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martes, 13 de noviembre de 2018

Yemen, el infierno creado por Arabia Saudí

Mientras el territorio yemení es arrasado desde hace casi cuatro años por los bombardeos de Arabia Saudí, el mundo mira para otro lado

Leandro Albani, La tinta

Yemen es un infierno. Y a nadie parece importarle. El país de Medio Oriente, uno de los más pobres del mundo, atraviesa una tormenta de bombardeos y matanzas impulsadas por Arabia Saudí desde hace casi cuatro años. La frontera entre las dos naciones del Golfo Pérsico se convirtió en una zona de nadie por donde el reino de la familia Saud descarga miles de toneladas de misiles que transformaron a Yemen en una tierra arrasada al borde del colapso.

Por estos días, las miradas están puestas en el príncipe heredero, Mohammed Bin Salman (MBS), debido al asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul. El escándalo internacional resuena en todos los medios, Estados Unidos –principal aliado de Arabia Saudí- se quiere mostrar decidido en condenar el hecho y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan se posiciona como un defensor absoluto de la libertad y filtra la información escalofriante sobre lo que le sucedió a Khashoggi en sus medios de comunicación afines. Pero a nadie parece importarle la crisis humanitaria en Yemen.

sábado, 27 de octubre de 2018

Jamal Khashoggi entendía el poder

Robert Fisk, La Jornada

Supe justamente lo que en realidad significó el asesinato de Jamal Khashoggi en el contexto de Medio Oriente cuando me di cuenta de a quién tendría que llamar para que me explicara. A quién iba a llamar por teléfono para enterarme de qué estaba pasando. Pues desde luego, hubiera tenido que llamar a Jamal Khashoggi y por eso es que su muerte es tan importante; porque era, como él mismo sabía, un solitario e importante periodista árabe que no escuchaba –ya no más– la voz de su amo. Ese fue su problema.

Este repugnante, peligroso, aterrador y sucio asesinato –porque no me van a decir que un hombre de 60 años que muere en una pelea a puños con otros 15 hombres no es un asesinato– no sólo muestra al gobierno saudita tal y como es, sino que nos muestra a nosotros tal como somos. ¿Por qué nos seguimos enamorando de los estados árabes –como también lo hace Israel– y después gritamos aterrados cuando resultan ser extremadamente desagradables y muy violentos?

Para responder a esta pregunta ya hay varias pistas. La reacción inicial de Trump al decir que la versión saudita era creíble –cuando claramente no lo era– fue el comienzo. Después, el asesinato se convirtió en el peor en la historia de los encubrimientos. Fue la calidad del asesinato lo que le pareció perturbador, como pueden ver. Estos fulanos no sabían cómo borrar sus rastros. Ya había admitido que no quería renunciar a la venta de armas estadounidenses a Arabia Saudita. Nuestra querida primera ministra (británica) Therea May, además, se refirió a la horrenda muerte de Jamal diciendo que lo habían matado y no que fue asesinado.

miércoles, 24 de octubre de 2018

Khashoggi y la hipocresía de Occidente


La Jornada

El asesinato del periodista saudiárabe Jamal Khashoggi dentro del consulado de su país en Estambul, Turquía, cometido el 2 de octubre anterior, ha dejado al desnudo ante el mundo la barbarie de la monarquía saudita, la cual no sólo es responsable del crimen, sino de que por más de dos semanas realizó denodados esfuerzos por encubrirlo. Tras reconocer que el informador fue asesinado dentro de la legación diplomática, el régimen de Riad pretende hacer creer que no tiene relación con el homicidio, el cual habría sido un grave error cometido en el curso de una pelea entre Khashoggi y funcionarios sauditas que pretendían convencerlo de regresar a su país.

Aunque la monarquía petrolera asegura haber arrestado a 18 personas en relación con el caso y cesado a algunos funcionarios de inteligencia, luego de todos los intentos de negar los hechos y de los sólidos indicios de que el episodio fue resultado de un plan premeditado –como señaló ayer el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien agregó que se trató de un asesinato salvaje– es muy poco verosímil que exista en Riad la menor voluntad de esclarecimiento y de impartición de justicia.

domingo, 21 de octubre de 2018

La alianza de Trump con descuartizadores, escuadrones de la muerte y asesinos de niños: Arabia Saudí, Brasil e Israel

James Petras, Rebelión

Las últimas semanas, la Casa Blanca ha estrechado sus lazos con la versión contemporánea de los regímenes más crueles del mundo. El presidente Trump ha dado por buenas las explicaciones del “Príncipe de la Muerte” de Arabia Saudí, Mohamed bin Salman, que se ha graduado al pasar de cortar manos y cabezas en las plazas públicas a descuartizar cuerpos en consulados en el extranjero, el caso de Jamal Khashoggi.

Por otro lado, la Casa Blanca ha saludado calurosamente el triunfo electoral del candidato brasileño a la presidencia Jair Bolsonaro, ardiente defensor de torturadores, dictadores militares, escuadrones de la muerte y el libre mercado.

El presidente Trump se postra ante Israel y se jacta de esa relación, mientras su guía espiritual, Benjamin Netanyahu celebra el Sabbat con el asesinato y la mutilación de cientos de palestinos desarmados, especialmente jóvenes.

Estos son los “aliados naturales” de Trump. Todos ellos comparten valores e intereses, aunque cada uno tiene su método personal para deshacerse de los cadáveres de sus adversarios y disidentes.

Vamos a proceder a abordar el contexto político y económico general en el que actúa este trío de monstruos. Analizaremos las ventajas y los beneficios que llevan al presidente Trump a ignorar e incluso elogiar acciones que violan los valores y sensibilidades democráticos de Estados Unidos.

Para concluir, examinaremos las consecuencias y los riesgos resultantes de esta aceptación incondicional del trío de asesinos.

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