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martes, 7 de junio de 2016

El golpe de estado en Brasil y el ‘retroceso’ de Washington en América Latina


Mark Weisbrot, CEPR

Claro está que el Poder Ejecutivo del Gobierno de Estados Unidos favorece el golpe de Estado en curso en Brasil, a pesar de que se haya cuidado de evitar cualquier respaldo explícito hacia el mismo. La primera muestra fue el encuentro entre Tom Shannon, el funcionario número 3 del Departamento de Estado de EEUU, y quien sin duda está encargado de manejar esta situación, junto al senador Aloysio Nunes, uno de los líderes del juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff en el Senado brasileño, el 20 de abril. Mediante la celebración de esta reunión tan solo tres días después de que la Cámara Baja de Brasil votó a favor de destituir a la presidenta Rousseff, Shannon le enviaba una señal a los gobiernos y a diplomáticos en toda la región y en el mundo de que para Washington el juicio político es más que aceptable. Nunes le devolvió el favor al encabezar un esfuerzo (siendo el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Brasil) para suspender a Venezuela del Mercosur, el bloque comercial suramericano.

Es mucho lo que está en juego para las principales instituciones de política exterior de EEUU, las cuales incluyen las 17 agencias de inteligencia, el Departamento de Estado, el Pentágono, la Casa Blanca, el Consejo de Seguridad Nacional, junto a los comités de política exterior del Senado y de la Cámara. Un enorme cambio geopolítico se llevó a cabo en los últimos 15 años, en los que la izquierda latinoamericana pasó de no gobernar ningún país a liderizar la mayoría de los países de la región. Por diversos motivos históricos, la izquierda en América Latina tiende a favorecer la independencia nacional y la solidaridad internacional, y por lo tanto está menos dispuesta a ir de la mano con la política exterior estadounidense. Recuerdo la primera vez que vi a Lula da Silva. Fue en Porto Alegre, Brasil, en el año 2002. Le hablaba a una multitud en el Foro Social Mundial, de pie bajo una enorme pancarta que decía "Dile No a la guerra imperialista en Irak".

sábado, 4 de junio de 2016

En Brasil se disputa el futuro de América Latina


Emir Sader, La Jornada

Con el gobierno de Mauricio Macri se ha roto el eje de los procesos de integración en América Latina, constituido por la alianza entre Brasil y Argentina, que distanciaba al continente de la influencia de Estados Unidos. Con el riesgo de que Brasil también se sume a la tendencia asumida por el gobierno argentino se revertiría esa influencia haciendo que el continente pasara a sumarse al predominio mundial del neoliberalismo, que afecta particularmente a Europa, de forma devastadora, entre otras regiones del mundo.

El gobierno de Macri camina para volverse la referencia central del neoliberalismo en América Latina. El gobierno mexicano de Enrique Peña Nieto, candidato anterior a servir como modelo de esas políticas en el continente, ha fracasado tempranamente. El estilo empresarial de Sebastián Piñera también ha fracasado en Chile. Álvaro Uribe también se ha desgastado como referencia de la política estadounidense en el continente.

La inesperada victoria de Macri fue velozmente saludada por Washington como superación del estilo de confrontación de Cristina Kirchner y recibió rápidamente una visita de Obama, quien no se ha cansado de elogiar la política económica de Macri.

domingo, 29 de mayo de 2016

El asalto al poder en Brasil

Emir Sader, Página 12

Después de ser derrotada cuatro veces sucesivamente y de tener todas las de volver a perder ante Lula en 2018, la derecha brasileña escogió un atajo para buscar desalojar al PT del gobierno. Valiéndose de que la totalidad del gran empresariado –al contrario de los que decían que el PT gobernaba para ellos– se ha alineado en contra de Dilma Rousseff, han constituido una inmensa caja de financiamiento privado –en la última elección en que ese tipo de apoyo rige en Brasil– para elegir el peor Congreso en la historia del país.

