Washington negocia, Moscú habla - y Europa se indigna como una "coalición de voluntarios" en la cumbre de Ucrania en París, como un vegano ofendido en una barbacoa
Elena Fritz, Pi News
Imagina esto: Rusia y EEUU negocian sobre Nord Stream - sin los europeos. Y en Bruselas, hay un repentino ataque de ansiedad colectiva. ¿Cómo es posible? ¡Después de todo, somos "socios"!
Pero la realidad es la siguiente: Europa ya no importa. Y no es porque potencias malignas se hayan conspirado contra nosotros, sino porque nos hemos catapultado fuera del juego. Mientras Washington y Moscú practican la realpolitik, la UE tiene autoconversaciones ideológicas sobre presupuestos de CO2, igualdad de género en la calefacción y el clima mundial en 2100.
El nuevo imperialismo energético: recursos, poder y dependencia
EEUU ya no piensan en asociaciones, sino en ejes de poder. Canadá proporciona los recursos, EEUU el capital, y Europa... indignación. No es de extrañar que Donald Trump enfatice en la primavera de 2025 que Canadá es "de facto ya el 51° estado" – una frase que soltó con una sonrisa sarcástica en un mitin de campaña en Ohio. Detrás de esta aparente broma se esconde una grave realidad geopolítica: EEUU tiene un interés vital en hacerse completamente independiente energéticamente – y Canadá, con sus gigantescas reservas de petróleo, gas y uranio, es el almacén natural de recursos del imperio estadounidense.
La avaricia por la energía canadiense no es un reflejo colonial, sino un cálculo estratégico. Mientras Europa discute sobre aerogeneradores, Estados Unidos asegura el acceso a los fundamentos de la dominación tecnológica y militar – con una sonrisa amistosa y un cálculo geoestratégico. Canadá suministra, América dirige – y Europa paga la cuenta. Indignación. Mientras Trump y su equipo dicen abiertamente de qué se trata – recursos, energía, autonomía estratégica – Bruselas queda atónita. ¡Así no se habla en la comunidad de valores!