domingo, 30 de septiembre de 2018

Neoliberalismo progresista latinoamericano

Raúl Zibechi, La Jornada

La feminista estadounidense Nancy Fraser viene alertando sobre los problemas derivados del neoliberalismo progresista, que identifica con los gobiernos de Bill Clinton, Tony Blair, el socialismo francés y sus sucesores como Barack Obama (goo.gl/4GGTbX). En su opinión, combina políticas económicas regresivas, liberalizantes, con políticas de reconocimiento aparentemente progresistas. Se trata del multiculturalismo, el ambientalismo, los derechos de las mujeres y LGBTQ.

El reconocimiento de estos derechos y colectivos sociales es, para Fraser, enteramente compatible con el neoliberalismo financiero, ya que bloquea el igualitarismo. El abordaje de las discriminaciones consiste en “asegurar que unos pocos individuos ‘talentosos’ de grupos ‘subrepresentados’ puedan ascender al tope de la jerarquía corporativa y alcanzar posiciones y remuneraciones paritarias con los hombres heterosexuales blancos de su propia clase”.

Mientras una minoría consigue insertarse en el capitalismo financiero, el resto continúa prisionero del capital, con lo que el sistema adquiere mayores niveles de legitimación, amplía su base de apoyo y consigue aislar a los críticos a los que, de paso, les endilga los motes de masas atrasadas e incultas. Así, el feminismo liberal, el anti-racismo liberal y el capitalismo verde son las únicas opciones críticas que el sistema legitima, calificando toda otra resistencia o rebelión como populismo.

viernes, 28 de septiembre de 2018

El eslabón más débil en la guerra entre China y EEUU

Marco A. Gandásegui, Alai

La reacción agresiva de EEUU contra Panamá, El Salvador y República Dominicana tiene que ver con la guerra comercial declarada por Washington contra China. Además, tiene que ver con el interés de la potencia norteamericana de desestabilizar los gobiernos latinoamericanos. El presidente Donald Trump aumentó unilateralmente los aranceles a productos chinos que entran al mercado norteamericano. Esta medida fue rechazada por China, los grandes industriales norteamericanos y el resto del mundo. El próximo año los consumidores norteamericanos sentirán la medida en sus bolsillos.

EEUU también alimenta un conflicto territorial con Pekín sobre el Mar del Sur de China. Desde la incursión inglesa en esa área de intenso comercio regional en el siglo XIX y el triunfo norteamericano en la II Guerra Mundial (1945) esas aguas le eran vedadas a los chinos. En el siglo XXI, Pekín quiere recuperar su soberanía sobre ese mar propio. Para sumar ofensivas, EEUU acaba de imponer sanciones a la empresa Equipment Development Department (EDD) -responsable de las armas y el equipo del Ejército chino - y a su director, Li Shangfu - por haber comprado armamento a la firma estatal (rusa) Rosoboronexport, la mayor exportadora de armamento, que anteriormente había sido sancionada por Washington.

Estos puntos constituyen el contexto en el cual EEUU da a conocer su amenazante comunicado que genera preocupación en la región latinoamericana.

La guerra comercial entre los EEUU y China se intensifica

Nick Beams, wsws

China ha descartado cualquier otra negociación comercial con Estados Unidos mientras la administración Trump continúe amenazando e imponiendo aranceles adicionales a sus exportaciones.

La última ronda de medidas —la imposición de un arancel del 10 por ciento sobre bienes valorados en $200 mil millones, que aumentará al 25 por ciento el próximo año— entró en vigencia el lunes. Apenas una hora después de que se promulgaran los nuevos aranceles, el periódico oficial Xinhua publicó un libro blanco en el que se expone la posición de Beijing.

“La puerta para las negociaciones comerciales siempre está abierta”, afirmó, “pero las negociaciones deben celebrarse en un entorno de respeto mutuo” y no podrían llevarse a cabo bajo la amenaza de los aranceles.

Además de la escalada de aranceles más reciente a una tasa del 25 por ciento, Trump también ha emitido una amenaza de golpear los gravámenes sobre bienes chinos adicionales de $267 mil millones, lo que significa que, si se implementan, todas las exportaciones de China llevarían algún tipo de arancel.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Sudáfrica: de Sharpeville a Marikana

Alejandro Nadal, La Jornada

Una distancia de 180 kilómetros separa las localidades de Sharpeville y Marikana en la provincia de Gauteng, Sudáfrica. Por la carretera N1 el recorrido toma menos de dos horas. Pero por un trágico paralelismo, la distancia histórica entre ambos lugares es mucho más corta. Ambos sitios han sido escenarios de terribles masacres en contra de una clase trabajadora que sólo aspiraba a mejorar sus condiciones de vida luchando por medios no violentos.

La mañana del 21 de marzo 1960 una manifestación pacífica en contra de la ley de pases llegó hasta el centro de Sharpeville. Esa legislación imponía rígidos controles sobre el desplazamiento de la población negra en todo el país. Esa norma era una pieza importante en la política de segregación racial que desde 1948 buscaba consolidar el dominio de la minoría blanca. Los pases oficiales muy rápidamente se convirtieron en rutina odiosa para la población negra. A lo largo de la década de los años 1950 el Congreso Nacional Africano (CNA) organizó movilizaciones pacíficas para luchar contra el sistema de pases, así como el régimen de localización forzosa de la población negra en los townships, que no eran otra cosa que tugurios en los que el hacinamiento y la miseria convivían con la represión como hermanos gemelos.