Esa mayoría legislativa terminó siendo decisiva para desalojar a Rousseff del gobierno, como se ha visto en la vergonzosa votación de la Cámara de Diputados, transmitida por televisión y vista también en el exterior, cuando un verdadero striptease ha revelado lo que es el Congreso brasileño hoy día. A pesar de que el parlamentarismo ha sido derrotado en las dos veces que ha ido a plebiscito en Brasil, el Congreso actuó de esa forma, sin ninguna razón para el impeachment de Rousseff, pero valiéndose de una mayoría legislativa de derecha para derrotarla.

sábado, 21 de mayo de 2016

Brasil: ¿golpe de Estado o fiasco?


Immanuel Wallerstein, La Jornada

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, estará suspendida de su cargo mientras esté sometida a juicio por parte del Senado. Si se le encuentra culpable será retirada del cargo, que es lo que se entiende en Brasil por enjuiciamiento. Todos los que han estado intentado seguir los últimos meses de maniobras políticas, incluso los brasileños, pueden tener excusa de estar algo confundidos por las tantas vueltas que ha dado el proceso.

¿Cuál es el punto aquí? ¿Es éste un golpe de Estado constitucional, como le ha llamado en repetidas ocasiones la presidenta? ¿O es un acto legítimo que apela a la responsabilidad de la presidencia por las graves fechorías de ella y de miembros de su gabinete y asesores, como alega la oposición? Si es esto último, ¿por qué ocurre esto apenas ahora y no, digamos, durante el primer periodo de Rousseff en la presidencia, antes de que fuera electa con tanta facilidad en 2015 con un margen significativo?

viernes, 20 de mayo de 2016

La calculada conversión al neoliberalismo de Henrique Cardoso y su ambición de poder


Atilio Boron, Página12

La escena en un aula de la Flacso, Santiago de Chile, agosto de 1967. Los alumnos de las dos maestrías que se dictaban en aquel momento, una en Sociología y otra en Ciencia Política, esperan con entusiasmo la llegada de un nuevo profesor de economía: un joven exiliado brasileño, con impecables antecedentes de izquierda, que por primera vez dictaría un curso a nivel de posgrado. El director de la institución hace la presentación de rigor y poco después el profesor pasa a explicar su programa, cosa que hace en un buen “portuñol” y con marcado acento brasileño que servía para matizar la aridez de su discurso. El contenido y la bibliografía son rigurosamente marxistas, sin la menor fisura por la cual pudiera deslizarse alguna otra vertiente de pensamiento económico.

Cuando terminó su exposición un pesado silencio descendió sobre la sala. Yo era uno de los estudiantes y me llamó la atención el hermetismo teórico del programa. Había ya hecho un curso de Economía Política en la Argentina, en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, con la inolvidable Rosa Cusminsky, que luego del golpe de 1976 logró exiliarse en México y continuar con su labor docente en la UNAM. En el curso dictado por Rosa, una marxista “convicta y confesa”, como se declarara José Carlos Mariátegui, estudiamos por supuesto a Marx (algunos pasajes de El Capital, leímos con fruición Salario, Precio y Ganancia, ojeamos el Anti-Duhring) pero también vimos a John M. Keynes, Joseph Schumpeter, Joan Robinson, Arthur Pigou y John K. Galbraith. Rompí el silencio y, con mucho tacto, le pregunté al novel profesor si no iríamos a estudiar también la obra de algunos de estos autores que la buena de Rosa nos había hecho leer, en mi caso cuando aún no había cumplido 18 años. La respuesta me dejó helado, pues indignado, se volvió hacia mí y me dijo, con un tono amenazante y agitando con fuerza su dedo índice de la mano derecha: “Mire jovencito: si usted quiere perder el tiempo estudiando esa basura burguesa no tiene nada que hacer en mi curso”. Intimidados por la violencia verbal del profesor nadie tuvo la osadía de abrir la boca. Este comenzó a dictar su materia y yo ni siquiera me molesté en tomar notas, cosa que hago habitualmente.

lunes, 16 de mayo de 2016

Brasil: un zarpazo más del imperio

Cuauhtémoc Cárdenas, La Jornada

En Brasil el neoliberalismo, el imperio, la potencia hegemónica de nuestro continente ha dado un zarpazo más: ha logrado separar de su cargo a la presidenta Dilma Rousseff mediante un golpe orquestado con la complicidad de mayorías legislativas, un buen número de partidos políticos, consorcios financieros y de medios informativos, así como las fuerzas externas de la dependencia y sus aliados internos, encabezados en este caso, ¡qué ironía!, por Fernando Henrique Cardoso.

