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sábado, 13 de septiembre de 2025

Israel está fuera de control… ¿Quién detendrá a los sionistas?

El fracaso del ataque sionista fue una sorpresa impactante para Donald Trump. Ahora tiene que lidiar con el hecho de que Estados Unidos estuvo, una vez más, implicado en un crimen de guerra

Larry Johnson, Observatorio de la Crisis

El intento fallido de asesinar a los negociadores de Hamás en Doha, Qatar, es solo un ejemplo más de la perfidia y malicia de Estados Unidos e Israel. Como dos luchadores profesionales dementes, Estados Unidos e Israel forman un equipo con un plan bien ensayado.

Funciona así: Estados Unidos presenta una propuesta de acuerdo —que podría ser un alto al fuego o conversaciones para impedir que Irán construya un arma nuclear— y atrae a la otra parte a una reunión; Estados Unidos pasa información de inteligencia sobre el lugar y la hora de la reunión a Israel; e Israel lanza un bombardeo masivo contra ese lugar a la hora indicada. Se lo hicieron al líder de Hezbolá, Nasrallah, se lo hicieron al gobierno de Irán y a sus científicos nucleares, y se volvió a hacer hoy en Qatar.

La lección es clara —o al menos debería serlo—: Estados Unidos no es un socio negociador confiable. Israel se ha consolidado como la principal entidad terrorista del mundo. Desde el 7 de octubre de 2023, los sionistas enloquecidos han atacado y asesinado a civiles en estos países o territorios:

Los hilos de Washington en el bombardeo israelí sobre Doha


Misión Verdad

Un día después de que la aviación israelí bombardeara la capital de Qatar, Doha, el primer ministro Benjamín Netanyahu aseguró que el emirato "se ha convertido en refugio de terroristas" y exigió que los expulse o los someta a juicio. Con esas palabras, el jefe de gobierno israelí buscó legitimar un ataque sin precedentes contra un Estado del Golfo, acción que constituye una abierta violación de la soberanía de un país considerado aliado de Washington.

En Doha se encontraban altos representantes de Hamás participando en negociaciones bajo auspicio estadounidense para un eventual alto el fuego en Gaza. El bombardeo interrumpió de manera inmediata esos contactos y canceló cualquier posibilidad de avance en ese terreno.

La ofensiva, bautizada como Operación Cumbre de Fuego, fue presentada por el ministro de Defensa Israel Katz como un aviso a todos los enemigos de Israel: ningún territorio será intocable si allí se refugian dirigentes palestinos. El ataque también envió un mensaje a las monarquías del Golfo, al mostrar que Tel Aviv está dispuesto a cruzar cualquier frontera cuando lo considere necesario.

viernes, 6 de mayo de 2016

El colapso del viejo orden basado en el petróleo

Michael T. Klare, TomDispatch.com

El domingo 17 de abril era el momento señalado. Se esperaba que los principales productores de petróleo del mundo aportaran una nueva disciplina al caótico mercado del crudo y provocaran la vuelta a los precios altos. En el encuentro de Doha, la rutilante capital del Estado de Qatar, tan rico en petróleo, estaban citados los ministros del petróleo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEC, por sus siglas en inglés) junto a productores clave no pertenecientes a la OPEC, como Rusia y México, para ratificar un borrador de acuerdo que les obligaba a congelar su producción de petróleo a los niveles actuales. Anticipándose a tal acuerdo, los precios del petróleo habían empezado a trepar inexorablemente, de 30$ el barril a mediados de enero, a 43$ la víspera de la reunión. Pero lejos de restaurar el viejo orden del petróleo, la reunión acabó como el rosario de la aurora, lo que hizo que los precios bajaran de nuevo y salieran a la luz las profundas grietas existentes en las filas de los productores energéticos del mundo.

Es difícil exagerar la importancia de la debacle de Doha. Como poco, perpetuará los precios bajos del petróleo que han estado acosando a esta industria durante los últimos dos años, llevando a las empresas más pequeñas a la quiebra y eliminando cientos de miles de millones de dólares de inversiones en nuevas capacidades de producción. Puede que también haya anulado cualquier perspectiva futura de cooperación en la regulación del mercado entre la OPEC y los productores que no pertenecen a ella. Sin embargo, por encima de todo, demostró que el mundo alimentado por petróleo que hemos conocido estas últimas décadas –con las demandas de petróleo confiando siempre en tener suficientes suministros por delante, y asegurando rápidos beneficios para todos los productores importantes- no existe ya. Sustituir una demanda anémica de petróleo, incluso a la baja, es probable que obligue a los suministradores a luchar unos contra otros por unas cuotas de mercado siempre menguantes.

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