Ese día la policía abrió fuego contra los manifestantes y cuando cesaron los disparos 69 personas yacían muertas, incluyendo mujeres y niños. Otras 180 habían sido heridas por las balas. Para tratar de controlar la indignación que siguió la matanza, el gobierno impuso el estado de sitio e intensificó la represión, proscribió el CNA (que pasó a la clandestinidad) y en unos cuantos días arrestó a más de 11 mil personas. El nombre de Sharpeville recorrió el mundo, atrayendo la atención sobre el oprobioso régimen del apartheid y la lucha de la mayoría negra.

Beijing cancela negociaciones comerciales con Washington tras sanciones de EEUU por compra de armas

Nick Beams, wsws

En una escalada significativa de las tensiones globales, Estados Unidos impuso sanciones a una unidad militar china y su director por comprar equipo militar al principal exportador de armas de Rusia, Rosoboronexport, en contravención de una prohibición unilateral impuesta por Washington en 2017.

China ha tomado represalias contra la medida al cancelar las negociaciones comerciales y una visita de alto nivel a Washington del vice primer ministro Liu, programada para la próxima semana.

Al anunciar la prohibición impuesta el jueves, el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que el Departamento de Desarrollo de Equipos de China y su director Li Shangfu realizaron una "transacción significativa" que involucró la compra de aviones de combate Su-35 en 2017 y misiles S-400 en 2018.

Las compras fueron declaradas por los EEUU en contravención de la ley Contra los Adversarios a través de Sanciones de los Estados Unidos de 2017, legislada en respuesta a la supuesta interferencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016.

La portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, dijo que las sanciones contra la unidad militar china fueron invocadas para "imponer costos adicionales al Gobierno ruso en respuesta a sus actividades malignas". Estados Unidos continuaría instando a todos los países a restringir las relaciones con los sectores de inteligencia y defensa rusos, "ambos de los cuales están vinculados a actividades malignas en todo el mundo".

martes, 25 de septiembre de 2018

Yanis Varufakis: Las tres tribus de la austeridad


Ninguna política es tan contraproducente en épocas de recesión como tratar de obtener superávit fiscal con el objetivo de contener la deuda pública; es decir, las políticas de austeridad. Mientras se acerca el décimo aniversario del derrumbe de Lehman Brothers, cabe preguntarnos por qué la austeridad despertó tanto entusiasmo en las élites políticas de Occidente después de la implosión del sector financiero en 2008.

El argumento económico contra la austeridad es claro y contundente: una desaceleración económica, por definición, implica reducción del gasto del sector privado. Cuando en respuesta a la caída de la recaudación tributaria un gobierno recorta el gasto público, deprime sin darse cuenta el producto nacional (que es la suma del gasto privado y público) e inevitablemente, sus propios ingresos. De tal modo, dificulta el objetivo original de reducir el déficit.

Es evidente entonces que debe haber otra motivación, no económica, para defender la austeridad. En la práctica, los partidarios de la austeridad se dividen en tres tribus bastante diferentes, cada una de las cuales tiene motivos propios para promoverla.

domingo, 23 de septiembre de 2018

El componente militarista de la guerra comercial de Trump

Nick Beams, wsws

La imposición de Washington el lunes de una nueva ronda de aranceles a las importaciones chinas y las subsecuentes declaraciones del presidente Trump sobre el creciente conflicto comercial han aclarado las fuerzas impulsoras esenciales de la política estadounidense.

Según las nuevas medidas, unos 200 mil millones de dólares en productos chinos recibirán un impuesto del 10 por ciento desde el próximo lunes, que aumentará al 25 por ciento en enero de 2019, a menos que, en un desarrollo muy improbable, EEUU logre la capitulación completa de Beijing.

Si bien China es actualmente el objetivo principal, la administración de Trump considera que Estados Unidos está involucrado en una guerra económica contra el resto del mundo.

Como ha destacado el World Socialist Web Site, la fuerza impulsora del conflicto es el declive económico a largo plazo de los EEUU frente a sus antiguos rivales, principalmente Alemania y Japón, y su temor al surgimiento de uno nuevo como podría ser China.

Esto fue subrayado por las declaraciones hechas por Trump en una conferencia de prensa el martes con el presidente polaco, Andrzej Duda. Respondiendo a una pregunta sobre las medidas arancelarias impuestas el día anterior, Trump lanzó una serie de denuncias dirigidas contra los principales socios comerciales de los EEUU.

sábado, 22 de septiembre de 2018

Una guerra contra el proyecto chino

La "Nueva ruta de la seda" es el único proyecto abierto, integrador, universalista y no basado en la lógica de la imposición del más fuerte que existe en el mundo de hoy
Rafael Poch, ctxt

Donald Trump ha lanzado esta semana aranceles por valor de 200.000 millones de dólares contra productos chinos que se suman a anteriores medidas. No tiene que ver con aluminio, ni coches, ni acero, como ocurre con Europa, sino que hay que leerlo como una exigencia de que China renuncie a su ascenso al estatus de gran potencia. Y esa exigencia está respaldada militarmente. Es decir, la guerra comercial que Washington ha declarado tiene grandes posibilidades de ser un prolegómeno de una guerra propiamente dicha, una guerra militar. Veamos por qué.

La política china está ganando peso y prestigio en el mundo desde cualquier punto de vista con su llamada “Nueva ruta de la seda” ( Belt and Road Initiative ). Los desórdenes del presidente broncas colocan a Xi Jinping en el papel de serio y previsible estadista de proyección mundial. Su prudencia y previsibilidad contrastan aún más al lado de la oferta que Estados Unidos viene lanzando al mundo: una oferta basada en la fuerza, mayormente militar, y regida por la fórmula, “o estás conmigo, o estás contra mí”. Al lado de eso, la “Nueva ruta de la seda” es el único proyecto abierto, integrador, universalista y no basado en la lógica de la imposición del más fuerte que existe en el mundo de hoy. ¿Qué significa?

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