Ningún delito cometido, argumentos legaloides, acusadores y operadores del golpe evasores de la justicia, autores acusados ellos sí con razón, de delitos comprobados de corrupción, acogidos a la impunidad que brinda un sistema judicial igualmente herido en áreas fundamentales por la corrupción.

A la separación temporal de Rousseff, las fuerzas de la reacción y el entreguismo habrán de continuar su labor, buscando, como paso siguiente, la destrucción de las fuerzas políticas populares y democráticas del Brasil, que sin duda encabeza el Partido de los Trabajadores, y de sus personalidades representativas: Dilma y Lula, entre otros. A éste, sin duda el que ha encabezado la edificación de un Brasil independiente e igualitario, el dirigente político progresista y democrático más popular y destacado de su país y de Latinoamérica, se le quiere cerrar el paso para que no vuelva a conducir a su pueblo por sendas de progreso y democracia.

domingo, 15 de mayo de 2016

La pesadilla de Bolívar en Brasil


Alfredo Serrano Mancilla, La Jornada

Lo que llevamos de segunda década del siglo XXI poco o nada se le parece a la anterior. El consenso bolivariano está diluyéndose. Seguramente son muchas las razones para que esto ocurra. La muerte de Chávez, su gran creador, es una variable fundamental. También la de Kirchner, otro de los grandes valedores de esta propuesta integracional. Pero, además de estos desgraciados acontecimientos, también hay que tener en cuenta que la región no es la misma que hace años por otros muchos factores.

En clave electoral, han cambiado las cosas. No se ha perdido todo, pero tampoco se ha continuado con la racha de victorias del pasado. La derrota de Argentina a manos de Mauricio Macri supone un punto de inflexión en la correlación de fuerzas políticas en Sudamérica. En Venezuela la derrota del 6D, del año pasado, también tuvo consecuencias políticas. En Bolivia, el No a la repostulación de Evo Morales aún continúa en digestión. Todo ello ha supuesto que, junto con el cambio de fichas en Uruguay (Tabaré Vázquez por Pepe Mujica) y en el mismo Brasil (Rousseff por Lula), el continente latinoamericano tenga otro rostro y otros dilemas. A ello hay que sumar los cambios producidos en Paraguay y en Honduras a costa de sendos golpes de Estado que hicieron sustituir a otras dos piezas importantes (Lugo y Zelaya) en el tablero progresista regional.

sábado, 14 de mayo de 2016

Wikileaks revela que el sustituto de Rousseff al frente de Brasil fue informante de EEUU

El presidente interino de Brasil, Michel Temer, fue informante de la inteligencia de EEUU, según informa Wikileaks. En las filtraciones hechas por el portal se afirma que el diputado Federal Michel Temer, presidente nacional del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), creía que la desilusión pública hacia el presidente Lula y el Partido de los Trabajadores (PT) representaba una oportunidad para que el PMDB presente su propio candidato a las elecciones presidenciales de 2006. Sin embargo, las propias divisiones del partido y la falta de un candidato propio forzaron una alianza con el PT de Lula hace diez años.

La elección de Lula, según las palabras de Temer citadas por Wikileaks, "representó una gran esperanza para la población de Brasil, pero su actuación ha sido decepcionante". Además Temer dijo de Lula que era “corto de miras” y criticó "su enfoque en los programas de seguridad social que no promueven el crecimiento económico".

viernes, 13 de mayo de 2016

La crisis brasileña era una estrategia golpista

Emir Sader, La Jornada

La larga crisis brasileña, que algunos dicen que ha empezado con las manifestaciones callejeras de junio de 2013, otros que recién concluidas las elecciones de 2016, gana contornos definidos, conforme desemboca en un golpe blanco. No se puede decir que todo ha sido meticulosa y fríamente calculado, pero es cierto que han terminado siendo piedras de la arquitectura de una estrategia golpista con el objetivo, a como sea, con quien sea, de sacar al PT del gobierno.

