Los modelos macroeconómicos actuales emplean hipótesis de identidad increíbles para llegar a conclusiones desconcertantes
Paul Romer, CTXT
Desde hace más de tres décadas, la macroeconomía está yendo marcha atrás. Su actual tratamiento no es más creíble que el que existía en la década de los setenta, aunque nadie lo pone en duda porque es más opaco. Los teóricos de la macroeconomía rechazan hechos probados fingiendo una ignorancia obtusa sobre afirmaciones tan simples como "las políticas monetarias estrictas pueden provocar una recesión". Sus modelos atribuyen las fluctuaciones de los valores a fuerzas causales imaginarias sobre las que no influye la acción de ninguna persona.
Lee Smolin comienza Las dudas de la física en el siglo XXI señalando que su carrera abarcó el último cuarto de siglo en la historia de la física, periodo en el que este campo no realizó ningún progreso en cuanto a la resolución de sus problemas fundamentales. El problema de la macroeconomía es todavía peor, puesto que yo he sido testigo de más de tres décadas de regresión intelectual.
Los modelos macroeconómicos actuales emplean hipótesis increíbles para llegar a conclusiones desconcertantes. Los macroeconomistas se acomodaron a la idea de que las fluctuaciones de los agregados económicos estaban causadas por una conmoción imaginaria, en lugar de por acciones de las personas.