Costas Douzinas y Petros Papaconstantinu, The Guardian
Las condiciones de usura del rescate griego revelan la mentalidad colonial de la UE, pero el ejemplo de Atenas demuestra que sus ciudadanos pueden resistir.
Tras meses en los que se han sucedido los ataques contra esos griegos supuestamente irresponsable, los medios de comunicación occidentales, intelectuales como Amartya Sen [1] y Jürgen Habermas, [2] y las propias Naciones Unidas [3] han despertado finalmente al hecho de que la catastrófica austeridad impuesta a Grecia es insostenible. Ya era hora. Se trata de un tipo de castigo colectivo sin precedentes y moralmente odioso impuesto a la mayoría de los griegos, que no vieron un céntimo del derroche de sus gobernantes y que viven cerca del umbral de pobreza.
El reconocimiento parcial de la injusticia y la inoperancia de las medidas de austeridad se produjo sólo después de que la resistencia popular y la revolución pacífica de los indignados se anotara su primera victoria importante en la campaña contra la austeridad y en favor de la democracia. Síntagma le ha puesto una clara fecha de caducidad a Yorgos Papandreu y las élites que han gobernado Grecia en los últimos 37 años. El voto de confianza al gobierno remodelado ha conseguido un plazo limitado de tiempo, postergando su inevitable colapso. Al ofrecerse a dimitir el miércoles por la mañana y, tras ver rechazada su oferta, ofrecer por la tarde el liderazgo de facto del partido y el gobierno a Evangelos Venizelos, su enconado enemigo dentro el partido, Papandreu se ha convertido en un "hombre muerto caminando". Aunque la mayoría de los comentaristas creen que el país, prácticamente en bancarrota, debe declarar suspensión de pagos y negociar una reducción substancial de la deuda, el gobierno sigue insistiendo en que se pagará hasta el último céntimo.
Síntagma se ha convertido en la plaza Tahrir a cámara lenta. Se trata de una revuelta pacífica, democrática, que era más fácil de iniciar puesto que es menor el miedo a una represión brutal, pero será más difícil de completar, ya que se enfrenta al enorme poderío de la Unión Europea y del capital financiero global. Ahora que los indignados han cambiado las reglas del juego político, tal vez sea hora de revisar algunos hechos básicos que se han visto gravemente tergiversados.
1. El rescate de Grecia no es un regalo ni una subvención sino un préstamo a un alto interés. Una cosa crucial es que los fondos de rescate no se utilizan para pagar sueldos de los funcionarios ni las pensiones sino para pagar la deuda en manos de los bancos alemanes y franceses. Según estimaciones del FMI, Grecia pagará 131.000 millones de euros en pagos de refinanciación e intereses entre 2009 y 2014, mucho más de lo que supone el préstamo de rescate inicial de 110.000 millones de euros. Como por arte de magia, los trabajadores alemanes y franceses se ven obligados a rescatar a sus bancos nacionales, no directamente como en los rescates bancarios de 2008-2009, sino por mediación de Grecia, que inevitablemente se convierte en blanco de ataques populistas. Al gobierno griego, por otro lado, se le ordenó provocar una crisis económica y social inimaginable en Europa Occidental en tiempos de paz para poder de recibir los préstamos.
2. Este castigo sin precedentes llevó al aumento de la deuda y a una depresión económica permanente. Los gobiernos europeos proponen ahora que se ofrezca un segundo préstamo, si Grecia acepta un conjunto aún más odiosos de medidas y vende las joyas de la familia. La aceptación de estas medidas ha sido una condición previa para el pago de la quinta entrega del rescate inicial.
Esto supone un chantaje digno de un usurero clandestino. El plan de privatización incluye la venta del 17% de la empresa pública de electricidad, la sala de máquinas del crecimiento, lo que eliminará la participación mayoritaria del Estado. De acuerdo con el nuevo plan, se asignarán emisarios extranjeros a los principales ministerios, así como a la sociedad creada para privatizar la riqueza pública. El valor de mercado de esta participación es sólo de 400 millones de euros, debido a la caída bursátil. Sin embargo, la corporación es dueña de quince centrales de energía y el presupuesto para una nueva central a punto de construirse es de 1.300 millones de euros. Esta privatización de estilo post-soviético transferirá valiosos recursos públicos a manos privadas.
