viernes, 23 de febrero de 2018

Otro paso de Estados Unidos hacia la guerra comercial

Nick Beams, wsws

Estados Unidos ha dado un paso más hacia la guerra comercial, con importantes connotaciones militares. El secretario de Comercio, Wilbur Ross, anunció el viernes pasado que ha enviado una serie de opciones al presidente Donald Trump para la imposición de aranceles y otras restricciones a las importaciones de acero y aluminio.

Ross dio a conocer los detalles de las investigaciones largamente esperadas llevadas a cabo bajo la sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que permite al presidente imponer restricciones a las importaciones consideradas como amenaza a la "seguridad nacional" sin la aprobación del Congreso.

Ross dijo que las investigaciones separadas sobre ambos metales lanzadas el año pasado descubrieron que los aumentos repentinos de las importaciones en los últimos años "amenazan con perjudicar nuestra seguridad nacional". Recomendó aranceles globales del 24 por ciento para el acero y del 7,7 por ciento para el aluminio.

Nace el petro, la criptomoneda que busca fortalecer la economía de Venezuela


El gobierno de Venezuela anunció este martes el lanzamiento del "petro" en un intento para evitar las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos. Caracas dio por iniciadas las operaciones de preventa de lo que asegura es la primera criptomoneda avalada por un Estado. "Venezuela se coloca en la vanguardia de los tiempos futuros. Hoy pasará a ser un día de historia. Es el primer Estado, la primera nación que lanza su criptomoneda, respaldada en sus reservas y riquezas naturales", dijo el vicepresidente de la república, Tareck El Aissami.

¿Cuán viable es que el petro, la criptomoneda de Venezuela, sirva para aliviar la crisis en el país? El petro, según dijo el presidente Nicolás Maduro, contará con el respaldo de las reservas de petróleo del país. El plan del Ejecutivo es vender cien millones de petros a un valor inicial de US$60, basado en el precio del barril de crudo venezolano a mediados de enero.

jueves, 22 de febrero de 2018

Las lecciones del 'Lunes Negro'

Barry Eichengreen, El Economista

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha visto con frecuencia en la evolución del mercado de valores un respaldo al programa económico de su Administración. Sin embargo, mientras que el Dow Jones Industrial Average (DJIA) ha subido aproximadamente un 30% desde su llegada a la Casa Blanca, el hecho de que el ascenso del mercado se deba a las políticas del presidente es incierto.

Lo que sí es cierto, como se nos ha recordado recientemente, es que lo que sube puede bajar. Al interpretar las fuertes caídas de las cotizaciones bursátiles y su impacto, muchos pensarán en 2008 y en las turbulencias del mercado que rodearon la declaración de quiebra de Lehman Brothers. Pero un precedente histórico mejor para las condiciones actuales es el Lunes Negro: 19 de octubre de 1987. Ese Lunes Negro fue muy importante: el colapso del 22,6% de los precios sigue siendo la caída porcentual más grande registrada en el Dow Jones en un día. El equivalente hoy sería unos 6.000 puntos en el índice. Además, la crisis de 1987 se produjo en el contexto del ajuste monetario por parte de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Entre enero y octubre de 1987, la Fed elevó la tasa efectiva de los fondos federales en casi 100 puntos básicos, lo que hacía más caro pedir prestado y comprar acciones. En cambio, en el período previo a octubre de 2008, los tipos de interés cayeron bruscamente, reflejando un deterioro de la economía.

Esto no es así ahora, por supuesto, lo que hace de 1987 la mejor analogía. La crisis de ese año también se produjo en un período de debilidad del dólar. A finales de la semana anterior, el secretario del Tesoro, James Baker, hizo algunas observaciones que fueron interpretadas como una amenaza para devaluar el dólar. Al igual que el actual secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en Davos este año, Baker podría quejarse de que sus comentarios fueron sacados de contexto. Pero es revelador que la liquidación del Lunes Negro comenzó en el extranjero, en países que probablemente se verán afectados por la debilidad del dólar, antes de extenderse a los Estados Unidos. Finalmente, el comercio algorítmico jugó un papel importante.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Frank Ackerman y la economía para el peor escenario

Alejandro Nadal, La Jornada

La teoría económica neoclásica asume que los agentes económicos son racionales y están bien informados. Además, supone que en nuestro mundo los llamados eventos extremos casi no ocurren y, por tanto, pueden ser ignorados. Este supuesto es uno de los pecados originales de la teoría económica neoclásica, y va de la mano con la creencia de que la incertidumbre no existe.

