Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada
Mi primera reacción por Twitter a los pocos minutos del golpe militar contra el nuevo sultán Erdogan fue que había sido resultado del espectacular acercamiento de Turquía con Rusia (http://goo.gl/kk9jQF).
El centro operativo del golpe milagrosamente fallido, como regalo de Alá (Erdogan dixit), fue la base Incirlik (en la ciudad de Adana, a 112 km de la incandescente frontera siria), controlada preponderantemente por EEUU, con 5 mil efectivos, y mínimamente por Gran Bretaña, en representación de la OTAN en Turquía, su segundo miembro más relevante después de EEUU, donde se encuentran 90 bombas nucleares: 50 de EEUU y 40 del ejército turco (http://goo.gl/LW13kM). Tales bombas, en su mayoría de hidrógeno, están destinadas contra Moscú desde la guerra fría.
Según Eric Schlosser, el intento golpista “puso en riesgo la seguridad de una cuarta parte (sic) de las armas nucleares de la OTAN en la base militar de Incirlik (http://goo.gl/PSVOqE)”.
El jefe turco de la base, general Bekir Ercan Van, y otros de sus nueve oficiales fueron detenidos por encontrarse detrás del golpe castrense (http://goo.gl/1yikz4). El líder del golpe fue el mandamás retirado de la fuerza aérea Akin Ozturk, quien había sido agregado militar en Israel (sic) y, según The Times of Israel, “mantuvo vínculos del ejército turco con el Estado judío en la década de los 90 (http://goo.gl/XLtf4C)”.
¿Habrá tenido el siniestro Mossad participación en el golpe?
El nuevo sultán Erdogan, implacable perseguidor de las redes sociales, fue paradójicamente salvado por su mensaje, vía Face Time conectado a CNN Turk, a sus pletóricos seguidores islamitas desde su avión privado, donde culpó de instigador a Fathulá Gulen, imán promotor de un islamismo moderado (sic), hoy exiliado en Pensilvania y con óptimos vínculos con la CIA, el macabro grupo Carlyle, la pestilente Fundación Clinton (http://goo.gl/S06bSb) y el principal rabino de Israel, Eliyahu Bakshi Doron (http://goo.gl/plSRmw).
Gulen ha replicado que Erdogan montó su golpe (http://goo.gl/xJXiNf).
MK Bhadrakumar, ex diplomático de India en Turquía y Asia Central, aporta una lectura geopolítica a la reconciliación entre el nuevo sultán Erdogan y el zar Vlady Putin, en detrimento de EEUU: “Es una ‘fuerza multiplicadora’ para los esfuerzos de Moscú por fortalecer al régimen sirio; promete revivir el proyecto del oleoducto ruso-turco por 15 mil millones de dólares, además de la construcción de varias plantas nucleares por 20 mil millones de dólares con reactores rusos; bloquea los planes de EEUU de establecer una presencia permanente de la OTAN en el Mar Negro (que requiere la cooperación de Turquía, según la Convención de Montreux de 1936); pone en riesgo las operaciones de EEUU en Irak y Siria, que dependen preponderantemente de la base Incirlik; opera contra la balcanización de Siria; cambia en su totalidad la orientación de la policía exterior de Turquía, y opera contra los intereses de Israel, Arabia Saudita y Qatar en Siria (http://goo.gl/yJ01Fx)”.
En un artículo ulterior, Bhadrakumar comenta la interesante comandancia de los altos militares detenidos: amén de los militares de la base Incirlik, “el comandante de la fuerza de contingencia de la OTAN en Estambul, el comandante del ejército a cargo de la frontera con Siria e Irak, y los anteriores agregados militares en Israel (sic) y Kuwait (http://goo.gl/14hJoS)”.
No se dice en voz alta, pero el ejército turco mantiene presencia en suelo iraquí, cerca de Mosul (http://goo.gl/5IH1C0), para impedir las veleidades balcanizadoras del futuro Kurdistán fomentadas por EEUU e Israel. Recurro a mi método multidimensional para ponderar las consecuencias geoestratégicas y geopolíticas a escala global/regional/local.
