Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
martes, 12 de septiembre de 2017
¡Trump controla la Reserva Federal!: fin de la era centralbanquista
Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada
En medio de socavones, huracanes y sismos ha pasado desapercibida la no menos telúrica renuncia del vice-gobernador de la Reserva Federal (Fed), el israelí-estadounidense Stanley Fischer, ocho meses antes de la expiración de su periodo.
La Fed –híbrido conglomerado sui generis de bancos privados de EEUU que opera en forma autónoma como agencia pública con sus 12 gobernadores regionales– es el supremo banco central global de facto que bajo la férula de la globalización financierista impuso su modelo monetarista centralbanquista a todo el planeta bajo la persuasión simultánea de las bombas nucleares de EEUU y su corolario de guerras financieras y económicas.
El mínimo movimiento en la Fed afecta los mercados y a la política monetarista del restante de los bancos centrales globales –en particular, de sus principales aliados en el G-4 monetarista con Gran Bretaña, la Unión Europea y Japón que dominan, by the time being, el universo pecuniario–, al unísono del predominio del dolarcentrismo impuesto por el triunfo bélico de EEUU en dos guerras mundiales y en la guerra fría.
La esperada renuncia del halcón monetarista Stanley Fischer ha dejado cuatro vacantes de siete puestos en la Fed que en forma paradójica deberán ser llenados por la decisión del hoy emasculado Trump quien puede alterar la trayectoria del supremo banco central global y a quien además incumbe el nombramiento del sucesor de la gobernadora, la israelí-estadounidense Janet Yellen, quien concluye su periodo en febrero del 2018; y que se puede quedar siempre y cuando se ajuste a los deseos del trumponomics con el que colisiona.
Increíble: Trump puede reconfigurar a la Fed con sus cinco nombramientos.
Desconociendo su semántica aleatoria, no sé si llamarle suerte, pero Trump, pese a sus amargas tribulaciones a los pocos meses de su polémico mandato, ya alteró la correlación de fuerzas en la Suprema Corte de Justicia, quizá por una generación, en favor del equipo ultraconservador, al haber colocado sin mucho ruido a Neil Gorsuch (https://goo.gl/A4fkHV).
Más allá de las filias y fobias –después de la icónica ruptura racista de Charlottesville–, Trump lleva cuatro triunfos consecutivos en elecciones locales y ya sedujo al gobernador Jim Justice de Virginia Occidental que se pasó como vulgar saltimbanqui de las filas del partido Demócrata al Republicano (https://goo.gl/d3Vv9G).
¡Nunca hay que subestimar la capacidad de daño del supremacismo blanco evangelista anglosajón!
Más aún: Trump ya empezó a aplicar su arte de negociar al haber acordado en forma heterodoxa el tope fiscal y la ayuda por el huracán texano Harvey con los líderes del Partido Demócrata en el Senado, el newyorkino Charles Schumer, y Nancy Pelosi, de la Cámara de Representantes, lo cual puso el grito en el cielo de los jerarcas del Partido Republicano en el Congreso: Paul Ryan y Mitch McConnell quienes no se recuperan de su estupor fiscal ortodoxo (https://goo.gl/TLLrpp).
Trump atrae al Partido Republicano, hoy más favorable al vicepresidente Mike Pence, al supremacismo blanco para las elecciones intermedias de 2018 que significarán un punto de inflexión local/regional/global: cuando jugará con su destino que va de la ignominiosa renuncia/defenestración hasta su nada descabellada relección en 2020 (https://goo.gl/gwxTJz).
A su cuenta y riesgo, el llanero solitario Trump busca crear su propia corriente electoral con su feroz feudo supremacista/nacionalista blanco que lo venera (https://goo.gl/3x7vX7) que despoja(rá) escaños a los dos partidos.