Ese es el objetivo de la derecha brasileña, así como es la de los otros países con gobiernos progresistas de la región: cerrar el ciclo de gobiernos populares, sacar a esas fuerzas del gobierno, de la forma que sea posible, restablecer el modelo neoliberal. Es lo que ha pasado y está pasando en Brasil ahora.

Hubo quienes creyeron que las manifestaciones de 2013 eran democráticas, que criticabam al gobierno y al PT desde un punto de vista de izquierda. Ledo engaño: era el comienzo de la onda de descalificación de la política, primer paso para la ofensiva de la derecha.

lunes, 9 de mayo de 2016

Sorprendente giro en Brasil: anulan impeachment contra Dilma Rousseff


El presidente interino de la Cámara de Diputados, Waldir Maranhão, anuló este lunes el proceso de 'impeachment' (juicio político) lanzado contra la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, en el Congreso. Según ha podido saber el diario local Folha de Sao Paulo, Maranhão sostiene que la votación llevada a cabo en la Cámara Baja para impulsar el 'impeachment' sobrepasó los límites de la denuncia contra Rousseff por un "crimen de responsabilidad".

El delito que se le imputa a Rousseff es aumentar el gasto público en plena campaña para la reelección en 2014 sin recabar antes la autorización del Congreso, lo que se conoce popularmente como 'pedaladas fiscales'. Según una auditoría realizada en octubre por el Tribunal de Cuentas (TCU), existen varias irregularidades contables en los presupuestos de 2014 por valor de 40.000 millones de reales (1.728 millones de euros). Por esta razón, este tribunal ha rechazado las cuentas del Ejecutivo de 2014, alegando que estaban maquilladas. Solo hay un precedente como ese, que se remonta a 1937. Además, había indicios de pedaladas también en las cuentas públicas de 2015.

Sin embargo, para Maranhão el debate en la cámara baja se centró en la presunta implicación de Rousseff en el escándalo de corrupción en Petrobras, cuestión que no está comprendida en la denuncia del 'impeachment'. El presidente interino indicó que aceptó una demanda de la Abogacía General del Estado, que defiende a Rousseff y exigió la "nulidad" de la sesión del pasado 17 de abril, en que 367 de los 513 diputados aceptaron las denuncias contra la mandataria y dieron lugar al trámite.

¿De qué trata la crisis brasileña?

Emir Sader, Público.es

La derecha fue derrotada sucesivamente cuatro veces seguidas, tiene todas las posibilidades de seguir perdiendo frente a la candidatura de Lula, y por eso resolvió abandonar la disputa electoral y buscar un atajo para volver al gobierno. De eso trata la crisis brasileña, de un golpe blando, que trata de reimplantar el programa neoliberal derrotado siempre por los brasileños.

El primer intento, a los pocos días de la nueva derrota electoral, en 2014, fue el recuento de los votos, que no les resultó. Enseguida vinieron las acusaciones de corrupción, y lo cierto es que ninguna de ellas tenía algún fundamento. El mismo Lula sigue viviendo en el mismo departamento en la periferia de San Pablo donde vivía antes de ser el presidente más exitoso de la historia del país; no posee ninguna otra propiedad.

domingo, 8 de mayo de 2016

¿Cuál es el futuro de Brasil? ¿Y el de Lula da Silva?


Eric Nepomuceno, La Jornada

En vísperas de la deposición –por ahora temporaria, por un plazo de hasta 180 días, pero con puros aires de definitiva– de la presidenta Dilma Rousseff, Brasil vive tiempos de puro vértigo.

El golpe institucional más previsible, por las condiciones ofrecidas, está a punto de consumarse.