3. La pérdida de soberanía económica va acompañada de ataques sin precedentes contra la integridad política y legal del país. Los inspectores del FMI y la Unión Europea visitan el país de forma base regular, examinan los registros y dictan la política. De acuerdo con el nuevo plan, los emisarios extranjeros serán asignados a los ministerios principales y administrarán las empresas que privatizarán la riqueza pública. La capitulación del gobierno no es suficiente. Las autoridades europeas exigen que todos los partidos políticos acepten las nuevas medidas de austeridad antes de pagar la próxima cuota del préstamo. Surge a hurtadillas un nuevo tipo de colonialismo en el que las élites de Bruselas tratan al sur de Europa como pobres indignos o súbditos coloniales que han de ser reformados y civilizados.
A pesar de ser un pequeño país periférico, Grecia tuvo desde el principio un valor simbólico especial para el proyecto europeo. El término "Europa" es griego, mientras que la clásica polis o ciudad-estado dio lugar a la democracia, la ciencia y la filosofía, y le dio su nombre a la política. La significación simbólica fue una consideración importante en la decisión de admitir a Grecia en la UE en 1981, pese a la brecha existente entre su economía y las economías de su núcleo central en el norte. Pero esos eran los días en que la visión de una unión de solidaridad social y prosperidad todavía estaba viva. La visión de hoy promueve un disciplinamiento neocolonial de la población.
El pueblo griego y la democracia se han convertido en víctimas sacrificiales semejantes a la heroína de Eurípides en Ifigenia en Áulide. Ifigenia debe ser sacrificada por su padre Agamenón para aplacar a los dioses iracundos y enviar viento a las velas de la flota griega en su ruta hacia Troya. En el entorno contemporáneo, los dioses codiciosos son los mercados de bonos con las agencias calificadoras de crédito como sus obscuros sacerdotes. Salvar a los bancos a expensas de la gente es el objeto del sacrificio, y las ganancias sin límites del capitalismo, la Troya contemporánea. Ifigenia sobrevivió finalmente, milagrosamente rescatada por una misteriosa nube, que la substituyó por un ciervo.
En la moderna tragedia griega, la salvación sólo puede provenir de la mágica "nube" del demos que protesta ocupando Síntagma y muchas otras plazas desde hace un mes. Situados justo debajo del parlamento, la multitud de Síntagma se ha convertido en la cámara baja o parlamento de la gente común, enfrentada a una cámara alta paralizada y añadiendo la participación popular al desfalleciente principio de representación.
Las leyes de Atenas iban precedidas de la frase Edoxe te bule kai de demo, "Es la considerada opinión del parlamento y el pueblo". El martes y el miércoles, los dos se verán enfrentados, conforme el demos, con la ayuda de una huelga general de dos días, trate de convencer al Parlamento de que no promulgue el nuevo tramo de medidas. Cualquiera que sea el resultado, la democracia directa ha vuelto a su lugar de nacimiento y está cambiando el significado de la política. Los últimos días han demostrado que una multitud de ciudadanos libres y decididos pueden resistir con éxito a fortísimos poderes. Esta es la promesa y la esperanza que Atenas ofrece a Dublín, Lisboa y Londres.
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[1] Amartya Sen, "It isn´t just the euro. Europe´s democracy itself is at stake", The Guardian, 22 de junio de 2011
[2] Jürgen Habermas y dieciocho firmas más, “The EU needs leadership, not repeated doses of austerity”, carta en The Guardian, 22 de junio de 2011
[3] The Global Social Crisis – Report on the World Social Situation 2011, estudio de Naciones Unidas coordinado por Jomo Kwame Sundaram, Vicesecretario General.
Costas Douzinas es profesor de Derecho en el Birkbeck College de la Universidad de Londres. Entre sus libros están The End of Human Rights y Human Rights and Empire. Petros Papaconstantinu es columnista del diario Kazimerini.
Tomado de Sin Permiso
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