martes, 30 de julio de 2019

Crece el hambre en el mundo


Timothy A. Wise, Viento Sur

Por tercer año consecutivo diversas agencias de Naciones Unidas han documentado niveles crecientes de hambre severa en el mundo, que afecta a 820 millones de personas. Más de 2.000 millones sufren inseguridad alimentaria “moderada o severa”. Durante el mismo periodo, el mundo viene experimentando lo que Reuters ha denominado una “sobreabundancia global de cereales”, con productos agrícolas excedentarios amontonados fuera de los silos de grano y pudriéndose por falta de compradores. Está visto que el aumento de las cosechas de grano no reduce el hambre global.

Pese a ello, no pasa ni un día sin que algún dirigente académico, industrial o político se una al coro malthusiano para advertir de la inminencia de fenómenos de escasez de alimentos causados por el crecimiento de la población y la limitación de los recursos naturales. Por ejemplo, Richard Linton, decano de la Facultad de Agricultura y Ciencias de la Vida de la Universidad del Estado de Carolina del Norte, ha hecho sonar la alarma con palabras que nos son familiares: “Tenemos que hallar la manera de alimentar al mundo, doblando la oferta de alimentos”, ha declarado. “Y todos sabemos qué pasará si no producimos alimentos suficientes: será la guerra, la competición.”

“¿Cómo alimentaremos al mundo?”, exclama el predicador. “Aumentar nuestra abundancia”, responde el coro. Hay tanta equivocación en esta respuesta. E incluso en la pregunta, que es profundamente arrogante. ¿Cómo alimentaremos –nosotros– al mundo? Sabemos a qué nos referimos con esta pregunta: a los países ricos, con semillas de alto rendimiento y una agricultura a escala industrial. EE UU piensa que está alimentando al mundo actualmente. Pero no es cierto.

domingo, 28 de julio de 2019

¿Quién va ganando la guerra comercial entre China y EEUU?


Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

En México se suele estar abrumado por los multimedia de Estados Unidos/Gran Bretaña y sus sucursales locales, y no se toma en cuenta dialécticamente la antítesis de la contraparte afectada, como es el caso flagrante de China en la guerra comercial que inició Trump.

Si uno se basa en los tuits de Trump, pues prácticamente China estaría liquidada en forma absurda, lo cual atenta contra la realidad.

Trump es un excelente propagandista como se entrenó 13 años en su programa de reality show The Apprentice (https://imdb.to/2K3Pjtn), además de ser un consagrado blufista de póquer, lo aprendió en sus casinos y con su socio israelí Sheldon Adelson, mandamás de Las Vegas y Macao.

Sucede que hay categorías entre los 193 países de la ONU, cuando unos, como vulgares naciones bananeras sucumben al primer amago de amenazas de Trump, y otros, como las superpotencias, Rusia y China –incluso India– lo paran en seco.

viernes, 26 de julio de 2019

Cómo puede ser el brexit de Boris Johnson

El nuevo primer ministro Británico representa el ala dura de los conservadores y tendrá como cometido llevar a cabo un brexit “duro” antes del 31 de octubre


Laura Cruz, El Salto

En 1984 los diez países que entonces formaban la Comunidad Económica Europea (CEE) se reunían en el castillo de Fontainebleau (Francia) para decidir el futuro del mercado común. Margaret Thatcher, en aquel tiempo primera ministra de Reino Unido, destacó por un discurso muy duro: “Nosotros solo queremos que nos devuelvan el dinero que pagamos de más”. Desde entonces la idea del euroescepticismo se instalará en el imaginario británico durante décadas. La gestión Thatcher forma parte de la historia del neoliberalismo europeo y es la base de lo que hoy son estas cuatro naciones.

