45.000 personas de abajo mueren cada año a causa de la industria de seguros médicos privados en EEUU. Ahora murió uno de arriba
Jorge Majfud, La Haine
Cuando en diciembre de 2024 se informó del ajusticiamiento del CEO de UnitedHealthcare en una calle de Nueva York, camino a una convención de inversores, los medios comentaron sin cesar sobre el brutal crimen de una persona importante. Poco después, ocurrió un fenómeno que puso nervioso a los millonarios CEOs como Brian Thompson y desconcertó al resto. El asesino se convirtió en una especie de Zorro justiciero. Cuando se supo que la bala que lo había matado tenía la inscripción Delay, Deny, Defend (Retrasar, Negar, Defender) ya no quedaron dudas. El asesino había actuado por venganza contra la práctica más conocida y odiada de las mafias de los lobbies de la salud que se presentan como "industria de seguros de salud", un oxímoron triple.
Solo UnitedHealth Group está valuado en 500 mil millones de dólares, más que toda la economía de Colombia. Su récord en salud es cuestionable. Ya en 2009, un estudio de la Universidad de Harvard había concluido que "45.000 personas mueren cada año a causa de la industria de seguros médicos privados". Eso pasa cuando una necesidad básica deja de ser un derecho para convertirse en un negocio, una mercancía que empobrece a todo un pueblo al tiempo que enriquece a menos del uno por ciento.
La imprevista reacción popular, que tiene un antecedente en otro período de obscenas diferencias sociales (la Edad de Oro antes de la Gran Recesión de finales del siglo XIX) puso nerviosos a muchos. La justicia reaccionó de la misma forma que entonces: acusó a Luigi Mangione no de asesinato, sino de terrorismo. Todas los períodos de orgías de millonarios fueron acompañadas con este tipo de violencia y terminaron en quiebres sociales.
Ninguna de las orgías anteriores compite con la actual. A pesar de que Elon Musk no fue elegido nunca por nadie, su fortuna no sólo ha comprado medios de manipulación masiva, como Twitter, sino presidentes como Trump, a quien le donó 250 millones de dólares para su campaña electoral. Trump le retribuyó con un cargo gubernamental de poder político y social extremo, aparte del que ya tenía con su compañía de satélites, apoyada por la CIA. Desde las alturas de ese poder (y desde sus noches bajo los efectos de las drogas) Musk, el hijo del apartheid de Sud África, el inmigrante más peligroso de EEUU, ahora nombrado como Jefe del Department of Government Efficiency en el próximo gobierno, ha mencionado dos medidas para solucionar los problemas del país: deportar a los inmigrantes pobres (no blancos) y recortar los seguros sociales para la clase trabajadora.