el credo del libre mercado coincidiría con el triunfo ideológico del neoliberalismo. Eso tiene mucho que ver con lo que sucedió en las universidades.

La teoría de equilibrio general tiene otros defectos importantes. Por sorprendente que le parezca a los lectores, esta teoría no tolera la introducción de la moneda. Sí, leyó usted bien, la teoría más sofisticada de la que se reclaman los tecnócratas aduladores del libre mercado es no monetaria y su modelo matemático es el de una economía de trueque. La paradoja es más fuerte: resulta que el modelo utilizado para justificar la apertura financiera es un modelo teórico en el que no tiene cabida la moneda. Esto es un escándalo.

La concepción idílica del libre mercado también es la base de la teoría macroeconómica contemporánea. En efecto, la nueva macroeconomía clásica (en su versión monetarista o de expectativas racionales) descansa en una fe inquebrantable en la estabilidad de los mercados. Para esta teoría, si existe flexibilidad de precios y salarios, no habrá desempleo. No importa que no se tenga la menor prueba de que el libre mercado conduce al equilibrio. No importa que muchos estudios demuestren que la flexibilidad de precios es precisamente lo que conduce a la volatilidad e inestabilidad de los mercados.

Los economistas neoclásicos, en su modalidad micro o macroeconómica, tienen una pesada responsabilidad en lo que ha sucedido en la economía mundial. Sus modelos vacíos están detrás de la divergencia entre productividad y salarios, de la desigualdad y del endeudamiento, de la idea absurda de la tasa natural de desempleo y de la especulación como leitmotiv de la vida financiera.

No será fácil cambiar las prioridades de la política económica para acceder a un modelo de desarrollo comprometido con el bienestar y la sustentabilidad ambiental. Esta crisis debería contribuir a reformular trayectorias de investigación y planes de estudio en las universidades con nuevas prioridades sobre crecimiento, salarios y remuneraciones, cartelización y corporaciones, la experiencia monetaria y el sector financiero, y, desde luego, la intersección con la base de recursos naturales.

Pero es precisamente en el laboratorio de la academia donde el establishment buscará que todo siga igual, como si la crisis no existiera. La TEG seguirá siendo objeto de enseñanza (pero sin sus deficiencias), al igual que la nueva macroeconomía clásica. Como si nada. El fuerte compromiso ideológico de los economistas neoclásicos y la flojera crónica para abrir nuevas vías de investigación harán difícil el camino. El revanchismo neoliberal en la academia buscará consolidar la stasis. Para las ciencias sociales, esto conlleva un peligro mortal. Y eso no es metáfora.

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