Por eso decía John Maynard Keynes que los economistas se han asignado una tarea inútil que consiste en afirmar, en medio de una tormenta, que cuando concluya la tempestad el mar estará nuevamente en calma.

El economista Frank Ackerman acaba de publicar un importante libro cuyo título puede traducirse como Economía para el peor escenario (Londres: Anthem Press). El subtítulo de ese texto informa sobre su alcance: Eventos extremos en el clima y las finanzas. Y es que el punto de partida de Ackerman es el hecho de que los eventos extremos en los mercados financieros se han hecho cada vez más frecuentes, y en eso se parecen a los trastornos climáticos que hoy se repiten con mayor asiduidad e intensidad.

Para empezar, Ackerman nos recuerda que la teoría económica neoclásica está obsesionada por lo que acontece en el equilibrio o en su vecindad. Y en ese contexto uno de sus supuestos más importantes es que los eventos discretos que rodean el punto de equilibrio tienen una distribución normal (en forma de campana). Esencialmente, eso quiere decir que podemos ignorar la presencia de eventos extremos, que aquí definimos de manera poco rigurosa como aquellos acontecimientos que se encuentran lejos del promedio. En términos un poco más técnicos, se puede decir que los eventos que están a más de cuatro desviaciones estándar del promedio pueden ser ignorados tranquilamente.

martes, 20 de febrero de 2018

El mundo neoliberal

José Blanco, La Jornada

Se atribuye a Mark Twain la frase "la historia no se repite, pero rima". El 5 de febrero pasado el mercado de valores de Estados Unidos experimentó su mayor caída desde mediados de 2007 y no acaba por recuperarse: ¿esta caída será similar a la de 1987, será seguida por una recuperación rápida, y será vista como un bache en la recuperación de la larga depresión de los 10 años pasados? ¿O será como en 2007, cuando la caída de la bolsa anunció el comienzo del mayor colapso de la producción capitalista mundial desde la década de 1930? O, se pregunta Paul Walder, "¿pudo la economía mundial salir efectivamente de la crisis explosionada en 2008?" Walder escribía en marzo de 2016 que podríamos estar "ante el fin de un ciclo estructural provocado por las propias contradicciones internas del capitalismo".

Según Sandro Pozzi, corresponsal de El País en Nueva York, "el temor a que la inflación se dispare por el sólido crecimiento, un mercado laboral en pleno empleo [4.1 por ciento de desempleo en EU, se llama pleno empleo], y el alza del déficit público tiene de los nervios a Wall Street", y también a Jerome Powell, su nuevo presidente. “El rebote en Wall Street, sin embargo –escribe Pozzi–, está demostrando ser frágil y desordenado, con grandes bandazos”: la inteligencia artificial de especuladores y financieros tiene problemas con sus novísimos robots con algoritmos que invierten en la bolsa por sí solos.

Fragilidad e inestabilidad financiera han sido el modo de ser del capitalismo durante los 40 años que llevamos de economía neoliberal. Pero, entremos en un nuevo ci­clo de crisis financiera, o nos hundamos más en una crisis estructural de largo plazo, nada de eso matará al capitalismo neoliberal, sino que matará de hambre a más humanos excluidos de todo en el planeta, y dejará también sumidos en la pobreza, o en la sórdida pobreza extrema, a miles de millones de mujeres, niños, hombres, ancianos…

lunes, 19 de febrero de 2018

El análisis de Marx de las leyes del capital y la crisis bursátil

Nick Beams, wsws

A lo largo de los años, uno de los ataques más persistentes contra Karl Marx por los sumos sacerdotes de la economía burguesa –los guardianes ideológicos del sistema de lucro— ha sido contra su argumento de que, en última instancia, el capitalismo depende del empobrecimiento de la clase trabajadora.

La historia, sostienen, ha demostrado lo contrario y ha refutado a Marx. Si bien ha habido períodos de crisis y caídas rápidas e incluso prolongadas en los niveles de vida de las masas, a la larga el sistema de lucro ha servido para elevarlos y continuará haciéndolo en el futuro indefinido, independientemente de las fluctuaciones que pueda sufrir.

