La escandalosa aparición de Zelensky en la Casa Blanca no fue un arrebato espontáneo - fue el final de un plan con sus raíces en Londres y los hilos movidos por las élites europeas
Elena Fritz, Politically Incorrect.
El viernes 28 por la noche, la Casa Blanca explotó, no literalmente, sino políticamente: Volodymyr Zelenskyj abandonó Washington antes de tiempo tras una agria disputa con Donald Trump. Un escándalo que provocó la ruptura de los hilos transatlánticos. Pero no fue un estallido espontáneo, sino el remate de un plan cuyas raíces están en Londres y cuyos hilos mueven las élites europeas. Alemania en el meollo. Un drama en tres actos..
Primer acto: la chispa británica en enero.
Rebobinamos hasta enero de 2025: Keir Starmer visita Kiev y firma un «acuerdo de asociación» con Zelensky. Puertos, gas, tierras raras... todo queda bajo control británico. Un movimiento que coge a EEUU por sorpresa. Londres se asegura influencia mientras Trump sigue ocupado con su toma de posesión. ¿Especulación? Ciertamente. Pero el Gobierno británico tiene un motivo: utilizar Ucrania como palanca contra un Trump imprevisible que amenaza con dejar a Europa al margen. El tratado es el pistoletazo de salida, y Alemania asiente, mientras Scholz y Baerbock guardan silencio..
Acto 2: Irlanda como espoleta.
27 de febrero: Zelensky se reúne con representantes británicos en Irlanda, un día antes de volar a Washington. ¿Coincidencia? Difícilmente. Telegram ucraniano canaliza el rumor: Aquí es donde Zelensky recibió sus órdenes de marcha. Sabotear a Trump, mantener a EEUU fuera, proteger los intereses británicos. ¿Por qué Irlanda? Terreno neutral, discreto - perfecto para la dirección de Londres. Las élites europeas -Von der Leyen, Baerbock, Macron- están en ello o al menos lo sospechan. Alemania se posiciona: «Ucrania no está sola», afirma Baerbock en Instagram. Von der Leyen expresa su solidaridad absoluta en ucraniano en la X: «Vuestra dignidad honra el coraje del pueblo ucraniano. Sé fuerte, sé valiente, no tengas miedo. Nunca estarás solo, querido Presidente Zelensky. Seguiremos trabajando con usted por una paz justa y duradera». Scholz y Merz se unen. ¿Un coro de solidaridad - o una cobertura para el partido británico?.
Acto 3: Washington explota.
28 de Febrero, Despacho Oval: Zelensky debía firmar un acuerdo sobre materias primas con Trump; en lugar de eso, saltan chispas. Trump grita: «¡Te estás jugando la Tercera Guerra Mundial!». Zelensky replica: «¡Nada de tratos con asesinos!». El presidente ucraniano sale enfadado, Trump monta en cólera en Truth Social: «Ha humillado a EEUU». ¿Un desastre? No, un triunfo para las élites europeas. Zelensky tiene a Trump exactamente donde lo quieren: provocado, aislado, debilitado. El Reino Unido se frota las manos: su influencia permanece, EEUU está fuera. ¿Y Alemania? Scholz murmura: «Estamos al lado de Ucrania». Merz advierte: «No hay que confundir agresor y víctima». Una acción concertada que desafía a Trump..
Especulemos: Las élites europeas, lideradas por los británicos, utilizan a Zelensky como arma arrojadiza. ¿Su objetivo? Obligar a Trump a abandonar Ucrania o a reaccionar con dureza, dos opciones que dividen a Occidente. Londres quiere asegurar su papel como actor, la UE quiere demostrar su unidad. Pero el riesgo es alto. Trump podría contraatacar: detener las armas, sancionar a Europa. O podría negociar con Putin y dejar a la UE al margen. Los británicos apuestan por el caos, Alemania por la solidaridad: un baile sobre el filo de la navaja..
Conclusión: ¿quién mueve los hilos?.
El escándalo no fue una coincidencia, sino un guión británico que Zelensky puso en marcha. Las élites europeas -incluida Alemania- le siguen el juego para humillar a Trump. Pero, ¿quién controla a quién? ¿Es Zelensky una marioneta o un jugador? Una cosa está clara: el escenario mundial está temblando y el Reino Unido está dirigiendo, mientras Alemania aplaude con fuerza. Trump responderá. Comienza la siguiente ronda.
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