El explosivo auge del fascismo en el mundo no fue una coincidencia, fue la respuesta de los más ricos para mantener sus privilegios ante la crisis del capitalismo, y ya está más que comprobado que las grandes fortunas del Estados Unidos se encuentran financiando los movimientos de ultraderecha en todo el mundo. En este contexto Chile no es una excepción, y una investigación de Ciper reveló que a José Antonio Kast le están pagando para fomentar el fanatismo religioso, quitar libertades, acabar con la Educación y promover leyes contra las mujeres y la comunidad LGBT. Parte de la investigación señala:
Dos meses antes de lanzar la candidatura presidencial que en 2017 le abrió el camino a un liderazgo con proyección nacional, José Antonio Kast ya había timbrado su pasaporte a las grandes ligas continentales del conservadurismo. Kast anunció su postulación a La Moneda en agosto de ese año y solo el puñado de entusiastas seguidores que entonces le acompañaba se atrevía a vaticinar que terminaría adueñándose del extremo derecho del arco político. Pero Kast ya sabía dónde apuntaba: en junio de ese año, en Ciudad de México, dio un paso clave como aspirante al timón de las fuerzas conservadoras. Un capítulo poco conocido en su historial y que lo asocia con un gigante que en gran parte del continente ya es una fuerza electoral sin frenos: el mundo evangélico conservador.
El 15 de junio de 2017 se lanzó la Declaración de México, un manifiesto suscrito por 670 parlamentarios de 18 países de América Latina que se opone a que las resoluciones de la OEA y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, así como los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, obliguen a los estados miembros a modificar sus leyes locales “en asuntos relacionados a la vida, la familia y la libertad religiosa”. Esa reunión en México no tuvo solo como objetivo la firma de una declaración. Fue un acto fundacional: los suscriptores pusieron en marcha el Congreso Hemisférico de Parlamentarios. Desde allí se articularían sus fuerzas políticas, económicas y religiosas, para evitar en estos 18 países que las resoluciones de la OEA y de los otros dos organismos interamericanos amplíen las libertades individuales en materias como aborto y derechos reproductivos, educación sexual, matrimonio homosexual y equidad de género.
En corto y simple: la declaración y el Congreso Hemisférico son hitos públicos del lobby internacional cristiano que presiona a gobiernos y parlamentos americanos para impedir que legislen a favor de lo que las fuerzas conservadoras llaman “ideología de género”. Y allí, en el centro de la foto oficial de los principales líderes continentales que dieron vida a ambos hitos está José Antonio Kast. Su rol fue estelar, pues el líder de Acción Republicana –movimiento que ya está en proceso de inscripción como partido político– integró el equipo de seis personalidades que organizó la reunión de junio de 2017 en México. De hecho, fue ungido como presidente del comité promotor del Congreso Hemisférico.