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miércoles, 28 de agosto de 2024

Coordenadas para comprender el fascismo en Venezuela

Pero es cierto que las expresiones de fascismo más contundentes se encuentran en las sociedades donde impera el orden liberal (Norteamérica y Europa), o en grupos políticos que se identifican ideológicamente con el liberalismo y vindican la violencia como herramienta de exterminio social, tal cual lo ha hecho la extrema derecha venezolana en tiempos chavistas.

Ernesto Cazal, Misión Verdad

Hablar de fascismo, en Venezuela y desde el ascenso público del Comandante Chávez, se refiere a rasgos discursivos y conductuales que históricamente han estado ligados a las estrategias de golpe y a las tácticas de choque usadas a partir de 2002 por los factores que han insistido en el cambio de régimen.
El fascismo, aquí, se identifica con el uso de la violencia —mercenaria, criminal, de color— como método de desestabilización política, el exterminio del otro como estado de tensión psicosocial y práctica ocasional, el desconocimiento de las instituciones venezolanas como juego de suma cero, el reclamo imperial de intervención militar, el sentimiento hiperreligioso a favor del sistema capitalista en su fase neoliberal, la adopción de una postura geopolítica y civilizatoria respectivamente proestadounidense y prooccidental.
Todas estas variables son verificables en el discurso y la praxis de una parte importante de la dirigencia opositora y de cierta, aunque minúscula, base social de sus seguidores, sobre todo las que han protagonizado las jornadas golpistas de 2014, 2017, 2019 y 2024. En todas ellas, María Corina Machado ha tenido un papel estelar.

martes, 4 de mayo de 2021

Hanna Arendt y la normalización del fascismo

Marga Ferré, Público

Al calor de los debates sobre la extrema derecha, decido volver a los clásicos que mejor y más seriamente han analizado el fascismo y empiezo por Hannah Arendt y su «Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal» ya que en él la filósofa no solo se interroga sobre cómo pasaron las cosas en su Alemania natal, sino, sobre todo, se pregunta por qué.

Una de las muchas lecciones para extraer de este texto tiene que ver con cómo es posible que, tras la derrota de Hitler y la victoria sobre el fascismo, en Alemania casi nadie reconociera haber apoyado el régimen nazi. Se hizo popular entonces el curioso término «emigración interior» y cito a Arendt: «…la llamada emigración interior de los alemanes. Nos referimos a la actitud de aquellos individuos que frecuentemente ocuparon cargos en el régimen nazi y que, después de la guerra, se dijeron a sí mismos, y proclamaron a los cuatro vientos, que siempre se «opusieron internamente» al régimen». Da igual que fuera verdad o no, la lección inapelable es que el silencio ante al fascismo no es neutral.

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