El año 2016 será un año que se recordará para siempre en Reino Unido. Tras cinco meses de campaña, Reino Unido vota si quiere salir de la Unión Europea, el llamado Brexit . Entonces Boris Johnson, polifacético político británico que ha dejado gloriosos momentos a las hemerotecas británicas y que hasta hace pocos días ha sido ministro de exteriores, recopiló argumentos a favor y en contra del Brexit. Finalmente se decantó por hacer campaña a favor de la salida de la UE, aunque la mayoría de su partido quería remain (postura a favor de la Unión Europea). Para ello se sirvió de una impactante y digerible 'fake new': Reino Unido aporta 350 millones de libras semanales a la Unión Europea, que podrían emplearse en otras urgencias mayores y en el Sistema Nacional de Salud (NHS). Pintó un autobús y recorrió pueblos y ciudades proclamando esta cifra. Solo había un problema: era falsa.

jueves, 25 de julio de 2019

Para salvar el euro Christine Lagarde deberá enfrentarse a Berlín


Yanis Varoufakis, eldiario.es

Christine Lagarde actuó como miembro clave de la infame troika , los acreedores oficiales de Grecia que aplastaron la resistencia de nuestro pueblo a la perpetua servidumbre por deudas. Junto a la entonces directora gerente del Fondo Monetario Internacional, la otra figura clave fue Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, quien desempeñó un papel central en el drama al ingeniar el cierre de los bancos griegos. Ahora, cuatro años después, Lagarde ha sido señalada para suceder a Draghi al mando del BCE.

A pesar de su cargo y las interacciones que tuvimos cuando fui ministro de Finanzas de Grecia, no sentí animosidad hacia ella ni una sola vez. Me pareció inteligente, cordial, respetuosa. Incluso reconoció, al menos en privado, que Grecia había recibido un trato injusto y que mi campaña para reducir nuestra deuda pública era correcta y adecuada. La prioridad de Lagarde era defender la línea de la troika y minimizar cualquier desafío a su autoridad colectiva.

La pregunta ahora es sobre las habilidades de Lagarde y su compatibilidad con la tarea de liderar el BCE en la era pos-Draghi. Sus partidarios y detractores han hablado extensamente de su incuestionable talento para manejar complejas tensiones institucionales y su inexistente formación en política monetaria. Quizás no sea coincidencia que los dos bancos centrales más influyentes, la Reserva Federal de Estados Unidos y el BCE, ahora serán dirigidos por abogados sin preparación académica en economía monetaria.

miércoles, 24 de julio de 2019

Construcción naval y el ascenso de China


Alejandro Nadal, La Jornada

Hay muchas clases de industrias. Existen las que son capaces de transformar toda una economía. Y después están las que permiten construir imperios.

Entre las primeras se encuentra, por supuesto, la industria automotriz, que transformó la matriz industrial de los países productores y hasta el espacio urbano. Pero entre las segundas se encuentra la industria naval.

A mediados del siglo XIX, Inglaterra ocupaba una posición de indiscutible liderazgo en materia de construcción naval. Sus astilleros y diques secos sobre la ribera del río Clyde invadieron el mercado mundial de barcos. Eric Hobsbawn, en su magistral libro Industria e Imperio, explica cómo hasta llegaron a imponer las normas sobre producción naval en todo el planeta. El predominio de Reino Unido en esta industria duró todo un siglo. El imperio británico fue el hermano gemelo de esta hegemonía en la industria naval.

martes, 23 de julio de 2019

La inteligencia artificial al servicio de la especulación financiera


Javier Tolcachier, Alai

Quizás todavía, en el imaginario general, los traders de las bolsas del mundo sean jóvenes irritados que gritan alocadamente la compraventa de acciones. En la irrealidad del mundo financiero actual, nada más alejado de la realidad. Si bien la alteración mental y la insanidad de propósito continúan siendo la médula de esos antros, la mayor parte de las transacciones transcurre en silencio absoluto. Es más, ni siquiera son mediadas por operadores sino por cálculos automatizados. Los tan mentados algoritmos son hoy la herramienta más utilizada en la especulación financiera con un aditamento reciente: el uso de inteligencia artificial.