La presidenta Dilma Rousseff lo sabe, lo sabe el ex presidente Lula da Silva, lo saben la eufórica oposición y los falsos aliados que se revelaron traidores: gracias a una maniobra tan turbia como evidente, los que no lograron votos lograrán el gobierno y el poder.

La principal figura política del país, Lula da Silva, lo admite en conversaciones con sus interlocutores más cercanos.

En unos días más, miércoles o jueves, quizá viernes, Michel Temer, el vicepresidente traidor, será sacramentado presidente. El golpe institucional que tuvo como adalid el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, triunfará.

Curiosamente, el mismo Cunha fue apartado de su escaño legislativo y de la presidencia de la cámara el pasado jueves. Aceptando una denuncia del procurador general de la Unión, el Supremo Tribunal Federal lo alejó del campo de juego.

viernes, 29 de abril de 2016

Reflexiones al hilo de la crisis brasileña

Raúl Zibechi, La Jornada

Las clases dominantes del mundo decidieron, hace relativamente poco tiempo, desatar una guerra contra los pueblos para mantenerse en el poder en un periodo de cambios agudos. Decidieron que para desatar esa guerra las democracias son un obstáculo, y necesitan, del modo que sea, neutralizarlas, ponerlas a su servicio, así como a los gobernantes electos. En este punto no admiten la menor fisura.

Para deducir el pensamiento estratégico de los de arriba hay que ponerse en su lugar, ya que no lo suelen formular de forma abierta. Debemos preguntarnos qué haríamos si formáramos parte del uno por ciento que tiene asegurada la dominación.

La primera respuesta es que hay demasiada gente en el mundo y que el planeta no admite tanta población, si es que todos quisieran vivir, no ya como vive ese 1%, sino, por ejemplo, a nivel del 20-30% de mayores ingresos. El mundo diseñado para el dominio del 1% apenas tolera la mitad de la población actual del planeta. El resto sobra y ya no cuentan siquiera como productores de plusvalor, porque el sistema acumula robando. La cuestión es qué políticas se derivan de esta constatación.

domingo, 24 de abril de 2016

Brasil: nubarrones en el cielo, brasas en el suelo

Eric Nepomuceno, La Jornada

A estas alturas, no hay alma viva en Brasil que crea posible lograr que el Senado no emprenda un juicio político a la presidenta Dilma Rousseff.

La decisión será anunciada en las próximas dos semanas. La fecha prevista es el miércoles 11 o, como plazo máximo, el jueves 12. Se necesitan 41 votos de los senadores reunidos en el Pleno de la Casa, y todas las cuentas, incluso las del gobierno, indican que 46 de ellos ya están decididos por abrir el juicio. Revertir seis votos parece imposible. El mismo Partido de los Trabajadores (PT), junto con sus dos últimos aliados, considera que la batalla está perdida. Luiz Inacio Lula da Silva también: sabe que perdió, perdieron.

Aprobada la apertura, vendrá el juicio. Será un trámite lento, que podrá extenderse hasta 180 días. En esa etapa, Rousseff tendrá la última oportunidad de defenderse. Para destituirla definitivamente se necesita la llamada mayoría calificada, o sea los votos de 54 de los 81 senadores. Parte del gobierno y de los que siguen apoyando a la mandataria creen que son fuertes las posibilidades de impedir que ese número sea obtenido, lo que permitiría a Rousseff volver a asumir el sillón presidencial. Lula da Silva también, pero él y sus allegados indican que hay que pensar en el futuro o, más exactamente, en las elecciones de 2018.

lunes, 18 de abril de 2016

Los contrastes brasileños

Emir Sader, Página 12

A los contrastes que caracterizan a Brasil, hay que agregar otro: el paisaje de ayer domingo 17 de abril presentó el contraste entre las más amplias manifestaciones de masa que el país haya conocido y la decisión más antidemocrática tomada por un Congreso que no refleja nada de la sociedad, cercado por 200 mil personas en contra el golpe.

