Los directores, Carles Bover y Julio Pérez, explicaron que optar al Goya a Mejor Cortometraje Documental “supone una oportunidad única de visibilizar la realidad que sufre la población palestina en la Franja de Gaza y así romper el silencio mediático a través de la cultura”. Además denunciaron que sufrieron “innumerables intentos de censura”.
El documental narra a través de diversos personajes la vulneración de derechos humanos que sufre diariamente la población palestina en la Franja de Gaza y la situación de bloqueo y posguerra en la que trata de sobrevivir. Todo ello ante el silencio cómplice de la comunidad internacional y la impunidad de Israel”, denuncian los cineastas. Y agregan: “Así, el documental se convierte en una herramienta de transformación social y, en el caso de los Premios Goya, convertir la cultura y el cine en las únicas armas contra la barbarie”.
Julio Pérez del Campo, uno de los directores, tras recibir el premio Goya afirmó: “Este premio va dedicado a todas aquellas personas que han mantenido viva la lucha del pueblo palestino. Para las que están y las que no, también para las que nos ha arrebatado el terrorismo sionista. Creo que desde el mundo de la cultura podemos hacer muchas cosas, pero la primera es no legitimar países que vulneran sistemáticamente los derechos humanos. Para eso no debemos ser cómplices del apartheid israelí. Israel en Eurovisión no. ¡Viva la lucha del pueblo palestino!“.
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