A nivel global: gana Rusia, pierde EEUU.
El ministro turco del trabajo Suleyman Soylu acusó a las autoridades de EEUU de organizar el golpe (http://goo.gl/rgbfwM), mientras el secretario de Estado John Kerry, a la defensiva, desmiente las insinuaciones de que Washington conspiró el golpe mediante su aliado Gulen, de quien Erdogan pide la extradición para ser juzgado (http://goo.gl/vdeqCv).
De inmediato el zar Vlady Putin llamó por teléfono a Erdogan y acordaron reunirse a principios de agosto, mientras Obama tardó dos días en comunicarse con el nuevo sultán para controlar los daños (http://goo.gl/i5oR1n). Primer obsequio del sultán al zar: los dos pilotos turcos que derribaron el avión ruso han sido detenidos y, al parecer, serían los mismos que intentaron derribar el avión privado de Erdogan (http://goo.gl/stKRD8). ¿Serán pilotos de la CIA?
A nivel regional: realineamientos y caos.
Como sublime metáfora del Bósforo y sus dos célebres puentes –donde se escenificó el salvamento del régimen gracias a sus partidarios islamitas alentados por los almuédanos de sus 85 mil mezquitas–, que dividen su parte europea de su parte asiática, Turquía se encuentra fracturada y se aleja(rá) de la Unión Europea y la OTAN, no se diga de EEUU, mientras se acerca a Rusia y a los componentes de los pueblos túrquicos en Asia Central hasta la frontera china en su provincia de Xinjiang (http://goo.gl/ggI8dT). Los analistas chinos prevén la exacerbación del yihadismo desatado en su provincia islámica (http://goo.gl/Z9LXCa).
Un gran vencedor es Irán, que no dudó en ser el primero en apoyar al nuevo sultán (http://goo.gl/YOP8iF).
A nivel local: choque etno-demográfico.
Como el Bósforo, la sociedad turca se encuentra dividida, cuando Erdogan goza del máximo de popularidad con sus feroces partidarios que llevarán a Turquía a una intensa islamización (http://goo.gl/LmK8WF) y a su des-secularización.
Turquía, miembro del disfuncional G-20 y con población juvenil de 42 por ciento menor a 25 años y 43 por ciento entre 25 y 54 años, mezcla hoy su descomposición a la explosividad de 3 millones de refugiados sirios, quienes, en un escenario de guerra civil (https://goo.gl/dtMRCD), se pueden desparramar a Europa.
¿EEUU desestabilizará aún más al nuevo sultanato mediante sus poderosas fichas que le quedan: los partidarios de Gulen, los alevis (http://goo.gl/CAGGwd), los kurdos y los encapsulados militares laicos con el fin de balcanizarla, sin contar la economía turca, que todavía controlan Wall Street y la City?
¿Podrá el nuevo sultán reintegrar al 20 por ciento de los kurdos y al otro 20 por ciento de los alevis sunitas muy cercanos al sufismo y al imán de la CIA, Gulen? ¿Cómo quedarán las vulnerables cuan permeables ocho fronteras terrestres de Turquía?
Un parámetro del futuro será la evolución de la economía de Turquía: cotización de la lira y su bolsa, al unísono de sus inversiones y/o fuga de capitales, cuando la industria del turismo se ha desplomado.
¿Qué advendrá de la relación, ya de por sí tormentosa, entre Turquía y la OTAN (https://goo.gl/Eyxqkk)? ¿Adónde va Turquía entre el golpismo de EEUU y la flamante autocracia islámica?
La respuesta vino en la periferia los dos siguientes días al fallido golpe: captura de una estación de policía en Armenia –311 km de frontera con Turquía– y atentado yihadista en Kazajstán (http://goo.gl/DxIdAX).
Queda pendiente el destino de las 90 bombas nucleares en la base de Incirlik.
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