La votación fue fijada para un domingo por Eduardo Cunha, el nefando presidente de la Cámara, porque creía que los favorables al golpe colmarían los espacios públicos, en particular alrededor del Congreso. Pero todo resultó lo contrario: fueron los antigolpistas que congregaron a cientos de miles de personas en cientos de ciudades. Por primera vez Copacabana no fue el escenario de los derechistas, sino que las comunidades de las favelas bajaron para hacer su música funk, copando la playa.

El que mirara a la sociedad brasileña, diría que el golpe estaría derrotado. Pero el Congreso es otro mundo. Aun cuando el PT triunfó en las urnas por cuarta vez consecutiva, la composición del Congreso cambió considerablemente de forma negativa. Siendo el último Congreso elegido con financiamientos empresariales, la derecha concentró ahí su fuerza y logró imponer el peor Congreso que Brasil haya tenido en democracia. Controlado por los lobbies del armamento, de las religiones fundamentalistas, del agronegocio, de los planes privados de salud, de los medios privados de comunicación, de la enseñanza privada.

sábado, 16 de abril de 2016

Las manifestaciones contra el golpe en Brasil

Emir Sader, Página 12

Nunca hubo en Brasil tantas manifestaciones tan grandes, tan diversas, plurales, activas, musicales, alegres, combativas, confiantes, como las que hubo en estas semanas. El que mire hacia lo que ocurre en la sociedad brasileña dirá que, sin ninguna duda, Brasil entero está en contra del golpe. De universidades a movimientos hip hop, de iglesias a sindicatos, de intelectuales a artistas, de juristas a movimientos de mujeres, de movimientos negros a movimientos de jóvenes, de trabajadores rurales a periodistas, de medios alternativas a profesores –basta mirar lo que ocurre en Brasil hoy para conocer su diversidad social, etaria, étnica, cultural, musical, artística, intelectual, de todo tipo–. Un Brasil vibrante, que despertó cuando se dio cuenta de que la democracia está en peligro y de que todo lo que se ha conquistado lo fue por la democracia y en la democracia. Que incluso el derecho de protestar en contra de todo solo es posible en democracia.

Así como que un gobierno que naciera de un arreglo espurio entre los políticos más corruptos de Brasil, sin acusaciones que lo justificaran, no tendría ninguna legitimidad y no sería aceptado por el pueblo. Que no puede haber ningún gobierno en el país que no sea elegido democráticamente por el voto popular. Que Brasil no acepta que sea echada una presidenta elegida por la mayoría de la población, que no ha cometido ningún crimen que justificara el impeachment, para ser sustituida por un político reo de procesos por corrupción, que asumiría no por la voluntad popular, sino en contra de ella.

domingo, 10 de abril de 2016

Brasil: Por qué el ‘impeachment’ de la presidenta Dilma es un golpe


Giuseppe Tosi, Público

Hoy en Brasil existen dos fenómenos políticos principales: el proceso de impeachment contra la presidenta Dilma Rousseff y la operación Lava-Jato, que investiga crímenes de corrupción en el Petrobrás, la mayor empresa pública brasileña. Trataré del primero, que es el más urgente y más grave.

Brasil es una República Federativa Presidencialista, donde el presidente tiene un mandato fijo de cuatro años, y sólo puede ser derribado a través de un proceso jurídico y político. Jurídico porque tiene que haber motivos comprobados de crímenes cometidos, y político porque necesita de la mayoría de los 2/3 del parlamento.

En el caso de la presidenta Dilma, el único crimen que le atribuyen se refiere a la administración de las finanzas públicas: en 2015, para dar continuidad a los programas sociales, retrasó el crédito a los bancos públicos, que tuvieron que asumir con sus propios recursos y que fueron después resarcidos por el Gobierno. Una práctica común en la administración pública, practicada por los presidentes anteriores y que la jurisprudencia del Tribunal de Conta nunca había considerado suficiente para decretar la no aprobación del presupuesto público; sólo en el caso de la presidenta Dilma. Y que, de cualquier forma, no constituye un “crimen” suficiente para derribar a una presidenta electa con 54 millones de votos.

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