lunes, 16 de noviembre de 2009

China y EE.UU. hacen fracasar cumbre del clima en Copenhague

China y Estados Unidos, los dos países más contaminantes del planeta adelantaron en Singapur, en el marco de la cumbre Asia-Pacífico, el fracaso de la conferencia mundial del clima que se celebrará el próximo mes en Copenhague. El adelanto del resultado de esa cumbre, considerada clave por gobiernos y mercados, coincidió con la llegada del presidente Obama, a China, en la escala más importante de su gira por Asia. El fracaso de esta cumbre fue oficializada por el primer ministro de Dinamarca, Lars Lokke Rasmussen, quien muy diplomáticamente anunció que se postergarán los acuerdos legalmente vinculantes hasta el 2010, o más adelante.
"Dado el factor tiempo y la situación de los países individuales, nosotros debemos, en las próximas semanas, concentrarnos en lo que es posible y no dejar que nos distraiga aquello que no es posible. El Acuerdo de Copenhague podría finalmente ordenar la continuación de las negociaciones legales y establecer un plazo para su conclusión", dijo Rasmussen.

En los hechos, Estados Unidos y China siguen siendo las dos potencias que traban un acuerdo mundial.

Por un lado, pese a que ha expresado su intención de avanzar en esta materia, el presidente Obama, no quiere firmar ningún acuerdo que, como ocurrió con el del Protocolo de Kyoto, suscrito por Bill Clinton, no sea después refrendado por el Congreso. Y China no está dispuesta a tomar metas para reducir sus emisiones de dióxido de carbono que no sean acompañadas por Washington.

En síntesis, lo que se buscará es llevar adelante el llamado “acuerdo en dos etapas”, que consiste en hacer en Copenhague una mera declaración de intenciones, pero postergar los compromisos obligatorios para más adelante. Este acuerdo daría espacio para respirar al Senado de Estados Unidos para que apruebe una ley de cotas de díoxido de carbono, permitiendo que el Gobierno de Obama presente una meta para el 2020.

Obama llegó ayer a Shanghai, en la escala de su gira por Asia que comenzó el jueves pasado. La agenda de negociaciones con el gobierno chino será compleja, centrada sobre todo en el equilibrio comercial entre ambas naciones, y la devaluada divisa china, el yuan, que abarata sus exportaciones. Este no será un punto fácil para Obama luego que los funcionarios chinos se mostraran molestos por la presión por el yuan y respondieran que las bajas tasas de interés de Washington fomentan la especulación en mercados en el extranjero y amenazan la recuperación económica mundial.

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