La narrativa distorsionada de los multimedia oculta que tanto Hillary como los partidos Demócrata y Republicano son más impopulares que el mismo Trump, lo cual se refleja(rá) en las elecciones parciales de este año y en las intermedias de 2018.
Moraleja: no hay que subestimar la capacidad doméstica de maniobra de un presidente de EEUU, aún acorralado, menos en el caso del atípico Trump.
Si en la aplastante mayoría de los multimedia de EEUU Trump es exorcizado con singular alegría, en la Suprema Corte ya dejó su impronta generacional, mientras en el Colegio Electoral (que no popular, en el imperante sistema decimonónico de EEUU) va viento en pompa gracias al furibundo apoyo de su base supremacista evangelista blanca y hoy está punto de finiquitar con la era del monetarismo centralbanquista de la Fed.
El anterior secretario del Tesoro, Larry Summers comenta que la renuncia de Stanley Fischer deja más débiles a la Fed y al sistema monetario internacional y profiere que se trata del fin de una era (https://goo.gl/AnBd4F).
El historial monetarista del israelí-estadunidense Stanley Fischer, de 73 años de edad y nacido en Zambia (ostenta la doble nacionalidad de Israel y de EEUU), es impactante (https://goo.gl/64b6yW) en la banca privada –vicedirector de Citigroup– como en los organismos internacionales: ex gobernador del Banco Central de Israel (recomendado por el ex primer ministro Ariel Sharon y su entonces secretario de Finanzas, Bibi Netanyahu), miembro del Grupo Bilderberg, principal economista del Banco Mundial, director del FMI, y miembro del influyente Grupo de los 30 controlado por la Fundación Rockefeller y del que son miembros los apátridas Zedillo y Guillermo Ortiz (https://goo.gl/dyx7b8).
En una reciente entrevista con Financial Times, Stanley Fischer exhibió su colisión con Trump (https://goo.gl/5sQfDC) –quien busca desregular las finanzas, disminuir las tasas de interés y reducir los impuestos (desde los empresarios hasta los trabajadores), el célebre trumponomics con masivo gasto en infraestructura que aún no ha podido arrancar: “después de 10 años todo el mundo (sic) desea regresar al status quo anterior a la grave (sic) crisis financiera. Lo que considero extremadamente peligroso y extremadamente miope”.
Stanley Fischer comentó que EEUU con sus aliados, en particular Gran Bretaña, crearon un sistema global después de la Segunda Guerra Mundial que funcionó muy bien, pero que ahora no es claro que sobreviva: el sistema necesita un hegemón. Fue Gran Bretaña por un largo tiempo. Y se trasladó a EEUU rápidamente; hoy tenemos un mundo sin un país ancla, o un hegemón o a lo que se desee llamar, a menos que las cosas cambien en EEUU. ¡Qué ilustrativo de cómo opera el Olimpo!
El portal supremacista/nacionalista blanco Breitbart da por enterradas las aspiraciones a la Fed del israelí-estadounidense Gary Cohn, director del Consejo Nacional Económico de la Casa Blanca, quien era un fuerte candidato a sustituir a la gobernadora Janet Yellen, y que puede ser despedido fulminantemente por Trump a quien criticó por su postura en Charlottesville.
Sam Fleming, el entrevistador de Stanley Fischer, comentó con antelación que la salida del vicegobernador de la Fed “sería otra señal del desvanecimiento de un viejo régimen: éminence grise entre los hacedores de la política económica de Occidente” cuando el Consejo de Gobernadores de la Fed pronto se verá radicalmente diferente.
Fin de Una Era (https://goo.gl/f9FQZH): Antes los gobernadores de la Fed –Paul Volcker y los israelí-estadounidenses Alan Greenspan, Ben Shalom Bernanke y Janet Yellen– tenían una enorme influencia. Parece que con Trump esto se acabó.
Publicado por
mamvas
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6:01 a.m.
Tags:
Donald Trump,
Hegemonía y Dominación,
Monetarismo,
Reserva Federal
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