Además, no existe una alternativa posible porque el sistema de mercado no es un modo de producción desarrollado históricamente, que surgió en un punto y por lo tanto está destinado a desaparecer como los modos de producción anteriores, la esclavitud y el feudalismo. Más bien, está enraizado en las leyes de la naturaleza misma y es necesario y por lo tanto eterno. En otras palabras, a pesar de algunas imperfecciones, que pueden dar lugar a problemas en ciertos puntos, todo es realmente el mejor de los mundos posibles.

En la época feudal, los sumos sacerdotes de la Iglesia, que desempeñaron un papel clave en sostener y santificar a las clases dominantes de la época, sostuvieron que cuando surgían las crisis no eran producto del sistema social sino un “acto de Dios”, un castigo para el hombre derivado de su caída en el pecado.

Si bien ha habido enormes avances en el pensamiento social y político desde entonces –un producto de la Ilustración y los grandes avances en el conocimiento científico—, el modus operandi de los actuales “sumos sacerdotes” de la economía capitalista, los economistas y expertos burgueses, no es del todo diferente al de sus predecesores.

viernes, 16 de febrero de 2018

La caída de la bolsa: ¿cómo 1987, 2007 o 1937?


Michael Roberts, Sin Permiso

El 5 de febrero el mercado de valores de Estados Unidos experimentó su mayor caída desde mediados de 2007, justo antes de la crisis crediticia, la crisis de la banca y el inicio de la Gran Recesión.

¿Se repite la historia? Según el viejo dicho, la historia no se repite, pero rima. En otras palabras, hay ecos del pasado en el presente. Pero ¿cuáles son esos ecos en este momento? Hay tres posibilidades.

1) Esta caída será similar a la de 1987 y será seguido por una recuperación rápida y decisiva y el mercado de valores y la economía de Estados Unidos reanudarán su reciente marcha ascendente. La caída será vista como un bache en la recuperación de la Larga Depresión de los últimos diez años.

2) O podría ser como 2007, cuando la caída de la bolsa anunció el comienzo del mayor colapso de la producción capitalista mundial desde la década de 1930 y del mayor colapso conocido en el sector financiero - para ser seguido por la recuperación económica más débil desde 1945.

3) O, finalmente, podría ser como 1937, cuando el mercado de valores cayó cuando la Reserva Federal de Estados Unidos subió los tipos de interés y el 'New Deal' de la administración Roosevelt dejó de invertir para estimular la economía. La Gran Depresión se reanudó y sólo se terminó con la carrera de armamentos y la entrada de los EEUU en la Segunda Guerra Mundial en 1941.

jueves, 15 de febrero de 2018

El ‘índice del miedo’ planea sobre Wall Street

Martine Orange, Mediapart

La crisis financiera de 2008 sacó a la luz la creatividad financiera. En unas semanas, el mundo había descubierto las subprimes, la titulización y todos los títulos oscuros (CDO, CDS, ABS, etc.) origen del hundimiento financiero. En las próximas semanas, es muy posible que otras siglas, VIX, se encuentren en boca de todos. No en vano ya se apunta a este índice como el principal responsable del hundimiento bursátil que conoció Wall Street el lunes 5 de febrero.

En apenas unos minutos durante la sesión del lunes, el Dow Jones, el índice de Wall Street, cayó más de un 10% hasta cerrar con pérdidas del 4,6%. Desorientados, los agentes de los mercados trataban de entender lo ocurrido. ¿Había un trader loco? ¿Ordenadores que habían perdido el control? Muchos apuntan ahora a otro culpable, el VIX, el índice de volatilidad del mercado. El índice del miedo, como se le conoce en los mercados. Un índice que, en unos años, se ha convertido en la referencia de todas las apuestas bursátiles, en mercados dominados por algoritmos y matemáticas cuánticas.

Si los mercados bursátiles han denominado al VIX el índice del miedo es porque se supone que debe medir el estado de los mercados día a día, en función de la volatilidad de éstos. La volatilidad es una noción muy empleada en los mercados financieros: mide la magnitud de las variaciones de las cotizaciones de los activos día a día. Cuanto más elevada sea, mayores serán los riesgos; mayor la perspectiva de ganancia, pero también de pérdidas.

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