Economía criminal

Otra falacia frecuente es aquella que ignora la real proporción que ha alcanzado la economía especulativa frente a la real. Aún con la dificultad que supone su volatilidad, los cálculos sitúan el volumen mundial de las transacciones financieras en más de cien veces lo producido en bienes y servicios (no financieros). Lo cual es la primera y más relevante causa de desocupación y miseria.

Desocupación, porque lejos de promover la inversión real, los flujos especulativos generan “migración de excedentes desde la economía productora de bienes y servicios hacia la financiera en forma de especulación o de tributo por usura. Esto produce un recorte a las posibilidades de reinversión productiva y redobla la presión ya existente sobre el trabajo como factor de producción.”[1]

lunes, 22 de julio de 2019

La crisis que viene


Henri Wilno, A l'encontre

La crisis es cierta pero no se sabe cuándo estallará. Una de las cuestiones esenciales que surgirán en caso de un colapso financiero es la de si los Estados estarán en posición de limitar las consecuencias.

Los procesos acumulativos con un crecimiento más lento marcan el movimiento de la economía global tanto en los países de la OCDE (América del Norte y Europa) 1/ como en China, mientras que Brasil continúa en crisis y Argentina está en recesión, etc. Solo algunos países en recuperación (como India) están creciendo por el momento, sin muchos problemas (aparte de las desigualdades y los daños ambientales). La sobreproducción es evidente en la industria del hierro y el acero y el crecimiento del mercado automotriz mundial será casi nulo en 2019.

Aunque las tasas de beneficio no muestran una tendencia visible a caer en picado, no parecen haber regresado a su nivel de 2007. Sin embargo, los salarios se están estancando (a excepción de las categorías más altas y en sectores concretos) en las economías desarrolladas, incluidas aquellas que tienen bajas tasas de desempleo como Alemania y Estados Unidos -en este último país hay un problema de apreciación del desempleo real: aparte del tiempo parcial de quienes querrían trabajar más, muchas personas adultas han dejado de buscar trabajo y, con ello, han salido de las estadísticas, lo que se refleja en una caída de la tasa de participación en el mercado laboral. Los beneficios realizados por las empresas se han utilizado ampliamente para operaciones de fusión, recompra de acciones y distribuciones de dividendos o se mantienen en inversiones líquidas, mientras que la inversión privada sigue siendo limitada. La inversión pública está limitada por las políticas de austeridad.

domingo, 21 de julio de 2019

La guerra comercial nunca ha dejado de existir


Juan Francisco Martín Seco, Contrapunto

Las medidas proteccionistas de Trump frente a determinados países han hecho saltar las alarmas y tanto políticos como comentaristas avisan sobre el peligro de una guerra comercial entre naciones. Lo cierto es que la batalla comercial se ha producido siempre desde que existe el mercado. Desde que el mercado adquirió una dimensión internacional, por pequeña que fuese, el aumento de las exportaciones y la reducción de las importaciones se convirtió en un objetivo de todos los Estados.
El mercantilismo inició su andadura allá por el siglo XVI y mantuvo su hegemonía al menos hasta el final del siglo XVIII. Parte del hecho de que el enriquecimiento de una nación se encuentra en el ahorro, en la acumulación de metales preciosos (dinero) mediante el saldo positivo del comercio exterior, por lo que pretende incentivar las exportaciones y limitar, a través de contingentes o aranceles, las importaciones.

Con Adam Smith y David Ricardo se cambia radicalmente la óptica. Se establece el libre cambio, que sostiene que la mejor política en el campo del comercio internacional es la de la absoluta libertad, evitando cualquier tipo de restricciones gubernamentales, de manera que cada país se especialice en aquellas actividades para las que disponga de “ventajas comparativas” con respecto al resto. Este punto de vista tiene una aparente lógica que no es otra que la aplicación de la división del trabajo al comercio internacional. La desigualdad de los países en el punto de partida no constituye, según esa teoría, una objeción seria, no invalida sus conclusiones. El equilibrio se produciría de igual modo a través de la apreciación o devaluación de las divisas, dando lugar a nuevas relaciones de intercambio. Se establece así una nueva estructura de costes en la que todos los Estados presentarían ventajas comparativas.

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